Con un cuidado trabajo estético, la reconocida modelo y empresaria estrenará por Paramount+ una serie documental que repasa su vida profesional y muestra aspectos desconocidos de su intimidad personal
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Relojes y varios globos terráqueos predominan en la escenografía que preparó Paramount+ para la charla con Valeria Mazza, que tiene como motivación la presentación de un documental sobre su vida. Esos objetos delimitan, en gran medida, la transversalidad que define a la modelo y empresaria argentina con trascendencia internacional.
“No soñaba de chica con ser famosa y viajar por el mundo, pero me tocó. Por eso siento que, cuando se es joven y no se tiene claro qué camino tomar, no hay que dejar de prepararse, ser siempre curioso y tener los sentidos alertas, porque nunca se sabe cuándo llegará la oportunidad. A mí me llegó y me aferré con uñas y dientes”, dice a LA NACION la estrella elegida por diseñadores como Giorgio Armani, Gianni Versace o Salvatore Ferragamo.
El domingo 8 de octubre, la plataforma Paramount+ estrenará Valeria Mazza, un sueño dorado, serie documental que desandará el camino profesional y aspectos más íntimos de una de las personalidades más representativas del mundo del diseño, siendo la primera modelo latinoamericana en lograr repercusión a nivel internacional y jugando de local en ciudades referenciales como Nueva York, Milán y París.
El primer episodio de la serie biográfica también podrá verse el domingo a partir de la medianoche, por Telefe.
En la primera entrega se la ve a Valeria Mazza nadando, una afición que la acompañó en Paraná, la ciudad donde transcurrió su infancia y adolescencia, y que se convierte en una metáfora muy simbólica de empeño, sacrificio, resistencia y resiliencia. “Siempre puse en práctica todo lo aprendido en la pileta, me sirvió para sobrevivir en este mundo”.
La ‘mesa chica’
Ver a la estrella despertar a sus hijos Balthazar, Tiziano, Benicio y Taína o en la intimidad de un momento junto a su marido, el empresario Alejandro Gravier -el hombre que también es responsable de la construcción profesional de su mujer- son puntos altos del entramado del relato ya que permite encontrar la intimidad detrás del personaje público.
La serie documental cuenta también con testimonios de Donatella Versace, Giorgio Armani, Mario Testino, Benito Fernández, su agente Cory Bautista, Paul Marciano, Antonio Banderas, Mirtha Legrand, Walter Looss -fotógrafo de Sports Illustrated-, Diane Smith -editora de Sports Illustrated-, y la “mesa chica” de sus afectos conformada, además de por su esposo e hijos, por su madre Mónica y su padre Raúl, su hermana Carolina, sus amigas de la infancia, su entrenador de natación Luis Díaz y Daniel Parserisa, la persona que descubrió en ella todo su potencial.
“Una vez que empezás a conocer el mundo, querés más. Hay tantas cosas lindas para ver y conocer; uno va aprendiendo en ese encuentro con diferentes idiomas y culturas, todo te va enriqueciendo”, afirma Mazza, que luce radiante a primera hora de la mañana, momento en el que se realizó esta entrevista en un amplio salón de un hotel ubicado en el corazón de Puerto Madero. “Cuando conocés el mundo, te volvés más empático y menos prejuicioso y discriminador del otro”.
-¿Te has sentido juzgada en muchas oportunidades?
-Sí. En primer lugar, eso tiene que ver con mi trabajo, que es exponerse. El cuerpo es la herramienta, entonces, desde los comienzos, me he sentido juzgada y muy intimidada por la mirada ajena. Cuando comienza el reconocimiento, al tratarse de una actividad expuesta, la gente tuvo derecho a opinar. Lo entiendo y lo acepto, aunque creo que la opinión tiene que ser con respeto.
-No te cerrás a la opinión adversa.
-La crítica puede ser buena y constructiva, me ha servido para crecer y aprender.
“Me obligaban a comer ciertas calorías por día”
“Un cuerpo saludable es una excelente tarjeta de presentación. Las ideas y la inteligencia son lo que importa, pero si tienes un cuerpo saludable, es mejor”, dijo, alguna vez, el diseñador Giorgio Armani. Algo de eso marcó los modos con los que Mazza entabló el contacto con el medio y el público.
-En relación con tu físico, en un tramo del documental decís “soy de las que se tuvo que cuidar”.
-Sí, hay personas que, por naturaleza, tienen otro metabolismo; son de contextura flaca y no precisan cuidarse con las comidas. A mí siempre me costó muchísimo mantener el peso. Llegaba a lugares donde me exigían bajar de peso, centímetros, era un agobio. Además, cuando nadaba, tenía una rutina de alimentación propia de una deportista, me obligaban a comer determinadas calorías por día. Cuando dejé, seguí con esa rutina y crecí un poco.
Se ríe pensando en esa etapa donde su cuerpo se convertía en un escollo para sostenerse en una actividad que demanda delgadez extrema, en muchos casos poniendo en riesgo la salud. “Luego encontré un equilibrio. El cuerpo era mi herramienta de trabajo, una actividad que me hizo conocer a un montón de gente muy destacada en lo suyo. Uno de ellos es Julio Bocca, un gran amigo, que siempre ha tenido una vida muy sacrificada, tanto como un deportista”.
-Lo asociás al mundo del modelaje.
-Lo veo de esa manera. La exigencia me ha permitido mejorar y llegar a determinados lugares, pero el límite siempre es la salud.
-Siempre se te vio muy sana y ese es un gran mensaje.
-Desde muy chica tuve conciencia de la repercusión pública de lo que yo decía, de entender que podía ser escuchada por mucha gente, sobre todo por jóvenes. Siempre me cuidé qué decir, tratando de no perder naturalidad, pero controlando el mensaje, porque, cuando se es joven, se es muy permeable a lo que se escucha. Hoy, ya siendo madre, estoy muy pendiente de las redes sociales que suelen ser peligrosas para los chicos, que son vulnerables, no saben discernir la información.
-Entonces, ¿cómo articula todo eso con tu trabajo, tus opiniones y el ideal en torno al físico?
-Siempre dije que trabajaba con mi cuerpo, entonces me cuidaba con dietas, hacía gimnasia, pero que la salud era lo más importante.
-En la serie te referís a qué significa tener todo al alcance de la mano, tanto lo bueno como lo malo, que también habrá estado muy cerca.
-Muy cerca… había acceso. Era llegar a un lugar y tener todo lo que se quisiera, pero, nunca me gustó jugar con fuego. ¿Para qué coquetear con cosas con las que no quería tentarme?
En uno de sus testimonios en Valeria Mazza, un sueño dorado, argumenta que su vida era muy cauta, de confinamiento en hoteles que la cobijaban luego de largas jornadas de trabajo. “Me era difícil la vida social, siempre fui muy tímida. Las relaciones me costaban, entonces cumplía con mi trabajo y regresaba a mi habitación del hotel feliz de la vida, aprendí a convivir muy bien con la soledad”.
-Supiste preservar tu vida personal.
-Hoy estamos todos comunicados, durante todo el día. No lo entiendo muy bien, ¿cuál es el límite? Por eso, en el documental, me gusta hacer hincapié en que se puede armonizar el mundo laboral con la mujer, la mamá, la hija, roles que me encantan y no quiero dejar. Mi trabajo es público, pero desde el momento en el que estoy en mi casa, cuelgo lo zapatos y soy ama de casa, mamá, amiga, hija, esposa. No quiero dejar ninguno de esos roles, me encantan.
Nadar, una metáfora
-El agua aparece recurrentemente en la historia. ¿Sos de las que se tiran a la pileta sabiendo que está llena?
-Sí, soy de testear previamente. Si me comparo con mi marido, que es mi gran compañero, y es una persona de estudiar, pensar, mirar las diversas alternativas desde lo analítico, yo soy un poco atolondrada, aunque siempre voy a poner el piecito para ver si hay agua y que no esté tan fría.
-No es zona de confort, sino de precaución.
-Es precaución, pero, a veces, me gusta tirarme con la pileta no tan limpia y tener que nadar con camalotes, como hacíamos en el río, algo que puede hacer más divertido el camino, depende cómo te lo tomes.
-Nadar entre camalotes es todo un aprendizaje, ¿hubo camalotes muy duros en la vida?
-Sí, hubo de todo tipo, pero siempre tuve a la familia y a los amigos muy cerca, con quienes pude compartir tanto lo bueno como lo malo. En el documental digo que está muy bien tener un hombro donde llorar, pero también está bueno compartir las cosas buenas. A veces, estaba sola en algún lugar del mundo y me confirmaban que iba a hacer algo que había soñado mucho y no tenía con quién compartir esa alegría. Cierro los ojos y me veo caminando por la Quinta Avenida, de Nueva York, llena de felicidad, diciendo: “¿Qué hago?”.
-Entonces…
-Me iba a la agencia y mandaba un fax a Buenos Aires para contar lo bueno que me había pasado. Es tan importante en la vida tener con quien compartir todo.
-Emulando al documental, tu gran sueño dorado ha sido formar una familia y lo has conseguido con creces.
-Sí, siendo acuariana soy muy soñadora. La gente, conociendo mi carrera, puede creer que mi sueño dorado es ese, pero, en realidad, siempre ha sido la familia y hoy es algo de lo que estoy orgullosa de la mamá que soy, de los hijos que tengo.
Distanciada
-En la serie mencionás al peluquero Roberto Giordano, con quien te iniciaste, hoy alguien que no es nombrado por mucha gente; y también te referís al representante de modelos Pancho Dotto, de quien estás distanciada. Es interesante que no hayas borrado esos nombres de la narrativa de tu historia.
-Traté de abrirme y contar mi historia y ellos son personas que han sido importantes para mí. Roberto, más allá de lo que haya pasado en su vida y que haya gente que lo pueda juzgar, fue la primera persona que me dio la posibilidad, me vio en Paraná y me invitó a venirme a Buenos Aires. Mirtha Legrand, que estaba junto a él, siempre dice que, cuando Roberto la consultó, ella también coincidió con su opinión. Al poco tiempo de estar en Buenos Aires, Pancho se convirtió en mi primera agencia, él siempre tuvo el don de descubrir a una futura modelo, porque las chicas no llegan igual a lo que se convierten.
-Están distanciados.
-No diría que estoy distanciada, la vida nos ha llevado por diferentes caminos. De hecho, lo invité a la presentación del documental, le envié un mensaje y me respondió “te quiero como a una hija, lo sabés”. No tengo ningún problema con él, fue él quien apareció de manera pública diciendo determinadas cosas que le molestaban, espero que las pueda resolver.
El país
-El 4 de junio del año pasado, tu hijo Tiziano Gravier sufrió una agresión a la salida de un boliche rosarino. Sos una mujer que viaja permanentemente por el mundo, algo que permite tener una perspectiva amplia en muchos temas, como el de la seguridad ciudadana. Más allá de eso, y en términos generales, ¿cómo ves a la Argentina en este momento electoral y qué esperás del país?
-Veo a la Argentina con bastante tristeza, por todo lo que estamos viviendo. Justamente, porque viajo desde muy chica y conozco muchos países, veo a la Argentina como un país tan rico, con muchas posibilidades, por eso me pone muy triste ver en la situación en la que estamos. Por momentos me enojo, me pregunto por qué el ser humano puede ser tan mezquino, poco solidario, vanidoso y que puede hacer cosas semejantes.
-¿A qué te referís?
-En la Argentina, si estamos como estamos, es por malas administraciones y decisiones de quienes han tenido el poder. Hace cuarenta años que vivimos en democracia y somos nosotros quienes les damos el poder, pero no lo han sabido usar para el bien común. Pero también veo a la Argentina con esperanza, porque sigo creyendo en el ser humano y que podemos hacer las cosas mejor y aprender de nuestros errores. Por otra parte, en la situación en la que estamos, la única manera para salir es trabajando todos juntos, con lo cual hay que generar consensos, ponernos de acuerdo en cuatro o cinco cosas esenciales como salud, educación, seguridad y justicia. Si nos pudiéramos poner de acuerdo en eso, iríamos para adelante.
-Cuestiones en las que nadie se opondría.
-¿Quién no quiere una buena educación pública y de calidad como la que tuvimos? Porque la tuvimos, no hay que inventar nada, esa es la gran diferencia de la Argentina. Apelo a la sensibilidad de quienes tengan el poder en poco tiempo, que piensen en cada uno de los argentinos. Necesitamos más que nunca que trabajen por cada uno de nosotros.
-¿Pensaste en el retiro?
-No, me encanta mi trabajo y me gusta trabajar. Cuando no se trata de exponerme, tengo las actividades de mis marcas de anteojos y perfumes; y tengo una cátedra en la Universidad de Palermo, en la carrera de Comunicación de Moda.
-¿Dictás vos misma las clases?
-Sí, aunque no es algo que hago semanalmente, sino varias veces por año.
-Así que no hay pensamientos en torno al retiro y sí multiplicidad de roles.
-Y te sumo a la ama de casa. No me gusta cuando una mujer ama de casa dice que no trabaja. Es un trabajo enorme, que ni nosotras mismas valoramos. La familia es la célula de toda sociedad, así que todo empieza en casa, en cómo educamos, en los valores.
-Siempre has sido una gran defensora de la familia.
-Cuando era joven, no entendía que una mujer no tuviera el deseo de ser madre, ya que, para mí, era algo muy fuerte. Me preguntaba cómo, con la bendición de poder dar vida, alguien no tenía ese deseo. Hoy, con cuatro hijos y con un camino recorrido, entiendo perfectamente que una mujer no quiera ser madre. Las mujeres no venimos a este mundo con la obligación de hacer uso de ese don. Ser madre o padre no es para todo el mundo, tiene que ser una elección, porque es un modo de vida para toda la vida, por eso respeto a quién no quiera serlo.
-Uno puede pensar que Valeria Mazza cumplió todo lo que se propuso, ¿cuál fue el “sueño dorado” que no lograste aún?
-Mi gran sueño dorado ya está cumplido y es la familia, pero siempre hay que tener objetivos nuevos y ganas de más, ya que eso te mantiene vida, curiosa, atenta.
-¿Cómo nació la idea del documental?
-Charlando con Alejandro (Gravier) pensaba que quería estar más cerca de la televisión, medio con el que he coqueteado. Barajando qué hacer, surgió la idea del documental, tenía que ver con el camino recorrido y dejar una huella. Además, no soy de pensar en balances, pero la serie nació como un deseo de hacerlo cuando cumplí cincuenta años, un número enorme.
-¿Harías un big show televisivo?
-Me interesan más las plataformas, hacer algo global y no estar peleando con el rating, siempre fui muy defensora de la libertad y la televisión, en un punto, implica estar siempre en un lugar y no poder viajar. Mis hijos están más grandes, así que hasta podría radicarme en otra ciudad durante algunos meses.
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