Una hija en la secta de Manson y un marido gay: los altibajos de la vida de Angela Lansbury
Seamos francos. Una serie inspirada en la figura de aquella Miss Marple nacida de la mente de Agatha Christie y, además, protagonizada por una veterana actriz a punto de cumplir 59 años, no parecía una apuesta segura para una cadena como la CBS. Sobre todo, teniendo presente que iba a emitirse semanalmente en un horario tan poco agradecido como los domingos a las 20:00 horas. Pero a pesar de ello, el 30 de septiembre de 1984, dos días después del estreno de Corrupción en Miami, decenas de millones de telespectadores se quedaron enganchados a la pequeña pantalla viendo el primer episodio de Reportera del crimen. El idilio, contra todo pronóstico, duró 12 temporadas, concretamente hasta el 16 de mayo de 1996. "Recibimos condolencias, incluso, antes de salir al aire. En el mejor de los casos esperábamos que fuera un éxito marginal", llegó a decir uno de sus creadores, Richard Levinson, a The New York Times.
Obviamente, gran parte de su triunfo se debió al carisma de la ficticia Jessica Fletcher, una profesora de inglés jubilada que, una vez se quedó viuda, decidió recorrer los Estados Unidos reconvertida en una astuta detective y escritora de novelas de misterio. Sin duda, el público de inmediato conectó con aquella empoderada figura a la que dio vida Angela Lansbury porque, tal como ella misma contó en el ya citado diario estadounidense, Jessica ante todo era "una mujer sincera y con los pies en la tierra", alguien que destacaba por su "extrema sinceridad, compasión y una extraordinaria intuición". "Nunca hubo sangre ni violencia. Y siempre había una conclusión satisfactoria para la novela policíaca. El rompecabezas estaba completo. Creo que eso es lo que la hizo tan aceptable para una audiencia generalizada", confesó del mismo modo en 2014 en el Daily Mail. De todos modos, visto ahora en perspectiva, lo que sorprende de esta historia es que la actriz británica no estaba precisamente en las quinielas iniciales para interpretar a este icónico personaje. En un primer momento se barajó la idea de fichar a Jean Stapleton, una cara de lo más conocida en la CBS por su participación en All in the family. Y hasta se llegó a pensar en Doris Day porque era el brazo derecho de uno de los productores.
Lansbury, que por entonces había sido nominada hasta en tres ocasiones al Oscar y, desde tiempo antes, triunfaba en los escenarios de Broadway, en un principio no trabajaba pensando en hacer carrera en la televisión. «Un ejecutivo me lo propuso hace cinco o seis años. Me llevó a cenar y me dijo si alguna vez quería hacerlo… Lo miré de reojo. Estaba en el teatro en Sweeney Todd. No podía imaginarme que alguna vez quisiera hacer televisión, pero llegó el año 1983 y no tenía ningún proyecto en Broadway, así que participé en una miniserie interpretando a Gertrude Whitney en Little Gloria… Happy at Last (una dramatización de la infancia de Gloria Vanderbilt). Luego me llegaron una gran cantidad de papeles para miniseries y comencé a sentir que la audiencia de la televisión era muy receptiva conmigo, por lo que decidí que debía dejar de coquetear con ello y cerrar la puerta o decirles a mis agentes: ‘Estoy lista para pensar en series’", explicó ella misma a The New York Times.
Tras comunicar esa decisión llegó a su casa un sobre con dos guiones: uno de una sitcom y otro de lo que acabaría siendo Reportera del crimen. Sus agentes le recomendaron que se decantara por el primero, una comedia de situación cuyo título nunca hizo público. No obstante, al leer esas otras páginas, se enamoró del personaje de Jessica Fletcher y, todo sea dicho de paso, de la suculenta retribución económica que aquello implicaba. "Fui a la televisión para ganar algo de dinero porque no se gana dinero en el teatro y no se gana dinero con una película ocasional", agregó al respecto en 2018 en Star2.com. "Crear el personaje de Jessica Fletcher me llevó varios años. Comenzó siendo un poco ingenua, pero finalmente la convertí en una mujer de mi edad y mi intelecto. Creo que eso es lo que la hizo un personaje tan atractivo para el mundo, porque era alguien que podían entender y hacer parte de sus vidas», agregó en esa misma entrevista.
Más allá de en el terreno profesional, la serie volvió a llenar de ilusión a Lansbury. Su biografía, no cabe duda, había estado marcada por una serie de acontecimientos que no pueden pasarse por alto. En 1945, por ejemplo, se casó con el actor Richard Cromwell y al poco tiempo descubrió que era gay. En 1949, tras dar el sí quiero al agente Peter Shaw (su marido hasta 2003, la fecha en que él falleció), parecía que la vida al fin le sonreía, pero de pronto se vio batallando contra la adicción a las drogas de sus dos hijos en común, Anthony y Deidre. Para acabar de complicarlo todo más, a finales de los sesenta, Deidre, siendo una adolescente, también cayó bajo el embrujo del enemigo público número uno de Estados Unidos, el mismísimo Charles Manson.
En 1970, aprovechando que su casa de Malibú se destruyó por completo por culpa de un incendio forestal, tomó la decisión de poner tierra de por medio y trasladarse junto a los suyos hasta la tranquila ciudad de Cork, Irlanda. Allí, alejada voluntariamente de los focos, puso un stop momentáneo en su carrera y reparó todos los problemas de su familia. "No tengo ninguna duda de que hubiéramos perdido a uno o a ambos si no hubieran sido trasladados a un medio completamente diferente, la simplicidad de la vida en Irlanda. Al final encontramos a un médico que les recetó metadona, un sustituto de la heroína, que ayudó con los síntomas de abstinencia que Anthony y Deidre sufrieron cuando dejaron de consumir drogas duras. Tuvimos mucha, mucha suerte de haber visto lo que estaba sucediendo justo a tiempo", confesó sobre su particular drama.
Volviendo Reportera del crimen, llama muchísimo la atención que Lansbury nunca se alzase con un Emmy. Durante su emisión estuvo nominada cada año, pero hasta en 12 ocasiones fue humillada yéndose de la gala con las manos vacías. Sí, ganó cuatro Globos de Oro por meterse en la piel de Jessica Fletcher. Sin embargo, aún hoy en día, lo del Emmy le sigue causando dolor. Así lo hizo saber en 2017 a Radio Times: "¡Me enojó! Simplemente no cuadraba en absoluto en Hollywood. En el resto de los Estados Unidos la serie era enorme, pero no en Hollywood. No, no, no, no querían saberlo. No estaba molesta… bueno, lo estaba, de verdad. Me irritó. No puedo decir que no". Con o sin estatuillas, lo importante del asunto es que décadas después de que los directivos de la CBS cancelaran la serie todavía seguimos hablando de ella. Al fin y al cabo, eso es lo que importa.
© El País, S.L.
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