Un día en la vida de Luli Fernández: la tele por la mañana, juegos con Inda por la tarde y mil proyectos
La modelo y conductora reparte sus horas entre su trabajo en Socias del espectáculo y en redes sociales y la crianza de su hijo de 3 años, Indalecio, siempre sin descuidar la relación con su marido
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Pensó que el año iba a ser laboralmente diferente, pero la propuesta de sumarse a Socios del espectáculo, en las mañanas de eltrece, la sorprendió gratamente y la empujó a aceptar el desafío. Luli Fernández es una mujer muy dulce, de buena conversación, divertida y apasionada. Modelo, conductora y ahora panelista, se animó a compartir con LA NACION, un día cualquiera en su vida. Mamá de Indalecio, de 3 años y casada con el abogado Cristian Cúneo Libarona, Luli trata de combinar la maternidad y la vida familiar con su trabajo. Y parece que le sale muy bien.
Aunque las rutinas pueden variar, claro, Luli suele levantarse temprano, a las 6.30. “Si bien me peinan en el canal, yo me maquillo sola porque lo disfruto mucho”, aclara. “Avanzo con los ojos y cuando termino, generalmente, Inda ya se despierta y desayunamos juntos. La mayoría de las veces lo cambia el papá para ir al jardín, y si no me ocupo yo. Alrededor de las 8.45 lo llevo al jardín y sigo para el canal. Inda se queda hasta las 12.15, feliz de la vida, y al mediodía lo busca mi mamá y se ocupa de darle de comer porque yo termino a las 13. Ahí voy directo a buscarlo”.
En esa vuelta a casa empieza la charla de madre e hijo, sobre las actividades del nene en el jardín. “Es muy charlatán, como yo, así que me cuenta todo, a qué jugó, si tuvo algún cumpleañitos. Dos veces por semana tengo una nanny que me ayuda durante dos horas, más o menos, pero la verdad es que estoy mucho con mi hijo, me gusta disfrutarlo, acompañarlo en cada etapa. El tiempo pasa muy rápido y quiero disfrutarlo. Mecho todo con mi trabajo que, más allá del programa, es bastante con marcas y redes sociales. Una vez a la semana Inda tiene un taller en el jardín y aprovecho para entrenar. Tengo todo muy cerca de casa, en Palermo. Es la manera que encontré de organizarme aunque quizá cambie los entrenamientos para primera hora de la mañana. Haber cambiado la rutina habitual que tenía hasta marzo pasado para sumarme a un proyecto de tele diaria me representó tener que barajar y dar de nuevo, pero fluyó muy bien”, se sincera.
Jugar a la antigua usanza
Ya en casa otra vez, Luli almuerza algo ligero mientras conversa con su hijo, que casi no duerme siesta. Y entonces llega la hora de los juegos. “Indalecio es un niño que no está expuesto a dispositivos electrónicos y a pantallas; lo entretenemos jugando y aunque demanda mucho más tiempo, es una decisión que tomamos con el papá y que estamos muy orgullosos de poder sostenerla. Obviamente ve algunos dibujitos, sobre todo los fines de semana, cuando está con los hermanos, pero lo bueno es que se entretiene jugando y no pide tablet ni celular” dice, satisfecha.
A Luli le gusta cocinar y, cuando puede, se hace cargo de las cenas. “Confieso que he mejorado mucho durante la pandemia. Antes era un queso absoluto pero de a poquito me voy animando-ríe-. La cocina requiere tiempo y por estos días no me sobra, pero cuando puedo hago recetas simples, sanitas pero ricas y lo comparto en mis redes porque muchas mujeres tienen poco tiempo: con esta nueva normalidad el día debería tener 30 horas, porque 24 no me alcanzan. Tenemos una autoexigencia muy alta y cubrimos todo”, reflexiona.
A trabajar sin culpas
Luli pasa gran parte del día con Indalecio pero también enganchada con el trabajo. Ella estaba a punto de aceptar ser parte de un programa diario en las mañanas de A24 cuando la llamaron para hacer Socios del espectáculo, y recalculó. “Me llamaron justo el día de mi cumpleaños, el 10 de febrero, cuando casi ya tenía cerrado el otro proyecto. Me tentó que tuviera un tono más relajado que el de las noticias, que son más hostiles. Nunca había trabajado con ninguno de mis compañeros de Socios pero me habían hablado muy bien de todos así que representaba un lindo desafío. Lo charlé con mi familia, con mi agencia y con mi booker, y acepté. Estoy feliz, me siento cómoda y me sorprendí porque en la primera reunión de trabajo les pedí que me tuvieran paciencia, que no sabía cuánta información iba a poder aportar y sin embargo, como la dinámica es tan variada, tengo acceso a la información y desde ese lugar aporto con mi propio estilo. Estamos contentos, cómodos y conformes, eso me da mucha alegría y satisfacción. Entonces, aunque el programa termina a las 13, yo sigo después hasta cualquier hora mandando mensajitos, buscando, haciendo. Somos un equipo sólido, compacto y nos complementamos. Voy a tener que ir regulando de a poco para equilibrar los tiempo y no estar permanentemente conectada, porque me genera adrenalina, ansiedad, estoy muy comprometida con mi trabajo, mi rol y con el equipo. Así que tengo que encontrar un término medio para no estar sumergida en el teléfono. Es el desafío diario y lo hablamos con mis compañeros siempre, porque hay que desconectar un poco de los teléfonos para estar más presentes en la familia, con los hijos. Trato de respetarme así que cuando estoy con Inda, es a full. Es parte de mi lección y de mi aprendizaje”, asegura.
Luli tenía apenas 14 años cuando fue participante de Super M, el reality de eltrece que fue trampolín para su carrera como modelo. Desde entonces, nunca paró. “Creo que cada cosa que hacés contribuye a construir el resultado del presente y hoy estoy muy conforme con mi actualidad, por lo tanto recuerdo con mucha armonía cada etapa que me tocó atravesar. Y la palabra agradecer está muy presente en mi léxico, porque ese sentimiento me acompaña siempre. Por ejemplo, cuando arranqué a laburar y no me alcanzaba el dinero para comprarme las sandalias o botas de Sarkany, Ricky confió y me los dio; lo mismo con los vestidos de Natalia Antolín para un evento, y yo recién arrancaba con un montón de sueños, de ideas y de proyectos. Siempre necesitas manos que te ayuden y te acompañen. Sigo trabajando con muchas marcas con las que estoy desde el comienzo y me gusta gestar esta cuestión de espíritu de equipo, porque cuando más brilla el de al lado, más brillás vos. Eso mismo sucede en Socios..., porque además tenemos dos capitanes que son generosos, nobles, buenas personas, como Rodrigo Lussich y Adrian Pallares, y la gente se da cuenta del otro lado de la pantalla. Llevo 20 años trabajando, pasé por todos los canales y todos los formatos y sigo aprendiendo. Me gusta la conducción, la comunicación y mi objetivo es seguir transitando este camino para, en algún momento, volver a mi rol de conductora”.
Lo importante es la familia
El rol que más disfruta Luli es el de mamá “y trato de ejercerlo con responsabilidad y sin culpa”, sostiene. “Volví a trabajar cuando mi hijo tenía un mes y siempre fui súper activa, y con la idea de que traer un hijo al mundo no iba a condicionarme o limitarme en otros proyectos. No quiero relegar anhelos personales y desde el comienzo traté de ser muy clara con mi marido y conmigo misma, porque quiero seguir trabajando, potenciando mis redes sociales, generando contenidos, creciendo. Haber tenido a Indalecio no me limitó, al contrario, lo incorporé y aparece en mis videos de cocina, de maquillaje, porque es lo que nos pasa a todas las mamás. Intento vivir mi maternidad sin culpas y cuando tengo que irme y mi hijo me pide que me quede, me da cosita, pero inmediatamente reseteo y entiendo que esto nos hace bien a todos”.
Hace diez años que Luli está en pareja con el abogado Cristian Cúneo Libarona, con quien se casó el 21 de noviembre de 2014. “En mi rol de esposa también trato de acompañar. La clave que define un vínculo sólido y profundo como el que tengo con mi marido es acompañar, estar, sostener, caminar juntos de la mano en cada etapa que nos toque atravesar. Él tiene cuatro hijos más, y haber nucleado la familia y compatibilizar todo es un mapa medio complejo pero lindo. Hoy no me imagino la familia sin que sea así, con sus hijos, nuestro hijo, nuestros perros. Esa complejidad funcionó en nuestro caso e hizo que la ecuación nos diera un buen resultado y podamos seguir adelante, creciendo y cultivando cada vez más la relación. Tenemos muchos proyectos juntos y eso nos entusiasma: nos estamos haciendo una casa cerca del mar, que es el gran sueño de mi marido, y yo lo acompaño. Es la clave para que las relaciones funcionen, darte la mano y transitar juntos la vida en el sentido más literal, con diferentes etapas, pero siempre juntos”, promete.
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