Un año sin Silvina Luna: los recuerdos de sus amigas, el dolor que vivió y el sueño que le faltó cumplir
Las modelos Victoria Rodríguez y Milca Gili casi no se conocen entre sí, pero tienen algo en común: las dos fueron muy cercanas a la ex Gran Hermano; en diálogo con LA NACIÓN, destacaron su autenticidad, su poder de escucha y el camino espiritual que la ayudó a afrontar todo lo que vivió
- 8 minutos de lectura'
“Venimos a ser”, había escrito Silvina Luna en la descripción de la cuenta de Instagram Simple y Consciente, (el espacio en el que compartía reflexiones sobre la vida y cómo encarar adversidades) y así la recuerdan sus mejores amigas, aquellas personas que la conocieron. Inquieta y determinada, buena confidente a la hora de prestar un oído y con la palabra justa para dar un consejo, alegre e introspectiva. Mañana se cumple un año de su muerte y su partida prematura, luego de años de luchar contra un problema de salud (una insuficiencia renal presuntamente ocasionada por los productos que le inyectó Aníbal Lotocki), dejó un vacío en quienes la conocieron.
Victoria Rodríguez y su melliza Soledad conocían a Silvina del medio, pero fue cuando compartieron elenco en el ciclo La peluquería de Don Mateo, que afianzaron su relación. “Teníamos 22 años más o menos y a esa edad lo que más nos gustaba era compartir desfiles en el interior y salidas, ir a comer y quedarnos a dormir en la casa de la otra, era todo diversión y no había preocupaciones”, recuerda la exmodelo en diálogo con LA NACIÓN sobre sus primeros años de amistad a la vez que la define como “una chica que vivía a pleno, visceral y enamoradiza”.
A ellas tres se le sumaban al grupo de amigas Analía Reina, Estefanía Prieto y Bárbara Covelo. Aún tienen el chat de WhatsApp que compartían con Luna, donde siempre la recuerdan. “Como ella no tenía casi familia biológica, éramos todas muy unidas”, cuenta Victoria y aunque no habla por el resto, sabe que todas comparten el mismo sentimiento. Es difícil hablar, se remueven recuerdos que a veces son “bloqueados para no caer”, el mundo sigue girando, pero la fecha se acerca y aunque cueste, ellas saben que es lindo que se siga hablando de “Sil”, como cariñosamente la llamaba. La acompañaron durante su última internación, que duró más de tres meses: “Nos turnábamos para cuidarla, yo vivo en Mar del Plata y viajaba cada vez que podía y tratábamos de cumplirle algún deseo, llevarle algo rico para comer por ejemplo, que no se podía, pero era un gustito y acompañábamos a su hermano Ezequiel”.
Desde que Luna alertó que algo pasaba en su cuerpo hasta sus últimos meses, cuando tuvo que comenzar a someterse a diálisis, pasaron unos 11 años. A la vez que el dolor físico aumentaba, se acrecentaba también su trabajo interno y espiritual, lo que le permitió irse en paz: “Eso la ayudó a cambiar ciertos aspectos que quería mejorar, pero era auténtica, buena amiga, siempre estaba en los detalles. Ella no estaba enojada con lo que le estaba pasando, su camino la ayudó a aceptar, se hizo cargo y no estaba enojada con la vida, tenía momentos de tristeza, pero mirando para adelante con una sonrisa y con fuerza”.
Sobre el desenlace, Victoria cree que la ex Gran Hermano no lo imaginó: “Una de las últimas veces que la vi hablamos sobre qué se iba a poner en el casamiento de mi hermana que era en diciembre, era su ilusión y nunca pensó que no llegaría... no sé internamente, pero le ponía mucha energía al tema de su salud, a tomar lo que tenía que tomar y hacer lo que tenía que hacer para salir adelante”. Amaba lo que hacía, desde subir a un escenario o pasar música, hasta viajar o escuchar a sus amigas, lo que quería y se proponía lo hacía sin dudar, según cuentan sus allegados. Sin embargo, hay un deseo que le quedó pendiente: “Tener hijos. No fue así, tristemente no lo pudo cumplir, pero tampoco estaba mal por eso, estaba enfocada en curarse y tratarse, eso lo había postergado para tener una mejor calidad de vida porque era incompatible la maternidad en ese contexto”.
¿Cómo era Silvina? “Vivió una vida muy intensa, hacía lo que le dictaba su corazón, seguía su instinto, estudiaba, era camaleónica, curiosa e iba para adelante. Sil era el pilar más importante del grupo, la más divertida y ocurrente. El grupo quedó apagado y pensamos tendría que estar, sentimos su ausencia, su voz, su risa. Siempre le pasaban cosas y tenía historias para contar”. Una de las cualidades que más destaca, era su habilidad para escuchar y dar “consejos sanos”: “Tenía una cabeza muy abierta y sin prejuicios, te alentaba a hacer lo que sentías y a luchar por tus sueños y lo hacía con su propia vida”. Atenta a la hora de prestar un oído y sabia a la hora de hablar, la define como esas personas que “saben cultivar la amistad”, no solo amiga de sus amigos, sino también cariñosa con los hijos de estos, anfitriona y sensible. Por eso, a un año de su partida, ante un problema o duda la evocan. “Pensá qué te diría ella”, se repiten y es también una forma de mantenerla presente.
“Ella siempre está, en algún regalo que le hizo a mi hijo, en alguna foto que me recuerda Google o en el sueño de alguna de las chicas. Fue tan injusto y triste el sufrimiento, los dolores... sentía dolor en su cuerpo y en una chica tan joven, tan linda, con tanta vida, tan hermosas”, agrega intentando no quebrarse. Mañana (sábado 31 de agosto) habrá una misa en su honor a la que Victoria no podrá asistir, pero su amiga estará en sus pensamientos, en su corazón y en sus oraciones: “Yo rezo y siempre está, deseo que esté bien, trascendió este mundo y da la sensación de que está en paz, porque sufrió tanto que ahora está descansando con sus papás”.
Milca Gili y Silvina se conocieron por amigos en común y se hicieron amigas hace poco más de una década, las unieron sus valores y su historia: una de Rosario y otra de San Nicolás, ambas “solas” (sin familiares) en Buenos Aires. La modelo, que actualmente vive en Italia, vio muy pocas veces a Victoria, son de distintos grupos. Sin embargo, sus palabras a la hora de describir y recordar a la actriz, parecen calcadas.
“Era inquieta, tenía mucha garra, siempre estaba con proyectos y pensando qué hacer. Era la persona que te decía la palabra justa, que siempre tenía una sonrisa hermosa y era muy compañera, hiciera lo que hiciera, siempre tenía un segundo para mirar al costado y ver cómo estabas”, cuenta Gili a LA NACIÓN. Juntas compartían charlas, viajes -”el de Marruecos fue el más loco”- y salidas. Su relación se afianzó aún más cuando la ex Gran Hermano la fue a visitar a Milán: “Cuando venía convivíamos y ahí te conocés y se ve el carácter, nos llevábamos bien, siempre funcionaba y si no, ella hacía que pareciera que todo estaba bien, hablaba con mucha dulzura, era divertida y cero dramática, nunca usó su condición de famosa, al contrario, escuchaba a todos y a todos les hablaba con amor”.
Aunque prefiere no pronunciar la palabra “espiritualidad”, ya que muchas veces está mal utilizada por moda, coincide con Victoria en que hay un camino que hizo su amiga para vivir bien durante su proceso: “Tenía un estilo de vida sano, de agradecer, de no hacerse problema y tener paz. Por sus adversidades, vivía con gratitud y lo demostró, eligió esa forma de vida y era auténtica. El enojo lo trabajó y lo transformó, hizo el curso de coaching y era muy buena para hablar, ayudar y escuchar”.
A Gili también le cuesta hablar, dudó si hacerlo o no. No hay consuelo ni palabras para la partida de un amigo: “Es antinatural”. Aunque no está físicamente, ella la siente cerca: “Sueño con ella y siento que hay una conexión, no quiero decir nada raro ni loco -aclara-, pero cuando alguien te deja una huella, sigue viviendo en uno, te marca el camino y te deja algo... es como cuando se van tus abuelos, te marcan y en el resto de tu vida, sabés qué los hubiera hecho felices, por ejemplo, y eso hace que de alguna forma estén”.
Para ella, Luna “no fue una amiga más” y asegura que por lo que le pasó y cómo lo afrontó “no era normal” y que le deja una enseñanza de vida especial para ella y para la sociedad: “Cuando estoy abrumada por algo, trato de pensar cómo lo vería ella y siento que me da una sabiduría especial. Era justa y sabía decir las cosas de una forma que llegaban. Sin dudas deja una huella. Ser feliz es un trabajo y una decisión, y ella lo decidió, más allá de todo”.
“No tengo mucho consuelo, el dolor sigue, tal vez un día se aplaque, pero hoy no”, dice e intenta no llorar. A más de once mil kilómetros de Buenos Aires, Gili está unida a la distancia con Ezequiel, hermano de Silvina, y el resto de los amigos que tienen en común y el sábado, como todos los días, la recordará.
Actualmente, el hermano de Silvina está haciendo un documental con la intención de dar a conocer la historia de la modelo. Aníbal Lotocki fue condenado a ocho años de prisión y diez de inhabilitación en la causa por lesiones que había iniciado la modelo junto con Gabriela Trenchi, Pamela Sosa y Stefy Xipolitakis. Además, está procesado por la muerte de su paciente Cristian Zárate. En los últimos días, Fernando Burlando dio detalles de la autopsia realizada a la ex GH y aseguró que “había una invasión masiva de metacrilato en sus órganos”.
Otras noticias de Silvina Luna
- 1
Florencia Peña: el precio de la fama, su amor-odio con Moni Argento y cómo la afectó haberse expuesto políticamente
- 2
Shakira reveló el sorprendente rol que desempeñó Chris Martin tras su separación de Gerard Piqué: “Él estuvo ahí”
- 3
“Imágenes perturbadoras”. Julian Lennon se sometió a una cirugía de emergencia por un cáncer de piel
- 4
Claudia Villafañe: su mejor rol, por qué no volvería a participar de un reality y el llamado que le hizo Diego Maradona horas antes de morir