Uma Thurman: la estrella de Hollywood que debió luchar contra el bullying, el acoso y las decepciones amorosas
Sin dudas, Uma Thurman es una de las actrices más taquilleras de Hollywood. Dueña de una gran trayectoria en la industria cinematográfica, su camino no ha sido fácil ni en lo profesional ni en lo personal. Su éxito en la gran pantalla supo convivir con algunos altibajos y fracasos sentimentales que, más allá de su repercusión, no lograron inmiscuirse en su carrera y su imagen.
Víctima de bullying, acoso sexual y de uno de los accidentes cinematográficos que quedarán por siempre en el recuerdo de los fanáticos, la protagonista de Tiempos violentos, Kill Bill y Los vengadores cuenta con un historial amoroso que incluye nombres de la talla de Gary Oldman, Ethan Hawke y Quentin Tarantino.
Luz, cámara… ¡amor!
Nacida en Boston, el 29 de abril de 1970, Uma Kuruna Thurman se crió en un ambiente multicultural gracias a sus raíces de origen escocés, irlandés y alemán. Su padre -profesor de estudios indo-tibetanos y el primer norteamericano en convertirse en monje budista- eligió su nombre en honor a la diosa india de la luz y la belleza, esposa del dios Shiva.
A pesar de su tendencia espiritual, su infancia y su juventud no estuvo exenta de problemas. Su excepcional estatura (mide 1,80 metros), su delgadez y apariencia desgarbada y sus pies de talla 43 llegaron a acomplejarla, sobre todo durante sus años en la escuela primaria. Sin embargo, Thurman supo revertir la situación y con los años se convirtió en referente de una nueva belleza que la llevó primero a posar como modelo y, después, a ganarse la vida como actriz de cine.
Su talento, sus rasgos exóticos y sus imperfecciones comenzaron a hipnotizar al público, a directores como Quentin Tarantino -que la consideró su musa inspiradora- y a algunos actores de Hollywood. Para fines de los '80, ya se la vinculaba sentimentalmente con Gary Oldman, a quien conoció en el set de Tiro de gracia, mientras visitaba al director Phil Joanou, su pareja por ese entonces.Los dos congeniaron enseguida, e incluso su ex llegó a decir que Oldman y Thurman estaban hechos el uno para el otro.
La pareja se casó en 1990, cuando ella apenas tenía 20 años, pero el matrimonio sólo duró dos años debido al poco tiempo que pasaban juntos a causa de sus apretadas agendas laborales. "Fue algo inmaduro y rebelde. Es infantil casarte con uno de tus primeros novios", reconoció la rubia cuando le preguntaron sobre los motivos de su repentino divorcio con el protagonista de El quinto elemento.
La química que Thurman lograba con sus compañeros en el set parecía traspasar la pantalla, ya que luego de su primer matrimonio se le adjudicaron varios romances con otros actores; muchos de ellos jamás blanqueados. Robert De Niro (con quien protagonizó Una mujer para dos, en1993), Timothy Hutton (con el que hizo Chicas lindas, en 1995) y John Cusack fueron algunos nombres con quien se la vinculó por aquellos años.
Su preferencia por los actores se confirmó cuando, en 1998, se casó por segunda vez con Ethan Hawke, su compañero en la película Gatacca (1997). Tras dos propuestas de matrimonio fallidas, Uma aceptó ya embarazada de su primera hija, Maya Ray. Durante casi seis años, supieron constituir una de las parejas más admiradas de Hollywood: jóvenes, bellos y exitosos, eran el epítome de lo cool y el "star system". Hasta se dieron el gusto de trabajar juntos en Tape (2001) y en Chelsea walls (2001), donde él la dirigió. En 2002, la felicidad se completó con la llegada de Levon Roan, el segundo hijo del matrimonio.
Sin embargo, un año más tarde, la aparición de fotos de Hawke besando a la modelo canadiense Jen Perzow en Montreal (lugar en el que, por ese entonces, el actor estaba filmando) alimentaron los rumores de crisis entre la pareja. Si bien Uma trató de salvar su matrimonio de todas las formas posibles, la continuidad del affaire terminó por quebrarla y, en septiembre de 2003 se separaron.
Mientras que el actor le echaba la culpa a que nunca pudieron conciliar sus trabajos con la vida familiar, Thurman confirmó la traición de su esposo en el El show de Oprah Winfrey: "Hubo algo de eso al final. Estábamos pasando por momentos difíciles y vos sabés cómo son las cosas y cómo la gente se comporta y cómo expresa su infelicidad."
Tras firmar el divorcio en 2005, el actor decidió pasar página con la niñera de sus hijos, Ryan Shawhughes; hecho que en cierta forma confirmó las sospechas de Thurman en cuanto a su infidelidad. "Mi primer matrimonio se desintegró debido a muchas presiones, ninguna de las cuales está siquiera remotamente conectada con Ryan", apuntó Hawke, quitándole responsabilidad a su nueva esposa, con la que tuvo dos hijos más.
A pesar de esto, Uma considera a Ethan como "una buena persona" y asegura que confía plenamente en él como padre. De hecho, es común verlos juntos apoyando a cada uno de sus hijos, quienes también han decidido seguir sus pasos en la industria de Hollywood. Mientras que Maya ya mostró su talento en Mujercitas, Stranger Things y fue elegida por Tarantino para participar de Había una vez... en Hollywood, Levon ha protagonizado algún que otro cortometraje y es el encargado de acompañar a su madre en las alfombras rojas y los eventos fashionistas de la gran manzana.
Fuera de los sets
Cansada de los fracasos y decepciones amorosas, Thurman decidió cambiar el rumbo de su corazón y decidió probar suerte fuera de los sets. Tras una breve relación con el hotelero neoyorquino André Balazs (con el que convivió durante dos años en Manhattan), la estrella anunció su compromiso con el financiero anglo-francés Arpad Busson, con quien tuvo a su tercera hija. Sin embargo, el matrimonio nunca llegó a concretarse y su "historia de amor" desembocó en una sucesión de disputas y desencuentros en los tribunales hasta 2017.
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Tras su separación en 2014, la batalla legal por la tenencia de la pequeña Rosalind Arusha Arkadina Altalune Florence "Luna" fue tapa de todos los portales del mundo. Fue el multimillonario (que tiene otros dos hijos de su anterior relación con la modelo australiana Elle MacPherson) quien decidió emprender el proceso judicial luego de acusar a la actriz de bloquearle los encuentros con su hija.
Mientras que Busson deseaba la custodia compartida, así como la posibilidad de viajar con Luna a Londres y a las Bahamas, Thurman deseaba limitar el contacto entre ambos y restringir las visitas en lo posible a la ciudad de Nueva York, argumentando que su ex cancelaba las salidas a último momento o la dejaba al cuidado de otras personas en vez de pasar tiempo con la menor.
A lo largo del proceso judicial, las audiencias se convirtieron en el escenario de ataques cruzados, en donde en más de una oportunidad se intentó empañar la labor de Uma como madre, insinuando que la actriz tenía "problemas mentales" o que era alcohólica.
Luego de una larga disputa, el juez los instó a terminar con sus diferencias por el bien de la menor y le concedió la custodia principal a la actriz, otorgándole al padre su derecho a las visitas mensuales. "Es fantástico que por fin se haya terminado todo esto", le comentó la artista al periódico New York Post a la salida de la Corte Suprema de Manhattan.
La musa de Tarantino
Se conocieron en 1992, en el festival de Sundance, y la conexión fue inmediata. Tras varios reveses laborales, el director la rescató en Tiempos violentos y sus dos celebradas secuencias, la del baile con John Travolta y la de la sobredosis de heroína. Su química fue instantánea, a tal punto de que la actriz, que tenía un gran complejo con sus pies, le permitió incluir un primer plano de los suyos en Kill Bill (2003).
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Juntos lograron formar unas de las sociedades más exitosas del cine moderno: Quentin Tarantino en la dirección y Uma Thurman en la actuación. Los que los veían filmar decían que más que actriz y director eran dos amigos trabajando juntos. Ella se convirtió en la musa de todas sus creaciones y verlos desfilar por las alfombras rojas de los festivales era moneda corriente. Cuando Tarantino fue premiado por NYFCC Awards, ella le entregó la estatuilla y le dijo: "Me devolviste cosas que creí que nunca volvería a tener: confianza y cariño, y lo aprecio".
Ahora bien, esta simbiosis dentro y fuera de los sets, despertó -en más de una oportunidad- algunas sospechas sobre si esa relación era solo amistad. Mientras ellos se encargaban de negar las versiones una y otra vez (sobre todo cada vez que Uma terminaba una relación amorosa), la revista Us Weekly indicaba que siempre ha habido atracción entre ellos. "Ella se lo ha permitido de vez en cuando, y así es como su relación ha funcionado siempre. Él la ha amado durante años", afirmaba cada vez que la dupla se mostraba en público.
Sin embargo, la actriz siempre se encargó de desmentir los rumores, argumentando que eran demasiado diferentes para estar juntos. "Creo que realmente somos personas muy diferentes pero eso es lo que hace divertidas nuestras conversaciones. Tenemos perspectivas muy distintas. Él es una persona muy extrovertida. Yo soy muy introvertida", expresaba allá por 2004, ni bien se separó de Hawke y las sospechas volvieron a la carga.
Un accidente, una traición y un amor incondicional
Si existió algo o no entre ellos jamás lo sabremos. Lo que sí es cierto es que la admiración entre Quentin y Uma siempre fue mutua. Sin embargo, y contra todos los pronósticos, ese lazo que parecía inquebrantable un día se rompió. Fue cuando la actriz acusó al director de haberla querido matar tras obligarla a conducir un auto a gran velocidad en el rodaje de Kill Bill.
Al parecer, la rubia había manifestado su negativa a la hora de rodar la escena, ya que alguien del equipo técnico le había informado que el coche sufría algunas fallas mecánicas. Pero Tarantino quería ver el efecto ondulante de su cabello a gran velocidad y se negó a ponerle un doble de riesgo. "Te prometo que el auto está bien, es un vehículo seguro", insistió al punto de convencer a su amiga como había hecho en tantas otras ocasiones.
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Fue así como, en la piel de Beatrix Kiddo, Uma persigue a Bill a toda velocidad a bordo un descapotable azul por una ruta sinuosa hasta que sucede lo inevitable: pierde el control y se estrella contra un árbol. "El volante estaba en mi estómago y mis piernas estaban atascadas debajo. Sentí un dolor abrasador y pensé que nunca volvería a caminar", explicó la protagonista ante el revuelo que generó este incidente en el ambiente.
Mientras los asistentes trasladaban a la actriz al hospital, Tarantino se quedó en el lugar de los hechos, desandando el camino una y otra vez intentando comprender las causas del accidente. No había desniveles, ni curvas peligrosas, ni desperfectos mecánicos. "Solo tenía que manejar derecho. Sabía que no era una gran conductora, pero tenía registro", se repetía una y otra vez, invadido por la culpa.
De vuelta en el set de filmación, con un cuello ortopédico, las rodillas y la cabeza lastimadas, ocurrió lo inevitable: "Quentin y yo tuvimos una gran pelea, yo lo acusé de tratar de matarme. Él se enfureció por eso, supongo que comprensiblemente, no creía haber intentado matarme", contó la actriz, quien a raíz de este hecho estuvo distanciada de su entrañable amigo por años.
Por su parte, Tarantino declaró su sentimiento de culpabilidad y hasta se cuestionó en su rol de director: "Fue desgarrador. Más allá de uno de los mayores remordimientos de mi carrera, es uno de los mayores remordimientos de mi vida. Como director, aprendés cosas y a veces aprendés a través de errores horribles (...). No me tomé el tiempo para recorrer la carretera una vez más. Ella me culpó del accidente y tiene el derecho a hacerlo".
Sin embargo, el tema no quedó ahí. La estrella de la saga comenzó una batalla judicial con la productora del film que se mantuvo en secreto durante casi 15 años. Su abogado envió una carta a Miramax solicitando una copia de la filmación pero la productora se negó, asumiendo una postura extorsiva, algo que enfureció aún más a la actriz.
A pesar de estar distanciados, era el momento de que Quentin muestre su incondicionalidad y, gracias a su gestión, su musa se hizo con una copia de una de las cámaras ubicadas en la parte trasera del automóvil. En febrero de 2018, Thurman difundió las imágenes del accidente a través de un posteo en su cuenta de Instagram y acusó directamente a los productores Lawrence Bender, E. Bennett Walsh y al famoso Harvey Weinstein por mentir y destruir evidencias.
Si bien en su momento el director también fue blanco del enojo de la actriz, en esta oportunidad Uma desligó a su amigo de toda responsabilidad y decidió recomponer el vínculo. "¿Que si tengo un dolor de cuello crónico? Claro que sí. ¿Estaba furiosa con respecto a cómo él se manejó y cómo me trataron? Claro que sí. ¿Pero acaso eso significa que no me interesa más alguien con quien compartí 25 años de mi historia? Desde luego que no. Mi capacidad de perdonar existe y estas cosas pasan. El accidente estuvo mal, pero expliqué también que fue la reacción del entorno lo que más de lastimó", expresó una entrevista concedida a Entertainment Weekly.
Fue así como la relación entre Thurman y Tarantino comenzó a recomponerse. Aunque muchos consideraban que la dupla no iba a volver a juntarse, la actriz dejó entrever que volvería a trabajar con él si le escribiera un gran personaje."Yo lo conozco y si me escribiera un gran papel y ambos estuviéramos en el lugar justo y el momento adecuado, algo podría hacerse", expresó. Hace un tiempo, la rubia también se mostró muy agradecida en redes, ya que el creador eligió a su hija Maya para participar de su film Había una vez... en Hollywood, junto a Brad Pitt y Leonardo Di Caprio.
Thurman, una referente del #MeToo
La escena del auto no fue el único hecho que puso a prueba la relación entre el director y la protagonista. Anteriormente, aunque nunca llegaron a distanciarse como sí ocurrió años después, hubo un primer cortocircuito cuando Tarantino le restó importancia a los continuos acosos que su amiga le confesó haber vivido en manos del productor Harvey Weinstein. Sin embargo, cuando la actriz y el empresario de Miramax coincidieron en el rodaje de Kill Bill, el director notó el malestar en el equipo de filmación e hizo que Weinstein se disculpara.
Por aquel entonces, el movimiento #MeToo era algo impensable, ella trató de olvidar pero no perdonó. "He aprendido a no hablar cuando estoy muy enojada porque puedo arrepentirme de lo que digo. Cuando esté preparada les contaré lo que tengo que decir", advertía por aquel entonces a medida que se iban conociendo más casos y denuncias contra el productor.
Pero en 2017 ese día llegó. En una entrevista a The New York Times, Thurman sorprendió con una serie de revelaciones que no hicieron más que reforzar la teoría de que Weinstein era un depredador sexual que utilizó su poder en Hollywood para cometer todo tipo de atropellos y abusos. "Soy víctima de ello, pero a la vez participé en el encubrimiento. Es una dualidad muy extraña" confesó sintiéndose culpable por las mujeres que lo padecieron después que ella.
"Lo conocía perfectamente antes de que me atacara. Se pasaba horas hablándome sobre películas y halagando y validando mi forma de pensar, por lo que probablemente me hizo ignorar las señales de alarma", recordó sobre el método de seducción que utilizó con ella. Y enseguida, reveló que la primera insinuación del productor fue durante un viaje a París, cuando accedió a acompañarlo a su habitación del hotel en el que estaban hospedándose. En medio de la conversación, Weinsten se quitó la bata de baño que llevaba puesta. Al ver que la reacción de ella no era la que esperaba, nervioso y enojado "salió corriendo".
Sin embargo ese no fue el único intento de Weinstein. Poco tiempo después, el productor volvió a abalanzarse sobre ella en el interior de una suite del hotel Savoy de Londres. "Trató de lanzarse sobre mí y de exhibirse. Hizo todo tipo de cosas desagradables y no se dio por vencido", confesó la actriz, quien al día siguiente, acudió nuevamente a la suite del productor de Miramax, pero esta vez para enfrentarlo. "Si le hacés a otras personas lo que me hiciste a mí, perderás tu carrera, tu reputación y tu familia, te lo prometo", recordó haberle dicho. La amenaza, sin embargo, no resultó efectiva. Inmediatamente, Weinsten dio vuelta la situación y, lleno de ira, le dijo que si ella hablaba, destrozaría su carrera.
Cansada de tantos años de silencio, la actriz se animó a denunciarlo públicamente, convirtiéndose en una de las referentes del movimiento #MeToo. De hecho, lo más recordado fue cuando, en el Día de Acción de Gracias de 2017, Thurman le deseó felices fiestas a todo el mundo en sus redes "excepto a ti, Harvey, y a todos tus malvados conspiradores. Me alegra que sea una lenta agonía", escribió en referencia a la larga condena que el magnate deberá cumplir en la prisión de Rikers Island.
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