Tweety Dodero y Víctor San Miguel: la gran boda griega de la ahijada de Christina Onassis

Se conocieron a principios de 2012 en casa de unos amigos en común. En cuanto Tweety Dodero (31) lo vio, llamó su atención, pero cuando lo escuchó tocando la guitarra murió de amor. En ese instante se dio cuenta de que había encontrado al hombre de su vida e hizo todo para conquistarlo. Y lo logró. Dos años y medio después se convirtieron en marido y mujer. Eran las 20.45 y las campanas de la basílica San Nicolás de Bari repicaban sin parar. Del brazo de su padre, Alberto Dodero Balcarce, la novia subió las escaleras de la iglesia ubicada sobre la avenida Santa Fe al 1300 para encontrarse con el abogado Víctor San Miguel Sepúlveda (33), su prometido y futuro compañero de vida. Adentro ya estaban las madres de los novios –Marina Tchomlekdjoglou y Carmen Sepúlveda de San Miguel– y los más de cuatrocientos invitados. En el altar, el párroco Carlos Nocetti los esperaba para sellar la unión ante los ojos de Dios.

En cuanto se abrieron las puertas, la marcha nupcial de Mendelssohn comenzó a escucharse y todas las miradas se volcaron hacia Tweety, que lució un vestido by Fini Reynal, de encaje Chantilly con mangas línea A, cinta de terciopelo en el talle y escote profundo en V. Un modelo creado por la propia novia, que trabaja desde hace nueve años en el atelier de las diseñadoras María Duggan y Fini Reynal. "Vi pasar tantas novias y ayudé a plasmar tantas ilusiones que diseñar mi propio vestido fue muy lindo", dijo emocionada. El toque final estaba dado por la diadema de brillantes que sujetaba un doble tul francés. Se trataba de la tiara Embirikos, una pieza única que por décadas nadie usó y que perteneció a Mosha, abuela materna de la novia e hija del gran armador griego George Embirikos. Al final del pasillo, el novio –impecable con un jacquette– la esperaba con una gran sonrisa. Después de que su padre le diera su bendición y de que cruzara una mirada cómplice con su madre, la ahijada de Christina Onassis ocupó su lugar para dar inicio a la ceremonia.

El momento más emotivo llegó cuando el párroco leyó la bendición que el papa Francisco les envió especialmente a los novios desde Roma y cuando monseñor Tarasios, arzobispo ortodoxo griego de Sudamérica, les dio su aprobación. Porque aunque creció bajó la fe católica, Tweety también fue bautizada por el rito ortodoxo griego en París y su madrina fue Christina Onassis, la mejor amiga de su madre. "Fue una hija muy deseada, ya que tardó seis años en llegar. Cuando finalmente logré quedar embarazada, a la primera persona que se lo conté fue a Christina, que me dijo que quería ser la madrina y que le encantaría que se llamara Cristina con H, como ella", contó emocionada Marina a ¡Hola! Argentina. Antes de salir a saludar al atrio, la novia dejó su ramo sobre los pies de la Virgen del Rosario de San Nicolás para pedirle por un matrimonio lleno de dicha.

TODO FUE UNA FIESTA

Los cuatrocientos invitados se trasladaron a Espacio Darwin. Tras un cóctel en el que se sirvieron sushi y bocaditos salados, el banquete siguió en el salón que fue decorado en estilo shabby chic con cientos de flores blancas. Antes de que llegara el primer plato –suprema rellena de hongos con pastel de zanahoria y papa rellena– un divertido video que simulaba el formato del programa televisivo The E! True Hollywood Story hizo un repaso sobre la vida de la novia antes de convertirse en la señora de San Miguel. El postre elegido fue marquise de chocolate con helado de crema y lemon curd.

El centro del salón se iluminó cuando los recién casados abrieron la pista con un vals al que también se sumaron los amigos más cercanos. Después, la música del DJ Martín Repila hizo que todos dejaran sus sillas y bailaran con Tweety y Víctor. Pero la sorpresa llegó cuando seis personajes de Disney –Mickey, Minnie, el Pato Donald, Daisy, Tribilín y Pluto– aparecieron y se sumaron a la fiesta. "Estos personajes nos traen grandes recuerdos de la infancia. De hecho, esa es una de las razones por las que elegimos a Orlando como uno de los destinos de luna de miel", contó divertida la novia. Ya pasadas las dos de la mañana cortaron la torta de bodas, una tradición también arraigada en Grecia y símbolo de la buena fortuna.

Texto: Rodolfo Vera Calderón

Fotos: Álbum familiar / Estudio Lucía Puig

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