Tres amores retro que dieron que hablar por la diferencia de edad, por las penurias económicas o por su escandaloso final
Tres historias de los 80 en las que el amor no alcanzó; sobrevivieron a los paparazzi y al qué dirán, pero naufragaron en la intimidad
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Susana Giménez y Ricardo Darín, Carmen Barbieri y Beto César, y Dorys del Valle y Emilio Disi fueron tres parejas muy queridas en el ambiente artístico, las tres fueron el blanco de los paparazzi y llenaron tapas de revistas durante años. Una de ellas fue la comidilla de todos por la diferencia de edad, la otra por las penurias económicas que pasaron y la última, porque protagonizaron una separación escandalosa y sin fin. Pero en las tres hubo amor y mucha pasión compartida.
Para el amor no hay edad
Susana Giménez y Ricardo Darín vivieron una apasionada historia de amor en los 80. Se conocieron muchos años antes de iniciar la relación cuando él tenía 15 años y ella 28, en la filmación de la película He nacido en la ribera, de Catrano Catrani. Giménez era una de las protagonistas junto a Enzo Viena y Luis Tasca, y Darín, en cambio, estaba dando sus primeros pasos en el medio. Dicen que el actor quedó fascinado con ella, pero era apenas un adolescente. Se reencontraron unos años después, cuando él ya era mayor e hicieron oídos sordos a quienes se espantaban por la diferencia de edad y, contra todos los pronósticos, estuvieron 9 años juntos.
Blanquearon la relación en 1981 cuando Susana ya estaba separada de Carlos Monzón. “Tuvimos mucha conexión, mucha química. Éramos príncipe y mendigo, todo junto”, contó el actor en diferentes oportunidades. Durante todos esos años que estuvieron juntos fueron la comidilla del mundo del espectáculo y llenaron varias tapas de revistas. Los paparazzi los seguían por todos lados.
La ruptura fue tan sorpresiva como el inicio del romance, pero sin dudas fue en buenos términos, tanto que hasta el día de hoy siguen siendo íntimos amigos. Nunca contaron públicamente qué había sucedido aunque, con los años, dieron algunas pistas en diferentes entrevistas. “Ricardo quería tener hijos y yo no quería, él quería ir a vivir a una casa y yo a un departamento. No le interesaba mucho la plata. Era una especie de romántico empedernido y me alegro de cómo va su vida. Ricardo y Florencia (Bas) son mis mejores amigos y a ella la adoro porque lo ha hecho muy feliz y le ha dado hijos”, reveló Giménez.
Un amor de juventud
Carmen Barbieri y Beto César se casaron dos veces: una legal, en 1982 y en Buenos Aires, y la otra de fantasía, en Las Vegas. “Una vez no me quedó claro y entonces reincidí”, bromeó Barbieri hace algunos años al recordar su pasado amoroso. Cuando se conocieron, los dos tenían 23 años: “Pero eran 23 años de aquella época, hoy los chicos tienen otra cabeza. Carmen era una muñequita”, dijo él hace algunos años. En tanto, ella aseguró: “Hubo mucho amor, somos familia, éramos los dos muy chicos, trabajábamos mucho, luchando para salir adelante, no teníamos un mango; yo vendía purpurina en frasquitos”. Y sumó: “Nos separamos porque dejó de ser él, por cuidarme tanto. Quería que yo fuese una estrella, se terminó el amor”.
Estuvieron cuatro años juntos y, desde el principio, la relación tuvo la bendición de Ana Caputo, la mamá de Barbieri que solía vetar a los candidatos. Durante esos años conformaron un dúo que recorría teatros del conurbano y boliches de la comunidad gay. La situación económica no era buena y la relación se fue desgastando. Ella fue la primera en darse cuenta y planteó una distancia. Finalmente, se divorciaron y mantienen hasta hoy una buena relación, tanto que han trabajado juntos varias veces. “Tenemos una muy buena relación laboral, nos conocemos mucho. Es un hombre que amé mucho como pareja y hoy lo amo como amigo porque es un tipo de bien”, detalló Barbieri cuando hicieron la revista Barbierísima, que ella dirigió además.
Una separación escandalosa
Durante muchos años Dorys del Valle y Emilio Disi conformaron una de las parejas más queridas del mundo del espectáculo. Comenzaron a salir a principios de los 70, cuando ella ya era una figura reconocida en la televisión y gozaba del título Miss Televisión 1955. Disi también ya era actor, aunque por aquel entonces soñaba con interpretar los grandes clásicos. Pero el humor hizo su propio espacio y fue así como se conocieron. Fue un flechazo y junto con el romance formaron una sociedad. Durante años trabajaron juntos en programas que rompían el rating: Un departamento de comedia, Casi una pareja, Stress, Sume y lleve, pero además encabezaron varias temporadas de teatro en Mar del Plata y hacían gira por todo el país.
Cuando murió Disi, Martín Guerrero, hijo del primer matrimonio de la actriz, contó cómo eran los días de la familia, allá por los 80: “Era divertidísimo vivir con Emilio. Teníamos una casa de puertas abiertas. Hacíamos asado siempre. Mi vieja se iba a dormir temprano y nosotros nos quedábamos tomando champagne, mirando películas. Era una relación absolutamente de compinches. Y en cuanto a la pareja que tenían con mi madre, yo percibía de afuera que se divertían mucho. Había un gran clima de amor y de familia”.
Parecían la pareja perfecta, unidos por el amor, la pasión y el trabajo. Llevaban 18 años juntos cuando, en 1991, se separaron en medio de un escándalo. Él la dejó por teléfono para irse con Elvira, a quien había conocido ese verano en Punta del Este. “Fue muy desagradable lo que me hizo vivir. Perdí todo. Solo me quedé con mi casa. Me sacó todo. Los abogados son muy caros y gasté fortunas. A mí, igual, nunca me importó la plata. Tal vez por eso me pasó lo que me pasó...”, contó la actriz hace algunos años.
Unos años después de la separación, Disi habló de su exmujer en una nota radial: “Con Dorys funcionamos como pareja actoral, pese a una cosa que para mí es gravísima: yo tengo memoria visual y no me gusta laburar con actores que tienen memoria auditiva. Dorys tiene memoria auditiva. Yo leo un libro dos veces y ya tengo la foto, ya sé dónde está el bocadillo, conozco mi letra, la tuya. Y Dorys tenía que pasar la letra treinta veces y cuando pasa eso, la cosa se mecaniza y la gracia se pierde”. Dorys no se quedó callada y le respondió en Intrusos: “Me parece que es gratuito, no entiendo el porqué. No es grave tener memoria auditiva. Yo tengo astigmatismo miópico, entonces es mucho más fácil para mí lo auditivo que lo visual. Pero nací así, qué quieren que haga. Él tuvo siempre un resentimiento. Le abrí la puerta a una persona con una criatura de dos años que no tenía auto, casa ni un traje para ponerse. No sé por qué terminamos la relación, yo me enteré por (Jorge) Rial que no estábamos más juntos. Me llamó cuando estaba en Punta del Este y me dijo que se había ido de nuestra casa. Ahí me cayeron todas las fichas”, dijo. Y bromeó: “Es el día de hoy que yo tengo un karma con este muchacho. No hay día que a mí alguien no me lo nombre, si es el tachero, el verdulero, el zapatero...”.
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