Tras la intoxicación que lo obligó a suspender su concierto, Jairo se presenta en el Luna Park y cierra una etapa
El cantante se presentará el 13 de noviembre con invitados sorpresa; luego, entrará a grabar la segunda parte de 50 años de música
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En octubre pasado, Jairo debió suspender el show en el Luna Park con el que festejaría sus 50 años con la música, y a pesar de que lo intentó, en la prueba de sonido se dio cuenta de que no iba a ser posible. La intoxicación que había sufrido lo obligó a estar internado durante unos días. El 13 de noviembre por fin podrá subirse al escenario del Luna Park para celebrar como se lo merece.
En diálogo con LA NACION, Jairo cuenta cómo está de salud y cómo se prepara para el show. Además, dice que está grabando una segunda edición del disco 50 años de música, y pronto va a publicar una autobiografía en la que narra anécdotas con Astor Piazzolla, Horacio Ferrer, María Elena Walsh, Atahualpa Yupanqui y Jorge Luis Borges.
-Debe hacer sido muy frustrante tener que suspender un Luna Park porque no te sentías bien...
-Tuve que suspenderlo justo el mismo día de la actuación y fue muy triste. Hasta fui a probar sonido, pero no pude. Estaban los músicos, era la última prueba y todo era como si marchara normalmente pero no podía cantar, no tenía fuerzas ni para sostenerme parado. Fue una buena decisión la que tomaron porque quizá hubiese comenzado el show, cantaba dos o tres canciones y hubiera tenido que cortarlo y era peor.
-¿Con qué te intoxicaste?
-Fue algo fortuito, un error en algo que comimos en casa ese mediodía, y fue fulminante. La mujer de mi primo también se intoxicó. Fue un accidente, un susto y nada más. Nos trataron en el hospital de Vicente López, nos diagnosticaron intoxicación y de ahí me fui al Luna Park porque me dijeron que se me iba a pasar en unas horas, pero no me aseguraban nada. De todas maneras, eran 8 o 9 horas y no llegaba. En la prueba de sonido, entonces, mi hijo Yaco dijo que lo más razonable era suspender y tuvo razón. De esa prueba me fui a internar y habré estado dos o tres días, porque se revirtió enseguida. Ya me había pasado otra vez por otro problema y tuve un show en el festival de Cosquín, hace varios años. Era el número principal de esa noche, había mucha gente y tuve que salir a decir que no podía cantar, que prefería no hacer la actuación porque me iban a ver a un veinte por ciento. La gente lo entendió y los organizadores del festival fueron muy generosos conmigo y agregaron un día para que yo pudiera hacer el show y hubo más gente todavía. Fue muy bonito.
-¿Este Luna Park va a ser diferente al que habías planeado?
-Va a tener algunas diferencias, sí. Hay dos artistas invitados que iban a estar y no pueden en esta fecha. Pero tenemos invitados sorpresa, me gusta ese efecto, es muy bonito. No quiero adelantar nada, pero va a ser bueno porque son artistas muy importantes y queridos por la gente. Fue una suerte conseguir una fecha el domingo 13 de noviembre, porque era muy difícil. Está todo preparado, porque ya estaba el montaje hecho, las luces, y el repertorio perfectamente pensado.
-Imagino que esta vez vas a seguir alguna dieta...
-(Ríe) Me voy a cuidar muchísimo. En este mes ya hice varias actuaciones y confieso que la primera vez después de la intoxicación salí con mucho miedo, pero se me pasó y estuvo muy bien.
-Ya venís festejando los 50 años con la música hace rato, ¿éste es el cierre?
-Hicimos una gira por todo el país, con cuatro funciones en el teatro Opera. Y todavía hay algunas fechas antes de que empiece el Mundial. Vamos a estar el 18 de noviembre en Huinca Renancó (Córdoba), el 19 en Weelwright (Santa Fe), el 20 en Alcira Gigena (Córdoba) y el 15 de diciembre en el Círculo de Rosario con la Misa Criolla. Después paramos porque es muy difícil encontrar fechas que no coincidan con un partido y somos un país muy futbolero. Es complicado. Por otro lado, está bien que paremos un poco, nos viene bien descansar y renovar el espectáculo para el verano, porque ya tenemos una buena cantidad de actuaciones: el 6 de enero en Jesús María, el 13 en La Carlota, el 14 en Carlos Pellegrini (Santa Fe) y el 21 en Cosquín. El Luna Park, entonces, es el cierre de esta gira extensa que tiene variantes con los invitados y en el repertorio porque queríamos darle un toque diferente. Después de la pandemia tenía un deseo muy grande de cantar y creo que el público también estaba ávido de ver espectáculos, así que fue una gira fantástica.
-¿En el Mundial de Qatar vas a ver los partidos y descansar?
-Un poco sí, pero también voy a continuar trabajando con Lito Vitale, con quien estamos grabando algunas de las canciones del segundo volumen del disco 50 años de música. El primer volumen fue un éxito tan bueno que decidimos hacer un segundo porque diez canciones son muy pocas para mostrar un repertorio de tantos años. Y decidimos ir soltando las canciones a medida que vamos grabando y cuando terminemos de completarlo, se editará el disco entero. La primera canción que grabamos es “Morir enamorado” y la canto con Jorge Rojas y vamos a seguir con otros intérpretes con canciones como “El valle y el volcán”, “Indio toba”, todas emblemáticas para mí. Ese trabajo va a ser un legado, un homenaje a las canciones que me han permitido tener una trayectoria tan larga.
-Debés tener muchas anécdotas, ¿podés compartir alguna?
-¡Claro! Una de las cosas más importantes que me han pasado en mi vida de cantante es que Piazzolla y Ferrer pusieran manos a la obra para hacer una canción que habla de mí. Es uno de los halagos más grandes que he recibido. Ferrer, como una especie de biógrafo, me preguntó detalles de mi vida que luego transformó en versos hasta completar una canción. Es algo extraordinario. Se llama “La milonga del trovador”. Identificarme como trovador o juglar surgió de ellos, porque Horacio le preguntó a Piazzolla: “¿vos como lo ves a Mario?”, porque así me decía (Mario Rubén González es su nombre de nacimiento). Horacio respondió: “Yo le veo como un trovador, con su guitarra”. Y Piazzola dijo: “Entonces esta es la milonga de un trovador”. Astor ya había escrito la música. Es un halago muy fuerte.
-Y la canción de María Elena Walsh...
También fue un halago muy grande que María Elena Walsh haya escrito una canción para mí. Yo había editado dos discos en España y tenía varias canciones que eran un éxito en muchos países, pero no en Argentina. Acá no pasaba nada con ninguno de los temas y yo estaba bastante decepcionado porque vivía en España en ese entonces y quería venir a cantar. Y un día fui a cantar a Venezuela, a raíz del éxito de “Tu alma golondrina”, y aproveché para pasar por Buenos Aires, donde conocí a María Elena y charlamos mucho. Ella me había escuchado cantar y me contó que se iba a vivir a España por unos meses. Quedamos en encontrarnos ahí y un día empezamos a componer canciones. Yo tenía una música escrita y pensé que nadie mejor que ella podía ponerle letra, la llamé y le pregunté. Me dijo que se la llevara y al día siguiente fuimos a su departamento con Teresa, mi mujer. Le llevé una grabación en un cassette, le gustó mucho y pensé que seguramente se iba a tomar su tiempo para escribir algo, sin apuro. Pero me dijo que volviera en media hora, entonces fuimos a tomar un café muy cerquita y subimos a los 40 minutos, nos abrió la puerta con una gran sonrisa y me di cuenta que algo lindo había. Nos hizo sentar, puso el casette y sobre eso me cantó “El valle y el volcán”. ¡Cómo podía tener tanto talento para escribir una canción de amor en tan poco tiempo! Me sorprendió la rapidez con la que escribió esa letra. Entonces llamé a Juan Carlos Calderón, un gran pianista de jazz; le conté la historia, escuchó la canción, le hizo un arreglo fantástico y la grabamos con otra más. La compañía la mandó a la Argentina, salió antes que en España y fue mi primer éxito acá. Fue en el 74. Estoy terminando de escribir mi autobiografía que está llena de estas anécdotas.
-¿Qué vas a contar en el libro?
-Toda mi vida, desde mi niñez. Y tengo muchas con personalidades muy importantes de nuestra cultura, como Atahualpa Yupanqui, Jorge Luis Borges, a quien conocí cuando grabé un disco con sus poemas. Son anécdotas muy valiosas para una autobiográfica y es muy placentero contarlas. También debo decir que es cansador porque no soy escritor, pero me empeciné mucho en escribirlo yo mismo porque María Elena me dijo que tenía que hacerlo yo. Cuando lo empecé, ella todavía vivía y llegó a leer tres o cuatro páginas. Me dijo que estaba perfecto, que siguiera en esa línea, pero soy muy lento y llevo años escribiendo. Recuerdo que le gustó el estilo, me dijo que no adjetivara demasiado y me dio algunos consejos. El libro ya está casi terminado.
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