Tori Spelling, la hija mimada de un magnate de Hollywood que, por sus gustos extravagantes, terminó sin casa y en bancarrota
Pese a ser la heredera de Aaron Spelling y la protagonista de una de las series más exitosas de los 90, Beverly Hills, 90210, lo perdió todo; los motivos de su fracaso financiero y cómo fue el camino que la llevó de la mansión más imponente de la costa oeste a vivir en un campamento
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Ni el mismo Aaron Spelling, el productor televisivo estrella de la década del 90, hubiera imaginado que la historia de su propia hija se convertiría en una verdadera novela digna del prime time. Nacida en cuna de oro y criada en la mansión más cara y grande de Hollywood, Tori Spelling pasó su infancia rodeada de lujos, excentricidades y estrellas de TV. El comienzo de su vida profesional también fue, a priori, perfecto: ingresó a los medios gracias a su apellido pero su personaje de Donna Martin en la serie Beverly Hills, 90210 la llevó a cosechar su propia fortuna y fanáticos alrededor del mundo. Sin embargo, una serie de malas decisiones, tropiezos, varios conflictos familiares, sus eternos caprichos de niña rica y la imposibilidad de sostener una carrera como actriz la llevaron a protagonizar, hoy, los titulares de los diarios de todo el mundo por su triste presente: quebrada, sola, con problemas de salud y sin hogar. ¿Cómo fue el camino que llevó a Tori Spelling de una de las familias más ricas de Estados Unidos a vivir con sus cinco hijos en un motorhome?
La niña mimada
Tori Spelling nació el 18 de mayo de 1973 en Los Ángeles bajo el nombre de Victoria Davey. Su padre, Aaron, fue uno de los productores de televisión más ricos y poderosos de Hollywood. Su madre, Candy Marer, con los años se convirtió en escritora, productora teatral y filántropa. Su hermano menor, Randy Spelling, también dedicó su vida a la actuación. De su padre fue la niña mimada. Con su madre mantuvo, desde muy pequeña, una relación complicada. “Mamá, ¿soy guapa?”, le preguntó a los 12 años. “Lo serás cuando te operes la nariz”, le respondió la mujer. Además de dejar al descubierto uno de los tantos motivos de la tirante relación, Spelling pintó su infancia y lo que significó crecer en la casa más cara de Hollywood con una fortuna a su disposición en sTORYTelling, la autobiografía que publicó en 2008.
La relación con su padre fue diferente. Es que el creador de sucesos como Starsky y Hutch, Los Ángeles de Charlie, La Isla de la Fantasía, El crucero del amor, Dinastía y Melrose Place construía mundos de fantasía tanto en la TV como en su casa. Así, en Navidad podía plagar la noche de nieve en pleno verano y para los cumpleaños solía contratar avionetas que dejaban caer regalos desde el cielo. El recuerdo lo compartió la misma actriz. “Hacía probablemente 30 grados en Los Ángeles. Mi papá me llevó afuera y había nieve”, recordó Spelling. “En ese momento pensé: ‘¿No todos los niños tienen nieve en su patio trasero en Navidad?’”. Spelling creció consciente de su lugar de privilegio, y si bien quiso construir su propio camino, nunca pudo dejar atrás la extravagancia en la que creció.
Con nombre propio
En un hogar en donde los logros laborales pesaban más que los lazos afectivos, Tori construyó una personalidad atada a la mirada ajena. “Desde que tengo uso de razón he deseado ser aceptada”, confesó en su libro. “Papá me daba papeles pequeñitos en sus series y los aplausos eran como el sonido de la aprobación. Me aplaudían porque era la hija del productor, pero yo en aquel momento no me daba cuenta. La sensación de estar haciendo feliz a la gente es difícil de replicar. Esa atención me hacía sentir muy bien”, recordó.
A los 17 años, y gracias a su papá, consiguió el papel de Donna Martin en Beverly Hills, 90210. Lo que al principio fue un papel con muy pocos diálogos y relegado a ser la eterna “amiga de”, Tori logró transformarlo en un protagónico con una historia propia que permaneció en el centro de la escena durante las diez temporadas de la serie. Todo, gracias a las críticas que recibió por su aspecto físico y su capacidad para convertir a Donna en una torpe y adorable adolescente.
“Brenda (Shannen Doherty) y Kelly (Jennie Garth) eran tan guapas... Yo me sentía tan fea que lloraba mientras me maquillaban. Lloraba tanto que tenían que volver a maquillarme. No sabía qué podía aportar yo a la serie”, recordó la actriz según una nota de El País, y explicó cómo solucionó el asunto: “Donna no tenía apenas diálogos, así que empecé a añadir detalles de comedia de enredo y los guionistas me dijeron: ‘Escucha, tienes gracia’. Me alegro de que decidieran incorporar esos detalles al personaje, porque Lucille Ball era mi ídola y esa era la manera que yo tenía de destacar”, explica.
La serie no solo le dio su pequeña y propia fortuna a Spelling: también la colocó en el centro de la escena. Pero la prensa no siempre fue benevolente con ella. En una oportunidad, la revista The Globe publicó un artículo que ponía la lupa en sus operaciones estéticas. “Nunca negué que me operé la nariz a los 16 años, pero decían que me había puesto implantes en la barbilla y en los pómulos”, recordó. “Llamé a mi padre llorando y él me dijo lo que siempre me decía: ‘Nena, si están hablando sobre ti es que las cosas te van bien. Preocúpate cuando no hablen de ti. Una portada es una portada”.
Mientras le dio vida a Donna, Tori participó en varias películas. También hizo de ella misma en Scream 2, luego de que en el primer film de la saga de terror la protagonista hiciera un chiste sobre ella. Y si bien intentó convertirse en una actriz adulta una vez que la serie llegó a su fin, no pudo con las exigencias del medio: nadie quería contratarla porque siempre iba a ser Tori Spelling. “Así que pensé ‘¿sabes qué? Si solo van a ver a Tori Spelling, pues les voy a dar a Tori Spelling’. Recopilé varias revistas con reportajes sobre mí y empecé a presentarme en todos los canales de televisión”, reconoció, y así comenzó, con So NoTORIous -una parodia de sí misma-, su vida en los reality shows.
Mientras su carrera se reconfiguraba, Tori conoció el amor en dos oportunidades. En julio de 2004 se casó con el guionista Charlie Shahnaian. Su padre no escatimó en gastos para la ocasión: la novia lució un vestido de 50 mil dólares de Badgley Mischka con cuentas de cristal y el evento, inspirado en El gran Gatsby y del que participaron 400 invitados, costó alrededor de un millón de dólares.
Un año después, la actriz no pudo evitar enamorarse de un compañero: sucedió en el set de la película Mind Over Murder, y el flechazo fue con Dean McDermott. La relación secreta duró lo que demoró en dar la primicia la prensa. Luego de que el romance saliera a la luz, Tori terminó en 2006 su matrimonio con Shahnaian y pasó por el altar con McDermott, con quien tuvo cinco hijos. Ese año también murió su padre, y con la partida del magnate, sus problemas financieros comenzaron a intensificarse.
Eternos caprichos de niña rica
Los primeros indicios de que Tori tenía problemas para administrar la plata aparecieron cuando Beverly Hills, 90210 terminó. Porque lo difícil para ella, además del eterno enfrentamiento con su madre y de su lucha por despegarse financieramente de su familia, nunca fue generar dinero sino gastarlo de más. Luego llegaría la sorpresa de la muerte de su padre y la módica suma que Aaron le dejó a sus hijos: 800 mil dólares a cada uno de ellos, mientras el resto quedó en manos de Candy.
“Lo hablé con él, y fue una conversación difícil de tener. No quería que pensara que le estaba pidiendo el dinero, o incluso hablando de algo tan morboso como cuándo moriría”, reveló la actriz sobre la charla que tuvo con Aaron sobre la herencia. “Creo que una parte de mí, en el fondo de mi cabeza, tal vez esperaba que fuera diferente”, le dijo Tori a ABC. “Pero me odié por esperar que fuera diferente porque no quería aprovecharme, no quería ser esa chica que necesitaba o quería el dinero de papá”. Pese a sus esfuerzos por apartar sus intereses, Tori se sintió menospreciada por sus padres. Incluso, pasó casi una década sin hablar con su madre porque ella nunca compartió con sus hijos su cuantiosa parte de la herencia.
Pese a que su espalda financiera ya no era la de antes, Tori nunca pudo evitar caer en la tentación del despilfarro. Ya casada con McDermott y sin el paraguas de su padre, las deudas con las tarjetas de crédito por los autos deportivos, la ropa y los viajes costosos comenzaron a crecer. “Los malos hábitos de compra son difíciles de matar”, explicó la actriz. “Con toda honestidad, crecí de cierta manera. Nunca tuve que preocuparme por el dinero. Esa era mi realidad”, reconoció. Para hacer frente a sus gastos, Tori decidió convertir el interés del público en su vida privada en su mejor capital: comenzó a producir y protagonizar, junto a su marido, reality shows donde compartió su día a día. Pero tampoco fue suficiente.
Luego de tener que vender su casa en 2011, en enero de 2016 American Express demandó a la actriz por no pagar un saldo pendiente de casi 38 mil dólares. Ese mismo año la misma empresa reclamó un pendiente de 87 mil dólares. En paralelo, Spelling y McDermott iban acumulando una deuda con el estado de California por no pagar sus impuestos: el monto alcanzó el millón. McDermott, por su parte, evitó ir a la cárcel luego de no pagarle a su exesposa durante un tiempo la cuota alimentaria acordada. “Mi esposo y yo trabajamos muy duro. Estoy constantemente trabajando. Es muy importante para mis hijos ver que sus padres están trabajando”, dijo Tori en ese momento. “Y hablamos con ellos al respecto”.
Cuando la prensa fue a buscar a Candy para tratar de entender cómo no le ofrecía ayuda a su hija, Candy explicó que siempre estuvo ahí para ella pero que su idea de apoyo financiero no era cubrirle sus caprichos de niña rica. En una charla con TMZ, la misma viuda de Spelling aclaró la situación. “La he estado ayudando. Estoy pagando todas sus cuentas ahora”, dijo al medio durante el conflicto con American Express. “Excepto que no voy a pagar extras como ese. No, no estoy pagando ningún pago atrasado. Solo por la casa, la escuela de los niños y la comida, eso es todo”, sentenció.
El derrumbe
La vida ideal que Spelling compartía en sus redes sociales y que parecía haber repuntado se desmoronó a mediados de este año. Primero, cuando tuvo que abandonar su hogar como consecuencia de los problemas de salud que tanto ella como sus hijos comenzaron a experimentar producto de una infección de moho en los cimientos. Segundo, a partir de su separación definitiva de Dean, con quien había tenido ya problemas por las constantes infidelidades de él.
De pronto, su nombre comenzó a copar los titulares: “Tori Spelling vive con sus hijos en un hotel barato de Los Ángeles”, “Tori Spelling se mudó a un motorhome en un campamento de California”, “La terrible situación de la actriz de Beverly Hills, 90210″. Además, su imagen se deterioró y los paparazzis lograron capturarla muy demacrada y mal vestida. Incluso estuvo internada algunos días. En su cuenta de Instagram, los lujosos escenarios dejaron paso a espacios más austeros. Hace una semana, ella misma mostró el detrás de escena de su vida con un carrete de fotos de ella y sus hijos en el motorhome. Un presente inesperado para quien fue la niña mimada de uno de los hombres más prolíficos de Los Ángeles.
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