Su última pareja lo acompañó hasta el final y fue la portavoz cuando el cantante enfermó de Alzheimer; padre de cuatro hijos, con su segunda esposa firmó el divorció luego de tres décadas de separación
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Tony Bennett falleció este viernes, a sus 96 años, dejando un legado que lo convirtió en un símbolo de la canción norteamericana, de la balada y el jazz; el ícono del buen decir con música. Le cantó a todo, incluido el amor y a la pasión elegante, que no les fueron esquivos en su vida. Formalizó tres matrimonios y, hasta el final estuvo acompañado por una mujer.
En el 2016, cuando el Alzhéimer modificó sus días, y hasta su último suspiro, vivió rodeado de amor. Incluso en el escenario, de donde se despidió junto a Lady Gaga, quien lo reverenció, interpretando a dúo una versión bellísima del himno “Cheek To Cheek”.
Anthony Dominick Benedetto, tal su verdadero nombre, había nacido en un suburbio de Nueva York en 1926 y tuvo una vida tan intensa que hasta incluyó su paso por la milicia luchando en la última etapa de la Segunda Guerra Mundial, formando parte en la liberación del campo de concentración de Landsberg. El padre de Bennett, de origen italiano, había estado al frente de una tienda, mientras que su madre, nacida en los Estados Unidos, pero hija de calabreses, fue costurera. En medio de esa postal de modelo familiar conservador, el pequeño Anthony dedicaba buena parte de sus días a cantar, un pasatiempo que entretenía y fastidiaba por igual a sus hermanos.
Algo similar sucedía cuando ingresó como soldado. En esos tiempos de milicia compartía con sus camaradas momentos musicales, donde todos quedaban deslumbrados con ese hombre que, años después, pasaría a la posteridad con temas como “Blue Velvet” y “I Left My Heart In San Francisco”. Y siempre, el amor por la mujer atravesando y componiendo su sentido de la existencia, aunque la armonía no reinó eternamente en sus relaciones de pareja.
Primer compromiso
En 1952, luego de dos años de noviazgo, formalizó su primera relación cuando contrajo enlace con Patricia Beech, la mujer que lo acompañó hasta 1971. Al momento de casarse, el cantante ya comenzaba a vislumbrar sus primeros éxitos. Bien asesorado, le habían sugerido no imitar a Frank Sinatra y seguir un estilo más cercano al crooner de decir estilizado, casi susurrado.
Con un nombre que ya se instalaba con seguridad artística, el cantante se casó en la catedral de San Patricio el 12 de febrero de 1952, donde una buena cantidad de fanáticos lo acompañaron formando parte del cortejo. Faltaba una década para que ganara sus dos primeros premios Grammy.
Fruto del matrimonio con Patricia Beech nacieron D´andrea y Daegal, los herederos de la pareja que sucumbió ante el estrepitoso éxito de Bennett. Se sabe, la fama grande no se lleva bien con la vida familiar. D´Andrea, a quien llamaba Dany, manejó su carrera en tiempos donde el joven debió reacomodar las finanzas de su padre, quien habría estado acechado por alguna adicción y con deudas importantes, flagelos de su vida tan dolorosos como cada uno de sus divorcios.
Volver a apostar
En 1971, el mismo año en el que se divorció de su primera mujer, formalizó con la actriz Sandra Grant su segundo matrimonio que fue, en teoría, el más extenso pese a que la pareja transcurrió separada durante décadas. Johanna y Antonia, también artistas de la música, fueron las hijas de esta relación a todas luces singular.
Tony y Sandra estuvieron juntos menos de una década, pero los papeles del divorcio recién los rubricaron cuando él decidió casarse con Susan Crow, su tercera esposa. En alguna oportunidad, Sandra reconoció que fue un error haber contraído enlace con Bennett, ya que debió atravesar los años de mayor éxito, pero también los de mayor convulsión personal en la vida del músico, pero que también significaron un deterioro para su carrera en Hollywood.
La tercera, la vencida
Susan Crow suele utilizar el apellido Benedetto, el original que su marido trocó por el artístico Bennett. La pareja se convirtió en matrimonio en el 2007, cuando el músico se separó formalmente de su segunda esposa. Acaso este haya sido el amor verdadero del astro de la canción.
Cuando la opinión pública conoció el vínculo entre ambos estallaron los comentarios, en muchos casos ofensivos. Es que el intérprete de “For Once in My Life” le llevaba nada menos que cuatro décadas a su última mujer. Sin embargo, el número es sólo un formalismo y, según lo que ambos se encargaron de mostrar al afuera, se trató de un matrimonio feliz.
Ella no es afecta a las cámaras, aunque por la envergadura artística de su esposo no ha podido zafar de los flashes de la prensa. Tony y Susan no han tenido hijos, pero la decena de escuelas de arte que han fundado son, en cierta forma, el legado matrimonial.
Se dice que Crow, siendo muy jovencita, participó de una foto que se habrían tomado sus padres con el músico, manifestándole su admiración. Otras versiones indican que fue Susan quien acudió a un megaconcierto de la estrella y que logró saludarlo en los camarines, donde él habría quedado flechado al punto tal de invitarla a salir esa misma noche.
Lo cierto es que Susan estuvo al lado de Bennett hasta el final, incluso fue la portavoz cuando, en el 2016, se anunció al mundo que la estrella padecía el Alzheimer que iría minando su capacidad de razonar. Sin embargo, hace poco, ya con 95 años, realizó el concierto con Lady Gaga que pasó a convertirse en un documento histórico.
Le cantó al amor y disfrutó de él. Y aunque mantuvo un perfil bajo buscando estar bien alejado de los escándalos, lo cierto es que sus tres matrimonios fueron, cada uno a su modo, comidilla del público. Tony Bennett, luego de intentarlo en dos oportunidades, encontró el amor definitivo en esa mujer que lo admiraba, lo acompañaba y lo cobijó hasta el final.
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