Tom Selleck: el recio galán que quería una familia y renunció al éxito por amor
Fue, durante la década de los 80, uno de los galanes más codiciados de Hollywood. Protagonista de la exitosa serie Magnum, las mujeres se rendían a sus pies debido a su porte, su rostro viril y su fama. Sin embargo, Tom Selleck decidió apostar al amor y comprometerse de lleno, incluso resignando parcialmente su carrera.
Después de un primer matrimonio fallido, el actor conoció al amor de su vida a los 38 años: la actriz y bailarina Jillie Mack, con quien lleva más de 30 años de casado. "Es importante nutrir tu pareja", confiaba él en una de las pocas declaraciones públicas que hizo sobre su matrimonio. "Creo que alejarme un tiempo del trabajo ha sido bueno para nosotros".
Su primera esposa
Tom tenía 26 años cuando se casó por primera vez. El actor conoció en Los Ángeles a la modelo Jacqueline Ray y no pudo evitar quedar cautivado por completo. Ella venía de un matrimonio fallido y tenía un hijo, y él estaba dispuesto a formar con ellos una familia.
La pareja pasó por el altar el 15 de marzo de 1971, en lo que fue una ceremonia íntima con amigos cercanos y familiares. El amor de Tom por Kevin, el hijo de cinco años de Jaqueline, era tan grande que poco después de contraer matrimonio decidió adoptarlo y darle su apellido.
La creciente fama de Selleck, y la cantidad de trabajo que vino gracias a su popularidad, terminó desgastando la relación. Después de 11 años juntos, en 1982 decidieron divorciarse y seguir sus caminos por separado.
Una obsesión sospechosa por el musical Cats
Selleck estaba en Londres rodando la película Lassiter, cuando de pronto una noche decidió ir a ver uno de los musicales más populares de aquel momento: Cats. Con el correr de los días, sus compañeros de elenco comenzaron a notar que el actor de 38 años había desarrollado una especie de obsesión por la obra. "Yo pensaba que era buena, pero no como para ir doce veces", le contó hace un tiempo la actriz Jane Seymour a la revista People.
Lo que Jane no sabía, era que el interés de Tom no estaba en la obra, sino en una de sus protagonistas: Jillie Joan Mack. La joven actriz y bailarina, de 25 años, se ponía toda las noches en el rol de Rumpleteazer, cautivando a la audiencia. Gracias a sus contactos, el actor logró que lo invitaran a pasar al backstage al finalizar una función, y ni bien le presentaron a Jillie, la invitó a una cita que ella aceptó sin dudarlo.
El amor entre ellos floreció rápidamente, y ni bien el contrato de Mack para con la obra terminó, se mudó a Hawaii para acompañar a Selleck durante las grabaciones de Magnum. Poco tiempo pasó hasta que la británica comenzó a caminar por la alfombra roja junto a su amado, oficializando el romance frente al mundo entero.
Su segundo matrimonio
El 7 de agosto de 1987, Tom y Jillie pasaron por el altar, oficializando así su relación. El hermano del actor fue uno de los encargados de organizar la boda, que se hizo en una capilla de South Lake Tahoe, en Nevada, con mucho hermetismo y lejos de los medios de comunicación y de los fanáticos.
Para mantener todo en secreto, a la hora de reservar el salón los actores utilizaron los sobrenombres "Tom Jenkins" y "Suzie Mark"; incluso el pastor que los casó no supo los verdaderos nombres hasta minutos antes de la ceremonia. Tom estaba tan obsesionado por conservar la intimidad del momento que solo permitió que se tomaran fotografías con cámaras Polaroid, otra medida para que los negativos con las imágenes del gran día no llegaran a la prensa.
Un año después, en 1988, la pareja le dio la bienvenida a su primera y única hija, Hannah Margaret Selleck. Fue en este momento que el actor decidió tomarse un recreo de la actuación, para de esta manera enfocarse cien por ciento en su familia. "Renuncié a Magnum para poder tener una familia", le explicaba Tom a la revista People, en 2012. "Me llevó mucho tiempo bajarme del tren, pero hice mucho esfuerzo para encontrar el balance", agregó al relatar que en ese momento solía grabar 90 horas por semana y que, en su tiempo libre, siempre tenía alguna película en proceso.
El secreto para 30 años de amor incondicional
Al renunciar a la serie que lo llevó a la fama, Tom buscó un poco de paz en la vida de campo, vendiendo su residencia en Los Ángeles para comprar un rancho en Ventura County, California. Allí no solo tiene grandes plantaciones de palta, sino un gran establo para caballos, la gran pasión de Hannah, quien hoy es una reconocida jinete de competencia. "Pensamos que este era un gran lugar para que nuestra hija creciera", aseguró él en una entrevista.
La paz del ambiente rural reforzó los lazos familiares de Tom y Jillie. "Nunca hacemos nada ni tomamos ninguna decisión sin consultarle al otro", le dijo Selleck al New York Times en 1999, cuando le consultaron sobre el secreto para mantener durante tantos años una relación. "Si alguno de los dos toma alguna decisión que involucra a Hannah, el otro padre la apoya por completo, incluso si no está de acuerdo".
Otra clave está en el esfuerzo que hace el actor por mantener su vida privada lejos de los medios, razón por la cual las declaraciones sobre su familia son pocas. "Siempre me costó mucho exponer mi privacidad, y cuando lo hago me quedo pensando un tiempo en eso", asumió el actor que renunció a la fama para convertirse en un hombre de familia casi a tiempo completo.
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