Mientras disfruta del estreno de Plagio, la obra de José María Muscari que protagoniza junto a César Bordón, la actriz reflexiona sobre el veredicto de la justicia de Brasil; su familia, cómo la afectan las “fake news” y su vínculo con el amor y la maternidad
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Thelma Fardín es actriz y, más allá del ojo mediático que se posa sobre ella a partir de su denuncia de abuso contra Juan Darthés, lo cierto es que hoy también es un punto de interés su debut en el teatro comercial -más allá de los grandes musicales para niños, algunos traspolados de la televisión que ha protagonizado hace unos cuantos años. “A los ocho años hice Pequeños fantasmas en el Multiteatro, dirigida por Manuel González Gil, junto a Osvaldo Santoro. Y también hice Patito feo en el Gran Rex, con dos funciones diarias en vacaciones de invierno”.
Ahora la apuesta es otra. Fardín acaba de probarse en Plagio, la nueva apuesta de José María Muscari, en torno a las idas y vueltas de la vida de pareja, que se puede ver en el Teatro Regina. Como el espectáculo se realiza con elenco rotativo, a la actriz le toca compartir el escenario con César Bordón.
-Muscari ha reconocido que tenía muchas ganas de trabajar con vos, ¿cómo ha resultado el encuentro?
-El deseo era compartido, varias veces me había llamado, pero, por una razón u otra, el proyecto no se concretaba. Luego llegó la pandemia y todo se frenó. Ahora apareció esta obra que, tal como dijo él mismo, es la primera vez que trabaja con solo dos actores arriba del escenario.
Al estilo de Muscari, Plagio no es un material convencional, al menos en sus modos de realización. Se trata de una pieza escrita por el director y, como sucedió en otros proyectos de su factoría, en sociedad con la dramaturga Mariela Asensio. El relato gira en torno a los pormenores de una pareja cuestionada ya sea por su diferencia de edad como por sus profesiones y a aquellas cuestiones que hacen a sinsabores, reproches y miserias. Lo curioso del proyecto es que, si bien se sostiene el mismo texto, la obra es protagonizada por cuatro parejas de actores, donde pueden espejarse las diversas posibilidades en torno al eje medular de la trama.
Así como Thelma Fardín comparte escena con el prestigioso actor César Bordón, planteando el vínculo heterosexual con diferencia de edad, Esther Goris y Nicolás Riera comparten ese lineamiento con los géneros cambiados. Nicolás Pauls y Diego Ramos, e Inés Estévez y Malena Solda se anclan en el mismo conflicto, pero desde la relación homosexual.
“Se trata del mismo texto y los mismos personajes, donde uno de ellos o ellas es candidato a presidente y con un asesor o asesora haciendo tándem”. En el caso de la propuesta que incluye a la actriz, su rol es el de asesora del candidato que compone Bordón. “Es un actor que admiro, me entusiasma pelotear en el escenario con un compañero así. Además descubrí a un ser humano espectacular, disfruto mucho del vínculo que estamos construyendo, el compañerismo y la comprensión de quién soy yo para la sociedad, ya que hay mucho prejuicio a la hora de verme actuando con un varón que me duplica en la edad. Trabajamos mucho en la conversación sobre todo lo social que se pone en juego en el imaginario colectivo. Cuando lo conocí a César (Bordón) le aclaré que, si bien recibía mucho amor en la calle, en las redes se ejerce una violencia desde el anonimato absoluto. Cada cosa que hago, digo o pienso, pongo en juego mi cara y mi prestigio, pero no nos teníamos que hacer los boludos con eso, ya que, quien saque la entrada, también estará accionado por cierta cuestión que excede lo artístico, que es, en definitiva, lo que nos importa y a lo que estábamos abocados”.
-Es esencial la confianza con el compañero, sobre todo al tratarse de dos actores en escena.
-Es importantísimo el vínculo que generamos: siento que él me protege. Además, la obra plantea mucha intimidad física, porque aparece el amor y la pasión, pero también el poder.
-Uno de los personajes es un político, lo cual, en un año electoral, dimensiona desde otro lugar al relato.
-Se lo dije a José María (Muscari) ni bien leí el material.
Luego de la sesión de fotos en la vía pública, la charla con LA NACION se realiza en un bar del barrio de Belgrano. La actriz pide una tostada belga, manjar del que es fanática, y un tazón de café con leche, extra large. “Me alimento bien”, reconoce.
La adrenalina del reciente estreno no le impide recordar cómo fue que aceptó protagonizar Plagio. Muscari no encontró mejor horario para enviarle el material que un sábado a las once de la noche: “Me dijo ´voy a estar despierto hasta tarde, así que dame tu devolución´”. A primera hora de la madrugada, Fardín le respondió afirmativamente.
Pensando en cuestiones de vínculo, tópico del material teatral, la actriz reconoce: “No estoy en pareja desde hace bastante tiempo”.
-¿Te gustaría armar una pareja?
-Soy muy enamoradiza, pero nunca es algo que pienso que necesito, sino que sucede. Es más, si alguna vez estuve pensando en eso, es ahí cuando todo sale mal, todo es desencuentro. En cambio, cuando uno está bien con uno mismo, siempre aparece algo lindo, me gusta la construcción de pareja.
-¿Pensás en la maternidad?
-A los dieciocho, pensaba que sería madre a los treinta y, ahora que tengo esa edad, siento que aún tengo muchas cosas para hacer antes que focalizar en ser madre. La verdad es que soy muy flexible, pero no es un mandato para mí, aunque, de tener ganas, lo haría. Tengo claro que no sería madre soltera, pero eso lo pienso hoy, quizás, a los cuarenta, el deseo de ser madre sea un deseo muy fuerte, aún no estando en pareja.
Caso Darthés
En mayo último, la justicia de Brasil absolvió a Juan Darthés en la causa por abuso iniciada por Thelma Fardín contra el actor. Entre otros fundamentos, entendió que existe duda sobre la “ocurrencia de la conjunción carnal” y que “la versión de la víctima no fue consecuente”.
-¿Cómo vivís la resolución de los tribunales de Brasil?
-No quiero hacer más comentarios de eso, estoy enfocada en actuar. A fin de mes me voy a la OEA llevada por MESECVI en nombre de la Convención de Belém do Pará como embajadora. Así que, también estoy enfocada en mis colaboraciones con ONGs internacionales.
En diciembre de 2018, Fardín, acompañada por el colectivo Actrices Argentinas, denunció a Darthés por abuso sexual agravado, delito presuntamente ocurrido en 2009 en Nicaragua, cuando ella tenía 16 años y él 45, mientras ambos participaban de una gira teatral de la telecomedia infantil Patito feo.
Según datos de la Unidad Fiscal Especializada en Violencia contra las Mujeres (UFEM), en Brasil, la tasa de condena por violación sexual es del uno por ciento.
-¿El fallo será apelado?
-Mis abogados están trabajando en la apelación en el tribunal. Es vergonzoso el fallo y, si no lo revierten en Brasil, en la CIDH, van a quedar en falta, iremos contra Brasil.
Fardín reconoce que sus abogados trabajan ad honorem, tal el caso de Martín Arias Duval, Carla Andrade Junqueira y Paola García Rey. “Sería imposible pagar todo esto”.
-Thelma, en torno a tu persona han circulado una gran cantidad de noticias falsas.
-Sacan una fake news mía por semana. Han dicho que tengo un departamento de quinientos mil dólares. Al que lo conozca, que me dé la llave porque le alquilo a una amiga y soy monotributista, esa es mi realidad. También han dicho que no terminé el secundario y hasta que me invitó la ONU a un congreso en Nueva York, algo que es cierto, pero me tenía que pagar el pasaje y yo no podía hacer esa inversión en ese momento, pero dijeron que me lo había pagado el Estado y que iba con 70 mujeres.
-¿Realizaste el viaje a ese congreso?
-¡No! Me estaba mudando y no podía invertir en un viaje.
-Las redes sociales son usina de tergiversaciones...
-También hay muchos periodistas, aunque debería ponerle comillas a la palabra porque me cuesta decirle periodista a una persona que difunde ese tipo de contenidos sin chequear una sola fuente.
Al momento de realizarse la sesión fotográfica que acompaña esta entrevista, realizada en la esquina de Vuelta de Obligado y Virrey Arredondo, en el barrio de Belgrano, algunos transeúntes le manifestaron cariño a Fardín a viva voz y con gestos de aliento. “Me sucede permanentemente. No solo me apoyan las mujeres, hay padres que me dicen ´gracias por lo que hiciste´. El otro día, un chofer de remise me decía ´le cambiaste la vida a mi hija y a mí, la cabeza´, todo eso es muy reconfortante en lo cotidiano”.
Se la percibe fuerte y clara: “Es muy difícil probar un hecho que sucedió en la oscuridad de dos, justamente es lo más complejo de este tipo de delitos”.
En las últimas horas, tal como señaló el periodista Pablo Layus, integrante de Intrusos, se anunció que Juan Darthés rompería el silencio que mantuvo en los últimos años y daría su versión de los hechos.
-¿Qué te sucedió cuando escuchaste la denuncia contra Jey Mammon?
-Lo primero que hice fue ponerme a disposición de Lucas (Benvenuto), ya que vi la posibilidad que él quedara en un lugar similar al mío en cuanto a la estigmatización. Quise abrirle las puertas de mi experiencia, algo que hago con muchas víctimas. Trabajo con víctimas de distintos tipos de violencia, gente que no es famosa.
-Se debate la diferenciación entre los 14 y 16 años de una víctima ante una relación sexual con un adulto...
-No se puede pensar en enamoramiento, se ha hecho una romantización discursiva. El “era amor” me genera indignación, pero, creo que, el debate, luego de la lucha de tantos años, se ha elevado.
Fotográfica
Thelma Fardín tiene un rostro con facciones que lo convierten en un aliado de la cámara. “Vine así, es genética, no me hice nada”.
-A los treinta años sería muy precoz una cirugía plástica.
-Nunca me haré una cirugía de ese tipo.
-Entiendo que las chicas de tu generación tienen tu misma mentalidad sobre esos temas.
-Sí, pero también hay chicas jóvenes que recurren a eso. De hecho, hay una moda de ponerse filtros en las redes sociales que me angustia mucho porque parten de una irrealidad. Una cara intervenida desde muy joven, cómo llega a la vejez.
-También existe una exigencia del medio artístico.
-Es contradictorio porque se pide la juventud eterna, pero cuando se ve a una mujer muy operada, se la critica mucho, como sucedió con Madonna. Se busca cancelar a la vejez.
-Edadismo puro.
-Edadismo y gerontofobia.
-En las ficciones nacionales, el rol de padres, tíos mayores o abuelos es prácticamente inexistente, sin reflejar lo que sucede en la vida real.
-En la Argentina estamos un poco flojos con ese tema, pero, en el mundo, se comenzaron a ver personajes inclusivos en todos los sentidos y eso incluye a otro tipo de edades, como sucede con las protagonistas de la película Todo en todas partes al mismo tiempo.
-Un cambio de paradigma.
-Algo muy reivindicativo. Hablamos de la liberación femenina, pero hasta qué punto una mujer que apela a las cirugías o a detener las marcas del tiempo no está respondiendo a lo que el sistema le va metiendo en la cabeza y le hace creer que se trata de una decisión propia. Por eso, siempre me preocupé de poner mi foco en el intelecto porque es algo que yo puedo controlar y hacer crecer, pero con la belleza no es así, aunque nací con los cánones que, para esta sociedad, tienen que ver con la belleza. Mi decisión es que el envase no hable por mí, más allá que se trata de, en muchos sentidos, un privilegio.
-La belleza, al menos en el mundo artístico, ¿abre puertas?
-Sí, claro.
-Aún hoy, es un parámetro.
-Por supuesto. Lamentablemente es así, no hay empatía con los cuerpos. A tal punto que, por ejemplo, la gordofobia sigue existiendo. Yo nací blanca, flaca, hegemónica y heterosexual, pero fui víctima de violencia, incluso por eso mismo que se lee como un privilegio, sin embargo, me colocó en un lugar donde se me sexualizó siendo una criatura. Por eso, cuando empezás a desarmar todo, te das cuenta que se trata de un sistema muy perverso. En mi caso, lo que se considera algo a favor, como la belleza, el lugar en el que todas las chicas querían estar, terminó siendo la peor trampa de mi vida.
Fardín no reniega de quien es, al contrario, pero entiende que lo más importante es la propia construcción: “Elijo quién ser”.
-Se te percibe muy madura y entiendo que es una característica que te acompaña desde siempre.
-Es así, fui así desde muy chica. Mi mamá me tuvo a los cuarenta, una edad avanzada para la maternidad en esa época, así que pienso que haberme criado con una mamá de esa edad, muy conectada a los libros y que me estimuló al estudio, de alguna forma me construyó la personalidad.
-¿Había mucha exigencia?
-Sí, tenía que ser la mejor alumna para poder actuar y crecer en un mundo paralelo como el artístico. De chica leía mucho. Mi primer libro lo tuve a los seis años y fue Veinte poemas de amor y una canción desesperada, de Pablo Neruda. Andá a saber qué entendía a esa edad.
El estímulo de su madre fue esencial, a pesar que había estudiado Administración de Empresas y, a los cuarenta, se recibió de martillera. “Ella tenía una gran biblioteca, por eso, el libro para mí siempre fue un gran refugio, me permitía escapar de otras realidades”.
-El feminismo ha producido un gran corpus bibliográfico.
-Esos libros también me acompañan mucho, me sirve saber qué pensaron e hicieron antes que yo.
A los 18 años, hizo un programa de filosofía junto a Darío Sztajnszrajber, que se llamó Mentira la verdad y que se vio por canal Encuentro. “Leer a esa edad El banquete de Platón me explotó la cabeza”. Empezó Comunicación Social en la UBA y también cursó Sociología y Filosofía.
“No estudié en una escuela de teatro o en el Conservatorio, ya que pienso que el actor se hace en el escenario, pero tuve varios maestros como Julio Chávez, Luz Palazón, Mónica Bruni, Lili Popovich, Guillermo Fernández... nunca dejo de entrenar como actriz, siempre estoy haciendo algún curso”. Está claro que no es partidaria de los títulos, pero sí del conocimiento. “A partir de lo que sucedió en mi vida, estoy muy enganchada con el Derecho, me interesa acompañar a mujeres y a varones en situación de denuncia”.
-El varón, por una cuestión de mandato patriarcal, no denuncia por vergüenza.
-Los chicos no tienen referentes, en cambio las pibas sí. Las mujeres tenemos de dónde agarrarnos, puedo nombrar a Rita Segato o a Luciana Peker.
-También las chicas pueden espejarse en vos. ¿Te sentís referente?
-Al principio eso me sonaba como una locura, pero, a esta altura, ya me asumo así. Al principio no me quería parar en ese lugar, sin embargo, con el paso del tiempo, lo tomé con mucha responsabilidad. Aprendí sobre litigio estratégico en casos de abuso sexual y litigio internacional, ya que, en mi caso, actúan tres países.
-¿Estudiarías abogacía?
-Iba a comenzar, pero justo me llamó José María (Muscari) y me pareció una locura hace todo junto, no iba a tener tiempo. A los cuarenta, no sé si seré madre, pero me imagino recibida en Derecho. Aunque, la victoria es no renunciar nunca a la actriz, es mi identidad, soy eso desde los seis años.
-Thelma, cuando a alguien padece violencia sexual, ¿teme o siente algún tipo de fobia que limita el deseo de formar una pareja? ¿Existe el miedo al hombre y al encuentro íntimo por asociarlo a lo traumático?
-Lo que no se puede hacer es generalizar. No se puede decir “si te pasa esto, la consecuencia es tal”, pero sí hay patrones exactos vinculados al estrés postraumático y que se representa de diferentes maneras. Todas las víctimas de abuso sexual tenemos este estrés, pero no del mismo modo. Además no todas tenemos los mismos recursos, ya que no es lo mismo que me pase a mí, que me puedo pagar una psicóloga, que a una piba que no tiene sus necesidades básicas satisfechas, y no puede pensar en el trauma. Yo pude hacer mi proceso muy acompañada, con lindas amistades. Para mí, lo colectivo es muy importante, como compartir con compañeras que pasaron lo mismo y podemos tramitar juntas la experiencia.
-Te preguntaba por el miedo al hombre.
-No me sucede. Nunca tuve más miedo que cualquier mujer que manda un mensaje a la familia, pareja o amigos cuando llegó bien a su casa. Es transversal a todos, más allá de la edad o el género. Cuando un amigo se va de mi casa, le pido que avise cuando llegó a la suya. No tuve más miedo que mis amigas y sí, las precauciones y los cuidados que tenemos todas.
-Vivimos en una sociedad donde el riesgo de todo tipo está latente.
-No siento a esta sociedad violenta o insegura, pero esa es mi experiencia, no puedo decir que sea la realidad.
Un asunto de familia
Más allá de las funciones de Plagio en la sala del Regina, Fardín espera el estreno de la película Martín García, dirigida por Aníbal “Corcho” Garisto, “fue una experiencia espectacular, la rodamos durante un mes en la isla”.
-En tu época escolar, ¿cómo hacías para estudiar y trabajar al mismo tiempo?
-Me pregunto lo mismo, pero terminé la secundaria con 9,33 de promedio. Con mi agenda actual, puedo hasta olvidarme de darle de comer a la gata, así que no sé cómo hacía en esa época. Me levantaba a las seis de la mañana, salía del colegio a la una, mamá me esperaba con el almuerzo, me bañaba y a las dos de la tarde grababa en Martínez. Tengo un nivel de memoria alto, así que estudiaba en el viaje a los estudios.
El trajín era intenso, aunque, como su infancia y primera adolescencia transcurrió en Villa Adelina, la distancia al canal no era extensa. “Me llevaba un remisero de confianza, siempre el mismo, lo cual era bueno, porque yo era chica y mi mamá trabajaba, entonces tenía que ser una persona que generara seguridad y, de alguna forma, me cuidara”.
-Aunque, en esa época, el peligro estaba en otro lugar.
-Exacto.
-Naciste en Bariloche.
-Así es, aprendí a esquiar antes que a andar en bicicleta. A los tres años, ya andaba en la nieve y a los cinco, corría carreras. Hoy, se volvió muy caro ese deporte, el valor es turista y no todos pueden subir a las montañas. Con los años, también aprendí a andar en bicicleta, porque, ya viviendo en Buenos Aires, me llamaron para una publicidad y, como no sabía pedalear, no la pude hacer.
Aquella infancia idílica mutó en el vértigo de una actriz precoz. “Soy la única hija de la pareja de mi mamá con mi papá, aunque tengo medios hermanos de ambas partes, pero no crecí con ninguno, tenemos mucha diferencia de edad”. Parte de su familia continúa en la Patagonia y reconoce que solo tiene relación con José, uno de sus hermanos de parte de padre.
-¿Tus padres están separados?
-Sí. De hecho, me crió mi mamá, no tuve ni tengo relación con mi progenitor.
-¿Ni siquiera en la época en la que vivías en Bariloche?
-Muy poco...
-¿Llevás su apellido?
-Sí. Mi nombre parece artístico, pero no lo es.
-Es un nombre con fuerza, incluso no frecuente en las chicas de tu generación.
-Tiene mucha fuerza.
-¿Pudiste hablar con tu padre sobre el tema Darthés?
-No, solo he tenido alguna relación cuando tuvo que firmar alguna autorización para que yo pudiera viajar siendo menor.
-Ya adulta, ¿no te interesa recomponer el vínculo con él?
-Para nada, no lo merece.
Sobre el final de la charla, una conclusión en torno a Darthés es contundente: “La reparación nunca tuvo que ver con la idea de imaginármelo tras las rejas. Entiendo que haya víctimas que tengan ese deseo, para mí el deseo principal era garantizar que él no se lo pudiera hacer a nadie más”.
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