La intérprete canadiense lidera la nueva producción de Disney+, pero previamente tuvo un recorrido televisivo muy interesante y alzó el Emmy por su gran trabajo en Orphan Black
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Tatiana Maslany descubrió su pasión por la actuación de pequeña y la redescubrió años más tarde. La propia actriz canadiense delimitó esos estadios por los que atravesó sin saber hasta qué punto la interpretación iba a transformarse en una parte vital de su vida. En primera instancia, cuando tenía nueve años, su madre vio que un teatro de la ciudad canadiense de Regina estaba buscando jóvenes que quisieran embarcarse en diferentes producciones. Tatiana, motivada por la propuesta, se presentó al casting y quedó de manera definitiva. “Ese fue el principio y me di cuenta que no me era suficiente, que tenía que estar todo el tiempo arriba del escenario”, declaró en diálogo con Interview Magazine.
Para la joven Tatiana, había un componente lúdico, un espacio comunitario que le atraía tanto como la actuación misma: “Estaba ese aditamento de hacerle creer al otro algo a través de tu personaje, eso me daba una energía igual a la de estar con mis compañeros probándome diferentes vestidos, trajes. Cuando sos niño y lo podés hacer por su componente de diversión, todo es mucho mejor”, remarcó la actriz que debutó en cine poniéndole la voz a uno de los personajes del largometraje Subterranean Passage.
Sin embargo, todo cambió cuando Maslany cumplió 20 años y llegó a esa segunda instancia de su recorrido actoral. Un amigo le hizo ver la filmografía del cineasta emblema del cine independiente, John Cassavetes, y ya no pudo ver la actuación del mismo modo. Maslany se sintió invadida por un fuerte compromiso con lo que estaba haciendo que la sigue acompañando hasta el día de hoy, cuando comanda She-Hulk: defensora de Héroes, la serie que hoy estrena Disney+ basada en el personaje de Marvel.
“Ver todas esas películas hizo que mi cabeza procesara las cosas de otra forma. Sentía que era una artista y que por eso tenía la posibilidad de transportar a la gente a otros lugares. Advertí que lo que venía haciendo era un proceso más personal, de diversión propia, y no tuve en cuenta que podemos dejar una marca en los demás”, expresó Maslany. Por lo tanto, dejó atrás su carrera de artista teatral itinerante y se mudó a Ontario, donde empezó a trabajar de manera sostenida tanto en cine como en televisión.
Maslany protagonizó la película de terror canadiense, The Messengers; tuvo un pequeño papel en El diario de los muertos, de George A. Romero; formó parte de la comedia Defendor, junto a Sandra Oh y Woody Harrelson; y protagonizó el film Grown Up Movie Star. Los rodajes se le iban superponiendo cuando empezó a despuntar su carrera en TV. De 2002 a 2003 comandó la serie juvenil 2030 CE con el papel de Rome Greyson; luego integró el reparto de Prairie Giant, en 2006; y también realizó numerosos films televisivos como Trapped!, The Robber Bride, Sabbatical, y tuvo personajes importantes tanto en el drama Heartland como en la miniserie World Without End.
Aunque su carrera no terminaba de explotar por fuera de Canadá, no era eso precisamente lo que preocupaba por entonces a Maslany. Su necesidad pasaba -sobre todo para una amante del cine de Cassavetes y de Una mujer bajo la influencia como ella-, por encontrar guiones con figuras femeninas complejas al mando. Eso era lo que estaba buscando, lo que no parecía llegar. “Estaba muy entusiasmada por la idea de audicionar para roles de mujeres con diferentes capas, por el mero hecho de presentarme a un casting para eso”, declaró. Finalmente, el casting adecuado llegó y el desafío fue mayor de lo esperado. Maslany buscaba interpretar a un personaje femenino complejo y terminó haciendo ese trabajo... pero con más de cinco mujeres (y en simultáneo).
El “Clone Club” que cambió el rumbo de su carrera
Orphan Black es una serie que te conquista de inmediato. La ficción de Graeme Manson y John Fawcett, estrenada en 2013, le dio la posibilidad a Maslany de interpretar a esos clones producto del denominado Proyecto Leda, y la mayoría de esos personajes (desde un joven trans en busca de su identidad hasta una villana que encontraba siempre la forma de regresar) le requirieron un nivel de preparación agotador pero fascinante.
La producción comienza con Sarah (Maslany, claro), una buscavidas que atestigua el suicidio de Beth Childs, una mujer que luce exactamente igual a ella. A medida que investiga el caso con su sidekick Felix (Jordan Gavaris) empieza a encontrar a otras mujeres clonadas, como Alison Hendrix, Cosima Niehaus y Helena Manning, aunque la lista es más extensa.
El trabajo de Maslany es descomunal. La actriz realmente habitó esos personajes con sus idiosincrasias (“the soccer mom”, “the geek”), en muchas ocasiones en una misma secuencia, y en otras cuando un clon se hacía pasar por otro, un fascinante juego de cajas chinas actoral por el que la actriz ganó merecidamente el Emmy en 2016. Con Helena, por ejemplo, Maslany utilizó su cuerpo como con ningún otro clon, y logró que tanto un abrazo de ella con su hermana como un cruel asesinato tengan el mismo grado de verosimilitud.
Orphan Black se terminó convirtiendo en una serie de culto -finalizó en 2017 luego de cinco temporadas-, y el personaje de Cosima, en un ícono queer. Además del componente científico y las preguntas éticas que se desprendían de éste, algunos de los mejores episodios de Orphan Black (cuyos títulos están tomados de las obras de Charles Darwin y Francis Bacon) son los que se erigían sobre las reglas de la comedia de enredos, como el inolvidable “Variations Under Domestication”.
“La manera en la que la gente respondió a la serie me sorprendió mucho porque la relacionaban con el tema de la identidad, con el feminismo, y eso fue muy emocionante de ver porque siempre hablábamos con los creadores de la serie sobre cómo la feminidad no es un concepto del que todos los clones estuvieran al tanto, como el caso de Helena, que estaba más allá de eso”, contó Tatiana sobre la gran recepción que tuvo Oprhan Black, la serie que cambió su carrera.
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“Mi actriz favorita es Gena Rowlands y ella interpreta mujeres que, en cierto modo, cuestionan el género. Son mujeres, son femeninas, son masculinas, son todo. Y hay algo excitante en eso. Hay que salirse de los arquetipos y no sentir las restricciones”.
En sintonía con sus palabras, Tatiana milita por causas que tocan de cerca a la comunidad LGBTQI+ y recientemente se la pudo ver promocionando She-Hulk con una remera en la que se leía la frase “Apoya al futuro trans”. “Para mí no hay discusión, no hay debate. No tiene sentido que no se apoye a la comunidad. No entiendo siquiera por qué deberíamos trazar una línea”, declaró en diálogo con GLAAD.
“Una de mis frases favoritas de Orphan Black la dice Cosima: ‘Mi sexualidad no es lo más interesante de mi persona’”, amplió la actriz sobre ese gran personaje que entabla una relación romántica con Delphine (Évelyne Brochu). “Ninguna de ellas fue creada para la mirada masculina, no están exhibidas, son dos mujeres que se aman”, subrayó.
Por qué She-Hulk le recuerda a Orphan Black
Esa búsqueda de personajes femeninos complejos no cesó y si bien brindó muy buenas interpretaciones en películas como La dama de oro, Más fuerte que el destino y Destroyer, y en la serie Perry Mason, el papel de Jennifer Walters/She-Hulk le recordó el porqué de su trabajo y la retrotrajo a Orphan Black.
“En cierta manera, sentí al personaje de Jennifer como una extensión de los que interpreté en Orphan Black, además de que en ambas series se abordan tópicos como la identidad, la percepción y la estética. Obviamente Jennifer no pierde su consciencia cuando se convierte en She-Hulk, pero otros puntos que pude explorar me recordaron a Orphan”, declaró la actriz en una charla con Screen Rant sobre la flamante ficción de Jessica Gao dirigida por Anu Vaila y Kat Coiro con la que está feliz de volver al ruedo, según lo que expresó a The Guardian.
“Lo que me llamó la atención de este personaje es cuán humana es y me gustaría que no se la etiquete como ‘una mujer fuerte’ porque eso la reduce, esa es una caja en la que nadie puede entrar”.
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