Tamara Paganini: “Siempre dije que el día que tuviera plata, me operaba toda”
La actriz le contó a LA NACION por qué decidió pasar por el quirófano y por qué considera que someterse a una cirugía en el abdomen era una forma de darle cierre a una de las experiencias más dolorosas de su vida
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Es una de las participantes más queridas y populares de la primera edición de Gran Hermano. De esa primera incursión mediática pasaron más de 20 años, pero Tamara Paganini hizo su propio camino y trabajó en televisión, teatro y radio. Este año protagonizó la obra El reñidero, de Sergio de Cecco, y probablemente vuelva a reestrenarla en el 2022. Además, hace un programa radial todos los sábados y planea tener su propio estudio en casa.
En una charla íntima con LA NACION, la actriz y conductora habla sobre su presente, sobre la cirugía estética a la que se sometió recientemente y sobre la maternidad, un deseo acariciado por ella durante largos años.
-Te mostraste en redes con los ojos morados y pensaron que eran por golpes, pero fue una cirugía….
-Sí, me saqué las bolsas debajo de los ojos. Pero antes me hice una abdominoplastía, porque con el embarazo se me desgarraron los rectos y con esta operación te cortan, los levantan y se juntan los músculos de nuevo; los ponen donde deberían estar.
-¿Te quedaron los abdominales marcados?
-Podes elegir marcártelos, pero yo elegí normal, que no me hicieran nada más que ajustarme la piel y que se pegue al músculo. Me operé el 28 de septiembre. En realidad me iba a sacar las bolsas en la misma cirugía que la abdominoplastia pero era demasiado porque además, el médico me corrió las areolas de los pechos, que ya me había hecho hechos hace 15 años. Y también me hizo los parpados, y si encima me hacía las bolsas no iba a poder con mi vida. Esperamos a que se curen bien los párpados y la semana pasada me saqué las bolsas, que era mi mayor sueño.
-¿Por qué?
Porque nací con las bolsas y fueron creciendo conmigo (ríe). Es de familia. Ponerme hielo debajo de los ojos era algo recurrente en mi vida porque cada vez que me despertaba parecía Cuasimodo. Cuando salí del quirófano, en medio de la anestesia, le dije a la enfermera que me guardara la grasita de las bolsas en formol para tenerlas conmigo. Pero ya la habían tirado. Cuando me saqué el lunar de la cara, que era muy característico mío, pedí lo mismo y lo tengo en formol, en casa.
-Les tenes cariño, al final….
-Soy re sanguinaria. Tendría frascos de formol con víboras de dos cabezas en casa. Soy un poco retorcida.
-¿Por qué tantas cirugías? ¿Planeas más?
-Siempre dije que el día que tuviera plata, me operaba toda. Me hicieron buen precio y me alcanzó para lo que me hice. Mi novio me dijo que si yo quería, me regalaba la cirugía en la panza y así fue. Pero no voy a tocarme más la cara, salvo algún retoque. No me gustan los rellenos que te deforman. Y si se me cae el pómulo, y bueno, qué vamos a hacer… Por ahora estoy bien.
-Creyeron que tu pareja te había pegado…
-Si hay alguien que puede fajar al otro en esta relación es yo a él [risas]. Es más bueno... Hace diez años que estamos juntos con Sebastián Cavalieri.
El sueño y el dolor de la maternidad
-En el 2016 perdiste a tus mellizos, ¿la cirugía en la panza fue una manera de darle un cierre a la maternidad?
-Lo pensé. Quedé con el cuerpo de una mujer embarazada, con la leche en los pechos que me chorreaba a borbotones. Me quedé siendo mamá sin los bebés [se emociona]. El cuerpo no me cambiaba, se me hacía la panza redonda y yo me acariciaba, como cuando estaba embarazada. Además, tomaba hormonas desde un año antes de quedar embarazada, porque no quedé en la primera inseminación artificial sino en la segunda. Pensé que quería olvidar mi cuerpo de embarazada, lo hablé con el psiquiatra. Fue un proceso. Eran un varón, Vittorio, y una nena, Donatella.
-¿Qué pasó?
-A los dos meses de embarazo en la ecografía salió que al nene no se le había cerrado la cabecita, esa patología se llama anencefalia, y que no se sabía si iba a nacer vivo o a vivir dos minutos, dos horas o dos días, porque es algo muy grave. Ser madre era un sueño que acariciaba desde los 22 años, pero no queda embarazada y nadie encontraba motivos. Logramos este embarazo doble y menos mal que ya venía con seis años de terapia encima y en vez de tirarme a llorar porque la vida me seguía dando malas noticias, pensé que si Vittorio no iba a vivir que tratara de hacerlo a través mío, mientras estuviera en mi panza. Hicimos cosas que nunca habíamos hecho, para que Vittorio viviera esas emociones, y Donatella claro, aunque creímos que ella iba a vivir junto a nosotros toda una vida.
-¿Qué hicieron?
-Fui de vacaciones a Brasil con amigas, nadé con los delfines, viajamos a Europa con mi novio, caminamos por arriba de un volcán, hicimos cosas re locas, cumplimos muchos sueños para que él pudiera vivirlos también en mi panza [hace una pausa y respira profundo, emocionada]. Siempre hablando con ellos adentro de la panza. Cuando volvimos, me enteré que Donatella estaba dejando de recibir alimento a través del cordón umbilical porque tuve eclampsia, que son picos de presión durante el embarazo. Hubo que hacer una cesárea de urgencia. Yo estaba súper ilusionada porque Donatella nació con 950 gramos, pero sus pulmones no se habían desarrollado bien por la falta de alimento. Cuando nació pensé que estaba todo bien, porque largó un llanto y fue tan emocionante...
-Me imagino...
-La llevaron a neonatología y estuvo durante diez días, mejorando y empeorando, hasta le habían sacado el respirador. Pero nos dijeron que de la única manera que podía sobrevivir era teniéndola enchufada y solo nosotros podíamos tomar la decisión. A Vittorio lo tuve un minuto o dos en mis brazos, lo envolvieron en una toallita blanca (se le quiebra la voz). Creo que con todo lo que hice durante mi embarazo fui re mamá. Soñaba con serlo desde mis 12 años, imaginaba cómo iban a ser… Busco desde los 22 años y nunca pude quedar embarazada, con distintas parejas hasta el 2016. Viví un embarazo pleno, lo disfruté tanto que hubiera querido que durara dos años.
-Te quedaste sin ganas de volver a intentar ser mamá…
-Quizá, si fuera más joven lo hubiera intentado pero estoy pisando los 50 y ya no me siento con ganas. No solo por el trauma que vivimos sino porque mi vida ya no está hecha para hijos, estoy cansada, no me agacho como antes…
Un amor a prueba de todo
-Lejos de desgastarse, la pareja se fortaleció…
-Siempre dicen que cuando una pareja pasa por situaciones tan difíciles, el 80 por ciento se termina separando porque no saben canalizar tanto dolor. Pero Sebastián fue mi mayor sostén, además del psiquiatra. Fue tan fuerte, además conocí a un Sebastián diferente. Siempre fui fuerte, independiente y protectora, y en ese momento estaba destruida y él eligió guardarse su dolor y sostenerme [se emociona]. Conocí a un hombre que no imaginaba. Es tan grande y puro el amor que sentimos el uno por el otro que entiendo que nos encontramos en esta vida. Decidí no tener hijos y él, quizá, más adelante lo deseé y yo seré la tía. Sebastián puede ser papá hasta muy grande y yo voy a acompañarlo en todo lo que pueda porque no quiero quitarle ese sueño.
-¿Conviven?
-No. Cuando empezamos a salir y vimos que iba en serio, pactamos no convivir y nos fue bien. Pensamos que cuando nacieran los bebes él se iba a mudar a casa por una cuestión de comodidad, pero cuando estuvieran más grandes íbamos a volver a vivir en casas separadas, y con el amor de estar juntos.
El trabajo sanador
-¿Vas a seguir con el teatro y la radio?
-Este año hice El reñidero, de Sergio De Cecco, una obra hermosa ambientada en los años ‘20. Fue muy liberador volver al escenario, al aplauso, y súper sanador. Terminamos, pero es posible que volvamos con la misma obra el año que viene, porque nos fue muy bien. Y ahora estoy haciendo radio los sábados a las 17 en @radioencasa. El programa se llama Y parió la abuela, porque lo hago con mis primas. Además, estoy con un proyecto hermoso y es hacer una radio en mi propia casa. Todo es prueba y error, aprendiendo mucho.
-¿Cómo se te ocurrió hacer una radio en tu casa?
-Todo empezó grabándonos con mi novio en Instagram. Hace unos años hice radio y me fascinó ese mundo. Y la idea empezó a crecer. Se va a llamar La Choza Radio. Y otro proyecto es escribir un libro, porque tengo mucho para contar, me han pasado tantas cosas en la vida, algunas insólitas.
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