Tamara Falcó: quién es la cándida y hábil marquesa española que tiene su propio reality en Netflix
Hija de Isabel Preysler y Carlos Falcó y Fernández de Córdoba, la ganadora de la cuarta temporada de MasterChef Celebrity obtuvo una inusitada popularidad en el país ibérico en los últimos años
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MADRID.– Siempre cuenta divertida que, en lugar de poseer un álbum de fotos, cuando quiere ver imágenes de su vida y de su familia, acude al archivo que su madre ha confeccionado con la publicación de las entrevistas y artículos de la revista ¡Hola!. Tamara Falcó es influencer, chef, empresaria, diseñadora de joyas y de moda, panelista del famosísimo programa de TV El hormiguero (Antena 3), tiene un título nobiliario y es una de las personas más famosas de España. La marquesa (Netflix) es el reality show que muestra su vida, la versión oficial de una mujer de 40 años que conoce y domina a los medios de comunicación de su país como hábil yoqueta. Millonaria y famosa, destaca que su joya más preciada es su familia.
Hija de Isabel Preysler, la reina de la crónica rosa de España, y de Carlos Falcó y Fernández de Córdoba, empresario vitivinícola y de aceites, Tamara Falcó se crió delante de las cámaras y de los flashes. Sin embargo, después de su paso por la versión ibérica de MasterChef Celebrity, en 2019, donde obtuvo el primer puesto, su popularidad escaló a niveles inusitados. En 2013 protagonizó su primer reality show llamado We Love Tamara (CosmopolitanTV), y casi una década después regresa a este género, pero convertida en una estrella con brillo propio.
Cuna de oro
Junto con Rocío Jurado e Isabel Pantoja, Isabel Preysler es una de las mujeres más conocidas de España. Ellas se ubican en la rama superior de un árbol genealógico que ha dado lugar a los rostros más famosos de la farándula o, en términos españoles, “del corazón”. Sin embargo, el clan Preysler no es proclive a escándalos y su imagen emana mucho glamour.
Isabel Preysler se casó tres veces: del primer matrimonio, celebrado en 1971, cuando tenía apenas 20 años, con Julio Iglesias, nacieron Chábeli, Julio José y Enrique, quien continuó los pasos de su padre; luego, se casó en segundas nupcias con Carlos Falcó y fruto de esta relación nació Tamara, pero se separaron en 1983, apenas tres años después de pasar por el altar; contrajo matrimonio por tercera vez con Miguel Boyer, quien fuera ministro de Economía durante el primer mandato de Felipe González y con quien tuvo a Ana [esta unión se extendió desde 1987 hasta 2014, cuando él falleció]. En la actualidad, Preysler es la pareja del mismísimo premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Tamara Falcó tiene una excelente relación con todos sus hermanos y con las parejas de su madre: habla del “tío Julio”, del “tío Miguel” y adora a Vargas Llosa, de quien destaca que, a pesar de su inmenso intelecto y prestigio, jamás menosprecia a los demás.
Falcó es la marquesa de Griñón, un título creado en 1862 por la Corona. Carlos Falcó falleció en marzo de 2020 de Covid-19 y dejó escrito en su testamento que sería su hija quien obtendría esta distinción. El popular conductor Pablo Motos le preguntaba, antes de que el Rey Felipe VI pronunciara su aceptación o rechazo por decreto de este cambio de titularidad y antes de que el Boletín Oficial del Estado lo corroborase, qué significaba ser marquesa, si tener este título implicaba tener una responsabilidad particular o algún privilegio. “Mi padre describía [que tener un marquesado o un título nobiliario] era tener una encina milenaria que te pasaban a ti y que te escogían para llevar el nombre bien”, respondió, pero sin dar demasiadas precisiones sobre su futuro como miembro de la nobleza.
Revelaciones
Falcó tiene un estilo muy particular para expresarse. En su lenguaje diario cuela términos en inglés, algo que en España no era tan común, al menos en los últimos años, y habla en la intimidad con su madre y sus hermanos en ambas lenguas. Rara vez pierde los estribos o alza la voz, a pesar de que en algunas ocasiones algunos se sientan más inteligentes que ella.
“Siempre he tenido mi carácter, pero no es algo que tenga que sacar a menudo porque la gente normalmente no me falta el respeto”, contaba en MasterChef Celebrity, después de la discusión con otra concursante. En esta incursión demostró su talento culinario y continuó perfeccionándose en el Cordon Bleu. Tras esta experiencia participó de un programa de cocina en Televisión Española junto a Javier Peña, reconocido chef, pero entre los dos no había demasiada química.
La grabación de La marquesa demoró tres meses; el resultado son los seis capítulos, de un promedio de 35 minutos de duración, de esta serie que aún no ha confirmado una segunda temporada. Durante la evolución del reality, se la podrá ver luchando por crear en el Palacio El Rincón, a 54 kilómetros de Madrid, propiedad que heredó de su padre, una sofisticada experiencia gastronómica. Además, en esta serie son personajes secundarios otras estrellas, protagonistas de mundos diferentes: el propio Mario Vargas Llosa, en una visita en la mítica librería Strand; el astro pop Enrique Iglesias a través de una videollamada; el chef más importante de España, Martín Berasategui; Ana Boyer y su marido, el tenista Fernando Verdasco; el periodista y escritor Boris Izaguirre; y, por supuesto, Isabel Preysler, su madre.
En La marquesa, Falcó recorre Madrid, París, Roma, Nueva York, muestra las campañas publicitarias que realiza, sus entrenamientos, sus encuentros con amigos y sus conversaciones con su novio. También se puede ver una faceta muy importante en su vida, que es la fe, y por eso viajará al Vaticano y aparecerá el Papa Francisco brindándole una bendición.
“Hicimos un pacto: yo voy a su discoteca y él viene a misa”, bromeó en una alfombra roja sobre su vínculo con Íñigo Onieva, dueño de la discoteca Lula, en plena Gran Vía, con quien lleva tres años de relación. Durante algún tiempo, Tamara Falcó pensó en tomar los hábitos. “En mi casa no se respiraba un aire religioso. Hice la primera comunión y recibía educación religiosa, pero hubo un momento en el que me enfadé con el sacerdote de mi colegio porque pensé que había sido injusto conmigo, y dejé la religión y me cambié a clase de Ética. Me convertí en una persona antirreligiosa, pero siempre le rezaba a Dios Padre. A quien no conocía era a Jesús. Mi relación con la Iglesia era nula. Iba a bodas, pero directamente a la fiesta”, contaba en una conferencia que brindaba ante un grupo de fieles creyentes.
El cambio se produjo en su vida luego de que su padre se separara por tercera vez. Tamara Falcó quiso ir a acompañarlo durante el verano y antes de partir al campo, donde descansaban, compró un volumen de la Biblia. Le atrajo de aquel ejemplar la tapa ilustrada con palmeras, una planta que adora, pues su nombre en hebreo significa palmera. “Si la gente más próxima a mí hubiera seguido esto, nunca nadie me hubiera hecho daño”, pensó tras leer los diez mandamientos.
Adorada por muchos, también cuenta con detractores que critican su snobismo. Tamara Falcó cosechó fama de ingenua, de cándida, pero su versatilidad para participar de tantos negocios y actividades sociales, donde siempre es la protagonista, revela que la marquesa de Griñón tiene un próspero futuro por delante, no solo financiero, sino también que sus índices de popularidad puede seguir incluso escalando cada vez más, esta vez, fuera de las fronteras españolas.
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