Espléndida. Susana Roccasalvo llega a la entrevista radiante y con ganas de hablar. En el shopping de Palermo se pasea como pez en el agua. Le gusta estar atenta a las cuestiones estéticas. Lo confiesa. Lo luce. Acaba de pasar por la peluquería, ritual que le ocupa tres tardes por semana, y luego de la charla se sumergirá en una de las grandes tiendas de ropa. Y sí, es una auténtica fashion victim. "Toda la vida fui de cuidarme, aunque tengo una estructura ósea chica. Muero por los dulces, pero no tomo alcohol. Soy más feliz con un lemon pie que con un ramo de flores. Consumo poca carne, me limito con las harinas, y, si me excedo, hago dieta", resume está mujer que cuida tanto su físico como su cabeza con rigurosas sesiones de terapia.
La conductora de Implacables, su programa de espectáculos que ocupa la franja de las 20 los fines de semana por elueve, pertenece a una rara avis en el medio, dado que es una de las pocas mujeres que ha logrado liderar un ciclo propio en el marco del popular género de los chimentos. "Arranqué hace varios años, luego llegó Viviana Canosa. Somos las dos únicas que hemos podido encabezar nuestros propios programas", dice con orgullo y reconociendo el machismo que aún impera en la industria televisiva. "Por ser mujer, todo me costó mucho. El mundo, la Argentina, y la televisión son machistas. Cuando pido algo, me dicen que sí, pero no se me escucha. A esta altura del partido no tengo caprichos, doy las razones de lo que pido, pero el machismo es lo que prima". Reconocimiento y queja, Roccasalvo no está con ganas de callarse nada.
-Más allá del inocultable machismo reinante, aún en el siglo XXl, también es válido reconocer que, a pesar de todo, has podido desarrollar tu carrera.
-Me fue bien, toqué las mieles del éxito, y, durante muchos años, estuve bajo el ala de una mujer, Liliana Parodi, quien no solo es mi amiga, sino que es como una hermana para mí. Nosotras nos conocimos en el ISER estudiando locución cuando teníamos 25 años. Somos familia.
-Con semejante amistad y siendo Parodi la responsable de la programación de América, ¿por qué no trabajás en ese canal?
-Hace veinte años que estoy prohibida por Jorge Rial.
-¿Cómo es eso?
-Siempre se llenó la boca diciendo que yo lo prohibí y eso no es así, dado que él trabajó siempre en América.
-¿Entonces?
-Cuando a Carlos Monti y a mí nos comunican que iba a entrar Rial a trabajar con Diego Gvirtz aclaré, en el canal, lo que él decía de mí.
-¿Qué decía?
-Hablaba pestes de mí en radio, hasta dijo que era sucia. Así que les pregunté a las autoridades del canal si él iba a hacer eso también por televisión, en la misma pantalla en la que estaba yo. Me dijeron que no, que me quedase tranquila.
-¿Qué sucedió después?
-La que está prohibida - y me lo dijeron todos los dueños que tuvo el canal- soy yo. "No queremos problemas con Rial, no queremos que Jorge se enoje", es lo que me argumentan.
-¿Es decir que él tendría más poder que los propietarios de América?
-Cuando un conductor lleva plata al canal, a través de la pauta publicitaria, no hay con qué darle. A mí me lo dijo una primerísima figura que había escuchado esto en dos oportunidades.
-¿Por qué hablaba mal de vos desde su ciclo radial?
-Porque estaba fuera de la televisión, ahora está más grande, más tranquilo, pero soporté varias agresiones. Con el tema de la violencia de género, si se escuchase todo lo que él dijo de mí.... Está todo grabado... Lo dejo pasar. Él está grande, yo no todavía, que el agua fluya, pero si no estoy en América es por eso.
-Es decir que el desacuerdo surge porque él te habría acusado de vedarle el camino hacia la pantalla de América...
-Jamás lo prohibí. Cuando alguien prohíbe a otro, ese otro no trabaja y él siempre trabajó. Lo único que le pedí a Alfredo Odorisio (responsable en esos tiempos de la programación de la emisora platense) es que Jorge no repita las pavadas descalificadoras que decía sobre mí en radio. Me dijeron que no y entró al canal. En América no podíamos trabajar ni Carlos Monti, ni Lucho Avilés, ni yo.
-Carlos Monti trabaja en América.
-El año pasado, Pamela David dijo que lo quería en su ciclo. El primer día del programa, cuando hacen el pase y conversan al aire Rial y Monti, Jorge se pone a hablar mal de mí. Son cosas que tiene él, algún día las va a cambiar.
-Sin embargo, cuando murió tu marido tuvo palabras muy elogiosas en Intrusos.
-Así es. Mi hija me mostró ese video. La vida te va acomodando, se lo agradezco mucho.
Duelo
"Durante varios días no toqué el celular ni miré televisión. Estaba muy ida. Es más, hoy, a tres años, me cuentan cosas que sucedieron en el velatorio que ni recuerdo. Carolina Papaleo estuvo presente pero, cuando me reintegro al trabajo y me la encuentro en el canal, le digo: "¿Te enteraste que murió Charly?". Tenía tal agotamiento físico y mental que hay cosas que me las van contando". El pasado domingo 20 de enero se cumplieron tres años del deceso del médico Carlos Hlawaczek, quien compartió sus últimos años junto a la periodista conformando una pareja muy unida.
-En aquel entonces, regresaste rápidamente a la conducción de tu programa. Fuiste un ejemplo de resiliencia y recuperación. ¿Cómo hiciste para enfrentar las cámaras tan rápido?
-Estoy arrepentida, me tendría que haber tomado más tiempo antes de volver. Lo pagué con muchos temas de salud, menores, pero que se hicieron sentir.
-¿Por qué volviste tan rápido?
-Lo hice por mi necesidad de estar acompañada, de no quedarme, de día, sola en mi casa. Necesitaba distraerme, pero el cuerpo es una máquina perfecta y avisa.
Estoy arrepentida de haber vuelto tan pronto a mi programa, me tendría que haber tomado más tiempo antes de volver
-¿Cuáles fueron tus recursos para desandar el camino del dolor?
-El proyecto de vida de Dios, del universo, está calculado. A mí me ayudaron el esfuerzo, el trabajo, la terapia, los amigos. El amor incondicional de mi gente y llorar mucho.
-Catarsis y liberación pura.
-Sí, pero siempre lloré sola. Tengo dos lugares para llorar: mi casa y el auto. Nadie me vio llorar en el canal y eso le llamó la atención a mis compañeros. Los técnicos se asombraban porque siempre estaba con una sonrisa.
-¿Por qué camuflabas ese dolor?
-Mis compañeros no tenían la culpa de lo que me había sucedido. Yo tampoco, pero es lo que me tocó. Ni siquiera delante de mi hija lloré demasiado. No sé cómo se hace, no tengo una receta.
-Fue muy abrupto el final de Carlos, sobre todo teniendo en cuenta su edad.
-En realidad, los médicos le diagnosticaron tres meses de vida y sobrevivió ocho. Para mí, fue un volver a empezar. Hoy me encontrás muy entera, pero la herida va a estar siempre. Aunque con ganas de empezar una nueva vida, no solo en lo personal.
-¿Cómo es, será, esa nueva vida?
-Me mudé y no tengo un solo mueble de la otra casa. No hay fotos de hombres en mi nuevo departamento, salvo la de Gerardo Sofovich que fue como un padre para mí. Hay cosas que se llevan en el corazón, en el recuerdo, en la memoria. Dios sabe por qué tuve que cumplir esta misión, por qué pasó todo esto.
-¿En qué te modificó atravesar esta tragedia?
-Me cambió la visión de todo. El ochenta por ciento de las cosas me importan un bledo. Cuando atravesás una situación así te das cuenta de lo corto que es todo.
Aunque acarreando el dolor insondable, la periodista no claudica en el deseo de reconstruir su vida sentimental. A un falso rumor de un nuevo amor, ella lo enfrenta con humor, pero sin desechar volver a enamorarse. "No volví a estar en pareja. Alguna vez, me vino a buscar un amigo del club para llevarme en su auto y eso confundió. Ahora me buscan los matrimonios para que no se mal interprete".
-Hace poco confesaste que te fue mejor con la viudez que con el divorcio de tu primer matrimonio. ¿Hay algo de eso?
-Será el morbo de los hombres, pero no estoy en pareja.
-¿Te gustaría?
-Sí, además, fue una orden de Charly.
-¿Por qué?
-En alguna oportunidad me dijo: "Esto se termina pronto y vos sos muy joven. Todavía estás a tiempo de empezar un proyecto nuevo, de armar una pareja".
-¿Y tú respuesta cuál fue?
-Le corté de cuajo la conversación y me fui a preparar un café, pero fue un mandato.
-¿No hay ningún candidato a la vista?
-No.
Barajar y dar de nuevo
La periodista no es de las que llegan al canal poco antes de salir al aire. Toda la semana asiste a las reuniones de producción, propone temas e invitados, y objeta lo que considera que no se ciñe a las necesidades de su audiencia. A tono con los tiempos, la agenda del programa se amplió buceando en cuestiones que hacen al espectáculo, pero también a problemáticas sociales vigentes. "El espectáculo cambió. Antes las actrices no se casaban con personajes desconocidos que luego terminaban presos, como sucedió con Leonardo Fariña. Ahí se entró en otra faceta. Por otra parte, antes los actores no participaban tanto en política, no eran diputados ni senadores. Uno de los primeros fue Palito Ortega, cuando accedió a la gobernación de Tucumán".
-Hoy la agenda del espectáculo se roza con la política, lo judicial y lo policial. Tomando el universo del filósofo Jacques Derrida, ¿tuviste que deconstruirte y volverte a conformarte como profesional?
-No sé si tuve que construirme nuevamente, pero sí es cierto que hoy busco asesorarme hasta con economistas como Javier Milei, a quien me gusta invitar al programa.
-Las cuestiones de género y las denuncias de violencia también atraviesan a la farándula y eso se refleja en los contenidos de los gossip shows.
-Hace veinte o veinticinco años atrás, las parejas se separaban, pero no se escuchaban los dramas que se escuchan ahora vinculados a la violencia. El avance de la droga influyó. Desde ya, cuando uno habla con periodistas mayores te cuentan sobre la existencia de personajes que eran adictos, no es nuevo. Hoy las adicciones están más expuestas y no está mal. Aunque todavía en la Argentina se maneja una cierta apariencia y del actor que consume drogas mucho no se habla. En los Estados Unidos no se tapa tanto, incluso se exponen más temas como el alcohol, la anorexia, la bulimia. Allá, la figura se interna y, cuando sale, hace una película y la rompe.
-¿Sentís que acá se estigmatiza a quien cuenta algún problema de ese tipo?
-Hay resistencia. Aunque, en los últimos tiempos, hubo un giro. De hecho, ahora se habla del acoso de algunas personas del medio. El espectáculo ha cambiado, el show business de toda la vida se comenzó a integrar a lo que le sucede a todo el mundo.
-Hoy el sistema del espectáculo y la farándula espeja a la sociedad.
-Lo mismo sucede con la sexualidad. Acá, aún, hay mucha gente homosexual que no lo dice. ¿Por qué callarlo? ¿Qué tiene de malo? Pero aún prima el prejuicio.
-Hace un momento mencionabas el tema del acoso. El episodio vinculado a Juan Darthés marcó un punto de inflexión. ¿Tenés algún tipo de límite para entrevistar a alguien que pueda estar vinculado a la problemática?
-Soy mujer y tengo una hija, así que este tema me pone loca. Siempre voy a respetar a todas las mujeres y voy a poner de mí toda la colaboración. No tengo problemas en entrevistar a nadie, pero siempre iría al hueso luego de investigar profundamente el caso. Los hombres que están marcados por este tema hablan poquito, están preocupados.
-¿En tu programa corre lo de "la casa se reserva el derecho de admisión"?
-Para nada. Hay personajes que son difíciles para dar notas y otros son muy evasivos para contestar. Esos están poco, pero por complicados.
-Creaste una marca que es Rumores y con Monti conformaron una pareja exitosa en el rubro. ¿Hoy cómo es tu vínculo con él?
-Muy bueno. Estuvimos diez años divorciados, pero ya pasó.
-¿Te gustaría reeditar Rumores?
-¡Por supuesto!
-Se habló de una candidatura tuya a la presidencia de Aptra (Asociación de Periodistas de la TV y la Radio Argentinas). ¿Es real?
-Lo dijo Luis Ventura, el actual presidente, en la entrega de los Martín Fierro, pero no sé si tengo el tiempo. Aunque me gustaría ayudar, colaborar.
En algún momento de la charla con LA NACION, la conductora reconoce haber alcanzado todo lo que se propuso. "Más no voy a lograr, así que no me preocupo, ni compito demasiado. Vivo la vida", sostiene. Aunque no se priva de confesar alguna asignatura pendiente: "Mi sueño es conducir el Martín Fierro".
-La industria tiene a Mirtha Legrand, Susana Giménez y Marcelo Tinelli como sus máximos exponentes en la animación, adorados por el público. ¿Por qué creés que no hay un mayor recambio generacional?
-Ellos son próceres, número uno, pero nuestra industria es muy chica, tenemos pocos canales, y eso no permite que surja mucha gente nueva.
Creo que si hoy los directivos de los canales se unieran y dejaran de lado las exclusividades y el egoísmo, la industria crecería más.
-De las nuevas generaciones, ¿quiénes te gustan?
-Mariana Fabbiani y Verónica Lozano son excelentes. Verónica no viene de formación periodística, pero tiene el plus de la psicología y por eso pregunta muy bien. Además, es muy graciosa, aunque un poco guarra. Mariana me parece impecable, es simpática y sabe preguntar y está muy bien asistida por su panel.
-De los periodistas jóvenes del espectáculo, ¿quiénes te convencen más?
-Hay una nueva camada muy bien aspectada con nombres como los de Angelito de Brito y Rodrigo Lussich. Me parece que son la nueva generación de conductores fuertes en el espectáculo.
-Pronto debutará Lizy Tagliani como animadora en Telefe, todo un cambio de paradigma.
-Absolutamente, adoro a Lizy y a Gonzalo Costa. Siento que estoy ante dos grandes mujeres e iría a cenar con ellas encantada de la vida. Si el producto le sirve al televidente, bienvenidas ambas. No tengo ningún problema. Siempre voy a defender a la televisión. Creo que si hoy los directivos de los canales se unieran y dejaran de lado las exclusividades y el egoísmo, la industria crecería más.
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