Soledad Silveyra, a punto de debutar en las tardes de eltrece: "No estoy hecha para el barro de la televisión"
No será la primera vez que Soledad Silveyra ocupe un rol alejado de la actuación. Con el estreno de Mujeres de eltrece, la actriz volverá a pararse frente a las cámaras sin el camuflaje de un personaje de ficción.
"Es volver a una conducción totalmente diferente. Si hay algo que queremos de este programa es que no haya protagonismos, somos un equipo", se encarga de remarcar la actriz a LA NACIÓN, mientras se reconcilia con la vida más allá de los límites del ámbito familiar, luego de cumplir con una cuarentena estricta. "Por más que el éxito no esté de nuestro lado, no significará que no sea un logro haber podido establecer este vínculo sin egos y sabiendo que la mujer está muy empoderada. Es un momento para demostrar que cinco mujeres podemos convivir. Aunque en algunos temas pensamos diferente, somos un equipo", asegura.
Mujeres de eltrece es una nueva producción de LaFlia, la productora de Marcelo Tinelli. El ciclo saldrá al aire desde este lunes a las 14.30, por eltrece, moviendo el tablero de la programación del canal luego de la finalización de Corte y confección, el exitoso programa conducido por Andrea Politti. Silveyra estará acompañada por Teté Coustarot, Claudia Fontán, Roxana Vázquez y Jimena Grandinetti. "Es muy difícil producir en pandemia. Si bien los contenidos estarán teñidos por este presente, la idea es también mostrar historias de resiliencia y hasta tener un espacio para la cocina", explica la actriz.
Con formato de magazine, un clásico de las tardes televisivas, Mujeres de eltrece tendrá la particularidad de ser conducido por una de las integrantes del staff de manera rotativa. Cada una de ellas moderará el programa una vez por semana con el acompañamiento, en diversos roles, del resto del equipo. Esta dinámica refuerza la idea primigenia del trabajo coral y aleja todo tipo de protagonismos y estelaridades: "Para mí, las estrellas están en el cielo, prefiero tener los pies sobre la tierra y mirarlas. Jamás pedí el protagonismo, lo valioso es que seamos cinco conductoras. A las estrellas admirémoslas porque, según he leído, con lo que estamos haciendo con el planeta, eso no sucederá mucho tiempo más".
Nuevamente, Silveyra ocupará el rol de conductora, acaso desde los códigos de la actuación, aunque sin libreto de por medio, dándole forma con técnica de actriz a esa mujer que hablará de actualidad. Ya lo hizo en Tardes de Sol, Utilísima, Un tiempo después, y en tres ediciones de Gran Hermano, donde acuñó aquella arenga aún recordada: "Adelante mis valientes", el grito entusiasta a los participantes en el encierro mediático. Nunca pasó inadvertida. No es mujer de medias tintas.
-Regresás a la productora de Marcelo Tinelli, donde trabajaste como jurado de "Bailando por un sueño". ¿Quedó un sabor agridulce de aquella performance?
-Fue una enorme experiencia porque hice algo que no había hecho nunca. Lo que no sé hacer es meterme en el barro. Eso sí no lo sé hacer. Si quedó algo agridulce, no es por el formato sino, tal vez, por situaciones que he vivido dentro del jurado o alguna contestación fuera de lugar de algún participante. Amo el medio, este nuevo proyecto me apasiona, pero no estoy hecha para el barro de la televisión.
Las mujeres arriba
El nuevo desafío que le toca afrontar dialoga con sus históricos intereses en torno a las cuestiones de género, el rol de la mujer, equidades adquiridas y conciencia plural. "Salir a trabajar, desde los doce años me ha dado una formación importante. En el ´68 leía las consignas de grandes mujeres. No vamos a nombrar a todas, pero me han marcado Simone de Beauvoir o Marguerite Yourcenar. Siempre estuve ligada a feministas como Alicia Moreau de Justo, a todas las luchadoras reflejadas en las calles de Puerto Madero".
-Una mujer de influencia más reciente imagino que te ha atravesado: Florentina Gómez Miranda.
-Claro, y también pienso en quien fue integrante de la Corte Suprema: Carmen Argibay Molina. Desde chica he tenido una posición de defensa de género. Creo que, ahora, con las jóvenes la lucha se ha revitalizado.
-Sin embargo, no formás parte del Colectivo de Actrices Argentinas...
-No formo parte de Actrices Argentinas porque no me gustan los colectivos; a mí me interesa la horizontalidad, no la verticalidad. De todos modos, apoyo a las jóvenes que llenan las manifestaciones, aunque pueda tener una mirada diferente a ellas por el tiempo recorrido en la vida y por la experiencia que eso te da. Siento que la voz radicalizada de las jóvenes ha ayudado muchísimo.
-Ante esta foto de la realidad, ¿el hombre también tiene que aprehender un nuevo rol?
-Siempre le he enseñado a mis hijos que le abran la puerta o le sirvan la copa a una mujer. Pero también lo charlo con mis nietas: si ingresan al ascensor y viene la abuela detrás, tienen que dejarla subir primero. Trato de inculcarles esos valores, pero, desde ya, aparecen las diferencias generacionales.
Ver esta publicación en InstagramLo que más en mi vida Gracias Facundo gracias Balta por estar conmigo esta noche !!!
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-¿Cuándo se manifiesta más evidente esa brecha generacional?
-En diversos aspectos, en determinadas costumbres o nuevos conceptos culturales. En lo personal, no puedo utilizar el lenguaje inclusivo, pero sí lo tengo en mi alma y en mi corazón. Aunque, por edad, ya no puedo ingresar en ese lenguaje.
El jardín de las quimeras
Aquellas reflexiones del poemario de Marguerite Yourcenar acaso atraviesen este presente de la actriz, tiempos de replanteos sobre la existencia propia y del otro en una alteridad que hacen pensar un futuro quizás incierto: "Vivo este presente de pandemia con preocupación. Soy una mujer muy distraída, pero me he cuidado mucho durante toda la cuarentena. Le tengo terror al respirador, aparece en mi visual y lo saco rápidamente. Muchas amigas me dicen: 'Si lo estás pensando, lo estás trayendo'. Pero también el miedo ayuda para estar atentos. Así que tengo que utilizar este temor para estar alerta".
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-¿Vislumbrás una vuelta de la ficción en un tiempo relativamente corto?
-En lo inmediato, lo veo muy difícil. Los jóvenes se están movilizando mucho haciendo streaming, pero hasta que no podamos volver a los estudios, será complicado.
-¿Se podrá regresar a la producción de ficción en los medios audiovisuales o en el teatro antes de la aparición de la vacuna que proteja del Covid-19?
-No creo. De ninguna manera. Una vez que se encuentre la vacuna, todo será más fácil. Mientras eso no suceda, no creo que se vuelva. Uno tiene referencias de lo que sucede en el hemisferio norte y es grave lo que está pasando.
-Escalonar el aforo de las salas teatrales es una buena alternativa para una apertura confiable...
-Sí, pero los grandes espectáculos no se pueden sostener con menos de la mitad de la sala con público. Se viene una etapa muy difícil. Además, ¿cómo va a quedar el bolsillo de los argentinos después de todo esto?
-¿Imaginás tu regreso al teatro?
-Una semana antes de decretarse la cuarentena había comenzado a ensañar La fuerza del cariño. Iba a interpretar a Aurora, el personaje que hizo en cine Shirley MacLaine. Esperemos que se pueda retomar ni bien pase la pandemia.
-¿Qué pasará con la confianza del individuo sobre el espacio público?
-Hoy, ese es el trabajo del planeta. Todo hay que ponerlo en contexto. Mirar el mundo nos tiene que servir en este presente, como nos sirvió al comienzo de la cuarentena.
Lo que más me gusta es la educación, así que, si hago algo que es incorrecto, sería un papelón con mis nietas. No coincidiría la línea que les bajo como abuela con mis acciones.
-¿Te ilusiona que la vacuna se genere en Argentina?
-Si, claro. Seguramente podremos tener acceso antes. Me ilusiona mucho que haya gente apostando a esto.
-¿Qué ha quedado descubierto en torno al ser humano a partir de esta crisis sanitaria de todo el planeta?
-Se pudo ver cómo funcionan los sistemas de salud del mundo. También se desnudaron muchas miserias: que a un médico me lo maltraten, me enfurece.
A comienzos de los ´70, quien fuera luego la protagonista de una gran versión de Perdidos en Yonkers, se casó con José María Jaramillo. Fruto de ese matrimonio nacieron sus hijos Baltazar y Facundo, quienes la convirtieron en abuela de Inés, Clara, Río, Milo y Simón. "Soy la mujer más feliz del mundo, me cambiaron la vida. Soy otra Solita. Cuando las fans me mandan alguna foto medio zafada, les pido que no la publiquen. Eso ya lo vivieron mis hijos, aprendí mucho con ellos".
-¿En qué aspectos sentís que te modificaron tus nietos?
-Quizás perdí algunas libertades, porque cuido mucho más lo que digo. No voy a hablar de determinados temas hasta que mis nietas mayores puedan entenderlos. Además, los chicos acceden a las redes sociales muy fácilmente, así que hay que protegerlos. Hay cuestiones a las que no me referiré públicamente hasta tanto sus padres no los hablen con ellas. Lo que más me gusta es la educación, así que, si hago algo que es incorrecto, sería un papelón con mis nietas. No coincidiría la línea que les bajo como abuela con mis acciones. No me sentiría cómoda si eso sucediese.
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