Sol Pérez: “Cuando me enteré que estaba embarazada, se me paró el mundo”
La panelista de Gran Hermano se animó a un mano a mano con LA NACIÓN, abrió su corazón y contó cómo fueron estos últimos meses y el nombre que eligió para su primer hijo
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Sol Pérez está atravesando uno de los mejores momentos de su vida. Mientras que en el plano profesional se destaca en el panel de Gran Hermano y de Cortá por Lozano, en el personal está esperando su primer hijo junto a Guido Mazzoni. “Tengo momentos que siento que se me está pasando muy rápido y eso me angustia. Por ahora la fecha es 12 de abril, puede atrasarse o adelantarse un poco”, le dice la exchica del clima a LA NACIÓN mientras revela que el bebé en camino es un varón y se llamará Marco.
Mientras fantasea cómo será como madre (admite que va a ser muy pesada), la conductora, panelista y abogada cuenta cómo su título de derecho le dio herramientas para ser quién hoy es en TV. “Sin todos esos años de estudio, sería otra persona totalmente distinta: sin herramientas, sin posibilidad de diálogo, sin posibilidad de argumentar, sin seguridad”, reconoce quien se recibió en abril de este año.
-Está Marco en esa panza creciendo... ¿Cómo estás?
-Bien, re bien. Muy contenta. Tengo como mis rayes y mis momentos, pero el 90% del día bien y el 10% con alguna cosa. Cuesta más vestirse, estás más cansada, pero re bien y muy contenta.
-En un 2024 que te tuvo muy activa con la noticia de la llegada de tu primer hijo, con mucho trabajo, te recibiste abogada...
-Arrancó el año con Gran Hermano (la edición pasada) y me recibí en el medio. Una locura. Hace mucho tiempo que quería recibirme y siempre lo postergaba. Tenía que rendir, hacer la tesis y dar el último final y siempre lo postergaba, siempre encontraba una excusa.
-¿Por qué estudiaste derecho?
-Cuando estaba en la secundaria, siempre fui delegada de curso. Defendía a mis compañeros, pero también mediaba con mis profesores. Me llevaba muy bien, siempre fui muy chupamedias de los profesores. Me gustaba poder defenderme, saber cómo argumentar y cuando terminé el colegio estaba segura que quería ser abogada. Pero también me gustaba la televisión, más que nada en mi cabeza estaba el “quiero ser modelo”. No tenía tanto el trabajar en tele sino ser modelo y abogada. Cuando empiezo a estudiar me doy cuenta que me encantaba y me empezó a dar un montón de herramientas.
-¿En qué momento dijiste: “voy a trabajar en la tele y a combinarlo con el estudio”?
-En realidad, era más como un pedido de mis papás. En casa se trabaja, se estudia y eso era como lo normal. Y con la tele siempre pensaba: “¿cuánto tiempo puede durar?” “¿Qué otra cosa puede salir?” Yo empecé trabajando con mi tío donde hacía los sorteos en el programa que él tiene de básquet y era raro para mí pensar en un futuro directamente en esto. Entonces seguí estudiando hasta que cuando empezó a salir todo la explosión de “la chica del clima”, el Bailando..., ya se me hacía muy difícil. Dejé dos años de estudiar y cuando se me estaba por vencer la regularidad, dije: “No voy a perder cinco años estudiados de algo que me encanta” y ahí me anoté en una facultad privada y lo terminé.
-Y todo eso te dio herramientas para ser la panelista que sos en Cortá por Lozano...
-Yo creo que me ayuda mucho. En realidad, el derecho me ayudó en todo. Sin todos esos años de estudio, sería otra persona totalmente distinta hoy: sin herramientas, sin posibilidad de diálogo, sin posibilidad de argumentar, sin seguridad. A mí igual me decís “hay que hacer un programa de cocina” y yo me pongo a estudiar; no tengo problema (risas).
-Bueno, lo hiciste en MasterChef...
-Lo hice en MasterChef. No sé en qué momento, pero me busco un horario y estudio. Ahora me puse a estudiar inglés a las 8 de la mañana (risas).
-Es como que te ponés un objetivo y vas...
-Siempre me costó mucho todo. En el colegio nunca me llevé ninguna materia, pero era muy cabeza dura, me sentaba y estudiaba. Me acuerdo que desayunábamos y por ahí, mi mamá le leía a mi hermano más grande lo que tenía que rendir, iba y se sacaba diez. Y yo me pasaba toda la madrugada estudiando y me sacaba un 6 o 7, aprobaba ahí. Entonces tengo eso de “para hacerlo hay que ponerse y estudiarlo”. Soy muy perfeccionista, no suelo mirar las cosas que hago porque no me gustan; me encuentro mil millones de errores. Soy muy crítica conmigo misma. Siento siempre que tengo mucho para mejorar.
-¿En qué momento empezó la búsqueda de la maternidad? ¿Venía hablándose con Guido?
-En realidad después de casarnos. Siempre Guido me decía: “Cuando vos quieras porque en realidad la que pone el cuerpo sos vos”. Cuando nos casamos y me recibí, le dije: “bueno, ahora quiero, tengo ganas”. En realidad si te ponés a pensar nunca es el momento. Así que empezamos a buscar. Yo estaba haciendo Gran Hermano y mis horarios eran un caos. Llegaba a casa a la 1 y era difícil hasta encontrarme con Guido para poder empezar a buscar. Después empecé con un montón de mambos de todos los meses ver si quedaba o no y me daba negativo, negativo, negativo.
-O sea, pasaste por todo ese proceso de hacerte un test todos los meses.
-Sí, porque en realidad al principio decía: “estoy” entonces ya en mi cabeza era crear una vida, ya lo sentía, ya me había pateado (risas). Como que en mi cabeza estaba embarazada. Me pasó un montón de veces de creer que estaba embarazada un mes y pico y darme cuenta que no y era trágico.
-¿Cuántos meses te pasó eso?
-Por suerte, poco. Además, cada vez que no me venía yo me hacía una batería de estudios porque era: “¿y por qué no me viene?”, “¿Qué le pasa a mi cuerpo que no funciona?”, “¿Qué problema tengo?” “¿Qué es lo que estoy haciendo mal para que no me pase?” Y en realidad no me venía porque toda mi cabeza estaba jugándome en contra. Mi ginecóloga me dijo que busque un año y si no quedaba empezábamos a ver otras opciones, pero que relaje. Y cuando dije: “bueno, ya está, no me va a pasar claramente” (habían pasado ocho meses desde mi casamiento), me relajé, volví a entrenar fuerte, volví a comer saludable y ahí quedé embarazada.
-¿Tuviste esa sensación de decir: “estoy embarazada esta vez” o no?
-No. Yo todos los meses igual iba a comprar el test por las dudas; la esperanza nunca se me iba (risas). También mucha pelea con Guido en ese momento porque no entendía la carga que yo le estaba poniendo. Para mí era un problema mío, era “¿qué me pasa?” Cada vez que me daba negativo era como que se me caía el mundo. Le dije a Guido: “Necesito que me acompañes por más que sepas que me va a dar negativo”. Entonces ese día mi mamá me lo había pedido (el test) y cuando llego a casa estaba ahí. Justo Guido estaba en casa que es raro porque a la tarde está trabajando. Entro al baño y apenas hago pis me da positivo, las dos rayitas. No podía creerlo. O sea, directamente fue llanto total y Guido que no entendía nada entró al baño y dijo: “¿otra vez negativo?” (Risas). Cuando le dije que era positivo, me dice: “No, no, tranquila. Es un falso positivo” (risas). Al otro día a la mañana, me lo volví a hacer. Se lo fui a contar a mi mamá y antes pasé por el local de mi papá y le digo: “Papi, tengo algo que decirte…” y me dice: “ya sé, estás embarazada” y lloraba. No estaba con mi mamá en ese momento así que cuando llego a mi casa voy directamente con el test positivo. También lloraba. Y de ahí a la casa de los papás de Guido.
-¿Qué te pasó a vos en ese momento en que finalmente se dio?
-Yo me entero de cinco semanas que estaba embarazada y venía entrenando re fuerte. Cuando me enteré se me paró el mundo, me agarró pánico total. No volví a entrenar hasta pasados los tres meses que me dieron el ok. No quería hacer nada, ni ir al baño.
-¿Cómo fueron esos tres meses de parate en una mujer como vos que el entrenamiento es una parte fundamental de tu vida?
-Es que era tanto el miedo de perderlo... Era como que estaba paralizada, como que mi mundo se paró. Me daba miedo hasta ir al baño, no quería hacer fuerza porque sentía que se me podía perder el bebito. Tenía pánico.
-¿Cómo lo trabajaste?
-Mi ginecóloga por suerte es una capa y me súper ayudó. Siempre fue como muy importante para mí. La llamaba por teléfono y le decía: “Inés, me dijeron tal cosa, ¿qué hago?” y ella me decía: “Sol, relajá”. Yo googleaba todo el tiempo, todo. Un día estoy tirada, tomando sol y no sé quién dice: “no tomés sol porque no sé qué le pasa al bebé”. Y yo dije: “listo, chau, lo maté”. Sentada llorando. Estábamos justo de luna de miel con Guido. Yo soy muy dramática.
-¿Cuándo te relajaste?
-Cuando le escuché el corazón. Ahí fue una tranquilidad. Llegué de viaje y le dije a Guido de ir a una guardia para escucharlo porque aparte no sentía nada; necesitaba saber cómo estaba. Cuando le escuché el corazón fue la calma total. Encima iba rapidísimo y la ecógrafa me dice: “Bueno, está corriendo una maratón” (risas). Ahí ya estaba de dos meses y justo fueron los Martín Fierro que me descubrieron todos en redes. Tenía una panza de embarazada tremenda, me salió al toque. Para mí era hermoso, lo único que quería era que se me note la panza.
-¿Y cuándo se enteraron de que era un varón?
-Nos enteramos en la semana 16 más o menos. Esperamos un poquito más para contarlo, pero Guido quería saberlo, me tenía harta. Yo estaba segura de que era un varón. Cuando fuimos a hacernos la ecografía de la semana 16, nos mostró todo.
-¿Cómo eligieron el nombre?
-Con Guido siempre dijimos que le íbamos a poner Marco si era varón. Y cuando yo me entero que era un varón, le digo: “No, no siento más Marco”. Y Guido me dice: “Pero Sol, ya está. Desde que nos casamos que estamos Marco, Marco, Marco”. “No, no lo siento, no siento que sea Marco”, le decía. Yo estaba en una etapa en que todo o me caía muy bien o muy mal. Así que empezamos a escuchar nombres, a ver si surgía otro. En un momento fue Tiziano y a Guido no le convencía mucho. Y bueno, en un momento acepté. El quería Marco Aurelio, pero le dije que no. O Marco o Aurelio, es mucho peso para el chico los dos juntos.
-Recién volvés de verlo y está muy grande…
-Sí, pesa 636 gramos. Es una cosa enorme. Tengo momentos que siento que se me está pasando muy rápido y eso me angustia. Por ahora la fecha es 12 de abril, puede atrasarse o adelantarse un poco.
-¿Estás siendo una mamá más relajada o llorás mucho?
-No, no lloro tanto. Me agarran como picos, como momentos de ira raros, como que lo quiero matar de la nada a Guido pero después me acuerdo que es el papá del chico (risas). Me agarra como enojo, después se me pasa y relajo un poco. Si tengo miedo en el después, en cómo voy a ser como mamá porque soy muy miedosa y no quiero ser una mamá que le pone un montón de miedos, quiero que sea feliz, libre. Obviamente que uno no quiere que le pase nada, pero si se tiene que golpear que se golpee porque es la manera que también los chicos juegan y aprenden. Yo me veo con mis sobrinos y soy insoportable, entonces eso como que me da pánico. Le digo a mi psicóloga: “No quiero ser así, no quiero ser así”. Siento que voy a ser una mamá pesada.
-Estás embarazada, trabajando en el éxito más grande que es Gran Hermano, estás con Vero Lozano... ¿te sentís una mujer plena?
-Estoy contenta. Viste que yo siempre quiero un poco más; no soy de conformarme con las cosas. pero estoy contenta. Tengo mis momentos como todo, pero trabajo de lo que me gusta, Guido es lo mejor de lo mejor porque si tenía que elegir un papá para mi hijo, no podía ser mejor que el que elegí. La verdad que es todo lo que está bien en el mundo. Tengo mi familia, están presentes, me acompañan, el bebé está sano, entonces no tengo de qué quejarme. Uno a veces está como siempre mirando para adelante, el que va a venir, el que va a llegar y no parás nunca y te perdés todo esto que está buenísimo.
-¿Soñás con algo profesionalmente?
-Y a mí me gustaría profesionalmente tener como un crecimiento. Sé que vengo creciendo un montón, vengo aprendiendo, pero sí, tengo ganas de hacer mi proyecto propio. Algo que esté bueno, que sea distinto.
-¿Te imaginás con Marco yendo a un estudio de televisión?
-Sí, ya le dije a Guido: “vos, acompañame que yo paro dos segundos y lo tengo en el camarín”. Quiero volver a trabajar rápido porque me agarra en el medio de Gran Hermano, entonces mi idea es trabajar hasta lo último que pueda y volver en cuanto pueda.
-Vos sabés que sos una bomba sexy, ¿cómo te ves con este bebé?
-Yo me sigo sintiendo bien. Tengo momentos donde me miro y no me gusta nada y tengo crisis o me pasa de mirar fotos viejas y decir: “¿volveré?” Yo siempre fui muy fanática del entrenamiento, me gusta entrenar, lo disfruto. Entonces digo: “¿volveré a entrenar así?” porque hoy ya no puedo entrenar de esa manera. Pero también siento que después uno sabe de qué manera volver a su naturaleza.
-¿Pero te ves sexy?
-No sé, no me veo matada. Guido me levanta mucho, me dice: “Estás hermosa” y yo le digo que no me mienta (risas).
-¿Qué te pasa con los comentarios en redes sociales?
-Me encantan. Leo todo y re contesto. Sobre todo cuando pido opiniones de algo. En esta etapa conocí un montón de gente que me cuenta sus experiencias, cómo lo vivieron, qué les pasó y me parece hermoso. Me encanta escuchar las historias de otros y aprender.
-¿Tenés antojos?
-Nada. No entiendo lo que es un antojo todavía. Tengo capaz que muchas ganas de comer algo, pero siento que si no lo como no pasa nada. Tal vez es porque siempre fui muy estricta con la alimentación entonces cuando tenía ganas de comer algo, decía: “bueno, no; lo puedo reemplazar con otra cosa”. Entonces entiendo que ahora mi mente ya funciona de esa manera y por eso no entiendo lo que es un antojo. Pero obviamente estoy súper relajada, me como las medialunas. Ahora estoy viviendo una vida hermosa, intento darle una alimentación saludable porque también es lo que yo quiero y elijo real para mi vida.
-¿Cómo te imaginás como mamá?
-Ya le dije a Guido que él va a ser el que diga que no porque yo no puedo. Lo veo ahí en la ecografía y ya es mi vida entera. Siento que voy a ser malísima como madre. Voy a ser una pesada. Ya estoy pensando en caerle bien a la novia o el novio (risas).
-¿Cuándo fue la última vez que lloraste?
-No sé, yo soy llorona, yo te lloro todo el tiempo. Ahora miro películas y te lloro por la película. La veo a mi sobrina que el otro día egresó (pasó a primer grado) y yo lloraba.
-Seguramente será muy tradicional la llegada de tu bebé a este mundo, ¿nunca lo pensaron en tu casa, en el agua?
-No, no. La verdad es que a mí me gustaría un parto natural, pero si tiene que ser cesárea, que venga con cesárea. Yo quiero que el bebé esté bien. Yo soy re miedosa. Cuando me salga una gotita de agua ya estoy corriendo a la clínica.
-¿Estás leyendo mucho?
-No quiero tampoco sobreinformarme porque a veces es peor, pero me compré y me regalaron libros de embarazada. Soy como más de preguntar y que me cuenten. Me gusta escuchar a la gente. Todo le pregunto a mi mamá. Mi suegra es una capa también.
-Para terminar, ¿qué le dirías a Marco?
-¡Ay, me vas a hacer llorar! Que muchas gracias por hacerme mamá y que lo amo mucho (llora).
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