Su día parece tener muchas más que 24 horas. Arranca bien temprano, a las 5 de la mañana, para ir al gimnasio a entrenar durante una hora. Luego va a los estudios de Kuarzo a grabar Gossip, junto a Luis Piñeyro. Corre a América y se pone el traje de panelista de Involucrados, ciclo que conduce Mariano Iudica. Al mediodía tiene un rato de descanso y, si hay tiempo, vuelve a su casa en el barrio de Florida para almorzar algo rico que le prepara Celia. Y descansa, porque la tarde también es larga. Conduce Tarde pero temprano con Diego Ramos, va a Radio Rivadavia para hacer Show Attack, y los martes y jueves vuelve a América para sumarse a La peluquería de Don Mateo, con Coco Silly. "Si el día pudiese tener más horas, elegiría esa opción", se sincera Sol Pérez. "Es cuestión de organizarse y todo se puede hacer. Me cuesta un poco tomar la decisión de levantarme a la mañana, pero enseguida pienso que tengo que hacerlo y ya está". Dice que todos los días piensa que falta poco para el viernes. Sin embargo, también trabaja los fines de semana haciendo presencias en boliches de todo el país. "El día se me pasa volando porque todo lo que hago me gusta", resume la joven de 25 años. Y agrega: "Mi auto es un caos, lleno de ropa, zapatos, zapatillas, maquillaje".
Incansable, Sol es un desborde de energía y es tal como se la ve en la tele: simpática y muy charlatana. Sabe que es la chica del momento y está decidida a sacarle el jugo porque entendió el juego de la tele hace tiempo ya. Reconoce que llega estresada a su casa, entonces se saca el maquillaje, se pone el pijama y se tira en el sillón a jugar con su perra Nancy, un buldog francés al que le deja la televisión encendida para que la vea y la escuche. "Así no me extraña", le aclara a LA NACIÓN mientras toma un café negro, luego de despedirse de sus compañeros de Involucrados.
Pasito a paso Sol se fue ganando su lugar en el medio. Su objetivo es crecer como conductora y actriz. "Intento hacer todo: aprendo y me divierto. El ocio para mí no existe porque los fines de semana viajo al interior, a trabajar. ¿Vida privada? ¿Qué es eso? Poco y nada, alguna salida con amigas, pero lo vivo muy bien porque es el momento de sumar. En la vida todas son etapas y en esta, mi energía está enfocada en el trabajo. Quiero disfrutar el momento y dar todo", se convence.
Creció en Villa Ballester, donde todavía viven sus padres, Horacio y Carla. Cuando terminó la escuela secundaria, se anotó en Derecho, en la Universidad de Buenos Aires, y solamente le falta un año para ser abogada. "Me encanta porque, además, la tele tiene mucha actualidad y el Derecho me ayuda a analizar algunas cosas, pensar, reflexionar; es una carrera completa que tiene filosofía, historia".
Dice que no imaginaba estar en los medios. La oportunidad le llegó de la mano de su tío Fabián Pérez, periodista deportivo, que le propuso que se sumara a su programa de básquet Uno contra uno, en TyC Sports, para hacer sorteos. La experiencia le gustó y ella continuó. Le siguieron Combate, en Canal 9, y TyC donde la popularidad le llegó con el mote de "la chica del tiempo" porque decía la temperatura. Pasó por la famosa pista de Marcelo Tinelli, "Bailando por un sueño", por Call TV en Crónica, y sigue sumando horas en la pantalla.
-Por tu tío Fabián te conocen como la sobri de Pérez, ¿era una manera de protegerte?
-Cuando empecé a trabajar, todos creían que era la amante de mi tío. Entonces tuvo que aclarar que soy su sobrina. El medio me gustaba, pero lo veía imposible porque había hecho muchos casting y nunca quedé ni en publicidades ni como bailarina en ShowMatch. En ese entonces cursaba el CBC y trabajaba en una zapatería en Unicenter, pero cuando empecé la UBA, tuve que dejar.
-Todos los días tenés alguna pelea: Nacho Goano se enojó porque nominaron al Martín Fierro de Cable a tu programa Gossip; Anamá Ferreyra, tu compañera en Tarde pero Temprano, dijo que te habías hecho famosa por tu cola; el economista Javier Milei aseguró que no estás preparada para discutir ciertos temas. ¿Nunca te cansás de ser tema de conversación?
-Todos los días tengo un lío, es verdad. Es que tengo mecha muy corta. Intento dejar pasar las cosas, pero todavía no lo logro. Me gusta trabajar en un grupo armónico porque, como buena canceriana, soy muy emocional. Soy cero conflictiva pero todo me afecta y me angustio demasiado. No puedo guardarme las cosas, al contrario, prefiero hablar, aclarar y ver cómo mejorar. Necesito objetivos claros.
Me molesta que me cuestionen, me cansa, me harta y por eso contesto""
-¿Las peleas no te afectan?
-Depende del momento, me suelo divertir. Lo que me enoja mucho es que me denigren. Siento que todo el tiempo las mujeres tenemos que rendir examen, que tenemos que demostrar que estudiamos, que podemos pensar y a ningún hombre le piden lo mismo. Me molesta que me cuestionen, me cansa, me harta y por eso contesto. No quiero ser reidora y tener que poner sonrisas nada más. Por eso sigo estudiando.
-Sos muy familiera, ¿por eso elegís trabajar con tus hermanos y tu mamá?
-Mi familia es todo. Tengo dos hermanos, Matías y Manuel; yo soy la del medio. Tengo una sobrina que se llama Justina y tiene 4 meses. Mi papá es comerciante, tiene locales de decoración y mi mamá es maestra jardinera y además me acompaña los fines de semana. Somos muy familieros. Mi hermano Matías me maneja todo lo que tiene que ver con contratos y viajes al interior. Manuel tiene locales de ropa y antes me entrenaba pero como fue papá hace poquito tiene menos tiempo y ya no lo hace. Mi papá se queja porque lo dejo sin mujer los fines de semana. [Risas]. Siempre me acompañaron mucho. Mi familia me contiene y me apoya. Soy muy chiquilina y apenas tengo un problema, llamo a mis padres.
-¿Tu mamá te acompaña para cuidarte?
-Mi mamá es mi mejor amiga. Si bien siempre me pusieron límites y fueron muy exigentes, también me acompañaron en todo. Al principio me acompañaba mi hermano a los viajes, pero después se bajó porque no quería perderse los partidos con sus amigos. Y mi mamá lo cubrió. Yo estoy feliz porque la pasamos bárbaro, nos matamos de risa. Mi mamá es súper poderosa, puede hacer todo y busca la unión de todos. Siempre fuimos muy unidos, es lo que mamamos. Mi familia es lo más. Me gusta hacer presencias en boliches porque me acerca a la gente, que me dicen cosas lindas. Las chicas son divinas. En las redes sociales es verdad que las mujeres son agresivas, pero en la realidad me abrazan, me dan las gracias, me piden una foto con mi pose para subir a las redes. Y con los hombres no tengo mucho éxito.
-No te creo.
-¡De verdad! Tengo mala suerte. No me gusta contar sobre mi intimidad pero tampoco tengo mucho para decir. Cuando recién empecé a trabajar, estuve dos años y medio de novia con un chico que jugaba al fútbol en Chacarita. Hoy prefiero estar sola, llegar a mi casa, no pelearme con nadie, desenchufarme de lo mediático, tirarme a ver una película, en pijama, con mi perrita. Ir a comer con mis hermanos, ver a mis padres, salir con mis amigas. Hay gente que no entiende el juego de la televisión y a mí me divierte jugar. Por el momento estoy sola y quiero quedarme así.
-Sin embargo se dijo que estás saliendo con el productor Guillermo Marín y también con el dueño de una parrilla de Olivos.
-Guillermo Marín es lo más. No es mi pareja, nada que ver, es mi productor. Hace tres temporadas que trabajo con él en teatro y estoy re contenta. Este verano también me convocó para hacer una comedia con Carmen Barbieri. Todavía no firmamos nada porque hay, además, una propuesta para Carlos Paz y el otro es un amigo de hace años. Te sacan una foto con alguien y te inventan un romance. Estoy sola.
-Hace un año que te mudaste, ¿te adaptaste a vivir sola o todavía cuesta?
-Me gusta vivir sola. Tengo a Celia que me ayuda con las cosas de la casa y es un amor. Me acomoda la ropa y al rato se la saco toda de nuevo. Mi mamá me cocina y después caliento los tuppers. Trato de comer pocas harinas y mucho pescado, pollo, verduras, frutas. Si salgo con amigas puedo comer pizza o empanadas pero en casa no. Y en casa no hay gaseosas.
-Hace unos años tu familia vivió una tragedia, la muerte de tu abuela en un accidente de tránsito. Aún hoy se te llenan los ojos de lágrimas cuando hablas del tema.
-Mi abuela paterna, Araceli, que era como mi mamá. Falleció hace tres años y yo era su niña mimada. Decía que era artista y salí coqueta a ella, que le gustaba maquillarse, perfumarse, lucir ropa linda. Falleció de una manera trágica, sí. Una mañana se fue temprano al hospital para hacerse unos análisis y la atropelló un auto. Nos llamaron al mediodía para decirnos que fuéramos al Hospital Bocalandro. Cuando llegamos, ya estaba muerta con la ropa ensangrentada; creemos que nunca llegaron a atenderla, que la abandonaron porque la atropellaron a las 6.30 de la mañana, llegamos al mediodía y no le habían limpiado ni las heridas. Fuimos a la comisaría y al tipo que manejaba y la atropelló, ni siquiera le habían hecho la alcoholemia: simplemente le sacaron fotocopia del documento y lo dejaron irse a la casa. Conseguí los datos de esa persona, llamé por teléfono para preguntarle cómo habían sido las cosas y me atendió la hija diciéndome que me habían contado otra historia. Nunca aparecieron las cámaras. Estamos en juicio con el hombre que la atropelló. A los tres meses del accidente pidió el auto, o sea que no le importó haber matado a mi abuela. Una situación horrenda y espero Justicia.
-¿Cuál es tu posición sobre la despenalización del aborto?
-Estoy a favor de la despenalización y legalización del aborto. Y creo que tiene que ir de la mano de la intervención del Estado sino los abortos clandestinos van a seguir existiendo, porque son un negocio para mucha gente. Y aplaudo el empoderamiento femenino. Es imposible no ser feminista porque todas peleamos por la igualdad y por ser independientes.
-¿Alguna vez sufriste acoso?
-Sí. No lo denuncié en la Justicia porque es difícil de probar. Lo conté alguna vez aunque no di nombres. Cuando estuve en Combate -y por eso renuncié- había una persona que me acosaba: todo el tiempo me pedía un besito y decía que si no se lo daba, me iba a nominar. Lo hablé con la producción, aunque en ese momento no lo veía como un acoso sino como un tipo se estaba zarpando, un pesado, no me lo bancaba más. Fue solamente esa vez. Estoy acostumbrada a trabajar con hombres y siempre supe manejarme bien y si bien tengo buena onda y me río, se entiende cuándo es no y cuándo es sí. No voy con vueltas, no histeriqueo.
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