Sol Macaluso, la periodista argentina apostada en Ucrania que lloró por la hija de un compañero: “He pasado momentos de incertidumbre”
La corresponsal, que fue tendencia en las redes sociales, en una charla exclusiva con LA NACIÓN, explica cómo es vivir en un país invadido y cuál es la actitud de la población para no perder la calma; su infancia en España y su rechazo a vivir en nuestro país
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Su nombre se hizo conocido cuando lloró en cámara al contar la historia de la hija de un compañero, quien le solicitó que velara por la criatura e hiciera lo posible por sacarla de Ucrania, país asediado por las tropas rusas que están invadiendo su territorio. La periodista Sol Macaluso, de ella se trata, nació en Argentina, pero está radicada en España desde hace poco más de dos años, aunque ya había vivido en ese país en su infancia y adolescencia, debido a los compromisos laborales de su padre. Macaluso es una de los tantos corresponsales de guerra apostados en el país asediado por Vladimir Putin.
Con su joven mirada, les imprime a sus informes de la guerra un estilo propio, acaso más sensible que quienes están fogueados en este tipo de prácticas. “Decidí aceptar esta cobertura porque siempre me interesaron este tipo de conflictos. Me pareció una gran oportunidad para ver cómo me sentía, hacer un primer contacto con la temática y ganar experiencia”, explica la cronista en el inicio de la charla con LA NACION, desde Leópolis, la ciudad ucraniana que aún está algo alejada de los bombardeos y la consecuente destrucción.
Además de sus informes televisivos, Macaluso vuelca su día a día en el blog de Telecinco Los ojos de Sol en la guerra y en su cuenta de Instagram. “Si bien por el momento no he estado en ningún frente de batalla, el trabajo de campo se asemeja bastante a lo que pensaba y eso me sirve para, como decía antes, ganar experiencia y también poder evaluar si quiero seguir con este tipo de coberturas, si es esto en lo que deseo focalizarme o si lo volvería a hacer. Siento que me está gustando mucho, ya que, muchas veces, uno idealiza algo que luego no resulta, pero eso, por ahora, no me sucede”, sostiene la cronista, quien con su medio tono intenta no hacer bullicio en medio de la noche.
Lo que iban a ser cinco días de labor se transformaron en más de cincuenta. Además de la española Telecinco, Telemundo y Televisa son algunas de las siete cadenas para las que Macaluso reporta: “Trabajo para una productora española, que me pone en contacto con diversas cadenas de habla hispana. De momento soy free lance y no tengo contrato con nadie”.
Vivir en el espanto
-El concepto de “miedo” o “temor” se relativiza en una circunstancia liminal como la guerra, ¿cómo te desenvolvés con esos sentimientos?
-Convivo bastante bien con el miedo y el temor, pero he pasado momentos de incertidumbre y, obviamente, vivimos con el riesgo constante que implica estar en un país que está siendo atacado permanentemente en varios puntos. Nunca sabés cuándo te va a tocar de cerca, pero tengo una buena preparación interna a nivel emocional y psicológico, herramientas que me ayudan a afrontar mejor el día a día.
-¿Atravesaste situaciones límites como estar cerca de la línea de fuego o padecer frío o falta de comida?
-La evacuación desde el bombardeo en Kiev hasta llegar a Leópolis fue un viaje largo en el que hemos tenido que atravesar condiciones algo complicadas en cuanto al frío y la comida. De todos modos, ni bien nos instalamos en un hotel de esta ciudad, no nos falta nada, estamos muy bien.
-¿Se viven escenas de miedo en las calles? ¿Existen las corridas ante las alarmas?
-En Leópolis, cuando suenan las alarmas, la gente se queda bastante tranquila. Todos acuden a los refugios, pero no salen corriendo ya que, de momento, lo más cerca que han atacado es a 130 kilómetros. Como la gente aprendió a convivir con las alarmas, por eso no hay sensación de pánico en las calles.
-¿Cómo es la vida nocturna en las ciudades? ¿Se puede circular libremente?
-Existe un toque de queda desde las ocho de la noche hasta las siete de la mañana, lo cual implica que no se pueda andar por la calle a esas horas. Los periodistas tenemos dos horas más, entonces podemos circular hasta las diez de la noche.
-¿Hay algo de la vida cotidiana previa a la guerra que se sostenga?
-En esta zona, creo que casi todo lo que implica la vida cotidiana se sostiene. Hoy, por ejemplo, fui a un negocio que estaba lleno de mujeres comprando maquillaje. Eso se debe a que todos tratan de llevar adelante la cotidianidad a pesar del contexto, porque es lo que mantiene sana la cabeza y hace salir a la gente a flote. Es una manera de aferrarse a la esperanza que pronto todo volverá a la normalidad.
Quebrada
Aquel informe en el que Sol Macaluso lloró frente a las cámaras se viralizó. La joven se sinceró al contar que su camarógrafo le había solicitado que sacase a su pequeña hija de Ucrania. “Es muy duro que vengan y te digan ´llevate a mi hija y hacete cargo de ella, que no le falte nada´, ¿Qué vas a hacer?”, dijo la periodista en aquella recordada salida al aire donde, ante la pregunta de una compañera apostada en el set, no dudó en reconocer: “la niña es mi familia, mi hermana”.
-Actualmente, ¿cuál es la situación de la niña?
-En el momento en el que Max me pidió que me hiciera cargo de su hija y que la sacara del país, mi idea era partir de Ucrania para finalizar con la cobertura.
-No abandonaste el país.
-Me di cuenta que esa era una decisión que pensaba tomar a partir del temor de mis padres, así que me escuché a mí misma y decidí quedarme en Ucrania cumpliendo con mi cobertura. A la hija de Max se la llevó Martina, una compañera camarógrafa que se fue a Barcelona y está en contacto permanente conmigo y con todo el equipo.
-Para un ucraniano, ¿es costoso y complejo salir del país?
-Es muy complejo por las largas colas y las maniobras que hay que hacer para cruzar la frontera. Los hombres que pueden salir son los menores de 18 y los mayores de 60, y los que tienen más de tres hijos.
Una vida diferente
-¿Cuál es el sentimiento de la gente de a pie en las ciudades de Ucrania que te tocó visitar?
-Ha ido variando a lo largo de toda la cobertura. En este momento, la sensación es de mucha angustia, incertidumbre y desesperación, dependiendo de la zona en la que se viva. Por supuesto, hay mucha bronca en la población por todo lo que le toca atravesar, algo que es totalmente injusto.
-¿Estuviste en algún centro de refugiados? ¿Qué podés contar al respecto?
-Es durísimo de ver y de contar. Parece una película surrealista, no hay palabras.
-Los centros comerciales y los gimnasios, ¿fueron convertidos en albergues populares?
-En Leópolis, más de 400 gimnasios fueron convertidos en refugios, al igual que locales y restaurantes. Esta es una ciudad muy segura tanto para los que quieren utilizarla como último punto antes de abandonar el país, como para los que se quieren quedar. Por eso hoy Leópolis tiene 300.000 habitantes más. Ante tanta gente, hubo que acondicionar nuevos lugares para refugiados.
A pesar de la esperanza del cese de hostilidades, la población estima que la solución no será inminente. El éxito de la diplomacia internacional, por el momento, no ha logrado detener la invasión rusa ni los conflictos armados. La periodista de Telecinco, en su cotidiano contacto con los ucranianos entiende que “este conflicto va para largo, la población así lo cree”.
Migraciones
-Naciste en Argentina, ¿cuándo y por qué te radicaste en España?
-Viví en España desde los 10 hasta los 17 años, debido al trabajo de mi padre. Una vez que regresamos a Argentina en familia, opté por radicarme en otros países por mis propios medios. Finalmente, en marzo del 2020 volví a España, justo cuando estalló la pandemia.
-¿Por qué no te quedaste en nuestro país?
-Nunca me terminé de adaptar a la Argentina, así que tomé la decisión de emigrar, a la cual también se sumó mi hermana. En ese momento, mis viejos pensaron que no tenía sentido quedarse en Argentina y, nuevamente, nos vinimos en familia a España.
-¿Hay algo de Argentina que añores?
-Extraño a mi gente, a mis amigos y a la familia que está allá.
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