Sofía Zámolo: "Disfruto el embarazo recién ahora porque los primeros meses fueron difíciles"
En pareja desde hace seis años con el empresario José Félix Uriburu, a quien ella llama Joe, hacía tiempo que Sofía Zamolo buscaba ser mamá. Y la gran noticia llegó en febrero pasado: su beba nacerá a fines de octubre y la modelo cuenta cómo vive este tiempo de dulce espera. "Me enteré que estaba embarazada el 25 de febrero. Tenía un atraso muy chiquito y, para no ilusionarme y volver a decepcionarme, me hice el test sola. Después llamé a Joe, le dije que se acercara y grabé todo porque quería verle la cara cuando le contara que el test había dado positivo. Nos pusimos a llorar. Me temblaba todo el cuerpo de felicidad. Ya había estado con náuseas y bastante malestar así que el embarazo me obligó a quedarme en casa justo en este momento. Estaba haciendo Incorrectas, en América, con Moria Casán que pidió unos días por la cuarentena y, finalmente, el programa se suspendió hasta nuevo aviso. Entonces, mi trabajo rutinario está en una pausa y pienso que volverá cuando pase todo. Igual, sigo con proyectos y constantemente estoy hablando con mi agente de Multitalent y con Paul y Willy Garcia Navarro porque están trabajando y negociando cosas. Claro que los eventos, campañas y publicidades están frenados, pero nos las ingeniamos para seguir trabajando, haciendo algunas cosas desde casa. Entendemos que es un momento en el que nos tenemos que cuidar entre todos", le contó la modelo, emocionada, a LA NACION.
-¿Buscaron ser padres durante mucho?
-Nunca sentimos que era el momento de buscar un bebé. Los dos queríamos ser padres y empezamos a buscar pensando que cuando llegue, llegará y así fue. Con el día a día, el trabajo y los viajes nunca encontrás el momento justo. Sentimos las ganas de ser papás los dos y coincidimos ahora, pero las ganas siempre estuvieron, de alguna manera. Por ahí, en un momento, tuvo más ganas uno, después otro y finalmente llegamos a un punto en que los dos teníamos ganas de ser papás. Además estamos en un momento de la relación que es muy lindo. Mis contratos generalmente duran un año y, tal vez, cuando tenés muchos proyectos se dificulta tener un hijo, pero, insisto, las ganas estuvieron siempre. Lo que no sabíamos es cuándo iba a llegar porque es una decisión de Dios y, claro, uno pone de su parte como pareja [rísas]. Y así fue, Dios lo mandó en el momento que tenía que ser.
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-Cuando el bebé no llegaba, ¿pensaste en hacer algún tratamiento de fertilización?
-Uno tiene el concepto erróneo de querer ser padres, empezar a buscar y creés que quedás embarazada enseguida y no es así, en la mayoría de los casos. Lleva su tiempo quedar embarazada porque se tienen que dar muchas cosas: la temperatura del cuerpo, que la mujer esté ovulando, que sea el día fértil y también el hombre tiene sus cosas. Son muchas explicaciones a nivel reproductivo que tampoco aprendemos nunca. Cuando querés tener un hijo, te enterás de que hay que chequear un montón de cosas y entendés que no era tan fácil como te lo pintaron. Y también puede ser tu día fértil y no quedás embarazada. Son muchos factores los que tienen que coincidir y además juega la cabeza; leí unos estudios de una universidad de los Estados Unidos, en donde demostraron que el estrés afecta a la reproducción. Hoy la mujer que se ocupa de tantas cosas y es tan multifacética en el trabajo y en la casa, que no para un minuto y eso repercute en el estrés. Más cuando la gente te pregunta constantemente si vas a tener un hijo.
-¿Vos sentías esa presión?
-La presión para concebir es muy fuerte . Yo tenía 36 años y todo el mundo me preguntaba cuándo iba a ser mamá porque el tiempo se pasaba. Me ponían una presión que yo no tenía ni sentía porque pensaba que el bebé llegaría cuando Dios lo dispusiera. Meterte presiones no es positivo. Lo que hice fue preparar mi cuerpo tomando vitaminas y antioxidantes, por ejemplo. Es raro levantarte un día y comunicarle a tu cuerpo que querés ser mamá cuando estuviste un montón de años pensando que no querías quedar embarazada. Entonces, de alguna manera, fui preparando el cuerpo. También me hizo muy bien hacer acupuntura con Marcela Beltramo, que es increíble cómo lleva adelante todo. Me ayudó en la parte emocional, en la psicológica, en la física. Me relajó totalmente. Por otra parte, en mi experiencia personal entendí que lo peor que podía hacer era querer controlar algo tan lindo y mágico como la llegada de un hijo. De todos modos, me hice muchos estudios que son súper invasivos y muy dolorosos. Me estudiaron desde la punta de los pies hasta la punta del pelo para saber si había algún problema. Ya cuando escuchás la palabra problema empieza a complicarse todo, pero no había ningún problema y no hay una ciencia exacta para conocer el cuerpo de una mujer. Cada una es distinta y a todas nos explican de la misma manera cómo tener un hijo y nos hablan como si fuese para todas igual y no es así porque todos los cuerpos son distintos, todos los metabolismos son diferentes y los ciclos de cada mujer, también. Si no hubiese quedado embarazada, no hubiera tenido ningún problema en hacer algún tratamiento de fertilización. Es maravilloso que las mujeres que les cuesta concebir de manera natural puedan tener la ayuda de la ciencia y los avances que hubo en todo este tiempo. Brindo por eso.
-Contaste que los primeros meses tuviste muchas náuseas, ¿estás mejor?
-Sí, empecé a disfrutar el embarazo recién ahora porque los primeros tres meses fueron difíciles: me la pasaba en la cama, con vómitos. Llegué a vomitar once veces en un día. La pasé mal y hasta bajé tres kilos. Nunca me imaginé que podía llegar a sentirme tan mal. Pensaba que es la noticia más feliz de mi vida, que tanto esperé, que anhelamos y era una contradicción sentirme mal. No entendía cómo poder disfrutar si me sentía pésima. Después me daba cuenta que todo era por mi bebé y los médicos me decían que me quedara tranquila porque mis náuseas eran un buen indicio, que estaba reproduciendo hormonas y que el bebé se estaba formando bien. Mi cuerpo se está preparando y el bebé está más protegido. "Va todo viento en popa", me decía mi obstetra. Y sé que pronto va a llegar lo más lindo de todo.
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-¿Cómo soñas ese momento en el que tengas a tu beba en tus brazos?
-Hermoso. Con Joe soñamos cómo va a ser esta beba, a quién se va a parecer, cómo será su personalidad. A partir de ahora no somos nosotros dos sino que hay una persona que va a depender cien por ciento de nosotros y de cómo la criemos. Nos enteramos que es una nena pero eso no nos cambiaba nada; sólo nos importa que esté bien y sana. Lo único que queremos es enseñarle lo mejor, que sea buena persona, de buen corazón, educarla de la mejor manera, pero no hay un manual para ser buenos padres. Vamos a hacer lo mejor que podamos, aprendiendo con ella porque los hijos les enseñan a los padres. Ya empezamos a imaginar cómo va a ser el cuarto del bebé para armarlo.
-¿Cómo es el día a día de este aislamiento obligatorio?
-Los primeros tres meses fueron duros. Yo no podía ni siquiera abrir la puerta de la cocina porque ya el olor me daba náuseas. Me la pasé tirada en mi cama. Eso ya pasó y ahora me ocupo de la limpieza y de cocinar. Cuando hago una comida me gusta que salga increíble, pero confieso que nunca fui Maru Botana ni Narda Lepes o Jimena Monteverde [risas]. Los dos siempre tuvimos mucha vida social, salidas con amigos, cenas por trabajo, viajes y los fines de semana estábamos en familia. Recién ahora que estamos en casa mucho tiempo, empecé a ahondar en el arte culinario. Mi mamá y mi hermana son grades cocineras y preparan platos espectaculares, riquísimos, entonces todos los días les pido una receta a ellas. Además tenemos un chat familiar con mis suegros y mis cuñadas y nos pasamos recetas. Empecé a probar a ver qué sale, y algunas cosas salen buenísimas y otras no tan bien, pero zafan. Es divertido. Al principio cocinaba Joe y ahora cocino yo. Nos repartimos las tareas del hogar. La verdad es que somos un muy buen equipo. Los dos siempre fuimos de dividirnos las tareas. Somos pares y si uno está trabajando, el otro cocina, y si uno cocina, el otro lava los platos o limpia. Cooperamos, nos ayudamos, jugamos al burako, vemos series y películas. Entendemos que hay que quedarse en casa para cuidarnos y cuidar a todos, pero extrañamos muchos a nuestras familias. No vemos el momento que pase todo esto y salir a abrazar a los nuestros y compartir un rico asado. Esperamos a esta beba con todo el amor del mundo.
-¿Ya tienen el nombre?
-Sé que se dijeron algunos nombres pero la verdad es que no nos decidimos todavía. Lo estamos pensando. Esperamos ansiosos el 30 de octubre, que es mi fecha de parto.
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