La actriz y modelo abrió su corazón con LA NACION y detalló el camino de superación, aceptación y autoconocimiento que emprendió después de la mala praxis que vivió durante una cirugía estética; además habló de su cruce con Floppy Tesouro
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Hace dos meses que volvió a nuestro país luego de pasar una larga temporada en Bocas del Toro (Panamá), su segundo hogar por elección y se quedará a pasar Navidad: “Mi idea es estar yendo y viniendo”, aclara Silvina Luna. Después de todo, su trabajo le permite ese privilegio: desde hace algunos años tiene su propio emprendimiento con Simple y consciente, un espacio holístico que ofrece talleres online sobre diferentes disciplinas relacionadas con el bienestar. En diálogo con LA NACION, Luna habló de su transformación en los últimos años y del juicio que mantiene contra Aníbal Lotocki, luego de que una cirugía estética le causara problemas de salud que deberá atender toda la vida.
-¿Qué te trajo de vuelta a Buenos Aires?
-Las ganas de venir y tenía cosas para hacer, claro, visitar amigos, activar el trabajo y acá estoy.
-¿Te adaptás a este ir y venir?
-Ando bastante liviana por la vida. No soy apegada porque una de mis pasiones es viajar y la idea es poder seguir moviéndome, cosa que puedo hacer gracias a las redes sociales. Puedo trabajar desde cualquier lugar en el mundo y ese es mi plan.
-¿Cuándo te diste cuenta de que no necesitabas tantas cosas?
-No sucede de un día para el otro sino que lo vas construyendo poco a poco. Me he mudado muchas veces y viajé mucho también, así que es un poco mi filosofía de vida, que también asocio a mi proyecto @simpleyconsciente, que lleva a un camino de autoconocimiento y a partir de ahí, podés tomar tus decisiones día a día y saber si están en sintonía con tus deseos. Siempre fui bastante despojada, pero eso no significa que la plata no me importe porque hay muchas cosas que pagar y de las cuales hacerse cargo. Quiero decir que el propósito no tiene que pasar por el dinero, que no es la meta final, hay otros valores.
-¿Es uno de los aprendizajes de los últimos años?
-Como todo, es un proceso. Me gusta decir que Simple y consciente es un puente. Siempre me llamó la atención el camino de la transformación personal, de conectar con el poder personal. En estos años de búsqueda descubrí que los caminos son varios, aprendí mucho y quiero facilitar estas herramientas que tengo a otros que las necesitan. Es una forma de aprovechar mis conocimientos y compartir este contenido de valor. Además soy coach ontológico y también aplico esos conocimientos. El sábado 20 de noviembre voy a dar un taller por Zoom y es una invitación a hacer una pausa y reflexionar sobre el poder transformador que llevamos dentro. Poder motivar a una persona a superarse, a pesar de todo, es mi objetivo, mi plan a cumplir. Mi satisfacción pasa por ahí y deseo seguir creciendo por ese camino.
-¿Dejaste a la actriz de lado por el momento?
-Tuve algunas propuestas para hacer televisión, pero yendo y viniendo no me veo instalada todos los días en un programa. En cambio, hice castings para series y me tiene bastante entusiasmada la idea de volver a actuar. Otro de mis proyectos es hacer algo en redes relacionado a viajes.
-Ser mediática, ¿te fastidia o aprendiste a manejarlo?
-Siento que puedo manejarlo desde un lugar genuino, natural. De alguna manera, es entrar en el juego y también aprovechar para hablar de cosas importantes para mí, transmitir algo lindo, algo inspirador. Puedo entrar y salir de ese juego y sé qué cosas son importantes y cuáles no. Soy una persona popular, la gente me quiere mucho y me encanta estar en contacto con ellos. Me costó entenderlo, no es algo que siempre ha sido así, pero la confianza y la seguridad en uno mismo ayudan, sobre todo si estás en eje, te plantás y fluís de otra manera.
-¿Cómo quedó la relación con Floppy Tesouro? Hasta hace pocos días discutieron...
-Siempre estuvieron claras las cosas, nos queremos mucho y ella sabe que todo lo que se ha dicho de Rodri (Rodrigo Fernández Prieto) y de mi es mentira; y mientras lo sepa ella, ya está. No existe nada de lo que se ha inventado.
-En cambio, sí te enamoraste de un muchacho brasileño que conociste en Panamá, ¿crece esa relación?
-Ahora él está en los Estados Unidos y yo acá. Posiblemente nos crucemos en Panamá, es una relación libre... Estoy soltera.
-Imagino que tus rutinas en la Argentina y en Panamá son muy diferentes...
-Trato de que no me atrape la rueda que no para, pero estamos en una ciudad que tiene otros tiempos, y hay otros planes que también disfruto. La magia está en poder combinar un lugar de playa y la vida compartida con los amigos, acá. Después uno se arma su propio búnker, un templo que te acompaña a todos lados. Vivir frente al mar te baja veinte cambios y te modifica.
Salud y cambio de hábitos
-Hace algunos años te hiciste una cirugía estética con Aníbal Lotocki, que te dejó graves secuelas en el cuerpo, ¿el juicio contra él también es uno de los motivos de tu regreso al país?
-Sí, vine por eso también y estamos esperando la sentencia. En estos siete años presenté todo en la Justicia y creo en que se va a dar un veredicto acorde, no solo por mí sino por un montón de víctimas. Tengo una condición por eso que me pasó y hago un tratamiento médico desde hace muchos años. Mi gran desafío fue encontrar una mejor manera de vivir, pese a lo que me sucedió y que esa condición no determine mi vida. Poder ser feliz y vivir con entusiasmo y seguir adelante, a pesar de todo. Claro que me cambió la vida, mis rutinas, mis hábitos, tomo corticoides desde hace ocho años y eso modificó mi físico. Estoy súper saludable, como sano, hago ejercicio, pero mi aspecto físico cambió y tuve que aprender a reconocerme, a aceptarme y a amarme con esos cambios que me trajo la medicación. Tuve que superar muchas cosas que hoy puedo contar. Por eso me interesa llevar un mensaje inspirador y superador y decir que uno puede salir adelante, que no somos solo lo que nos pasó, que somos mucho más grande que eso. Es una decisión de todos los días, hay que tratar de ver lo lindo que tiene la vida.
-¿Cuáles son los cambios que tuviste que hacer, luego de la mala praxis en la cirugía?
-Soy 80% vegetariana, cada tanto me doy algunos permitidos, pero cambié mi alimentación, tengo hábitos saludables, que son pequeñas acciones diarias que tienen que ver con las elecciones y los vínculos. Fue un gran cambio y trato de ver lo bueno porque cuando nos pasan cosas malas, después la bendición llega de alguna manera. Creo que lo que me pasó me trajo muchas cosas luminosas a mi vida, desde personas hasta el camino del autocuidado, de la autovaloración y el amor propio.
-No te quedaste empantanada en la rabia y la victimización...
-Si querés diseñar futuro y lograr objetivos no podés quedarte empantanada porque vas a construir en el barro. Lo interesante es poder construir presente desde quién quiero ser y cuánto de vos podés poner para lograr ese deseo. No hay que quedarse en lo malo que te pasó sino mirar el mundo de posibilidades que tenemos.
-¿Es una búsqueda que tenías de antes o te impulsó lo sucedido?
-El coaching vino a cerrar ciertos procesos y a darle nombre y apellido. Transité otras disciplinas como el yoga y la meditación, que fueron importantes y me dejaron herramientas. Tuve diferentes pérdidas, pero la pérdida de salud fue algo que me cambió la vida. Siempre tuve un espíritu con deseos de poder transcender y transformar. Tengo una flor de loto tatuada en mi hombro, una flor hermosa que nace en el medio del fango y esa analogía me encanta.
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