Silvia Pérez: "Transité un momento muy fuerte con la muerte del Negro Olmedo"
La actriz habló con LA NACION sobre el cambio en su carrera y en su vida, tras lo que sucedió con el cómico; su programa de radio y su relación con su hija
Todos los viernes a la medianoche, por Radio Nacional AM870, se puede escuchar a Silvia Pérez , al frente del ciclo Corazón valiente, el poder de los valores. Allí, invita a los oyentes a reflexionar sobre las relaciones humanas y la importancia de vivir en armonía. No es un horario fácil para captar gente, pero ella se siente cómoda. Con ganas de volver a la televisión y en pleno proceso de escribir un libro, habló con LA NACION sobre la transformación de su carrera y de su vida, tras la muerte de Alberto Olmedo; su deseo de proteger su intimidad y la relación con su hija, Julieta Bal.
-Estar los viernes a la medianoche es todo un desafío porque es una franja horaria complicada, ¿no?
-Sí, es verdad. El horario es complicado y es una gran apuesta. Igualmente es interesante tal vez para los entrevistados encontrarse con preguntas a las cuales no están acostumbrados en cuanto a los valores humanos. Por ejemplo, con preguntas sobre qué valores les dejaron sus padres.
-¿Cómo definirías tu ciclo de radio?
-Es un programa que tiene como objetivo reflexionar sobre la importancia de los valores hoy en día para cambiar un poco está realidad cruel que estamos viviendo en general. Entonces, mediante invitados llevo a cabo reportajes tratando de mostrar aquello que hacemos como individuos con temas como la justicia, la amabilidad, la acción correcta. La idea es reflexionar y darnos cuenta que la práctica de los valores es la única salvación que tenemos.
-¿Considerás que es un ciclo de autoayuda?
-No, la idea es absolutamente educativa y apunto a complementarlo con los valores humanos.
-¿El ciclo lo propusiste vos a Radio Nacional o fue al revés?
-Llevé la idea y la aprobaron porque soy facilitadora de un programa de valores humanos que tomé con un científico tailandés que trabajó para la NASA. He tomado ese seminario para la familia y he dado talleres. Además, en mi rol de artista apliqué estás cosas, por ejemplo, en la obra infantil Cuentos de aquí y de allá, donde hago cuentos milenarios con humor y canciones. Mi apuesta es hablar estos temas y estoy agradecida a Radio Nacional.
-¿Cómo te preparás a la hora de entrevistar a una personalidad?
-Soy una persona exigente y leo muchísimo sobre el entrevistado y me autopresiono. Les debo generar respeto para que vengan al ciclo y les agradezco su presencia. Ellos se encuentran con preguntas diferentes porque yo voy por otro lado. Me da placer y alegría hacer el ciclo radial.
-¿Estás con un proyecto de hacer un libro?
-Sí, estoy escribiendo con Walter Hugo Ghedin, autor de la obra que hice el año pasado La vagina enlutada. Se llamará Autogestionar la felicidad. Ghedin está escribiendo desde un lugar más académico. En mi caso, narro algunas cosas desde la experiencia contando anécdotas que puedan servirle a la gente para dar recursos, para sentirnos un poco mejor como seres humanos.
-¿Extrañás la televisión?
-Sí, la extraño y me encantaría hacer televisión.
-¿Cómo ves la TV actual?
-Hay poca ficción y me da pena. Hay muchos ciclos de política y periodismo y nos vendría bien tener más ficción, humor y alegría, que están faltando en la pantalla chica.
-¿Cómo es tu relación con tu hija Julieta Bal?
-Hoy en día es una mujer adulta. He tenido a mi hija joven y compartimos cosas, pero ya no tengo incidencia en aquello que hace y decide. En un momento, ella decidió ir por un lugar donde nunca yo he ido en este medio...
-¿A qué te referís?
-Siempre cuide mis cosas íntimas y privadas, Julieta es una mujer más extrovertida y tiene una familia del lado de su padre -Santiago Bal-, donde están más expuestos. Tal vez, Julieta está más por los medios de comunicación que aquello que yo he estado. Claro, que ella es una persona que se pone muy feliz por los logros de los demás y es algo gratificante. Hemos sido la única familia y somos muy pegadas.
-¿Te gustaría ser abuela?
-Sí, me encantaría.
-¿Cómo es tu relación con tu yerno, Roberto Peña?
-Es buena, no nos conocemos mucho, pero tenemos una buena relación. Sin embargo, no me gusta hablar mucho, como te decía antes, de mi vida privada.
-Desde hace un tiempo estás en pareja...
-Sí, estoy en pareja, pero hablar del tema no me interesa mucho.
-De aquella "chica Olmedo" a esta mujer... ¿estás conforme con el cambio?
-Nunca imaginé qué podía llegar a pasar cuando transité un momento tan fuerte con la muerte del Negro Olmedo, donde quedé tan marcada para el afuera y para la gente del medio. Entonces, eso me llevó a un camino de reconciliación conmigo, donde prevalece el quererme y estoy en ese camino. Mi propósito es el mejor.
-¿El cambio cuándo se dio?
-Me llevó mucho tiempo el cambio y empezó cuándo me pregunté quién soy y para qué vivo. Mucho tuvo que ver el maestro Carlos Gandolfo, quien me ayudó mucho en un momento determinado.
-Te sigue sorprendiendo que a pesar del paso de los años siempre se te haga alguna pregunta sobre Alberto Olmedo...
-Tengo claro que nunca se va a terminar, no sé si la palabra es sorprenderme, me llama la atención que sean pocos los que puedan mirar para adelante. Olmedo es una persona inolvidable para la historia del país. Siempre pienso que estaría bueno hacer hincapié en algo más profundo del Negro, quiero decir, que era una persona que tenía todo aquello que en general hace feliz a un ser humano y sin embargo, sucedió aquello que sucedió...
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