Shannen Doherty: un ícono de la TV que llegó al estrellato con Beverly Hills 90210 y nunca dejó de luchar
La actriz de 53 años padeció una larga enfermedad con la que luchó desde 2015 y que fue parte de su relato de vida a través de un postcast y en distintas entrevistas
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Ayer, a los 53 años y luego de una larga batalla contra el cáncer, murió la actriz Shannen Doherty. Conocida en todo el mundo por su personaje en la serie Beverly Hills 90210, la intérprete había sido diagnosticada con la enfermedad en 2015 y desde ese momento se dedicó a hablar públicamente sobre sus tratamientos y el desarrollo de su condición médica. Con crudeza y una sinceridad que era su marca registrada -y una rareza que le trajo más de problema en Hollywood-Doherty nunca dejó de pelear contra el cáncer ni dejó de lado su personalidad combativa. Incluso frente a la certeza de que no le quedaba mucho tiempo, hace pocas semanas fustigó a su tercer marido, del que estaba en proceso de divorciarse, al asegurar que el fotógrafo Kurt Iswarienko estaba dilatando los tiempos del proceso legal con la esperanza de que ella muriera antes de tener que pagar la manutención conyugal que le correspondía.
Lo cierto es que el gran talento de Doherty para la actuación y su inolvidable Brenda Walsh, el personaje que encarnó en la exitosa serie noventosa, tuvieron tanta cobertura en la prensa como sus muchos escándalos detrás de las cámaras. Y a pesar de eso la actriz fue un ícono de una televisión que ya no existe pero que la nostalgia mantiene presente a pesar de todo. Nacida en Memphis, Tennesee, Doherty y su familia se mudaron a Los Ángeles cuando ella tenía ocho años para intentar suerte en el mundo del espectáculo. Consultada por aquella temprana decisión, años después la actriz aseguró en una entrevista con la agencia AP que la idea del traslado y la de trabajar en Hollywood habían sido enteramente suyas y que sus padres se habían dedicado siempre a apoyar sus sueños. Era su modo de defenderse de las acusaciones que suelen rodear a los familiares de las estrellas infantiles, especialmente a las que tienen el tipo de reconocimiento temprano que consiguió Doherty. Es que desde los 10 años la actriz empezó a conseguir papeles en series populares aunque su primer gran salto a la fama lo consiguió cuando Michael Landon la eligió a los 11 para interpretar a la huérfana Jenny en las últimas temporadas de La familia Ingalls. De hecho, con motivo del cincuenta aniversario del estreno del recordado programa la actriz aseguró que Landon había sido su mentor y que quien había interpretado a Charles Ingalls en la serie, además de ser su productor, le había dado consejos que la acompañaron durante toda su carrera. “Ese programa me moldeó de muchas maneras y sigue siendo la mejor experiencia de toda mi carrera”, explicó hace unos meses la actriz en un episodio de su podcast Let’s Be Clear dónde también admitió que en su larga trayectoria artística participó en proyectos que le resultaron muy difíciles y hasta tóxicos y que su mejor experiencia laboral seguía siendo la que tuvo en La familia Ingalls. “Fue ese trabajo el que me hizo pensar “me encanta ser actriz” en la infancia”, recordaba Doherty.
Esa convicción la llevó a participar de un gran número de series y telefilms durante los años 80, hasta que a finales de la década consiguió encarar con éxito la transición que solía terminar con la carrera de otras estrellas infantiles: en la adolescencia, la actriz no solo formó parte del elenco del clásico juvenil de culto Heathers junto a Winona Ryder y Christian Slater sino que inauguró los 90 con su éxito más recordado: Beverly Hills 90210. El productor Aaron Spelling, considerado uno de los rey Midas de la TV norteamericana durante años, iba a producir su primera ficción para adolescentes junto al novato creador de la serie, Darren Star, quién luego también reclamaría ese título nobiliario con programas como Melrose Place y Sex and the City, y todo Hollywood soñaba con conseguir una audición para el programa. Incluida Doherty que para aquel momento ya era conocida en la industria por su capacidad actoral. Y tal vez eso fue lo que la ayudó a conseguir el papel de Brenda Walsh a pesar de que, según ella misma le contó a The New York Times, cuando salió de la prueba estaba convencida que había arruinado su oportunidad de formar parte del elenco.
En realidad, lejos de perder el trabajo, ella se convirtió en la mitad del dúo que ponía en marcha toda la historia, los mellizos Brenda y Brandon Walsh (Jason Priestley), que se mudaban de Minnesota a la soleada California, más precisamente al barrio con el código postal más famoso a partir de ese momento: Beverly Hills, 90210. “Para ese momento yo ya había hecho Heathers en cine y La familia Ingalls en TV. La verdad es que cuando leí el guion de Beverly Hills 90210 no pensé que sería el programa más grande del mundo. Me mudé a Hollywood a los ocho años y me criaron para que tuviera confianza en mí. No era mucho lo que tenía en común con Brenda, salvo que ambas estábamos atravesando la adolescencia”, decía Doherty sobre sus primeros tiempos en el programa.
Ahora se sabe que la serie fue un éxito descomunal, que las vicisitudes de los chicos ricos con tristeza atraparon la atención de todo el mundo y especialmente el romance entre Brenda y Dylan McKay, el rebelde con causa que interpretaba Luke Perry. Y también se conocen los entretelones de aquel fenómeno que llevaron a que, a pesar de su popularidad y talento, la actriz fuera despedida del programa después de la cuarta temporada. “Definitivamente hubo un momento en el que no quería estar ahí. No era feliz. Sé que suena raro decir eso cuando estás en un programa exitoso ganando mucho dinero, pero así me sentía. El hecho de tener una cámara apuntada a mi cara las 24 horas del día mientras intentaba madurar, entender mi vida y a mis novios, era demasiado sacrificio para mí. Era una adolescente”, recordaba Doherty hace unos años aunque su versión de los hechos no siempre coincidió con la de sus compañeros y jefes. Según los productores del programa además de llevarse mal con el resto del elenco -sus peleas con Jennie Garth se habían filtrado a la prensa en más de una ocasión-, Doherty solía llegar tarde a las grabaciones y no cumplía con los pedidos del departamento de maquillaje y peinado al punto de que antes de grabar el final de su temporada se había cortado el pelo tan corto que la producción tuvo que hacer malabares para que no se notara en cámara. Con sus colegas hartos de sus desplantes y los constantes conflictos con el equipo de producción, la actriz fue desterrada del Beverly Hills de la ficción y, aún peor, se ganó una mala reputación que la acompañó hasta el final.
Detrás de la magia
“En shock y entristecido por la muerte de mi amiga Shannen. Ella era una fuerza de la naturaleza a la que voy a extrañar”, escribió hoy, Priestley sobre quién fue su hermana de mentiritas y con la que él -y el resto del elenco de la serie juvenil- se habían reconciliado hace tiempo. Aunque lamentablemente aquella salida prematura y desordenada de un éxito no sería la última para Doherty. Ni su último escándalo. En el periodo post 90210, además de participar en algunas películas y telefilms, su nombre quedó asociado con sus peleas callejeras en estado de ebriedad, sus problemas legales por la emisión de cheques sin fondos e incluso con un casamiento breve pero tormentoso con Ashley Hamilton, el hijo del legendario George. A pesar de toda la mala prensa Hollywood seguía confiando en su capacidad como actriz y creyendo que su presencia en un proyecto generaría interés en los espectadores.
Así, en 1998 volvió a encabezar una serie de Aaron Spelling, Charmed, en la que interpretaba a Prue Halliwell, una de las tres hermanas que descubren que son brujas y deben usar sus poderes para vencer a hechiceros y demonios varios. El protagonismo de la ficción estaba repartido entre Doherty, Alyssa Milano y Holly Marie Combs, quienes interpretaban a las hermanas menores de Prue. El éxito del programa fue inmediato y también lo fueron los rumores que hablaban de la mala relación entre Doherty y Milano. Aquel conflicto culminó con la primera fuera del ciclo tras su tercera temporada.. Una salida por la que hasta hace pocos meses Doherty y Combs seguían culpando a Milano, que según ellas había obligado a los productores a echar a su rival amenazando con irse ella de la serie si no lo hacían. Curiosamente, hoy, una de las primeras personalidades en hablar públicamente tras el anuncio de su fallecimiento fue Milano: “no es un secreto que Shannen tuvimos una relación complicada pero ella era alguien que yo respetaba y admiraba. Fue una actriz talentosa amada por muchos y el mundo pierde mucho con su ausencia”, escribió en sus redes sociales.
Lo cierto es que tras ese despido la carrera de la actriz nunca pudo recuperarse. Aunque siguió trabajando y hasta participó del relanzamiento de Beverly Hills 90210 en 2008 y en una comedia en la que se interpretaba a sí misma junto a sus compañeros de aquel éxito, lamentablemente Doherty solo volvió al centro de la escena cuando reveló su enfermedad y decidió hablar con sinceridad y sin tapujos de sus éxitos profesionales y también de los conflictos personales que marcaron su extraordinaria carrera y su trágicamente corta vida.
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