En una entrevista íntima, el diputado nacional y su mujer cuentan cómo equilibran la vida política junto a sus dos hjos, Milagros y Tomás
La charla surge en medio de un partido de truco en el que Malena Galmarini (38) –secretaria de Política Sanitaria y Desarrollo Humano de la Municipalidad de Tigre y mujer del diputado nacional por el Frente Renovador, Sergio Massa (41)– se saca chispas con unos amigos. Divertida, deja el retruco en puntos suspensivos para sumarse a la entrevista con su marido. Igual que desde hace dieciocho años, el matrimonio y sus dos hijos, Milagros (11) y Tomás (8), eligen las playas de Pinamar para las vacaciones. "Con el tiempo armamos un lindo grupo con amigos de años y sus hijos. Acá tenemos una vida familiar, mucho asado, mucho mate y juegos en la playa con los hijos de todos. Hubo un momento que había diecisiete adolescentes… Era como una Creamfields de chicos", cuenta con humor el exintendente de Tigre.
LA HISTORIA DE AMOR
"La culpa la tiene mamá", dice Malena cuando recuerda el momento en que conoció al hombre de su vida. Hija del exfuncionario menemista Fernando "Pato" Galmarini y la exdiputada nacional Marcela Durrieu, Male cuenta que su madre fue la verdadera celestina de su historia de amor con Sergio Massa. Por ese entonces –hace poco más de dieciocho años– él militaba con Durrieu en el orteguismo y compartía largas tardes de tertulias con sus referentes. "’Hoy me peleé con Massa, pero no sabés lo lindo y talentoso que es’", me decía mi mamá, y yo me imaginaba que hablaba de un hombre grande", recuerda Malena.
–¿Cómo se conocieron?
Malena: Nos empezamos a cruzar porque compartíamos el mismo grupo de amigos, con los que también militábamos. Iban a charlar a la casa de mi mamá y se quedaban todo el día y toda la noche.
Sergio: Hasta que un día nos fuimos todos a bailar y bueno, desde entonces no nos separamos más.
–¿Se acuerdan de ese primer encuentro?
Sergio: La primera impresión no fue buena, me ladró. [Risas]. A mí, en cambio, me llamó la atención enseguida. En ese entonces Male usaba el pelo muy cortito, y eso me encantó.
–¿Qué es lo que admiran uno del otro?
Malena: Yo lo conocí antes de que se transformara en el personaje que es hoy. Y siempre me pareció un tipo talentoso, con una visión distinta del mundo y de las cosas. Me resultó muy atractivo conocer a un chico que le interesara el país, que antes que ir a bailar –que también lo hacía– prefería ir a un bar a charlar. Además, me encanta la relación que tiene con nuestros hijos. Es un padre presente que siempre se hace un tiempo para estar con ellos y no triangula su relación con los chicos a través de mí. Te diría que lo mejor que hace es ser padre.
Sergio: Ella también es una madraza. Habla de mí como padre pero, pese a toda la actividad que tenemos, Male es omnipresente con los chicos. Y como compañera, es sumamente consecuente. Le pone el cuerpo y el alma a todo lo que emprendemos. Nosotros vivimos rodeados de las tentaciones propias del poder y Malena es un cable a tierra fenomenal. Tal vez por la experiencia familiar y la propia impronta, tiene una actitud muy desaprensiva con el poder, muy terrenal, que la hace distinta al resto de las mujeres.
–¿Por qué discuten?
Malena: Trabajamos, militamos y compartimos una vida juntos. Te confieso que al principio yo pensé que esto iba a terminar mal. Pero por suerte le encontramos la dinámica. Eso sí, cada tanto tenemos nuestros choques… Sergio es muy desordenado y yo soy obsesiva compulsiva, me enojo cuando nadie levanta la toalla mojada. [Risas]. Trato de pensar que como le falta tiempo para hacer un montón de cosas, no puede ocuparse del orden…
Sergio: Trato de usar al máximo el tiempo y a veces no me alcanza. [Risas].
Malena : ¿Pero es mucho pedir que dejes el cepillo de dientes en el vasito y no en la pileta? [Risas que cierran con un pequeño beso].
Sergio: Ella en cambio es muuuuy cabeza dura. Cuando se le mete algo en la cabeza, va para adelante.
–Cuando llegan a casa, ¿siguen hablando de política?
Malena: Sí. La política tiene mala prensa, pero la verdad es que para nosotros es un estilo de vida. Los problemas de la gente están todo el día y toda la noche.
–También comparten su fanatismo por el fútbol…
Sergio: Sí, es algo que nos une como familia, un nuevo modo de vincularnos entre nosotros. Siempre nos organizamos para ir todos juntos a la cancha. Así como algunos llevan a sus hijos a la calesita, nosotros los llevamos a la cancha.
Malena: De hecho, Mili prácticamente aprendió a caminar en la tribuna de la cancha de Tigre. Y Toto nació a la semana siguiente de que el equipo saliera campeón.
–¿En qué los cambió la paternidad?
Malena: Es la única razón por la cual una entrega sin condiciones la libertad… que de hecho fue lo que más me costó de la maternidad. Antes agarraba la cartera y salía adonde quería y ahora, antes de salir, tengo que armar el bolso y ver dónde dejo a los chicos. Ojo, me encanta ser madre… De hecho, hubiese tenido otro hijo.
Sergio: Básicamente te hace mirar las cosas de otra manera, incluso cuando te subís a un avión, no podés evitar pensar que te puede pasar algo y que podés dejar a los chicos solos. Por eso te digo, la paternidad te cambia el prisma por donde mirás la vida, te lo cambia absolutamente.
–¿Cómo convive un matrimonio político?
Sergio: Es imposible armar un proyecto de a dos si no tenés respeto y admiración por tu pareja. Sobre todo en determinados niveles de exposición donde las mentiras y las difamaciones te pegan de cerca.
–¿Te molestan las críticas?
Sergio: Cuando es honesta y verdadera, no. Lo que es muy desagradable es la campaña sucia. Es mentira cuando dicen que con esta profesión se te endurece el cuero, que te acostumbrás a que te peguen. De verdad duele. Pero tratás de superarlo e intentás que ese golpe no te nuble más allá.
–¿Sueñan con la presidencia?
Sergio: No es que soñemos con eso, más bien soñamos con tratar de construir un país mejor, justo, y en eso nos involucramos. Acá hacemos una vida normal, jugamos a la pelota en la arena, tomamos mate… No es que andamos con un séquito de personas que nos van sirviendo. Cuando la gente ve a los políticos y su séquito, la primera reacción es el rechazo. La gente trata de elegir a alguien que se le parezca. Algunos creen que lo nuestro es casi una informalidad, en realidad es una actitud desaprensiva con los símbolos de poder.
–Después de tanto tiempo juntos, ¿cómo hacen para mantener viva esta relación?
Malena: Es un milagro. [Risas].
Sergio: Cuando empezamos a estar juntos, nuestros amigos y familiares decían que no íbamos a durar nada. Eramos el modelo de lo que no iba a funcionar. Sin embargo, con el tiempo, todos terminaron separados menos nosotros. Creo que construimos nuestra relación gracias al enorme nivel de respeto y paciencia que nos tenemos. Esa es la clave para seguir juntos: el respeto y la paciencia, ¿no?
Malena: Y el amor…. No sé vos, pero yo te amo.
Sergio: [Riendo]. Yo también, tontita.
Y se besan
Texto: Jacqueline Isola
Fotos: Patricio Cabral
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