Si bien después de que tuvo Covid y estuvo grave había decidido parar un poco con su agitada agenda laboral, el periodista ya está nuevamente sumergido en varios proyectos que le dejan pocas horas de sueño y descanso
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El día de Sergio Lapegüe parece tener mucho más que 24 horas. O él aprendió a hacerlas rendir al máximo. Se levanta a las 4 de la mañana para desayunar y leer las últimas noticias antes de conducir Tempranero, por TN, de 6 a 10. Por la tarde hace Atardecer de un día agitado, por La 100, de lunes a viernes de 17 a 20, y los fines de semana recorre el país con su Lapeband, que formó hace diez años con diez músicos, dos de ellos amigos de la infancia. Además acaba de estrenar Chicas en el aire, un musical que se presenta en el Teatro Broadway todos los jueves a las 21, hasta mediados de diciembre. “A veces le digo a mi manager que no doy más, pero si hacés las cosas con amor y pasión, el cansancio se evapora. Y amo todo lo que hago. Hace años que no duermo seis horas seguidas; de noche duermo cuatro, a la tarde una hora de siesta y 15 minutos en algún remís yendo a trabajar”, le detalla el periodista y músico a LA NACION.
-¿Cómo surgió la oportunidad de hacer teatro? Es tu primera vez.
-Como actor sí, pero a decir verdad soy una especie de conductor de un late night show, y estoy rodeado de los músicos de mi banda y de veinte mujeres que están cumpliendo su sueño.
-¿Te convocaron o es una iniciativa tuya?
-Maxi Oliva, que es el socio de Flavio Mendoza, y Facundo Vivona, que es el director, me llamaron para proponerme hacer esta obra. Les contesté que no soy actor y me explicaron que iba a hacer otra cosa. La obra es un late night show con música en vivo y veinte mujeres de entre 50 y 80 años que quieren cumplir su sueño de cantar, bailar y actuar sobre un escenario. Eso me gustó porque no son actrices: una es investigadora científica, otra trabajó en un banco, otra es profesora de arte, hay un hombre que hace de mujer y es reflexólogo. Ayudar a cumplir sueños es mi centro de expresión.
-Vos también cumpliste el sueño de ser músico...
-Es cierto. Tuve mi bandita cuando era chico con los mismos músicos con que ahora tenemos la Lapeband: Javier Benítez y Hernán Palazzo, guitarrista y bajista, y mis amigos de toda la vida. De chico también fui manager de Los Valiants. Siempre me gustó la música y antes de ser periodista era músico y tocaba en fiestas y cumpleaños con la bandita del barrio. Cuando era manager trabajaba como productor de Bernardo Neustadt y era una locura porque terminaba de tocar a las 2 de la mañana, y a las 4 estaba con Bernardo leyéndole los diarios.
-Nunca dormiste mucho.
-Mi vida siempre fue así. Cuando conocí a mi mujer, Bochi, me acuerdo que la dejaba en su casa a la noche, yo me iba a trabajar y volvía a las 10 de la mañana después de haber hecho la radio, y ella recién se levantaba. Siempre tuve esos horarios locos. Trabajé como conductor de TN Central, TN de Noche y Prende y apaga durante doce años, y en un momento en lugar de acostarme a las 4 de la mañana, empecé a levantarme a esa hora para hacer Tempraneros. Y nos va bien porque somos el noticiero más visto de la televisión en ese horario desde hace siete años, y en la radio somos el programa más escuchado de la Argentina, en las tardes. Tengo la fortuna de poder traspasar la pantalla y el micrófono con mi forma de ser. Y a los 50 años, hace siete ya, volvimos a juntarnos con la banda de la juventud y armé una big band con mis amigos de toda la vida, con músicos tremendos. Y tocamos donde nos llamen. Es hermoso, la gente nos sigue porque me conoce de la tele o me escucha en la radio y después se sorprenden cuando ven a semejante grupo musical. Hace poco tocamos frente a 32.000 personas en la Rural, con Los Palmeras. No tenemos disco, tocamos la música que amamos, la de los 50, reversionadas con nuestro estilo, y también tenemos nuestros propios temas.
-Y la Lapeband te acompaña en Chicas en el aire...
-Cuando me llamaron, pregunté si tenían la música y propuse a mi banda, que está en escena conmigo. Estar ahí es volar. Y lo que me está sucediendo me hizo recordar algo que me pasó cuando estudiaba Ciencias Económicas, me faltaban un par de materias para recibirme de contador y despuntaba el vicio de periodismo, y de músico. Estábamos estudiando una de las materias y una compañera me dijo que tenía una tía brasileña que venía de visita y que leía la borra de café. Me sorprendí, y me interesó, fuimos a su casa, me leyó la borra y me dijo: “Ah no, estoy viendo tu nombre y apellido con luces de colores en la avenida más importante de Buenos Aires. Famoso, y rodeado de muchas mujeres”. Me volvió a la memoria esa anécdota y no puedo creerlo. Esto sucedió en 1989 o 1990, y ahora estoy rodeado de mujeres.
-¿Siempre estás con tanta energía?
-A la tarde en la radio bajo un cambio, acompaño a la gente de vuelta a su casa, trato de que pensemos que todo va a ser mejor. Es un programa muy tranquilo, de compañía, de amistad. Y en televisión doy las noticias, pero con nuestra impronta y un poco de humor, que es música para mis oídos.
-¿Nunca pensaste en elegir entre la música y el periodismo?
-Nunca, porque disfruto todo. Y ahora en el teatro veo a estas mujeres que son jubiladas y tremendas actrices. Hay una de las actrices, Roxana Sahw, que cantó con Cacho Castaña, y llora cada vez que termina un ensayo. Es algo mágico lo que sucede en el escenario. Y todo a lo grande: escenografía, luces, vestuario, como hace las cosas Flavio.
-Sergio Lapegüe, el cumplidor de sueños...
-Me encanta. Nunca es tarde para cumplir sueños, nadie nos tiene que poner barreras. Una de las canciones con la que terminamos el show se llama “Sale el sol”, y también suena a la mañana en el noticiero. La escribí antes de tener Covid-19 y me faltaba el final que hice después, por una frase que me dijo un enfermero. Es una canción en la que le hablo a la muerte. Luego de estar más de veinte días internado, me desperté y le pregunté al enfermero qué día era. “Domingo”, me respondió. “¿Y cómo está?”, quise saber. “Sale el sol. Y veo que está saliendo para vos”, me dijo. Es un mensaje optimista que le doy a la vida después de lo que me ha pasado. El Covid fue un punto de inflexión. Mientras estuve internado pensé: “¿Y si me toca a mí ahora...? Tengo muchas cosas que hacer todavía... ¿pero ya es tarde?”. Y me propuse que si salía de esa iba a hacer lo que tuviera ganas y acá estoy, arriba de un escenario.
-Estuviste grave, ¿en qué cosas sentís que cambiaste luego de esa experiencia?
-Me di cuenta que el futuro es hoy. Siempre estamos pensando en lo que va a pasar, que si hacemos tal cosa vamos a ser felices. Hay que disfrutar ahora porque es el momento. Mucha gente se va a sentir identificada con la obra y más de uno va a salir del teatro decidido a hacer lo que le gusta.
-Al final, ¿terminaste la carrera de contador?
-No. Me faltaban cuatro materias, ya trabajaba con Bernardo Neustadt y conocí a María Laura Santillán, que me llevo a Fax, el programa de Nico Repetto. Tuve que largar todo porque no podía. Ya tenía mis programas en radios comunitarias, el 14 de septiembre del 1987 empecé a conducir mi primer ciclo en radio América, juntamos plata con un amigo y compramos un especio una vez por semana. En 1989 me sumé al equipo de trabajo de Bernardo como asistente de producción y no paré más. Soy autodidacta, nunca estudié periodismo ni música. Tengo buen oído, toco piano y guitarra. Tuve una profesora particular de guitarra a los 13, durante un año, y fue lo único.
-¿Qué te dice tu mujer? ¿O es tan activa como vos?
-Me dice que nunca paro en casa. Estamos en un momento complicado (risas). Se enoja y con razón porque después del Covid dije que iba a parar, escribí un libro que se llama Parar, tocar fondo, resetear y volver a empezar, y paré un tiempito pero enseguida volví a la locura. Cuando conocí a Bochi, en un boliche, estábamos bailando y le conté que era productor de Neustadt y me miró raro. Después le dije que me faltaban cuatro materias para recibirme de contador y me miró más raro. Le dije que era manager de una banda y tenía mi propia banda, y me miró más raro todavía. Además en esa época era vicepresidente de un partido político de juventud que ya no existe. Ella no podía creer que hiciera tantas cosas. Me conoce así de siempre. Toda la vida hice mil cosas a la vez. Me preocupa el aburrimiento. Tengo medio de aburrirme
-¿Nunca te aburrís?
-Nunca. Y si estoy aburrido agarro la guitarra y compongo canciones.
-Tu hija, de alguna manera, sigue tus pasos. ¿Cómo la ves?
-Mica está en el mismo teatro que yo haciendo Cenicienta el musical. Es increíble estar en el mismo teatro, muy lindo. Es mucho más perseverante y talentosa que yo. Y puede hacer tres obras de teatro al mismo tiempo, además grabar sus videos. Empezó con las redes sociales y se hizo su camino. Y mi hijo Elvis es licenciado en administración de empresas, se recibió con medalla de oro, promedio más alto, y trabaja en Mercado libre, en la parte de finanzas. Soy un papá baboso, orgulloso, “abracero”. Seguimos yéndonos de vacaciones juntos, somos muy unidos los cuatro. Y Bochi es ama de casa y el pilar de esta familia.
-¿Por qué creés que la gente te sigue y te ve como a un amigo?
-Porque tengo empatía, siempre pienso en el otro y la gente lo ve. Soy un agradecido de la vida. Soy lo que ves en la tele o escuchás en la radio, un tipo que no cambia por la fama ni por el dinero, que sigue viviendo en el mismo barrio de toda la vida, Lomas de Zamora, sigo yendo al gimnasio a dos cuadras de casa, que antes jugaba al fútbol con mis amigos de toda la vida y ahora salgo a trotar con ellos. Tengo los pies sobre la tierra y todo eso traspasa la pantalla. No me marea el éxito porque lo veo desde hace más de 30 años. Fue un camino que hice paso a paso: fui asistente, productor, jefe de producción, jefe de móviles del noticiero de Santo Biasatti, fui cronista, movilero de Santo, y así empecé a salir en la tele, de la mano de alguien que era una estrella de verdad. Aprendí a medida que fui avanzando en este recorrido que es la vida. Cuando entré al canal tenía 25 años y le dije al gerente, ‘quiero conducir’. Y el tipo me dijo que no, que tenía que ir peldaño por peldaño. Y eso hice. Debuté a los 42 años conduciendo, y ya estaba preparado porque tenía 16 años de calle.
-¿Tenés un sueño todavía o ya los cumpliste?
-Siempre tengo el sueño de hacer un late night show en la tele, y ahora lo hago en el teatro. Mi sueño es vivir y disfrutar hoy.
Para agendar. Chicas en el aire: todos los jueves de noviembre y diciembre, a las 21. Teatro Broadway (Av. Corrientes 1155, CABA).
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