Los amores de Sergio Denis, un seductor que conquistó hasta a Susana Giménez
Sergio Denis tuvo una vida intensa, atravesada por grandes dolores y también por apasionados romances. Su discreción hizo que pudiese sostener amoríos con figuras del ambiente artístico sin que trascendieran. Hizo lo suyo. A su modo. Modo galán, pero jamás alardeó con las conquistas. Respeto a la mujer y mucho de espíritu pueblerino. Esa idiosincrasia adquirida en su Coronel Suárez natal. Siete décadas dedicadas casi en su totalidad a la música, porque esa vocación lo acompañó desde muy pequeño. Un don en el que el amor fue materia prima y fuente de inspiración.
Un poco loco
La estación de su pueblo es de esas típicas que se pueden ver desparramadas a lo largo del país: andén principal, otro secundario y una tercera vía para los servicios rápidos. El edificio principal, de puro estilo inglés, cobija la sala de señoras, la boletería y la oficina del jefe de la estación. A casi cien metros, sobre el margen opuesto, se yerguen los galpones. Chapa oxidada y vías que se introducen para facilitar el acopio de los cargueros. Allí dentro, Sergio Denis dio su primer beso. "Fue a una amiguita, una aventura que vivimos como un pecado", confesó alguna vez. Aquel roce de labios, despertó en Sergio el deseo de intimar con una mujer. Galán desde la adolescencia, sabía que lo suyo era seducir y agasajar. A los 14, tuvo su primera relación sexual. Fue con otra chica, vecina de ese pueblo que se estaba convirtiendo en ciudad. En la cuna de la orfebrería de joyas y los campeonatos de polo se consumó aquel debut. Ese fue el lugar donde Sergio se atrevió a amar por primera vez. "Yo venía buscando debutar desde hacía tiempo. Se me dio con una chica de Suárez. Fue lindo, aunque lo hicimos en el galpón de la estación, contra las chapas", confesó el cantante, hace tiempo, con algo de pudor. El beso y el sexo inicial coincidieron en la espacialidad algo sórdida del chaperío ferroviario.
El amor lo pudo. Y, como a todo adolescente, lo volvió un poco loco. Ya probado el dulce sabor de los cuerpos compartidos, el adolescente se convirtió en uno de los galanes de su terruño. Fue allí cuando comenzó a percibir que gustaba a las mujeres. Tanto como ellas le gustaban a él. Héctor Omar Hoffmann, tal su verdadero nombre, no se privó de nada. Sergio Denis, aún menos. "No fui muy mujeriego. Es decir, las mujeres me encantaron siempre, pero las respeté mucho. Me porté bien", se justificó el hombre siempre bronceado autor de mil y un hits.
Nada hará cambiar mi amor por ti
Denis disfrutaba tanto de sus salidas con chicas como de componer y cantar. Ya tenía ese flequillo adiestrado y esa voz ronca tan personal. Ese combo fue el que enamoró a Mirta Messi, su primera mujer oficial y la madre de sus tres hijos. El primer apasionado cruce de cuerpos sucedió en un desolado terreno donde se llevaba a cabo la Verificación Técnica Vehicular. Menos glam, imposible. Semejante a aquel debut en la estación. A las relaciones, el charme se lo ponía él. Susurrando frases, quizás estrofas de posibles canciones. El poeta que hizo cantar a las hinchadas locales y hasta de recónditos clubes de fútbol europeo, sabe qué decir y cómo decirlo. Qué hacer y cómo hacerlo. "Fue una gran esposa y madre, pero a los siete años de matrimonio le fui infiel", reconoció con valentía. Estuvieron catorce años juntos conformando una familia que se sostenía, mientras él ya se había convertido en una estrella y ganaba su primera plata grande.
Fue una gran esposa y madre (Mirta Messi), pero a los siete años de matrimonio le fui infiel
El matrimonio se disolvió, pero luego de atravesar los primeros tiempos de huracanes, el vínculo se recompuso y cuando Sergio necesitó de Mirta, ella estuvo. En tiempos en los que el intérprete decidió comprar un teatro en Lomas de Zamora y, por inexperiencia en los negocios y por variaciones en las reglas de la economía nacional, terminó fundido, Mirta estuvo para ayudarlo. Aquella vez, lo perdió todo. Las deudas treparon a una cifra millonaria en dólares. Pero eso no fue lo peor: Sergio, somatizando, perdió hasta su voz, su única herramienta para salir adelante y seguir acompasado en su pasión. Una vez más, Mirta lo sostuvo. Ya no era su mujer, pero había salido como garante. Lo acompañó. No hubo reproches. El amor no había cambiado.
La vida es hoy
Fines de la década del 70. Susana Giménez era una modelo, vedette y comediante exitosa. Sergio Denis, uno de los cantautores más taquilleros que ya había logrado varios hits en el competitivo mercado discográfico. El Hotel Hermitage de Mar del Plata era un hervidero de figuras. Era el reducto de la farándula por excelencia. Allí se conocieron, cuando él fue a ofrecer un concierto al teatro que formaba parte del complejo edilicio frente al mar. Allí nació la pasión. Se dice que Susana estaba comprometida aún. El escarceo duró apenas ocho meses. "La primera vez que nos besamos fue en una escollera de Playa Grande. Y luego no recuerdo donde siguió la cosa ni que hicimos. La quise mucho". Denis en estado puro, discreto como debe ser. Fue la estrella de Telefe quien hizo público el romance. Él no lo negó. Y hasta le escribió una canción: "La vida es hoy".
En cambio, el cantante desmintió rotundamente un vínculo con Graciela Alfano. Y cuando se le insinúa el nombre de una animadora veinte años mayor que él, solo atina a reírse. Disparate puro.
En 2007 se puso de novio con una chica bastante menor que él. Esta sería una constante de su madurez. Melisa Durán, de ella se trata, echó todo a perder cuando ingresó al reality televisivo Gran Hermano y mostró a los millones de televidentes su simpatía por otro participante. El público no la perdonó. Había traicionado a un ídolo querido y respetado. ¿Corolario? La gente, a través del voto telefónico, la sacó del certamen. Fue récord: 80% de votos en contra. Sergio negó, en un reportaje a la revista Playboy, haber sido novio de la joven. Aunque reconoció que formaba parte de su entorno y que fue él quien le sugirió que asista al casting vociferando que era su novia. El tiro por la culata para un galán ya maduro que pisaba los sesenta. Un galán que no se privó de confesar que alguna vez compartió el lecho con tres señoritas.
Dame luz
"No necesitaba irme con una mujer después de una gira. Me iba a dormir con un libro y era feliz", le dijo a Susana Giménez en su programa. Tuvo lo que quiso. Y quiso lo que tuvo. Y en cuanto a las mujeres no se privó de nada. Será por eso que, más de una vez, buscó preservarse. "No se podían aceptar todas las proposiciones".
"Tengo una compañera divina. Es un amor y tiene una polenta bárbara", dijo sobre Nancy, quien era su pareja en 2008. No eran de mostrarse demasiado, aunque se supo que él solía poblar la casa de velas y pétalos de rosas para una noche de pasión. Esta pareja duró lo que tenía que durar, pero no hizo claudicar al eterno galán sobre las bonanzas de vivir de a dos.
En una entrevista televisiva Denis confesó: "Me ofrecieron tener sexo con hombres, pero nunca se me dio, aunque me lo han propuesto".
En febrero de 2019 se supo, luego que él lo contase en el programa Intrusos, que estaba saliendo con una excompañera de colegio de su hija Bárbara. Verónica Monti, de 40 años, era el motor que parecía iluminar el camino del músico en ese entonces. 29 inviernos de diferencia no hicieron mella para que Sergio posase su audaz poder de seducción en ella. Aunque en los meses más duros que le tocó atravesar tras su accidente en un escenario, Monti tuvo un raid televisivo que es mejor olvidar por la discreción que tanto cultivó en vida Denis.
Desde que se conoció la noticia de su grave accidente y las consecuencias que le dejaron, las principales mujeres que pasaron por su vida rezaron por él. Es que Sergio es de los tipos que dejan una sana huella. Una estela de caballerosidad y galantería. Casi demodé. Pero tan necesaria.
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