Sebastián Estevanez, tras el accidente: "Pensé que me iba a morir. Agradezco tener otra oportunidad"
Pasaron casi tres meses desde el accidente que tuvo Sebastián Estevanez mientras encendía el fuego en una chimenea para calentar el agua para el mate y en el que se quemó parte de la cara, el cuello, las manos, el pelo y la ropa. "Pensé lo peor, pero no por lo estético, ¡pensé que me iba a morir! Un desastre. Le agradezco a la vida tener una nueva oportunidad", reflexiona el actor que, además, acaba de cumplir 50 años.
En diálogo con LA NACION, Estevanez dice que llevaba una cuarentena tranquila hasta el accidente, que ayudaba a sus tres hijos con las tareas escolares y se repartían los quehaceres domésticos con su mujer, Ivana Saccani. "Nos complementamos con Ivana, hacemos de todo. Después se modificaron un poco las cosas, pero ya volvimos a la vida normal y hasta puedo hacer deporte", relata y adelanta que, por ahora, no va a volver a trabajar delante de las cámaras; "de todas maneras, no se puede todavía", justifica.
-¿Necesitás tener cuidados especiales?
-Tengo que usar protección solar alta y tratar de no exponerme al sol. Ahora uso sombrero siempre y me pongo una crema de día y otras dos cremas por la noche. Eso va a ser así por un tiempo largo, hasta que se me vayan las manchitas y se termine de regenerar la piel. Me ayudó muchísimo el doctor Gustavo Sampietro, que es un cirujano amigo y venía casi todos los días a casa; y la dermatóloga Adriana Besone. Fueron fundamentales en mi recuperación.
-¿Qué recordás de ese momento?
-No quiero hablar mucho porque me hace mal. Estaba encendiendo un fueguito en la chimenea, para tomar unos matecitos. Tuve mucho miedo: se me prendió fuego la cara, el cuello, las manos, el pelo, la ropa. Pensé que no iba a quedar bien. Se prendió fuego la alfombra. Yo fui corriendo a la heladera a buscar una crema para las quemaduras y me encerré en el baño, y mi mujer y mi hija trataban de apagar el fuego y no me veían a mí. Después vino la ambulancia, un desastre, pero ya pasó. La saqué barata porque no les pasó nada a mis hijos (Francesca de 13 años, Benicio de 10 y Valentino de 5). Me ayudaron mucho en este tiempo y mi mujer también. La gente me mandó mensajes hermosos y los amigos y la familia estuvieron cerca. Estoy muy agradecido por tanto apoyo. Me parece que lo sucedido es un aprendizaje. Pienso que por algo me pasó y de alguna manera modificó mi vida. Siempre pienso en positivo. Después de todo, la vida es un aprendizaje todos los días.
-A veces es difícil desgranar ese aprendizaje, ¿pudiste?
-Somos una familia muy unida, pero lo que pasó nos unió más todavía y estoy contento de que no les haya pasado nada a mis hijos ni a mi mujer. Ese es, fundamentalmente, el lado positivo que le encontré. Estoy agradecido por los hermosos mensajes que recibí de la gente. Fue un mimo al alma y uno no se da cuenta de esas cosas hasta que no pasa por algo difícil. Lo importante es ir siempre para adelante. Ya pasó y por suerte estoy bien. Sufrí como nunca en mi vida y sentí un dolor tremendo, pero ya está.
Somos una familia muy unida, pero lo que pasó nos unió más todavía y estoy contento de que no les haya pasado nada a mis hijos ni a mi mujer
-¿Te quedó miedo al fuego?
-Y sí, me cuesta. Quedé sensible con el tema. Cuando mi mujer cocina y enciende la hornalla o el agua hierve, me da un poco de temor. Siempre le tuve respeto al fuego, pero ahora mucho más. Es cuestión de un segundo y hay que tener mucho cuidado. Todo es un peligro. Me compré un termo que tiene mucha seguridad: aprieto un botón con el pulgar y sale el agua, y cuando suelto, se traba. Tengo mucho más cuidado que antes y tomo todos los recaudos.
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-Cuando empezó la pandemia estabas haciendo Separadas, en eltrece. ¿Vas a volver a trabajar apenas se pueda?
-La ficción ya viene en caída libre desde hace muchos años y la pandemia terminó de destruirla. Hace diez años había diez o quince ficciones en los canales de aire y fueron bajando hasta que en marzo había apenas una. La verdad es que no tengo ganas de volver a trabajar, por ahora. De todas maneras, aunque quisiera no se puede.
-¿Es por el accidente?
-No, es algo que venía pensando. Quiero pasar más tiempo en casa, con mi familia porque cuando grabás pasás 12 horas en el estudio. Amo mi trabajo y me encanta: hace 25 años que estoy en la tele, pero quisiera descansar un par de años. De todas maneras, no es que no esté haciendo nada porque me vuelvo loco: estamos trabajando en contenidos con la productora familiar.
-Vas a extrañar al galán...
-Sí, seguro que voy a extrañar. Claro que sí, pero no digo nunca más. Simplemente, por ahora le siento lejano y no me veo delante de cámara... Quizá en uno o dos años. Pasa todo muy rápido y no quiero estar metido tantas horas en un estudio de grabación. Necesito compartir más tiempo con mi familia, Salvo que aparezca algo que me mueva el piso, como sucedió con el personaje de Separadas: lo que me ofrecieron en Polka me partió la cabeza. Amo mi trabajo y si aparece una buena oportunidad, la voy a aprovechar, pero sé que cuando empiezo a grabar desaparezco de mi casa y siento que estoy más grande... ¡Cumplí 50 años! (el 4 de noviembre).
-¡Todo un símbolo ese número!
-(Ríe). Sí, parezco más chico, pero ya tengo 50 y me dio un poco de nostalgia. No quiero perderme momentos con mis hijos y mi mujer. Pero claro que necesito trabajar sino me vuelvo loco. Trabajo desde que tengo 12 años cuando estaba en las boleterías de los teatros durante la temporada de verano en Mar del Plata y en invierno, en el Teatro Broadway. Lo hice hasta los 24 más o menos, hasta que me animé a estar delante de cámaras. Veía todas las funciones de teatro y me apasionaba. Por ahora, voy a dejar descansar al actor pero sigo metido en la producción.
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