Santo Biasatti: el antidivo de las noticias
El periodista que se quedó afuera del noticiero de Eltrece marcó un estilo inconfundible en la televisión; cómo fue su última noche al aire y qué hará de ahora en más
Hace veinte años, cuando ganó el Martín Fierro de Oro, me dijo mirándome a los ojos: “Este premio no me cambia en nada”. Eran las dos de la madrugada de una noche muy fría de abril y Santo Biasatti había logrado escapar de los periodistas que querían entrevistarlo y estaba sentado frente a una carne crujiente, en una parrilla de Puerto Madero. Fue la primera y única vez que lo vi sonreír. Ni con el premio ni con la ceremonia, ni durante el discurso: con la entraña.
Los que lo conocen, dicen que Santo es así. Un tipo extremadamente serio frente a cámaras, pero un jodón lejos de ellas. Sin embargo, no cualquiera tiene el privilegio de llegar a ese lado B. Sólo sus íntimos, su familia, sus hijos, sus nietos. Y muchos de sus compañeros de trabajo, de quienes anoche se despidió casi en silencio.
Después de trece años al frente de Telenoche, Santo se fue a su manera. No hubo clip de despedida, ni lagrimitas de compromiso. Dijo: "Para todos, muchas gracias". Y chau. Desapareció.
En el estudio quedó flotando el misterio, el mismo que cultivó siempre, desde que empezó a trabajar como periodista hace cincuenta y dos años.
Su nota debut -sobre el primer trasplante de corazón- la hizo en gráfica, en la revista Gente. Pero fueron los medios audiovisuales los que afianzaron su carrera y le consiguieron fama y premios. Primero, la radio, y al final, la televisión. Pasó por Radio Belgrano, Radio Colonia, Radio Mitre… En 1994 arrancó con el programa Contacto directo, su gran espaldarazo, el ciclo con el que consiguió el Martín Fierro de Oro en 1997. Santo estaba en esa época en el ojo de la tormenta por su fuerte apoyo a la búsqueda de la verdad del asesinato del fotógrafo José Luis Cabezas. Lo habían amenazado de muerte, el Gobierno le había ofrecido protección policial y él la había rechazado. “No hice ninguna denuncia ni la voy a hacer, nadie va preso por una amenaza y estas cosas, lo digo con conocimiento de causa, no se resuelven jamás”, explicó entonces. Esa noche que le dieron el premio, no se achicó y pidió, cuando subió a recibir la estatuilla, que los fotógrafos presentes levantaran sus cámaras para recordar al colega asesinado. Tan comprometido estaba con esta causa que, durante muchos años, cerró los noticieros que conducía con la frase “no se olviden de José Luis Cabezas”.
Santo Virgilio Biasatti, de 74 años recién cumplidos, pasó por varios medios de comunicación pero sin dudas fueron TN y Canal 13 los que los acercaron al gran público. Allí tuvo sus propios programas (El noticiero de Santo, Otro tema) hasta que llegó, en 2004, a la conducción de Telenoche junto a María Laura Santillán. Con ella formó una buena dupla de confianza, siempre dentro de los límites establecidos. Una sola vez María Laura se excedió y felicitó a Santo por Sofía, la primera hija que tuvo con la actriz Carolina Fal. El ni se inmutó, no agradeció. Siguió adelante con las noticias.
Es que Santo nunca habla de su vida privada. No porque no tenga qué contar. Al contrario. Estuvo casado y tuvo dos hijos (Marcelo y Mariano), pero el matrimonio largo y duradero no fue lo suyo. Salió con Leonor Benedetto, con una modelo llamada Susana Sadej y se rumoreó que tuvo romances con Laura Oliva y Cristina Alberó. Su cercanía con el mundo del espectáculo la profundizó cuando compró el teatro Regina. Ahí conoció a Carolina, su actual mujer, y decidió separarse de Ana Petrovic, hasta entonces la madre de sus únicos hijos. La vida le cambió a Santo después de conocer a Carolina. Ya era abuelo, pero aceptó volver a ser papá. Tuvieron dos hijas (Sofía y Lucía, hoy de 8 y 6 años) y se mudaron a un country en Pilar. Ella, además, dejó la actuación, se anotó en la Universidad y se recibió de médica. Santo también buscó otros rumbos: tuvo una marca de cosméticos y fue dirigente deportivo. Este año, se desprendió de todo eso y apostó por el periodismo digital: creó un portal de noticias llamado “puntoseguido”.
Ganó nueve Martín Fierro, ocho Broadcasting y dos Konex. Hoy busca trabajo “como cualquier laburante”. Porque nunca se sintió un divo, ni una estrella. Y, como me dijo hace veinte años: los premios no cambian nada.
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