Santiago Caamaño: la lesión que acabó con su gran sueño, cómo el teatro le salvó la vida y la familia que construyó con su “jefa”, Nazarena Vélez
El actor, que se prepara para estrenar este sábado la puesta Ya lo sabía, conversó con LA NACION acerca de la temprana pérdida de sus padres, de su negación a la idea de tener hijos y cómo las vueltas de la vida lo llevaron a explorar situaciones impensadas
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Actor de larga trayectoria en teatro, televisión y cine, a Santiago Caamaño le llegó la popularidad cuando se enamoró de Nazarena Vélez, hace cinco años. Desde entonces viven juntos, ensamblaron familias y también comparten trabajo: están a punto de estrenar Ya lo sabía, que se podrá ver todos los sábados de noviembre en el Teatro Andamio 90, con él sobre el escenario y ella en la producción. En diálogo con LA NACION, Santiago Caamaño cuenta cómo la conoció, cuál es el vínculo que tiene con los tres hijos de la actriz, y asegura que el teatro es una gran pasión que lo sacó del pozo en el que cayó cuando le dijeron que no podía jugar al fútbol profesional por culpa de una lesión poco común.
En un ‘break’ del ensayo, mientras acomodan los últimos detalles de la obra, Caamaño habla con entusiasmo de este nuevo desafío. “Ya lo sabía es una obra espectacular del catalán Jordi Cadellans, que fue un éxito en España. Habla sobre el acoso, el bullying, el perdón, los sueños, lo prohibido, el sexo, la manipulación, la mentira”, adelanta. “Es la historia de dos excompañeros de escuela que se encuentran después de 25 años y empiezan a hablar sobre un pasado en el que no fueron amigos y no recuerdan del mismo modo tampoco. Es un desafío grande, una montaña rusa de emociones porque pasa de todo. Tenemos un equipazo, con Pablo Gorlero en la dirección e Ignacio Monná en el elenco. Hay mucha sorpresa, está muy bien escrita y el espectador se sorprende mucho”.
-¿Buceaste en tu propia historia estudiantil para armar el personaje?
-No tanto porque lo que yo viví es muy diferente a lo que propone la obra. Tengo un hermoso recuerdo de mi infancia y mi adolescencia, y siempre tuve al lado a mi familia, que se preocupó para que no me faltara nada y estudie. Acá, si bien el tema central es el acoso escolar, se habla de la soledad, la autoestima y el bullying que todos sufrimos en algún momento, aunque no lo llamábamos así.
-¿Vos también sufriste bullying de chico?
-Sí, tenía alguna dificultad en el habla y me cargaban. Yo me refugiaba en el deporte porque no hablaba y daba todo de mí. Eso quizá se lo sumé a mi personaje que, como a mí, le gusta el fútbol. Y cuando uno se defiende con el deporte y es bueno, se transforma en un líder y todos quieren ser amigos tuyos y jugar con vos. Entonces cambia la mano.
-Casi llegaste a ser jugador profesional, ¿qué pasó?
-Tuve una lesión. El fútbol de verdad fue un refugio en mi infancia y adolescencia, y de a poco empecé a jugar en las inferiores. Era mi pasión y lo que hacía las 24 horas. Estuve ahí nomás de ser profesional pero no se dio por una lesión y después, las vueltas de la vida empecé a estudiar teatro.
-¿Y cuál era esa lesión?
-Una lesión rarísima en el fútbol que se llama osteocondritis de ambas caderas, se gastan los cartílagos de las caderas. Obviamente puedo correr y jugar y no tengo ninguna molestia, pero no a nivel profesional porque se complica el alto rendimiento.
-¿Te bajoneaste?
-Mucho. Fue duro porque, además, ese mismo año falleció mi padre y a los tres meses, mi madre. Tenía 17 años, la remé hasta los 20 para volver a jugar y me di cuenta que no iba a poder hacer lo que amaba y a lo que me había dedicado casi toda mi vida. Entonces, lo que me hacía feliz, lo que me hacía reír, el sueño por el que me levantaba todos los días para lucharla, se diluía y me cambiaba la vida. Sentía que no servía para nada, y no sabía qué hacer. Me acuerdo que lloraba todos los días y le pedía a Dios que me ayudara, que me tirara un centro, porque necesitaba una pasión, algo por que levantarme todos los días. Con el fútbol había sido el niño más feliz de la vida durante 15 años y quería volver a serlo. Las vueltas de la vida, empecé a estudiar teatro.
-¿Y cómo fue que te anotaste en una clase de teatro?
-Se dio de casualidad. Futbolistas Argentinos Agremiados me dio una beca para estudiar periodismo deportivo y la acepté y estudié. A la vez, un día acompañé a un amigo a un casting y quedé yo y no él, y participé de una película que fue El amor y el espanto, dirigida por Juan Carlos Desanzo. Me tocó hacer una escena con Norman Briski y Miguel Ángel Solá y yo no sabía ni quiénes eran, pero la pasé muy bien. Volví a sentir la misma sensación de felicidad de cuando jugaba al fútbol. Empecé a preguntar cómo hacer para seguir en eso y me dijeron que estudiara teatro. Averigüé porque no tenía idea, yo soy un pibe de barrio lejano a ese mundo y no sabía por dónde empezar.
-¿Con quiénes te formaste?
-Mis maestros fueron Julio Chávez, Agustín Alezzo y me enamoré del teatro. Buscaba algo que me hiciera bien y lo encontré sin querer queriendo. Trabajé en teatro independiente, me gané un ACE [en el 2014 fue Revelación masculina por su trabajo en El cuidador, de Harold Pinter, con dirección de Agustín Alezzo], después llegó el teatro comercial. Todo se fue dando de una manera hermosa y participé en treinta obras de teatro, me dirigieron los mejores, hice más de veinte películas, treinta novelas. De pronto estaba trabajando con los actores que veía en la tele. Fue muy loco y muy lindo. Soy un actor que arriesga y contantemente busco desafíos.
-Trabajaste muchísimo pero la popularidad te llegó de la mano del amor, con Nazarena Vélez…
-(Risas) Sí, así es. Nos conocimos en el verano del 2019 haciendo una obra de teatro en Mar del Plata, Mentiras verdaderas. Era un actor que venía trabajando desde hacía casi veinte años y con un perfil muy bajo y una carrera muy linda, pero no era popular. Con Nazarena nos encontramos en un momento hermoso en el que ninguno de los dos buscaba nada y encontramos todo. Eso sin duda me hizo más popular.
-Vos tan perfil bajo y ella tan popular, ¿qué pensabas de Nazarena antes de conocerla?
-Me pasaba algo muy loco porque sabía quién era, pero no tenía idea de su vida. Por otra parte, me gusta conocer a la gente y no dejarme llevar por lo que dicen. Cuando empezamos a ensayar la obra tenía mucho miedo de que ella me sacara del espectáculo porque yo no era popular. Era todo un elenco de gente que corta tickets como Adriana Salgueiro, Beto César, Tito Esperanza y Nazarena. Hasta el día de hoy hablamos de eso y nos reímos. Pensaba cómo dar vuelta eso para no quedarme afuera. Entonces me decía que tenía que ser super profesional, hacer bien las cosas, llegar a horario, perfil bajo. Me llamó la atención que Nazarena llegaba, ensayaba, hacía la de ella y se iba. Tenía mucho barrio, como yo, ella de Quilmes y yo de Avellaneda y pegamos buena onda.
-En tres meses se fueron a vivir juntos, y de eso hace ya cinco años.
-(Risas) Sí, una locura. Yo soy un tipo muy solitario, no tengo hijos, nunca quise saber nada. Y ella es todo lo contrario, es muy madraza, mamá de tres. Nos conocimos en noviembre durante los ensayos, el 7 de enero nos pusimos de novios y en marzo, cuando volvimos a Buenos Aires, ya nos mudamos juntos. Una locura.
-De estar solo pasaste a tener un familión…
-¡Sí! Mi familia está compuesta por dos hermanos mayores y mis tíos que me criaron cuando mis padres fallecieron. No buscaba nada y de repente con ella encontré otros tres vínculos distintos, que son un gran aprendizaje. Fue todo muy lindo y la vida me cambió de un día para el otro; de pronto llevo a Titi al colegio, le hago la comida, lo ayudo con las tareas escolares; soy su papá del corazón. Me llevo muy bien con Barbie, con el Chyno y con Titi, y desde el primer día fueron muy amorosos conmigo; los amo. Vivo cosas que nunca busqué ni imaginé. Nos ensamblamos muy bien todos y somos una familia increíble.
-Nadie creía en la pareja, al principio…
-Es verdad. Nos encontramos en el momento justo y cuando ninguno de los dos buscaba nada y encontramos todo. Se fue dando. Cuando nos pusimos de novios estábamos todos los días juntos. Y durante un mes fuimos novios a escondidas y se lo ocultamos hasta a nuestros compañeros de elenco, lo que me hacía sentir muy mal porque me llevaba muy bien y tenía que mentirles. Fue raro. Me acuerdo que si íbamos juntos al teatro, ella me dejaba dos cuadras antes. La hicimos bien hasta que nos engancharon.
-Sos ocho años menor que Nazarena, ¿alguna vez les hizo ruido esa diferencia?
-No, a ninguno de los dos. Nunca miro la edad de las personas sino el corazón. No me interesa ni religión, ni color, ni partido político; los seres humanos son buenas personas o malas personas y nada más.
-¿La ves en LAM?
-Lo vemos juntos cuando ella vuelve a casa. Me interesa saber cómo está, cómo le va, qué pasó. Charlamos mucho. Me gusta compartir, acompañarla.
-Nazarena es productora de Ya lo sabía y muchas veces trabajaron juntos… ¿Hay roces en esas circunstancias o siempre se ponen de acuerdo?
-Nos llevamos re bien. De alguna manera, también termino siendo parte de la producción y es un trabajo en conjunto entre Naza, Lucas (Rodríguez, marido de Barbie Vélez e hijo de quien fue pareja de Nazarena, Fabián Rodríguez). Ya hicimos varias obras; en Él en mi cuerpo, la primera obra después de conocernos, era compañera y productora y la vi más exigente (risas). Después hicimos Me enamoré de vos, que actuábamos y producíamos juntos, otra que se llamó Hermanes, en pandemia, Trepadores y varias más. Nos llevamos muy bien trabajando y además confía en mí. A ella le gusta más producir que actuar y formamos un gran equipo. Es maravilloso compartir la vida con Naza; la amo con locura y es una mujer espectacular.
-Ahora sos ‘abuelastro’, ¿cómo viví ese nuevo rol?
-Salvador (hijo de Barbie y Lucas) es divino. ¡No soy padre y ya soy abuelo! Rarísimo (risas). Es muy lindo y aparte a Barbie la adoro y con Lucas nos hicimos muy amigos y somos familia. Creo que es la primera vez que tengo un vínculo así con un bebé. Es muy ‘flashero’. La familia crece y estamos muy bien todos. La vida te da sorpresas todo el tiempo y lo que me quitó por un lado, me lo dio por otro. Me quitó a mis padres y me dio a mis tíos, que son increíbles y me cuidaron, me criaron, me bancaron, me acompañaron. Me sacó el fútbol y me dio el teatro. Intento ser positivo e ir para adelante siempre; soy un agradecido.
-Contaste que tus padres fallecieron con tres meses de diferencia… Debe haber sido muy duro.
-Mucho. Ellos ya estaban separados. Primero murió mi papá, que era muy fumador y tenía poca capacidad pulmonar; estuvo en terapia intensiva dos semanas y no pudo salir. Y mi mamá murió tres meses después, de cáncer. A mis tíos les estaré agradecido toda mi vida porque son únicos, me dieron luz en la oscuridad y los amo con todo mi corazón. ¡Son mis viejos!
Para agendar
Ya lo sabía. Los sábados, a las 22, en Andamio 90 (Paraná 662, CABA).
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