Samanta, la modelo que, entre lágrimas, quedó afuera de Survivor, Expedición Robinson: “Me sentí traicionada; fue una desilusión tremenda”
Entró al reality de Telefe para mostrarse porque hace años que se forma como actriz y cantante. Nació en un pequeño pueblo de Entre Ríos y hace diez años que se mudó a Buenos Aires.
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A Samanta Herdt todavía le dura la decepción que vivió cuando sus compañeros la votaron para que abandonara el reality extremo que cada noche emite Telefe, Survivor, Expedición Robinson. Entrerriana, hace diez años que se mudó a Buenos Aires para vivir el sueño de ser artista y para eso se preparó. Buscó entrar al programa para mostrarse y usarlo como trampolín hacia la vida que desea. En diálogo con LA NACIÓN habló de la banda de cumbia que tiene, de los proyectos que comparte con su novio, de su niñez en Aldea Protestante, una colonia alemana de apenas 700 habitantes, y también recordó el grave accidente de auto que vivió en el 2021 y que la dejó tres meses en cama.
-Se te vio muy desilusionada con tus compañeros en tu eliminación, ¿qué pasó?
-Ahora estoy mejor, pero sinceramente me dolió muchísimo, me sentí traicionada y decepcionada por mis compañeros, excepto por Martina que estaba tan sorprendida como yo. Fue doloroso, no me lo esperaba para nada porque no era lo que venía hablando con mis compañeros, ni lo acordamos. Fue una desilusión tremenda. Al mismo tiempo entiendo que vieron que yo estaba debilitada y era la realidad que no podía tapar. Era lo que mi cuerpo estaba expresando, y entiendo que mis compañeros estaban más fuertes, y esto es un juego y hay que fortalecer el grupo. Viéndolo desde afuera puedo entenderlos un poco más, porque me veo debilitada. Me hubiera gustado llegar al menos a la unificación.
-Ganaste el primer juego, el primer collar de inmunidad y parecía que te ibas a comer el juego... ¿Qué cambió con el correr de los días?
-Me debilité por falta de comida, falta de sueño, de descanso. Bajé unos cuatro o cinco kilos esas semanas que estuve en la isla. Encima hice una dieta antes de entrar al reality, entonces gasté las calorías los primeros días y no tenía reservas.
-¿Dieta para bajar de peso o para acostumbrarte a lo que te esperaba?
-Las dos cosas. Hice una dieta porque soy modelo y quería llegar estéticamente como deseaba. Y además intenté achicar el estómago para ir acostumbrándome a comer menos, o una vez por día. Pensé que me iba a ayudar, pero me jugó en contra. Yo hacía ayunos intermitentes y después comía bien, y en la isla eran ayunos mucho más largos y luego comía un coco. El coco es rico y nutritivo, te da saciedad, pero faltaban otros nutrientes y competíamos todos los días. Inevitablemente el cuerpo se va debilitando.
-¿Y cómo manejaste tu fobia a las arañas en medio de la selva?
-Bastante bien. Toda la vida le tuve fobia a las arañas. En Buenos Aires casi no veo arañas y estaba desacostumbrada a sufrir ese pánico. En la isla no vi tantas, y traté de alejarme. Tal vez durmiendo no me enteraba, pero pude enfrentar las que vi.
-Sos modelo, cantante, actriz, tenés una marca de ropa... ¿Entraste al reality para mostrarte o te interesó el desafío?
-Sí. La realidad es que entré más que nada por la exposición, no lo voy a negar. Soy del palo artístico, me preparo hace muchos años y quiero enfocarme en eso. Hoy tengo mi propia banda de cumbia y apunto a lo musical. Quiero ser la nueva “princesita”, como Karina (risas). Tengo algunos temas de despechada y ser la nueva Karina. Pero estoy preparada para todos los rubros artísticos, hice danzas, comedia musical, teatro, canto. También me interesó el desafío de Survivor, pero pretendo que sea un trampolín para mi futuro.
-¿Habías intentado entrar a otros realities?
-No, pero si hice castings para programas de canto y baile. Nunca me anoté a Gran Hermano porque no es un formato que pueda soportar; prefería morirme de hambre, frío y calor durante dos meses en una isla que estar siete meses encerrada en una casa. Survivor me pareció un buen formato que podía exprimir mucho más y no lo dudé.
-¿Cómo sigue tu vida hoy?
-Sigo con mi emprendimiento y mi local de ropa, pero no le estoy dando tanta importancia porque apunto a lo artístico. Tengo un bar teatro en Paternal con mi pareja, y en ese escenario me preparé para lanzarme como artista.
-¿Tu relación de pareja cambió después del reality?
-No. Entré de novia y sigo de novia con Iago. Hace tres años que estamos juntos. Tenemos muchos proyectos juntos y son nuestro trabajo y sustento diario. Iago también es actor y cantante, pero lo hace como hobby y está más del lado de la producción; le esquiva a la exposición.
-Naciste en Aldea Protestante, ¿cómo era tu vida allí?
-Nací en un pueblo chiquito de Entre Ríos, una de las colonias alemanas más pequeñas de Entre Ríos, de 700 habitantes. Soy descendiente de alemanes y la colonia se llama así porque son todos de la religión Protestante. Todos hablan alemán, se hacen las comidas típicas, se hacen bailes con música alemana. A partir de mi generación eso se fue perdiendo un poco, pero la gente mayor está muy apegada a la cultura alemana.
-¿Qué te dijo tu familia cuando dijiste que te mudabas a Buenos Aires?
-Mi mamá también tuvo una historia parecida porque a los 18 años se fue del pueblo y vivió diez años en Buenos Aires. Después volvió y se casó con su primer novio, que es mi papá. Ella siempre me decía que me fuera cuando terminara la secundaria y que crezca y vuele. Yo todavía no sabía qué iba a hacer, qué iba a estudiar. Me gustaba lo artístico, pero no lo veía como una carrera y no me animaba a contárselo a mi familia. Estudié diseño de indumentaria textil durante tres años, dejé y me animé a hablar con mis padres que me apoyaron inmediatamente. Me arrepentí de no habérselos dicho a los 17 años.
-¿Volvés al pueblo?
-Sí porque están todos en Entre Ríos; mi papá, mi hermana que es menor y mi familia. Y mi mamá vive en Corrientes con su pareja.
-Contaste que sufriste un accidente muy grave, ¿qué recordás?
-Nada, y creo que por eso no lo vivo como algo traumático. Recuerdo que estábamos en la ruta yendo a una fiesta en otro pueblo, y después me desperté en un hospital. Era la madrugada del 1° de enero del 2021 y yo estaba en Entre Ríos porque en pandemia me fui al pueblo y estuve un año. Esa noche fuimos a una fiesta en un pueblo vecino, con dos amigos, mi hermana y una prima. Y en una curva muy pronunciada de la ruta pisamos el pasto y chocamos contra un paredón. Yo no recuerdo nada de eso. Me desperté en el hospital con dos costillas, la pelvis y la clavícula quebradas. Me operaron y tengo una prótesis de clavícula. Estuve quince días internada y tres meses en cama, en mi casa. La sacamos barata todos.
-¿Qué pensabas en esos meses de recuperación?
-Entre la pandemia y el accidente volví a cero. Dentro de todo lo tomé bien porque no recuerdo nada y por eso hoy no es un trauma para mí. Es como si mi cerebro lo hubiera borrado.
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