Falta un rato para que empiece la fiesta. Esa que se debían. En el dúplex de Barrio Norte donde Beatriz Salomón (65) vive desde hace años, la dueña de casa ya está lista con la túnica íntegramente bordada con cristales de Swarovski que le regaló para la ocasión su amigo Roberto Piazza. La mayor de sus hijas, Noelia, celebrará sus 18 años y está feliz con su traje de Verónica de la Canal. "Vení Noelita, estás preciosa. Dame la mano", le dice Bea con dulzura, mientras la acaricia y posa en exclusiva para ¡Hola! Su hija menor, Bettina (15) no quiere aparecer por nada del mundo y, por si acaso, ni siquiera se asoma cuando pasamos por su cuarto. "Me había quedado pendiente festejarle los 15 a Noe. En ese momento no me alcanzó la plata porque mi ex (el cirujano Alberto Ferriols) tenía que poner la mitad y no me la dio. Pero le prometí que los 18 sí se los iba a celebrar. Llegamos. Y estamos felices", confiesa la ex "chica Olmedo", en un día con las emociones a flor de piel.
Tengo cáncer de colon. Y estoy en vías de curación. Voy por la novena quimio, me faltan tres y después haremos un estudio para ver qué resultado está dando la medicación
–¿Cómo fueron los preparativos?
–Lo charlamos todo entre las dos. Hicimos la lista de invitados, buscamos un salón y elegimos el catering: habrá mesas de fiambres, una carne rellena, pasta con calamares, mesa de dulces, torta...
–¿El papá está invitado?
–Sí, está invitado. Pero creo que está de viaje.
–¿Hablás con él? ¿Tienen relación?
–Ahora sí, después de catorce años hubo un acercamiento porque desde que estoy un poco enclenque, él tiene que ir a las entrevistas del colegio, llevarlas a McDonald’s, al Recoleta Mall y a todas esas cosas que yo antes hacía y ya no puedo. Está cumpliendo su rol de padre muy bien. Es una suerte. Ha venido a casa dos o tres veces para hablar con mis hijas. [Piensa] Pasaron muchas cosas entre nosotros, pero ahora estamos más armaditos.
–Decís que estás "enclenque". ¿Estás haciendo quimioterapia, no?
–Sí, pero no quiero hablar de eso. Estoy con una enfermedad en la que estoy en vías de curación.
–Siempre es mejor ponerle nombre para que no lo hagan otros por vos. ¿De qué se trata exactamente?
–[Piensa] Tengo cáncer de colon. Y estoy en vías de curación. Mi oncólogo, Daniel Lewi, es un ser divino. Ya voy por la novena quimio, me faltan tres más y después haremos un estudio para ver qué resultado está dando la medicación. Creo que a eso le sigue un descanso y después pastillas. O sea que estamos mejor, me siento mejor.
–De semblante estás muy bien.
–Gracias. Tengo una cara a toda prueba. Genéticamente no me puedo quejar, mi cuerpo resiste, inclusive mi pelo. Si bien esto (se señala la cabeza) es una peluca, dicen que en la primera sesión quedás pelada y yo todavía tengo pelo, cortito pero lo tengo.
–¿Cuáles fueron los primeros síntomas?
–Un día me quedé doblada en casa, con un dolor muy fuerte acá al costado (se toca la panza). Llamé a mi hermano y le pedí que me acompañara al Hospital Fernández porque no me sentía bien. Me revisaron, me dijeron lo que tenía y quedé internada quince días. Me hicieron estudios para ver dónde estaba todo. Y lo descubrieron. A partir de ahí me dieron el tratamiento, del que ya van a hacer nueve meses, es muy fuerte y me deja muy cansada. Desde entonces desaparecí un poco de todos lados. Es que no me gusta hablar de esto. Además, todos los días me despierto y me digo: "Estoy sana, estoy sana". La mente debe estar en positivo, eso me ayuda. Y mis hijas, que son mi motor, mi todo.
–¿Cómo reaccionaron cuando les contaste?
–Se pusieron muy tristes, pero yo les dije: "Mamá va a salir de esto, quédense tranquilas. Va a estar todo bien". Y lo tomaron de manera positiva. Yo siempre les digo la verdad, a los hijos nunca hay que mentirles.
–También te quebraste la cadera…
–Sí. Me quebré la cadera en el Fernández porque pisé descalza un poco de suero que había en el piso. Yo me he caído veinte veces en mi vida y jamás me pasó nada. Pero estas inyecciones te debilitan los huesos. Fue un resbalón. Me tuvieron que poner una prótesis, pero gracias a la medicina moderna ya estoy caminando perfecto.
–¿De dónde sacás esa fuerza para resistir?
–Es mi fuerza interior. Siempre fui así. Mamá tenía una gran personalidad, yo me parezco a ella, que me enseñó cómo salir adelante sí o sí porque esto es la vida, no todo es color de rosa y no todo son festejos y tomar champagne.
–¿Rezás?
–Perdí la fe cuando falleció mi hermana. Pero ahora, de a poco, me descubro pidiéndole cosas a Dios.
–¿Qué le pedís?
–Sanarme. Quiero sanarme porque todavía tengo muchas cosas que hacer por mis hijas. Noelita eligió ser médica, quiere ser cirujana plástica. Terminó el colegio el año pasado y empieza pronto la facultad. Y la otra está en el secundario y veremos qué elige. Quiero verlas convertidas en lo que siempre quise para ellas: que sean dos mujeres independientes, que no dependan del hombre con el que se casen o vivan. Me parece importante que la mujer tenga su propio billete en el bolsillo. Yo les inculco esas cosas porque en los matrimonios, en las parejas, nunca se sabe. Te puede ir muy bien o muy mal. [Piensa] ¿Sabés? A pesar de mi salud estoy en un momento en el que me siento feliz. Estoy como rearmándome.
Después de catorce años hubo un acercamiento con mi ex. Él está cumpliendo su rol de padre muy bien
A LA ESPERA DE JUSTICIA
En 2004, la actriz demandó a la productora Eyeworks Argentina, al Canal América y a los periodistas Jorge Rial, Luis Ventura, Daniel Tognetti y Miriam Lewin, tras la emisión de una cámara oculta en Punto Doc, que involucraba a su entonces marido. "He vivido casi quince años luchando contra la Justicia porque lamentablemente en nuestro país pareciera que no existe. Había ganado en primera instancia, pero ellos apelaron y de pronto pareciera que no hicieron nada y casi que la culpa la tengo yo. Ana Rosenfeld –la abogada que la representa– apeló y el tema está ahora en la Corte. Es cuestión de tiempo. A veces me cuesta creer en la Justicia. Noelia cumplió 18 años y Bettina, 15. Cuando todo esto pasó la mayor tenía 4 años y la segunda, pañales. Ha sido muy difícil para mí todo. Pero con valentía y con la gran personalidad que yo siento que tengo vamos a salir adelante.
–¿Cómo es un día tuyo? ¿Salís?
–No. Estoy todo el tiempo en casa. Tengo 40 años de trayectoria. Lo último que hice fue Extinguidas con la que estuve cuatro años viajando por el interior y el exterior, entonces ahora me tomo un recreo. Disfruto de mi casa, de mis hijas, de la comidita, de mucha gente amiga que viene a visitarme y me encanta, disfruto de esta nota, de dar esta fiesta. Me levanté de la cama para hacer la fiesta de Bettina, que cumplió el 6 de noviembre. Y ahora me arreglé especialmente por Noelia. Me ayudaron Adriana Chaumont, mi peluquero Emiliano, Marcelo Péndola, Roberto Piazza… Tengo mucha gente alrededor que me contiene, que me quiere, que dicen: "Aquí estoy, qué necesitás". Quiero estar bien de salud y volver a hacer teatro, que es mi gran amor. Vamos a ver si Muscari propone algo… También quisiera viajar con mis hijas.
–¿Le echás la culpa de esto que estás viviendo a la lucha judicial que sotenés hace tantos años?
–Obvio. El estrés te provoca cosas horribles. Yo era una mujer sana, apenas una aspirineta por día. No puedo creer lo que estoy viviendo. Pero, como dice Mirtha Legrand: "Y esto también pasará". Esta es la primera vez que hablo públicamente de lo que estoy viviendo. Pero no quiero que me vean como a una pobre señora. No soy la única a la que le pasa. Cuando voy a hacerme la quimio hay gente de todas las edades, todos muy amorosos, pasando por lo mismo.
–Vas a salir adelante.
–Que así sea.
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