Con Viviana Puerta, Anita Martínez y Laura Conforte protagoniza la exitosa Madres, una obra que presenta sus últimas funciones en la Calle Corrientes y se prepara para girar por el país
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Sabrina Garciarena se prepara para la gira de Madres, una comedia sobre la maternidad que se despide de Buenos Aires en el Teatro Metropolitan y, a partir de abril, rodará por todo el país. La obra la coprotagoniza con Viviana Puerta, Anita Martínez y Laura Conforte. Mamá de León (9), Beltrán (8) y Mía (3), la actriz está haciendo malabarismos para organizarse, aunque asegura que con su marido, el periodista Germán Paoloski, forman un gran equipo. En una charla con LA NACION, Garciarena reflexiona sobre los personajes de la obra y las diversas formas de encarar la maternidad y cuenta que este año se estrenan dos series en las que participa.
“Nos despedimos de Madres, después de cuatro temporadas, y en abril hacemos gira por el Gran Buenos Aires y el interior del país, hasta julio. Es un buen cierre para una obra que nos dio muchas satisfacciones. La gente se divierte y se emociona porque se tocan temas con los que todas las mujeres podemos sentirnos identificadas y eso es lo que me gusta como actriz, que llegue al corazón. Sé que algunas mujeres salen del teatro pensando, ‘che me estoy perdiendo esto con mis hijos porque estoy a full’. Los chicos no con chicos eternamente y si elegís ser madre está bueno compartir los momentos importantes, y no hablo de cantidad de tiempo sino de calidad. Los hijos lo agradecen. No sé si estoy haciendo bien las cosas, pero mis hijos me abrazan todo el tiempo, me dicen que me aman, los sigo el día a día en el cole, les pregunto y por suerte me cuentan todo. Siempre se van a quejar de algo, estoy segura, pero soy madre a mucha conciencia”, confiesa Garciarena.
-¿Hacés tu propia catarsis en Madres?
-Totalmente. La obra llegó en un momento en el que mi tercera hija era muy chiquita y está bueno porque además de poder ejercer mi profesión, que amo y nunca discontinué aun con tres embarazos, vino a traerme mucha catarsis. Por otra parte, siempre hice mucho cine y series, y el mundo del teatro es algo que estoy experimentando en esta etapa de mi vida. Siempre dije que cuando tuviera hijos iba a hacer teatro porque me quedaba el día libre para estar con ellos.
-¿Cuáles son tus estrategias para poder hacer todo?
-Mágicamente, pude cumplir con todo el trabajo y sin perderme nada de mis hijos. Hablaba con una amiga actriz que me contaba que tenía que ir a la radio e iba a perderse el primer día de jardín de su hijo y le dije que no se lo perdiera, porque ese primer día no va a volver a pasar. En la obra todas somos madres y los productores, Carlos Mentasti y Valentina Berger, armaron un equipo de todas mujeres, y fue la primera vez que me pude relajar y decir: ‘no doy más, esto puedo y esto no’. No puedo hacer una gira como la que hubiera hecho si no fuera madre, subiéndome a una caravana y rodando por todos lados. Mi espíritu aventurero lo haría, pero no quiero desatender a mis hijos. Entonces armamos una gira que todas podemos hacer. Cuando me embarco en algo, no me gusta fallarle a nadie; soy muy responsable. Y Mentasti me dijo que me quedara tranquila porque estamos todos en la misma. Y es así, una gira para madres.
-¿Vas a viajar con tus hijos?
-Mi idea es llevarme a Mía a los lugares que pueda. Estoy armando un croquis medio chino, pero ojalá me puedan acompañar en algún viaje, incluso Germán. Me gusta mucho trabajar y que mi familia me acompañe. Y pudimos hacerlo en la temporada en Mar del Plata, lo que no fue fácil porque Germán tiene el noticiero todos los días en Telefe, un programa en ESPN y sus obligaciones, y aun así pudimos estar juntos.
-¿Con qué madre de la obra te identificás?
-Pasan cosas fuertes. Me identifico con mi personaje porque soy yo cuando estuve embarazada de mi primer hijo, León, y vivía en esa nube hermosa y llena de fantasías sobre la maternidad. Pensaba que nada iba a cambiar. Nadie me decía cómo son las cosas, como lo hacen las amigas de mi personaje. No me pasó eso. En cambio, cuando tuve a mi tercera hija fui a un baby shower y las amigas le decían todo, qué iba a pasar, cómo iban a ser las cosas. Y ella estaba espantada, pobre. Un poco me basé en esta amiga a la hora de componer mi personaje, porque yo estaba en una nebulosa y mis amigas fueron más buenas conmigo. O quizá más malas porque deberían haberme hecho algunas advertencias sobre la maternidad. La vida te cambia un montón y sobre todo a la mujer, porque si bien al varón también se le da vuelta la vida, al otro día se va a trabajar. Y quizá duerme peor, pero cuando el bebé llora a la noche no se levanta y si lo hace la madre, que tiene que darle la teta. Con Germán somos un gran equipo, pero aun así yo me quedaba con el bebé, y él se iba a trabajar y seguía con su vida, sus reuniones y sus cosas. Entonces, me identifico con mi personaje, pero también con los otros, por ejemplo, con el de Viviana Puerta, que interpreta a una madre de cinco niños y está desbordada y me hace acordar mucho a mi mamá, porque somos cinco hermanos y ella dejó de trabajar, se dedicó a full a nosotros y alguna vez la he visto desbordada. Soy un poquito todas: la mamá que trabaja mucho, la que se permite delegar, y no tanto la madre separada porque no me pasó. Todas se sienten identificadas con alguna o reconoce a su mamá, a su hermana, a una amiga. Es muy empática la obra.
-¿Alguna vez te desbordaste?
-Cuando nació Mía estaba filmando una película y con los ensayos de la obra, la prensa, y mis dos hijos eran chiquitos. En un momento pensé que me iba a explotar la cabeza, y hasta creo que estuve al borde de un ataque de pánico. Además, hace muchos años que no hago terapia y pensé que era una alarma para volver. Cuando eso me sucede, me regulo, bajo un cambio y me organizo. Bajé la locura del trabajo y estoy más selectiva. Me hace muy feliz trabajar.
-Mía nació en pandemia, en mayo de 2020. ¿Cómo fue la experiencia?
-Fue una experiencia diferente, por suerte fue mi tercera hija, porque tenía mucho miedo. Los abuelos la conocieron a los seis meses, porque nuestros padres son grandes y queríamos cuidarlos. Fue una maternidad distinta, con mi hija pegada a mi todo el tiempo. Era una locura, no sabía con quién dejar a mis hijos para ir a parir. Por suerte la persona que trabajaba con nosotros y vivía afuera, pidió quedarse a hacer la cuarentena con nosotros, porque no tenía adónde ir. Nos fuimos acomodando. Fue duro pero acá estamos.
-Fuiste heroína de muchas telenovelas, ¿extrañás la ficción en televisión abierta o te adaptaste fácilmente a los cambios de la industria audiovisual?
-Las plataformas vinieron para quedarse. Ahora la gente no espera un horario para ver lo que quiere, sino que lo mira cuando tiene ganas. Todo cambió. Me divertía grabar una tira doce horas diarias, pero entiendo que hoy es inviable. En realidad, me fui adaptando desde antes porque yo hacía series cuando trabajé en Italia y España, y si bien las plataformas recién empezaban, ya se filmaba diferente. Me parece que es la manera. Argentina está en crisis con la ficción, y ya no hay producción de tiras diarias en la televisión abierta. En cambio, el teatro pasa por un momento maravilloso, aunque no están repletos. Ya no estoy para hacer tele, cine y teatro juntos porque no quiero perderme las distintas etapas de mis hijos. De todas maneras, pronto se van a estrenar dos series que filmé.
-¿Podés adelantar algo?
-Una la dirige Alberto Lecchi, con quien trabajé mucho. Se llama Madam Requín y en el elenco están Flavia Palmiero, Fabián Vena, Luciano Cáceres. Es un thriller político que hace pensar un poco en nuestra realidad. La otra está dirigida por Federico Palazzo, que fue mi primer director de ficción y me enseñó mucho. Se llama Revelados en blanco y negro y es diferente, justamente, porque está filmada en blanco y negro y es una especie de serie teatral en la que trabajamos casi todos los actores argentinos. Es un proyecto que tiene hace diez años.
-Entre la maternidad, la familia y tu trabajo, ¿te queda tiempo libre?
-Este año es el primero que están mis tres hijos escolarizados y de pronto tengo mañanas libres y me pregunto: “¿qué hago?”. Soy muy inquieta y en mi tiempo libre perfeccioné italiano e inglés. Tomo clases de canto, entreno, organizo la casa y a mis hijos, que tiene múltiples actividades. Y leo mucho, sobre todo obras de teatro. De todas maneras, quiero tomarme las cosas con calma, sin tanta presión, porque el año pasado me volví loca y no terminé desbordada porque soy una persona que regula y no llega al punto de no dar más.
-En cuanto a trabajo, ¿tomas las decisiones solas y después las comentás con Germán o lo hacen en conjunto?
-Hablamos de todo, yo de mi carrera y él de la suya. Es muy criterioso y por eso siempre le pido que lea los guiones, porque se da cuenta si algo no va. Es muy cinéfilo. Cuando El secreto de sus ojos ganó el Oscar yo estaba en Europa y él fue cuatro veces a verla al cine y ya en la primera semana en cartelera me decía, ‘esta película va a grabar el Oscar’. Tiene una mirada muy interesante, me acompaña mucho al teatro, miramos series. En la pareja no hay celos, nos acompañamos, y tenemos nuestros momentos.
Madres, en el Teatro Metropolitan, Corrientes 1343. Los viernes, a las 22, hasta el 17 de marzo
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