RuPaul: el artista que, entre obstáculos y polémicas, convirtió una expresión catártica y marginal en un imperio de millones de dólares
Antes de nacer, una tarotista vaticinó que sería muy famoso y no le erró: cómo es la vida de la drag queen más famoso del mundo, que creó una franquicia que no para de crecer y lleva casi 30 años junto al mismo hombre
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De probarse los tacos de su mamá cuando aún era un niño a ser una de las personas gay con más impacto y fortuna en el mundo, la historia de RuPaul Charles está llena de sueños, desafíos y obstáculos, pero todo indica que tendrá un final feliz. A los 53 años, la drag queen más famosa del mundo es un empresario exitoso y una figura inspiradora que, sin embargo, no está exenta de polémicas y algunos traspiés.
Un niño con estrella
Único hijo varón del matrimonio de Irving Andrew Charles y Ernestine Fontenette, RuPaul se crió en San Diego, California, en la década del 60. Ernestine estaba embarazada cuando una tarotista le dijo que su hijo sería “muy famoso en el futuro” y que, por lo tanto, debía ser cuidadosa a la hora de elegir su nombre. Así, se le ocurrió bautizarlo RuPaul, un nombre que inventó inspirada en “roux”, el término que designa los guisos de Louisiana, estado de donde era originaria.
Pero el destino del matrimonio de los Fontenette Charles también estaba escrito en las cartas y, tras varios episodios de violencia familiar, en 1967 sobrevino a separación. RuPaul y sus tres hermanas se fueron a vivir con su madre, y fueron educados en un ambiente católico tradicional en el que el pequeño siempre consiguió destacarse. “Ni bien empecé a caminar intenté usar tacos... ¡Pero calculo que cuando sos un bebé te atraen las cosas coloridas y brillosas! Sin embargo eso jamás se detuvo en mí, nunca dejé de sentirme convocado por las cosas que se consideraban femeninas”, recordó alguna vez sobre su infancia. “Cuando cumplí 7, y entendí que sería alguien distinto. Para tranquilizarme mi hermana mayor me dijo: ‘Quienes están a cargo de hacer funcionar este mundo trabajan para hacerlo mejor, y en el futuro todos tendremos al menos ocho pares de zapatos’. Era una promesa insólita, pero yo la creí”.
Expulsado del hogar familiar, se mudó con su hermana y su marido a Atlanta, con sólo 15 años. Cuando cumplió la mayoría de edad, intentó armar su carrera artística estudiando composición musical y dirección de cine. Para poder pagarse sus estudios, primero trabajó vendiendo autos usados en el negocio de su cuñado y luego trabajó en el cine Plaza Theatre, en el que se sumó al The American Music Show, un tradicional ciclo de variedades en el que presentaba un número de humor y baile.
La danza lo llevó al local nocturno Celebrity Club, donde comenzó bailando sobre tarimas y luego cantando con su grupo, Wee Wee Pole. Así logró llamar la atención del canadiense Glen Meadmore, quien lo sumó como corista junto con la drag Vaginal Davis. En sus giras fue visto por los The B-52′s, quienes lo invitaron a que participara en el videoclip del exitoso tema “Love Shack”, de 1989.
Sin embargo, las cosas no eran fáciles: “Cuando cumplí 28 toqué fondo. Era como si toda mi vida hubiese tenido a Mercurio retrógrado. Sentí que nada tenía sentido y dudé de la profecía de la tarotista… ¿Y si no estaba destinado a triunfar? Pero en vez de desanimarse decidí ponerle glamour a esta mierda de vida que tenía. Me afeité piernas y pecho, me vestí de glamazona y nueve meses después gané el concurso de Drag Queens en Manhattan”.
Abriendo caminos
“La gente siempre se ha sentido amenazada por mí cuando me presento como este hombre afroamericano grandote que soy. Lo que subyace es la ira que las personas negras tenemos y que tiene sus justos motivos. Una de las formas en las que he podido diluir esa percepción es vestirme como un personaje que dice: ‘Mirá, soy alguien divertido. Puedo tener sentido del humor sobre la vida porque soy drag, pero reconozco la ira negra”, reconoció.
Esta exposición le sirvió a RuPaul para ir creciendo en distintos ámbitos durante la década del 90, tanto como performer en locales musicales de moda y en participaciones televisivas en donde llamaba la atención por su altura, su look y su sentido del humor. Esta combinación le permitió conocer no sólo el pulso de las vanguardias en las pistas de baile sino también a productores y celebridades que caían rendidas a sus pies tras conocer su carisma.
Así, en 1993 lanzó su primer disco, Supermodel of the World. Con temas pegadizos y bases listas para dominar las pistas de baile, RuPaul filmó un video para su primera canción “Supermodel (You Better Work)” que comenzó a tener alta rotación en la cadena MTV. Así, la pantalla se intercalaba entre el pop comercial, el grunge y la alegría de esta drag queen que iba abriendo puertas para sí y para más personas.
Su carisma y popularidad naciente lo llevaron a ser el primer hombre en ser la cara de una afamada firma de cosméticos. “Soy una chica MAC”, decía completamente “montada” en su personaje. Esto llamó la atención de la cadena VH1, que le ofreció conducir su propio talk show. En The RuPaul Show entrevistó a celebridades como Cyndi Lauper, Olivia Newton-John, Diana Ross, los Backstreet Boys y Nirvana, entre otros. Junto a él estaba una de sus grandes amigas de la noche de Nueva York, Michelle Visage.
En esas noches conoció al artista visual australiano Georges LeBar, de quien se enamoró en 1994 y con el que aún sigue en pareja. Los dos se casaron en 2017 pero viven un vínculo libre: “Nunca me interesó lo convencional, no es lo mío. Me importa un carajo el matrimonio, pero me importa lo que le puede pasar a él si algo me sucede. Queríamos tener todo protegido”.
“Georges y yo somos muy respetuosos el uno con el otro. Sabemos que en este planeta donde hay millones y millones de personas, la persona que he encontrado en este planeta que más me gusta es él. Y sé que para él la persona que más quiere en este planeta soy yo. Yo sé eso: no tengo dudas. Si él necesita hacer algo más en otro lugar con otra persona, está todo bien”, confesó.
Arte político
Si bien sus primeros años fueron complicados y él mismo contó que abusó de distintas sustancias desde el momento en que fumó marihuana por primera vez a los 10 años, en 1999 dejó las drogas e incluso el alcohol.
“El arte drag es profundamente político porque desafía el status quo de las identidades permanentes. El drag nos enseña a ser camaleónicos, a cambiar de forma y aspecto en cualquier lugar y en cualquier momento”, aseguró en una entrevista sobre el concepto que tiene sobre el arte que lo volvió famoso en el mundo.
Ha! Buenos Aires '98 RT @ladybarby: @RuPaul desde Argentina I love U! pic.twitter.com/4PHXqcY2Il
— RuPaul (@RuPaul) January 2, 2014
RuPaul pasó el resto de la década conduciendo un programa matutino en radio, sacando más discos y presentándose en diversos escenarios alrededor del mundo, incluyendo una visita a la Argentina. En 1998 se presentó en la disco Bunker y fue invitado por Susana Giménez, que lo elogió al presentarlo como “el mejor transformista del mundo”
Él, sin embargo, no está tan seguro de ese mote: “No soy el mejor actor. No soy el mejor cantante. No soy el mejor bailarín y ni siquiera la mejor drag queen. Mi don ha sido tener la claridad para escuchar las señales del universo y aprovechar eso. Sabía que en algún momento llegaría la hora en la que llegarían a darse las cosas que yo internamente había empujado mucho”.
El reality que coronó a la reina
Pero lo mejor aún estaba por llegar: en 2008 estrenó RuPaul’s Drag Race, un reality show del estilo competencia que comenzó con poco presupuesto y muy tímidamente en el canal de cable Logo y desde su debut no paró de crecer. Hoy cuenta con 14 ediciones y versiones en más de diez países, y es el primer ciclo de su tipo en ganar premios Emmy en diversas oportunidades.
“Presenté la idea de Drag Race a cada cadena de cable de los Estados Unidos y todas lo rechazaron. Era mi visión de American Top Model, que en ese momento era muy popular, pero yo sabía que podía ser mucho más”, reveló. Y tenía razón: “La verdad es que en un comienzo no sabía en lo que me estaba metiendo, yo sólo puse como condición que no fuera nada cruel, porque el arte drag es un arte de compasión. Y en más de una ocasión no pude contener las lágrimas porque las historias son muy reales y conmovedoras”.
Drag Race es una verdadera máquina de hacer dinero, que popularizó un arte performático condenado a la marginalidad durante los 80 y le dio voz a muchos artistas que consiguieron hacerse de un nombre a través del reality. Sin embargo, eso no volvió inmune a su creador a las críticas, errores y fracasos. La histórica resistencia del conductor a sumar personas de la comunidad trans en el reality show hizo que muchas personas del colectivo de la diversidad le dieran la espalda. Si bien distintas concursantes se presentaron como identidades trans, no binarias o fluidas luego de competir, recién en 2017 una mujer trans debutó en Drag Race y en 2021 lo hizo un hombre trans.
RuPaul también quedó en el ojo de la tormenta cuando en 2020 se supo que en el rancho en el que convive con su marido LeBar el matrimonio extrae minerales mediante fracking, un método cuestionado por sectores del ambientalismo.
Y entre sus fracasos, los más resonados son RuPaul’s Drag U, una versión autoayuda del ciclo que duró sólo dos temporadas, el malogrado ciclo de juegos Gay For Play y AJ and the Queen, una serie dramática en Netflix que fue cancelada poco después de su estreno en 2020.
Hoy el imperio económico de RuPaul se cuenta por millones e incluye productos de belleza, perfumes, discos, un podcast, un show en Las Vegas, la convención anual RuPaul’s DragCon LA y ciclos satélites de Drag Race. También es la primera drag queen en tener su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
Resiliente a comentarios y críticas, hoy RuPaul finalmente cumplió la profecía de aquella tarotista: “Lo que los demás piensen de mí no es asunto mío. Lo que hago es lo que hago. Cómo me ve la gente no cambia lo que decido hacer. No elijo proyectos para que la gente me vea de una manera u otra, sino que elijo proyectos que me ilusionan. Sólo espero que las personas puedan entender lo que es el drag fuera de su propio sistema de creencias”.
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