Ruggero Pasquarelli: vida y obra de un muchacho italiano que llegó para quedarse
Argentina, tierra de promesas y esperanzas. Ese país del nuevo mundo lleno de oportunidades al que llegaron miles y miles de europeos huyendo de la guerra y el hambre, buscando nuevas experiencias y un futuro mejor para ellos y sus familias. Así se forjó la historia de un país que en su centenario comenzaba a recibir oleadas de inmigrantes que enriquecerían, para siempre, la cultura de un territorio ya de por sí variado y complejo. Mucho tiempo después, un adolescente italiano llegaría a Buenos Aires siguiendo sus sueños. Esta es su historia.
Si bien es cierto que el gran público -el adulto, en realidad- seguramente conoció a Ruggero Pasquarelli justamente en Argentina, tierra de amor y venganza, lo cierto es que este joven nacido y criado en Città Sant'Angelo, Pescara, Italia ya era toda una estrella entre el público infantil y juvenil.
Era una voz conocida en Italia cuando Disney lo convocó para formar parte de Violetta, el programa infantil que llevó a la fama a Tini Stoessel. Él aceptó y encontró en la Argentina no solo la plataforma de despegue para su carrera sino a su gran amor, la también actriz Cande Molfese. Ahora, mientras el público disfruta de su actuación en la tira de eltrece, donde primero personificó al idealista y revolucionario Toro y luego a su hermano gemelo Giancarlo, Ruggero acaba de cumplir otro de sus sueños: presentar su primer tema.
El día elegido para lanzar "Probablemente" fue el 20 de junio. Y por más que él acepte seguir estrictamente ciertas cábalas, en este caso asegura que la elección fue más bien estratégica. "Las canciones están saliendo siempre los viernes y nosotros queríamos adelantarnos. La verdad es que tenía pensado lanzarla antes, porque pensaba que ya tenía todo listo, pero no era así. Fui descubriendo que había un millón de cosas que no había previsto y tenían que ser armadas: por ejemplo, hay que subir a las plataformas digitales el tema 15 días antes de su lanzamiento. Me di cuenta de que es una máquina en la que yo recién estoy entrando", le cuenta a LA NACION sobre esta primera experiencia.
Es que, si hay algo que tienen en común Ruggero y Toro es que los dos saben qué es lo que quieren y están dispuestos a ir descubriendo cuál es el mejor camino para lograrlo. Al joven italiano, el de carne y hueso, le gusta mucho actuar, pero su gran pasión es la música. Por eso, aunque a pedido del público volvió a Argentina, tierra de amor y venganza en la piel de Giancarlo, se encargó de dejar en claro que su participación sería breve, porque ahora su prioridad es enfocarse en su carrera musical.
Y no. No es un improvisado en la materia. En realidad, las canciones fueron su primer amor y, además, una herramienta que le permitió romper con su timidez y empezar a expresarse.
"Probablemente" es muy diferente a mucha de la música que hoy puebla las distintas plataformas. Y el público se lo hizo saber en los comentarios de su cuenta oficial de YouTube. Muchos ponderan que en su prosa no se haga hincapié en el sexo o en el consumo de drogas y que no apele a las malas palabras. Él asegura, ahora, que aquello no fue buscado, pero que tampoco es casual. "Fue algo orgánico. Mi vocabulario es ese y salió así. Creo que no se necesita usar 'malas palabras', sobre todo porque el género en el que yo me muevo es el pop. Por ahí, para los ritmos más urbanos existe una mayor tendencia a eso, pero también se puede encarar esos ritmos sin insultos, como Sebastián Yatra, por ejemplo", señala.
"La idea era poder presentar algo que tenga que ver con lo que la gente está acostumbrada a escuchar de mí -canciones con un estilo más Disney- pero también sonidos y temáticas que me ayuden a abarcar más territorios y audiencias. Por eso consideramos que 'Probablemente' podía ser un muy buen primer corte para que me conozca la gente que no sabe quién soy ni lo que vengo haciendo. Mi sueño es que mucha gente la escuche en el auto, por ejemplo, porque le genera felicidad, aunque la letra tiene que ver con el desamor", cuenta.
- Además de actor y cantante, y de haber participado de dos de los grandes éxitos de Disney para Latinoamérica, Soy Luna y Violetta, vos desde hace varios años comenzaste tu carrera como compositor. ¿Cómo fueron esos inicios?
- Desde siempre en mi alma tengo esa aspiración adentro mío. Todos estos años, no digo que lo estuve reprimiendo, pero estuvo relegado. Disney, de hecho, me dio la posibilidad de incluir dos de mis canciones en Soy Luna... Creo que todo este proceso, con todas la experiencias que fui viviendo, fue importante para poder escribir. Lo viví como la preparación para lo que empiezo a vivir ahora, que escribir mis propias canciones es al fin una realidad y una prioridad.
-¿Recordás a qué edad escribiste tu primera canción?
- ¡Sí! ¿Cómo no? A los 12. La conservo. Se llama "Ragazzo senza spazio" y es uno de los temas que después hice con mi banda, antes de empezar todo este recorrido.
- La banda que tenías en Italia, 65013, era una banda de rock...
- Sí. Cantábamos canciones de AC/DC, Black Sabbath, pero al mismo tiempo hacíamos temas más pop. En realidad, debo confesarlo, mis compañeros eran más rock y yo era más pop. Ese fue, en realidad, mi primer sencillo. La verdad es que yo escribo desde siempre y ahora tengo la posibilidad de empezar a mostrar mi mundo para que la gente se sienta reflejada en mis historias y así poder crear una conexión entre mi vida y la de los que me escuchan.
Hoy cuesta creerlo, pero cuenta su propia leyenda que durante sus primeros años de adolescencia, Ruggero era un chico tímido al que le costaba mucho expresarse. Por eso, sus padres, Bruno y Antonella, lo alentaron a tomar clases de canto, guitarra, actuación y piano. De su timidez ya no había rastros cuando, a los 17 se presentó en la versión italiana de XFactor. Ruggero terminó en la sexta posición y con miles de fanáticos en su país.
Después de una gira por Italia, Disney lo convocó para formar parte de Violetta. Si aceptaba, debía viajar a Buenos Aires e instalarse allí, sin su familia. Y se la jugó.
- ¿Qué conocías sobre la Argentina antes de viajar?
- Las imágenes que tenía eran carne y, sobre todo, (Diego) Maradona, porque mi familia es napolitana. En Italia, además, hay una conductora que es muy famosa que es argentina que es Belén Rodríguez. ¡Esas eran las tres cosas que conocía! Al llegar, fui descubriendo, por suerte, muchísimas más, desde la gente que es muy 'italiana' en su forma de ser. Por eso siempre me sentí como en casa.
- ¿Cómo tomaron tus padres tu decisión de venir a vivir acá?
- Mi papá estaba ayudándome en mi carrera y fue una decisión que tomamos entre todos. Era una oportunidad muy grande y por qué desaprovecharla... En un principio, además, yo tenía pensado venir por un mes y medio, entonces, sabíamos que iba a volver.
- ¿Qué fue lo que más te costó dejar?
- A mi hermano, que hoy tiene 16 años. Se llama Leonardo y es el mejor hermano del mundo. Tiene una sensibilidad muy especial. Él desde lejos y desde afuera ve y se preocupa por muchísimas cosas de mi vida que los demás no ven. Lo valoro muchísimo como hermano. Es alguien que va a estar a mi lado siempre y yo voy a estar para él siempre. A pesar de no haber visto mucho su etapa de crecimiento siempre traté de estar presente. Aunque no nos veamos por muchos meses, cuando nos reencontramos es como si nunca nos hubiésemos separado. La familia es lo más importante, siempre.
- Acá conociste a tu novia, Cande. ¿Qué cantantes o qué banda le hiciste escuchar en esos primeros tiempos para que pudiera entender tu mundo?
- Jovanotti, sin dudas. Pino Daniele, que es un cantante que ya no está más, pero que mis padres me hicieron escuchar mucho porque es un cantante napolitano, un "blues man" increíble. También me encanta Tiziano Ferro. Si te soy sincero, hace tiempo que no escucho artistas italianos. Es una tristeza, pero como que abandoné un poco la música italiana porque uso mucho las plataformas digitales y desgraciadamente allí no hay mucho material de los cantantes italianos.
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- ¿Y cuáles fueron los músicos argentinos que más te llamaron la atención cuando llegaste?
- Uno de mis mayores recuerdos de los primeros tiempos en la combi de Violetta es que escuchábamos muchísimo Fito Páez. Después, con Soy Luna fui descubriendo a los Soda Stereo; tuvimos la posibilidad de cantar "Prófugos" y empecé a ver un montón de videos de aquella época: Gustavo Cerati tocando en un River colmado de gente, por ejemplo. Para los músicos, ese estilo es el mejor, porque te da la posibilidad de "flashear".
- Recién hablabas de las similitudes entre argentinos e italianos. Después de haber tenido la posibilidad de recorrer gran parte del mundo con Violetta y Soy Luna, ¿encontrás diferencias entre el público de acá y el de otros países?
- Creo que sí. Hay lugares en los que son más pasionales, otros en los que son más respetuosos. La verdad es que de la Argentina todos los artistas se llevan en general un lindo recuerdo porque el público es un "fuego". Y a los artistas nos gusta esa pasión.
- ¿Qué queda de aquel Ruggero tímido que empezó a estudiar música para poder expresarse?
- Sigo siendo algo tímido. Si ahora me pedís que toque una canción, por dentro me moriría de vergüenza, aunque sepa que lo tengo que hacer porque te tengo que mostrar el tema. No sé qué me pasa, pero me siento más observado cuando hay poca gente. Siento que cualquier error o cualquier cosa que pase, se va a notar con mayor facilidad. Soy tímido, pero la música es lo que me gusta, es lo que me apasiona.
- Y cuándo actuás, ¿te sentís menos expuesto?
- Sí, claro. Estoy interpretando a otra persona y entonces, siento que el que queda más expuesto es el personaje. Un actor es bueno, precisamente, cuando en escena no es él mismo. Cuando canto, aunque no sean temas escritos por mí, soy Ruggero al cien por ciento.
- Hasta hace apenas un año, te seguían los adolescentes; este año te conocieron muchos adultos por tu participación en ATAV; ahora, das a conocer tu faceta de cantante y compositor. ¿No tenés miedo de que la gente se maree?
- Lo que yo quiero es que la gente que me siguió hasta hoy siga creciendo conmigo, porque yo estoy creciendo junto a ellos. Y la gente que no sepa quién soy, espero que vaya conociendo y encariñándose con mis proyectos y conectándose con mi música. Obviamente, ATAV me dio una posibilidad muy grande de que me conozcan más personas y otro público y eso se refleja muchísimo en las redes sociales. Cuando volví, en la piel de Giancarlo, fue un boom de nuevos seguidores. Y ese es el momento en el que yo quiero que, además de conocer al nuevo personaje, conozcan también mis proyectos. Y la música es el lugar en el que yo quiero enfocar mi carrera. No quiero cambiar de público, mis seguidores son mi público, lo que busco es que se vaya sumando gente a la que le guste lo que hago.
- Da la sensación de que tenés los movimientos muy calculados. ¿Cuál es el siguiente paso en tu carrera musical?
- Seguir mostrando otras canciones. Hay que crear un repertorio, porque sin canciones no tengo lugar a donde ir. Seguramente en agosto saldrá el segundo tema. El sueño más grande es empezar a tocar en vivo. En teatros chiquitos, donde sea. Yo quiero tocar y tengo muchas ganas de escuchar cantar mis canciones. Creo que en noviembre estaré de nuevo en Argentina para tocar. Mientras tanto, seguiré aprendiendo de este nuevo proceso.
- Hablás mucho de las redes. ¿Cómo es tu relación con Twitter, Facebook e Instagram?
- En este momento, las estoy utilizando mucho porque las necesito para promocionar mi tema. Sin embargo, en general, trato de desconectarme del celular y de las redes, porque también la vida real es otra. Sé que es una manera de seguir en contacto con la gente que me sigue, pero siempre tengo en cuenta que la vida real no está en el celular; está en la gente con la que te cruzás, en las cosas que te pasan durante el día... Sé que hay mucha gente que vive conectada y no la juzgo, pero yo prefiero vivir la vida real. En general, si las críticas son constructivas, las tengo en cuenta. Si veo que los comentarios negativos tienen como fin herirme, no les doy bola y deseo que aquellos que utilizan las redes para lastimar logren sanarse.
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