Romeo y Julieta: qué dijo la justicia estadounidense frente a la demanda que presentaron la argentina Olivia Hussay y Leonard Whiting por explotación sexual
A finales de diciembre, los actores presentaron una denuncia contra el estudio que produjo la película dirigida por Franco Zefirelli en 1968, acusándolo de haberlos explotado sexualmente y de distribuir imágenes de sus cuerpos desnudos cuando eran apenas adolescentes
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La actriz argentina Olivia Hussey y su colega británico Leonard Whiting eran apenas adolescentes cuando Franco Zeffirelli los convocó para personificar a la pareja más famosa de todos los tiempos: Romeo y Julieta. La película, estrenada en 1968, cosechó las mejores críticas y fue, además, un éxito de taquilla, pero hubo una escena en particular que despertó una gran polémica: la que mostraba a los protagonistas desnudos. A más de 50 años de su estreno, aquella secuencia que transcurre en el dormitorio y en la que se ven con claridad las nalgas de Whiting, por entonces de solo 16 años, y los senos de Hussey, de 15, sigue dando de qué hablar: los actores decidieron presentar una demanda conjunta ante el Tribunal Superior de Santa Mónica a fines de diciembre de 2022, acusando a Paramount de explotarlos sexualmente y distribuir imágenes de niños adolescentes desnudos.
Los actores afirman que Zeffirelli les aseguró en su momento que no habría desnudos en el film y que para la polémica escena usarían ropa interior de color carne. Sin embargo, afirman que el director -fallecido en 2019- los presionó durante los últimos días de filmación para que mostraran sus cuerpos. “Si no lo hacen, la película va a ser un fracaso”, les habría dicho.
Este jueves, la jueza de California Alison Mackenzie desestimó la demanda por abuso infantil contra Paramount en un fallo provisional. La funcionaria judicial rechazó la afirmación de que la película contiene imágenes de abuso infantil y hará hincapié en una serie de tecnicismos: según ella, los demandantes no siguieron correctamente las reglas de la ley de California que permitía una suspensión temporal del estatuto de limitaciones sobre reclamos de abuso.
Mackenzie escribió que no había habido ningún argumento persuasivo en cuanto a que la película fuera “insuficientemente sugerente en cuanto a lo sexual como para ser tomada como una cuestión de derecho que lleve a ser declarada ilegal de manera concluyente” y que los demandantes han “seleccionado cuidadosamente el lenguaje de los estatutos federales y estatales sin ofrecer ninguna autoridad con respecto a la interpretación o aplicación de dichas disposiciones legales a supuestas obras de mérito artístico”.
En la demanda, Hussey y Whiting recuerdan que, para convencerlos, el realizador les mostró con antelación dónde se ubicarían las cámaras para demostrarles que desde allí no entraban en plano sus partes íntimas e insistió en que no se fotografiaría ni se publicaría ninguna imagen de sus cuerpos desnudos. Sin embargo, nada de eso ocurrió. Por eso, los actores indican que Zeffirelli fue deshonesto.
“Lo que les dijeron y lo que finalmente sucedió fueron dos cosas muy diferentes”, explicó Tony Marinozzi, representante de los dos intérpretes. Y agregó: “Ellos confiaron en Franco. A los 15 y 16 años, como actores, creyeron en su palabra de que no violaría esa confianza que tenían. Ellos sentían que Franco era su amigo y, francamente, a esa edad, ¿qué podían hacen? No hay opciones. No existía el movimiento #MeToo”.
Quizá fue aquel movimiento, que puso en evidencia los abusos que eran moneda corriente en Hollywood y en el mundo del cine desde su creación, lo que hizo que Hussey y Whiting reescenificaran lo ocurrido. En una entrevista publicada por Variety en 2018, meses después de que comenzara la ola de denuncias que terminó con el productor Harvey Weinstein en prisión, la actriz justificaba la polémica escena:
“Nadie de mi edad había hecho eso antes”. Y, además de enfatizar que Zeffirelli la filmó con muy buen gusto, replicó el discurso del realizador: “Era necesario para la película”. Ese mismo año, la actriz nacida en Buenos Aires le decía a Fox News que si bien la escena fue considerada “tabú” en los Estados Unidos, la desnudez ya era muy común en filmes europeos de la época. “¡No fue tan importante! ¡Y Leonard no era nada tímido! En medio de la filmación, olvidé por completo que no tenía ropa puesta”, rememoró.
Cinco años más tarde, la actriz y su colega británico alegaban que debido a lo ocurrido durante y luego de la filmación, ambos sufrieron angustia mental y emocional, y que esa sensación sigue viva aún a 55 años del estreno de la película. También aseguran que debido a la repercusión de aquella escena, perdieron incontables oportunidades laborales.
En compensación por esos supuestos daños ocasionados, pidieron más de 500 millones de dólares a la productora. Además del cambio de paradigma, hay un hecho concreto que posibilitó que puedan presentar la demanda tantos años después de ocurrido el hecho: la suspensión temporal en la justicia del estado de California para presentar reclamos de abuso sexual infantil. Más allá de este primer revés judicial, seguramente los intérpretes apelarán el fallo
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