Rolo Villar: “Me sentí triste cuando Marcelo Longobardi se fue porque fueron muchos años juntos”
El cómico habló con LA NACION sobre lo que significó la partida del periodista de radio Mitre y también contó cómo tomó la llegada de Eduardo Feinmann a la emisora
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Integrante del programa que Marcelo Longobardi tenía en radio Mitre, el humorista Rolo Villar habló con LA NACION sobre cómo impactó en la intimidad del equipo la noticia del alejamiento del conductor. Y también sobre la llegada de Eduardo Feinmann como su reemplazo, a partir de febrero. “Que venga Feinmann es la mejor noticia”, dijo.
-¿Cómo fue ese momento en que se enteraron de que Longobardi se iba?
-Ya lo venía diciendo hace mucho Marcelo. Vos pensá: ¡levantarse todos los días a las 4 de la mañana! Nosotros siempre decimos que estamos a esa hora porque nadie quiere ir a esa hora. Estamos ahí, ¡porque nadie quiere madrugar! Sacá la cuenta: hace casi 22 años que estamos todos los días.
-Pero él es un tipo metódico, debería tenerlo planeado hace tiempo esto.
-Marcelo sabe lo que va a hacer el 23 de enero de 2024, por ejemplo. En cambio, yo no sé lo que voy a hacer dentro de 20 minutos. Yo soy un tipo muy despelotado, dejo todo para último momento. Marcelo en enero ya tenía planificado lo que iba a hacer el 21 de junio: se iba de vacaciones a tal lado, a tal hotel... Después, a las 4 de la tarde no sé qué otra cosa tenía... ¡Tiene todo anotado!
-O sea, esta es una decisión que tomó hace mucho tiempo.
-Y, ya la venía preparando... Estaba un poco cansado de levantarse tan temprano, aparte tenía que leer todos los diarios.
-Fue algo así como “hasta acá llegué”.
-Sí, como “más no puedo dar acá”. Mi pensamiento, en cambio, es “todos los días es el primer día”. Para mí es así.
-¿Tenían esas charlas tipo “somos los más exitosos, pero estamos cansados”?
-No, no. Nosotros siempre hicimos lo mismo. Todos los días era un debut. Yo laburo para la gente. Para mí el placer más grande es ir a algún lado y que los oyentes me digan cosas. Lo bueno de laburar temprano es que despertás al público, formás parte de la familia. Cuando íbamos a la Rural, la gente se acercaba. Una vez me dijeron: “Yo no sé si lo que ustedes hacen es bueno o es malo, lo que pasa es que mi vieja los escuchaba” o “mi viejo me llevaba en auto a la escuela escuchándolos y ahora no está más mi viejo, pero escucharlos a ustedes es una manera de que mi viejo esté conmigo”. Es muy fuerte y de esos ejemplos tengo un montón. De todas formas, nosotros somos granitos de arena, la radio es Mitre.
-Bueno, algún mérito tendrán para que los elijan por sobre otros programas.
-Quizás sea la coherencia. Yo nunca cambié mi postura antikirchnerista, por ejemplo. Siempre fui igual porque soy un tipo que quiere vivir en libertad y no me gusta vivir con un estado soviético o un estado manejado por Putin o por Mao. Amo la libertad y creo que la mayoría de los argentinos piensa igual. Nos escuchan porque la mayoría de la gente piensa como piensa la radio, como pensamos lo que estamos ahí.
-¿Qué sentiste el día en que efectivamente te diste cuenta de que el programa como estaba no iba existir más porque Longobardi se iba?
-Me sentí triste porque fueron muchos años juntos. Lo que pasa es que él se va, pero nosotros tenemos que seguir.
-¿Eso estuvo claro desde el principio, que seguía todo el equipo con otro conductor?
-Es que el formato es bueno. Sí, nos preguntamos: “¿quién va a venir?” Dijeron Jorge Fernández Díaz y fue “¡genial!” Porque él es un tipo tan generoso...
-¿Ese fue el primer nombre que se barajó?
-Sí, por un tiempo, pero nosotros sabíamos que él no iba a estar siempre porque la otra vez, cuando lo reemplazó a Longobardi en sus vacaciones, le costaba madrugar, porque él se acuesta tarde. Entonces sabíamos que Fernández Díaz no iba a ser. Cuando nos dijeron que era Feinmann nos pusimos contentos porque nacimos todos juntos, en la vieja Radio 10 y siempre mantuvimos contacto, más allá de no trabajar en el mismo lugar. Lo nombrábamos al aire cuando cumplía años o pasaba algo. Nunca dejamos de hablar de Feinmann.
-Es un reemplazo que a Longobardi le gusta.
-Pero claro. Feinmann está pasando su mejor momento, a mí me encanta que esté. Es el tipo que tiene que estar hoy en la radio. Como yo pienso igual que él, estoy contento.
-¿En qué cosas pensás igual?
-En esa idea de que la Argentina sale adelante dándole bola a los empresarios, que a la gente no hay que ponerle un salvavidas de plomo. Hay que ayudar al tipo que labura, no alimentar vagos. Ese es el pensamiento nuestro, el pensamiento de todos.
-Si elegían a un conductor que no estaba en tu misma línea ideológica, ¿qué hubieras hecho?
-Eso no iba a pasar. Yo creo que los que están ahí tienen todos el mismo estilo y la radio piensa igual siempre, por eso le va como le va. El pensamiento es “laburo, laburo y laburo”. A la gente que labura hay que ayudarla y no ponerle un pie en la cabeza. Acá decís “neoliberal” y es mala palabra. No había posibilidad de que elijan a una persona que no piense así. No iban a poner a un tipo que apoye a los piqueteros y que crea que todo tiene que ser para el Estado.
-¿Hablaste ya con Feinmann?
-Sí, sí, todo bien. Me dijo: “Te quiero acá, Rolo”. Yo laburé muchos años con él. Es un tipo muy generoso, te hace lucir. El es muy irónico y te sirve la pelota para que vos hagas el gol. Feinmann es espectacular. Él tiene esa fama, pero porque la Argentina está al revés. Los pájaros le tiran a las escopetas. Los pibes en lugar de ir a estudiar al colegio, van a tomarlo y si hablás de un colegio tomado, hablás de Feinmann, peleándose con los pibes. ¿Y quién tiene razón? ¡Tiene razón Feinmann! Porque el colegio es para estudiar, no para tomarlo. Antes era así: te sacabas un cero y tu papá te cagaba a palos. Hoy te ponen un cero, vas a tu casa y tus viejos van y cagan a palos a la maestra. Cambió todo.
-Más allá de esta buena onda laboral, ¿son amigos con Feinmann?
-Sí, hace muchísimo tiempo. Para mí, que llegue él es la mejor noticia, creo que el programa va a andar muy bien.
-¿Se va alguien del equipo? Se dijo que Alberto Cormillot no iba a seguir.
-A mi me dijeron: “Sigue todo igual, con Feinmann”. Nadie me dijo que Cormillot no seguía, yo tampoco le quise preguntar nada.
-Después de dos años saliendo al aire desde Balcarce, ¿vas a volver a Buenos Aires para esta nueva etapa?
-Sí, es mejor. Lo más lindo es estar en la radio.
-¿Cómo viviste la pelea de Longobardi y Jorge Lanata?
-Es una cosa de ellos, pero a mí me dio lástima porque el pase entre ellos era divertido. Viste lo que es Lanata, es un tipo muy gracioso, le podés decir cualquier cosa y no se enoja. Lo único que no le podés decir nunca es que deje de fumar. El gordo es espectacular, pero lo que pasó fue una cosa de ellos, yo no me meto.
-Pero te dio pena.
-Por supuesto, porque se cortó una cosa que era linda, pero cada uno sabe lo que hace. Era divertido y Lanata ¡sale con cada cosa!
-¿Con Longobardi son amigos?
-Lo que pasa es que somos todos diferentes. Longobardi es un tipo súper ordenado y yo me iba de la radio a las 4 de la tarde directo al casino y volvía a las 6 de la mañana a trabajar. Son estilos de vida muy diferentes. Él es todo estructurado y yo soy un tiro al aire.
-¿Con la locutora María Isabel Sánchez tenés más afinidad, no?
-Con María, sí. Siempre digo: “Si hay alguna discusión, María siempre tiene razón”. Nos conocemos mucho, es como si fuera mi hermana. Laburamos con los ojos cerrados. Nuestro programa siempre fue una máquina. Se desvirtuó un poquito cuando vino la pandemia que yo me tuve que venir a Balcarce, el otro estaba en Miami y María sola en el estudio... Pero el programa es un reloj, tiene una precisión increíble. Todos sabemos en qué momento entrar, en qué momento salir. No es como en otras radio que tenés un tipo que dice: “Ahora va esto, ahora va lo otro”. Yo sé que después de la tanda voy con un chiste muy corto, después Marcelo, después el doctor... Está todo de memoria. Muy aceitado.
-¿No te pasa lo mismo que a Longobardi, no querés descansar después de tantos años?
-¿Sabés cuál es el problema? Yo podría estar el resto de mi vida sin laburar, siempre y cuando me muera mañana. No tengo una moneda partida por la mitad. Mis problemas siempre fueron los caballos lentos y las mujeres ligeras.
-¿Ni un año podrías parar?
-Nada. Me gasto todo. Yo pienso que la vida hay que vivirla. Vive cada día como si fuera el último y algún día acertarás. Hay que tratar de pasarla bien, disfrutar y a mí siempre me quemó la plata. Gasto los billetes como si tuvieran fecha de vencimiento.
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