Estuvo tres meses viviendo y filmando en Chicago, con Julieta Zylberberg, Sissy Spacek y J.K. Simmons, para la serie de Amazon Prime, Night Sky; este año también se la podrá ver en 30 noches con mi ex, con Adrián Suar y en la segunda temporada de la serie de Disney, Entrelazados
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Con apenas 24 años, Rocío Hernández se dio el gusto de filmar Night Sky, una serie de ciencia ficción de Amazon Prime Video en la que comparte escenas con Sissy Spacek y J.K. Simmons. Los primeros capítulos de la ficción los dirigió Juan José Campanella y en ella el personaje de Rochi, como la llaman sus amigos, es hija del que interpreta otra argentina, Julieta Zylberberg.
En charla con LA NACION, la joven cuenta cómo vivió esa experiencia y habla de la pasión que siente dando sus primeros pasos como actriz. Por estos días está ensayando Las medidas, una obra que estrenará en agosto en el Teatro Nün y acaba de terminar de grabar la segunda temporada de Entrelazados, para Disney Channel, además de la película de Adrián Suar, 30 noches con mi ex.
-¿Qué pensaste cuando te convocaron para hacer una serie en los Estados Unidos?
-Fue un delirio que nunca hubiera imaginado en mi vida, y menos en este momento, a mis 24 años. Me presenté a un casting de Amazon Prime con Campanella, para hacer una escena en castellano y otra en inglés. A las dos semanas me dijeron que tenía un call back con dos de los autores, con Campanela, con otro director y con Julieta (Zylberberg), que ya había quedado. Hice una escena con ella y otra con un actor norteamericano y a los cuatro días me dijeron que había quedado. En el call back me enteré que era para Estados Unidos, no sabía ni de qué se trataba la historia tampoco. Me fui enterando de a poco. Estuvimos tres meses y medio en Chicago y después dos semanas en Jujuy. Y recién en el aeropuerto la conocí a Juli, aunque ya habíamos hablado bastante por teléfono. Pegamos la mejor de las ondas, formamos un vínculo muy lindo y fue una de las cosas más extraordinarias de esta experiencia porque estuve muchos meses fuera de casa, y haciendo algo muy importante que me marcó en mi carrera y personalmente también. Tenerla a Juli al lado fue genial: mi compinche, mi cómplice y la mejor mamá que podía haber pedido para la serie.
-¿Cómo fue esa experiencia?
-Trabajar allá fue muy loco y a la vez natural. Al principio es como un shock, sentís que es todo raro. Pero ensayábamos, nos microfoneaban y filmábamos, lo mismo que acá. En un punto, todo se vuelve cotidiano. Claro que es una producción muy grande, con mucho respaldo económico. Me impresionaron los sets, los estudios tan grandes, los efectos especiales y hasta el catering parecía un supermercado. Todo era alucinante. No llegamos a filmar con Campanella porque nosotras entramos en el tercer capítulo, pero eran todos directores grosos y fue bueno laburar con varios diferentes. En Jujuy filmamos con Phillipe Martin, un director inglés, y con equipo técnico argentino.
-También debe haber sido extraño compartir escenas con Sissy Spacek y J.K. Simmons.
-Tuvimos pocas escenas con Sissy y J.K. y recién fueron al final del proyecto. Fue otro delirio conocerlos. Son personas normales (ríe). Fue raro conocer en persona a actores que veía en el cine, que ganaron premios importantes, que son muy famosos y ahora trabajaban conmigo. Fueron súper agradables y muy profesionales. Sentí admiración, porque a pesar de la trayectoria que tienen, hacen su trabajo con mucha pasión. No tuvimos coach, pero nos arreglamos bien con el inglés. En mi caso fui a un colegio bilingüe y estoy muy agradecida porque me doy cuenta de cuán útil fue.
-¿Y seguís en contacto con Julieta?
-Seguimos en contacto, hablamos mucho, y a veces voy a dormir a su casa. Es como mi madre-ficción, pero mi amiga. Son lindos los vínculos que generás cuando trabajás, porque te encariñás muchísimo, ves a tus compañeros todos los días y después se termina y es extraño. En Chicago tuvimos días libres y conocimos muy en profundidad toda la ciudad, recorriendo los barrios en bicicleta. Disfrutamos mucho, porque además era verano.
-¿Te imaginás haciendo una carrera internacional?
-Hoy estoy abierta a las experiencias que surjan y quiero ser fiel a lo que sienta que es mejor para mí en cada momento. Mi deseo más profundo es crecer como artista y poder vivir de esto. Y con respecto al resto, vamos a ver dónde me va llevando el camino. La riqueza está en la variedad.
-La inestabilidad del trabajo del actor, ¿te provoca ansiedad?
-Disfruto mucho de todo el proceso, desde que decidí vivir de esto. Soy un poco estructurada en algunas cosas y el camino que elegí me está enseñando a soltar esa organización que tenía. Hoy mi rutina es la no rutina. A veces me da ansiedad no saber qué viene, pero al mismo tiempo es como la vida, que no sabes qué te va a pasar después. Y aprendés a vivir con esa incertidumbre. El pasado fue un año laboral increíble y no tuve incertidumbre, pero en este momento sí. Es un vaivén constante. Es un aprendizaje diario, que me gusta.
-¿Y pudiste independizarte?
-Hace poquito me mudé sola y me encanta. Vivía con mi mamá, así que tampoco fue un cambio tremendo. Después de la experiencia de estar sola el año pasado en Chicago, me picó un poco el bichito y sentí que había llegado el momento.
-¿Hay proyectos?
-Además del estreno en el Teatro Nün, este año se estrena 30 noches con mi ex, con Adrián Suar y Pilar Gamboa. Interpreto a la hija de ellos dos, y un poco intermediaria también entre ellos. Suar fue muy buena cabeza de equipo, algo importante para el clima de trabajo que se genera. Seguro se va a ver plasmado en la película. Y está la posibilidad de hacer una segunda temporada de Night sky.
Rocío Hernández hizo teatro en la escuela y ya durante el secundario sintió que podía ser su futuro. Con el apoyo de su familia, estudió comedia musical, canto y licenciatura en actuación. Su primera experiencia profesional fue en el teatro independiente con un musical, Desde mis ojos, una zambita cruel, en el Gargantúa.
En el 2017, hizo un pequeño papel en Las estrellas, en eltrece, y a partir de entonces siguió con participaciones en programas de Nickelodeon, como Kally’s Mush Up, en la TV Pública y en Pol-ka. En Argentina tierra de pasión y venganza (ATAV), interpretó a la hija de Fernán Mirás. “En dos episodios fui una pequeña malvada”, recuerda.
“Desde que iba al jardín de infantes que me gusta estar sobre el escenario. Mi mamá se dio cuenta y me sugirió tomar clases. Me di la oportunidad y si no funcionaba, entonces hacía otra cosa, pero no quería dejar de intentarlo. Hoy miro para atrás y sé que nunca dudé de lo que quería. Más adelante me gustaría escribir, dirigir, hacer canciones, cosa que hago para mí, con mi novio Juan Cruz Sánchez, que es cantautor. Cada tanto ensayamos temas que nos gustan, los rearmonizamos y cantamos, pero más que nada para gente conocida”.
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