La modelo y su familia se mudaron a los Estados Unidos por el trabajo de él, pero ahora ella encontró una nueva pasión a la cual dedicarse; además habló sobre cómo es la crianza de sus hijos y qué proyectos tiene
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Dice Rocío Guirao Díaz que tiene una familia nómade, que a todos les gustan los desafíos y que siguen el destino de Nicolás Paladini. “Es ingeniero y desarrolla proyectos inmobiliarios, así que si tiene que viajar, vamos detrás de él”, le cuenta la modelo y actriz a LA NACION. Hace dos años que se instalaron en Miami con sus hijos Aitana, Indio y Roma. Ella, sin proponérselo, se alejó del mundo del espectáculo y se dedicó full time a los niños hasta que entendió que tenía tiempo para ella, hizo el instructorado de yoga y ahora da clases en la playa, además de tener una app de bienestar. “Sin querer queriendo empecé a conectarme con el bienestar y la salud y de una manera muy genuina. Empecé a tener más tiempo para mí, a entrenar más, a ser consciente de lo que estaba comiendo y a entrar en detalles a los que antes no les prestaba atención. Quizá en la Argentina lo hacía, pero no con esta decisión y tiempo. Y una cosa fue llevando a la otra”, detalla.
-¿Hablás de alimentación consciente?
-No soy obsesiva, pero de lunes a viernes tengo una rutina más aburrida y básica y como carne, pollo, pescado, ensaladas, verduras. Y los fines de semana como de todo porque nos gusta salir, nos juntamos con amigos y relajo. Y reajusto el lunes. Siempre digo: de lo bueno mucho y de lo malo poco. Es un buen equilibrio. Sigo esa regla y me funciona.
-El entrenamiento siempre fue una rutina en tu vida, ¿cómo se transformó en trabajo?
-Entreno con una de mis mejores amigas, Caro Suki, que es personal trainer y tiene su metodología y yo me enganché. Un día decidimos crear nuestra propia app y hacemos una buena combinación porque ella es profesional y yo tengo mucha exposición y entreno de manera genuina. Lo compartimos a muchas mujeres que siempre nos escriben. La aplicación es muy completa y ahora le sumamos yoga porque hice el profesorado. Fue una experiencia alucinante estudiar a los 38. Pensé que no iba a absorber la información (risas), pero funcionó re bien. Y además de agregar ese contenido a la aplicación, me dieron ganas de dar clases en vivo porque en el profesorado aprendí a enseñar. La app es Playbook y cuando preguntan qué entrenador quieren, tienen que poner mi nombre.
-¿Y descubriste que tenés alma de docente?
-¡Sí! Lo disfruto un montón. Es una emoción nueva porque nunca había enseñado nada, más que a mis hijos. Me encanta y es una herramienta sanadora en la que a veces me emociono hasta las lágrimas con el feedback de las clases. Es realmente muy bonito. Una veta muy nueva de mi vida. Doy las clases en una playa de Key Biscayne, por las mañanas. Se armó un grupito hermoso, de casi todas argentinas recién emigradas. Es una comunidad muy divina de mujeres que quizá estaban un poco solas y que les gusta lo mismo.
-Encontraste tu lugar lejos de tu país...
-Estoy hace tres años y esto sucedió ahora. Vine con una visa de trabajo de talento extraordinario. Al principio me conecté mucho con volver a encontrarme conmigo porque tenía tiempo para mí. En la Argentina, en cambio, trabajaba muchas horas. Entonces, ya con tiempo, empecé a hacer todas las cosas que me gustan. Todo se fue dando naturalmente. Son etapas, ninguna es igual a la otra. Soy muy aventurera y Nico también. Nos gustan los cambios y cuando surge esa posibilidad no nos da miedo, al contrario, nos divierte. Tenemos un gran poder de adaptación y nuestros hijos mamaron eso.
Vivir lejos de la Argentina
-¿Cómo tomaron la decisión de mudarse a Miami?
-Nos vinimos en 2021. Nico es ingeniero y desarrolla proyectos inmobiliarios y nos vamos moviendo donde tenga su trabajo. En su momento vivimos cinco años en Rosario, donde Nico tenía varios proyectos y cuando empezó a desarrollar en Miami, nos vinimos. Al principio puede hacerlo de manera remota, pero después necesita estar y nosotros lo seguimos. Ahora está desarrollando proyectos de real estate, solo y con amigos. Y nosotros atrás de él porque siempre tuvimos muy en claro que nos movemos en bloque y yo estoy contenta. Esta actividad del yoga me hace muy bien. No sé si estoy en el mejor momento de mi vida, pero me siento muy bien.
-Durante muchos años trabajaste en televisión y teatro, ¿extrañás?
-No, emigrar te da la posibilidad de ser alguien nuevo. Armás una nueva vida en todas las áreas de tu vida hasta en lo que das por hecho. Y la verdad es que yo no tenía ganas de hacer lo mismo. Trabajo desde los 16 años y no me daban ganas de seguir. Dejé que fluyera y todo se fue dando y entendí que el camino nuevo era por ahí. No tengo ninguna expectativa y voy dejando que esto crezca naturalmente.
-¿Entonces no intentaste meterte en el mundo del espectáculo en Miami?
-No, para nada. No quería volver a ese ritmo. Quería mejorar mi calidad de vida.
-¿Cómo ves esa etapa de tu vida?
-Fue una linda etapa y no reniego de nada. Me encanta mi carrera, fue lo más, pero se transformó. Ahora miro el “Bailando por un sueño” por la tele porque me encanta ver bailar. ¡No me lo pierdo ni loca! En esta nueva etapa, de alguna manera, me acompaña todo lo que hice antes porque muchas chicas se acercan a mis clases para conocerme. Miro para atrás y me encanta todo lo que pasó.
-¿Y es una etapa cerrada o volverías?
-No creo que vuelva a lo mismo. Acá hago algunas cosas de moda porque las marcas me llaman así que sigo siendo modelo. Pero no me imagino haciendo televisión o teatro otra vez, de eso me veo súper lejos.
-¿Regresan al país?
-Vamos a ir donde Nico necesite que lo acompañemos porque es así su trabajo y lo priorizamos. Por ahora seguimos en Miami.
-Una familia nómade...
-Somos una familia nómade y nos encanta. Mis hijos tienen amigos en Buenos Aires, en Rosario, acá. Tienen mucha facilidad para adaptarse a las escuelas, hacer amigos, meterse en grupos y está bueno. Los mando a una escuela pública y hay mucha diversidad, gente de todos lados del mundo.
-¿Extrañás?
-Extraño un montón, pero cuando estoy en otro lugar, la paso bien y le pongo buena onda. Voy de visita y vienen amigos y familia a visitarnos. Cuando empiezo a extrañar mucho, alguien cae... (risas).
Su gran historia de amor
-Hace 15 años que estás con Nicolás Paladini, ¿cómo nació esa historia de amor?
-Nos conocimos en 2008 por Facebook. Él insistió un poco y un día apareció en un desfile de Villa María y me invitó a cenar. Fui con mi mamá, que me había acompañado al desfile, porque me daba vergüenza (risas). Nunca más nos volvimos a separar. A los siete meses nos casamos en Rosario y yo estaba embarazada de Aitana. Así que en 2009 fuimos papás y después Indio llegó en 2011 y nos fuimos a vivir a Rosario. Cinco años después llegó Roma y ahí tocó volver a Buenos Aires.
-¿Hay deseos de ser padres otra vez?
-¡No! Así estamos muy bien.
-¿Cómo es tu rutina diaria?
-La prioridad son nuestros hijos. Los tres están en distintas etapas escolares porque la educación se divide diferente acá. Para hacer una comparación, hay una primaria y la secundaria tiene dos etapas. Entonces Roma está en Elementary, Indio en Middle, y Aitana en High School, así que tengo tres entradas a la mañana y tres salidas a la tarde y a eso hay que sumar actividades de cada uno. Soy Uber desde las 14 hasta las 18 (risas). Mi parte yogui es por la mañana y a la tarde, cuando ellos están en casa, intento quedarme y soy full time mamá. Y a veces vamos a la playa, nos encanta. Los viernes los chicos salen de la escuela, compro juguitos, fruta y vamos a la playa. Es de las cosas más lindas que tiene la ciudad.
-¿Cómo ves nuestro país a la distancia?
-Estoy muy conectada porque vemos la televisión argentina y seguimos las noticias. Lo único que deseo es que después de estas elecciones mejore la situación de la gente. Sólo una vez me referí políticamente y recibí tanto hate que decidí guardarme eso para mi vida privada. Lo que puedo decir es que deseo que la gente pueda vivir mejor.
-¿Votaste?
-No aparecimos en los padrones para las PASO, pero creo que podremos votar en octubre. Ojalá que quien asuma haga algo bueno por la gente. Nuestro país es increíble y eso sí se ve afuera, que tenemos muchos recursos. La gestión es el problema y necesitamos a alguien que lo haga bien.
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