Roberto Moldavsky y Jorgelina Aruzzi, a favor de revisar mandatos: “La convivencia no tapa el amor, pero sí lo divertido de estar en pareja”
Los actores son protagonistas de Ex casados, la película de Sabrina Farji que llega a los cines este jueves; en diálogo con LA NACION, reflexionaron sobre la monogamia y las nuevas maneras de vivir el amor
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Un matrimonio en crisis. Una historia de amor descascarada, de futuro incierto y pasado con gusto a poco. En Ex casados, la película de Sabrina Farji que se estrena esta semana, Jorgelina Aruzzi y Roberto Moldavsky le ponen el cuerpo y el alma a este matrimonio que no quiere más, o mejor dicho, no quiere lo mismo.
La apuesta no deja de ser jugada porque, viniendo de quiénes viene, cabe imaginarse que uno va a terminar riéndose a carcajadas. Pero no, porque si bien la clave es de comedia romántica, también hay reflexión, una mirada al interior de aquellos que se eligen (o dejan de hacerlo) con los años. Búsquedas internas que no solo atraviesan el lecho conyugal, sino también la cotidianeidad y a la sociedad. Claro que, al igual que en esta charla de los actores con LA NACION, tamizadas por la impronta de dos grandes artistas del humor.
-Roberto, este es tu primer protagónico en cine, ¿qué sentiste cuando a las dos semanas de rodaje se paró todo por el inicio de la pandemia?
Roberto Moldavsky: -Que era una señal del universo (risas). Cuando Sabrina, que había venido a verme al teatro, me trajo el guion, yo le dije: “Tiene que haber un papel que diga ‘la mesa está servida’, o algo así. Pero ella estaba convencida de que me quería como protagonista.
Jorgelina Aruzzi: -A mí me entusiasmó que fuera Roberto. Primero me habían ofrecido a Brad Pitt, pero dije: “No, ni en pedo”.
RM: -Es cierto. Estábamos George Clooney, Pitt y yo, palo a palo.
-De todos modos la suspensión debe haber sido un cimbronazo fuerte.
RM: -Mirá, por supuesto que hubiera preferido con todo mi corazón que no hubiera habido una pandemia ni ninguna interrupción, pero a mí me vino bien. Es como que probé algo, lo empecé a ver y con el tiempo lo entendí mejor. A la vuelta llegué un poco más curtido con respecto a actuar. Yo soy humorista de teatro, de los que mueven las manos todo el tiempo. Y acá todo es acotado: “No abras mucho los ojos”, “No te rías tanto”. Así que el parate me sirvió para pensar todo eso.
JA: -También lo que nos trajo el regreso fue mucha alegría de volver a trabajar. Entonces desapareció cualquier prejuicio que uno pudiera tener. Hubo algo de encuentro, de fiesta, que nos alivianó toda la solemnidad de la primera etapa. Fuimos a divertirnos y la pasamos espectacular.
-Igualmente como actriz no debe ser fácil actuar con un compañero que no tiene tanta experiencia...
RM: -¿”Con menos experiencia”? ¡Con nada! Mi única experiencia con el cine era haber ido muchas veces, y siempre garpando (risas).
JA: -Sinceramente, no se sintió que fuera la primera vez. Yo siempre estuve para él, como él para mí. Además, en el cine no hay mucha experiencia que se pueda ganar porque cada dirección te pide distintas cosas. Algunos más, otros menos, estás a merced de eso.
RM: -Yo sí sentí toda la contención de parte de ellas. Sabrina es directora de actores, así que sabía que no iba a estar solo en las cuestiones técnicas y en la imagen. Eso fue clave.
-¿Se conocían antes de encarar el rodaje de Ex casados?
RM: -Nos conocíamos de una mesa de Mirtha Legrand. Ella me robó un pancito, protagonizando un episodio lamentable, para el olvido (risas).
JA: -En realidad fue Mirtha la que te lo robó.
RM: -Es verdad, en ese lugar nunca queda claro a quién le corresponde cada pancito.
-Jorgelina, tenés mucho sentido del humor en las notas. Pero también te he visto seria, reflexiva. ¿Cuál es de las dos características es la que prevalece al final del día?
JA: -Para laburar necesito relacionarme desde la buena onda y el humor. Por ahí voy durmiendo en el remise, pero cuando llego necesito entrar animada, sino no puedo actuar. Pero con los años no me cuesta tanto poner el límite, fue un aprendizaje. Digo mucho desde el humor, pero también puedo ponerme muy seria. Me la banco y que me banquen lo que soy y lo que pienso. Aunque en general tengo buen humor.
RM: -A menos que termines una escena y te puedas ir antes que ella. Ahí la tenés que ver: “¿Cómo que Roberto ya terminó?”.
JA: -Eso es verdad. Cuando él quedaba liberado y a mí todavía me faltaban escenas lo quería matar (risas).
-Ex casados habla de los cambios emocionales que experimenta un matrimonio de muchos años. ¿Cómo creen que van a conectar con la historia las parejas que no llegaron a ese punto?
JA: -Creo que cada pareja tiene que tener su propio diálogo interno, ese es su éxito. Cada una es particular. Se va a sentir identificada la pareja que está un poco en crisis, porque estos ex casados tienen su historia particular, pero creo que cualquier tipo de separación te lleva a preguntarte internamente “¿Qué es lo que yo quiero?”. Cuando te separás muchas cosas que pensás que tienen que ver con el otro te das cuenta de que son tuyas. La separación abre una gran etapa de reflexión con uno mismo. Y no me refiero a lo material.
RM: -Aunque lo material esté, en muchos divorcios no es de guita de lo que se habla. En el Once, cuando a veces te separás de un socio, alguno te dice: “No estás hablando de guita, es otra la cosa que está acá”. Conozco miles de parejas que se separan pero el departamento no lo venden, cuando lo lógico sería liquidar todo y terminar la historia. Pero no siempre se quieren cortar todos los puentes.
-De todos modos seguimos hablando de símbolos que pertenecen a una generación anterior. Hoy las relaciones se viven de una manera muy diferente...
JA: -Sí, esta es una película que le va a pegar a cierta generación, los más chicos tal vez conecten con el humor que tiene la historia. Pero la gente más joven tiene otra manera de vincularse con el amor. Se está viendo otra cosa. Para mí el futuro es el amor libre, en las generaciones que se vienen las parejas van a ser tríadas, no van a tener este tipo de estructura matrimonial.
RM: -A lo mejor, la conexión con los personajes se da porque los chicos de hoy crecieron en un entorno familiar con estas estructuras. Yo he visto muchas películas que me cuentan historias que han pasado en mi casa. Además de divertirse y pasar un buen rato, les va a servir para entender a los padres, que fuimos educados de otra manera, con otros modelos, y que ahora nos estamos enfrentando a un mundo diferente. Mi personaje es un tipo que tiene un modelo en la cabeza, pero el mundo le dice: “No flaco, no es por acá”.
JA -Bueno, ella también es una mujer muy contradictoria. Yo siempre digo que el feminismo se aprende. Ahora están los slogans, pero todos estamos transitando cómo llevar a cabo y poner en práctica todas esas cosas. Muchas veces te dicen: “Cómo va a ser machista ese guion si lo escribió una mujer?”. ¿Y qué tiene que ver con qué sexo vino al mundo? El tema es cómo vos ves al mundo.
-Otro elemento que tiene Ex casados es la cotidianeidad como antídoto contra el amor.
JA: -Para mí no tiene que ver con lo cotidiano, sino con los momentos que elegís para estar con el otro. La convivencia lo que te trae es no elegir los momentos, el otro siempre está. No es que lo vas eligiendo día a día. La convivencia no sé si tapa el amor, pero sí lo divertido de estar en pareja.
Moldavsky: -Se complica cuando aceptás que tu destino es esa convivencia. En un momento, como pasa en la película, todo estalla. Si vos cada mañana no estás diciendo “qué copado que es estar viviendo con esa persona”, llegás a lugares complicados. Y peor cuando ya ni siquiera te lo planteás.
-¿Te pasó?
RM: -Sí, yo me separé después de 24 años de casado. Mucha gente suele decir: “Me tendría que haber separado antes”. Uno se separa cuando puede, no cuando quiere. Todos esos mandatos, toda esa realidad personal, esa idea de haber sumado años y preguntarse si uno está dispuesto a “tirarlos”, ese “ya está, si me lo banqué todo este tiempo, sigo”. Hay una historia de amor, o hijos. Desde la teoría todo está puesto en duda: el matrimonio, que no es la gran institución que todos creían, la convivencia, la monogamia. Todo está para revisar. Fijate que las nuevas parejas que nacen después de un divorcio, por lo general tratan de no convivir, de extrañarse, de generarse esos lugares de soledad. Ya aprendieron de la experiencia anterior.
-Se piensa incluso estando casados...
JA: -Yo vivo con mi hija, pero hay un momento en la semana que necesito estar sola, tirada en un sillón y boludeando. Estuve casada 18 años y nos separamos muy bien, somos familia. Pero no volvería a convivir. Yo ya tengo mis mañas, además no quiero perjudicar a nadie (risas). Es lo que decía Roberto, todo se está revisando: lo que comemos, las medicinas que tomamos. Estamos en una época de revisión de todo.
RM: -Yo digo que lo que uno más desea cuando está casado y tiene hijos es llegar a casa y que no haya nadie, esa hora en la que sabés que vas a estar solo. Sabés que todos salieron, y ya te vas poniendo en bolas en el auto (risas). Esa soledad por elección de los que viven en pareja, y es un momento hermoso.
JA: -Nuestra generación estaba atravesada por eso de casarse y tener hijos. Ahora estamos viendo si realmente lo queremos.
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