¿Ricardo Montaner perdió la paz cuando volvió a la Argentina? Se pelea en las redes, reta a sus hijos y es un exigente jurado
El cantante tuvo varios enfrentamientos en el mundo virtual y varias veces se mostró duro con los participantes de La Voz
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Todo era paz y amor para Ricardo Montaner antes de pisar suelo argentino para ser uno de los jurados de La Voz Argentina. Venía de pasar una cuarentena espectacular en Miami, con toda su familia, haciendo reuniones como si no existiera el Covid-19. Es verdad que algunos allegados se contagiaron, pero el núcleo duro resistió a pura fiesta y alegría en la calurosa Florida. Fue precisamente en esa época en la que se los vio tan unidos que comenzó a circular una frase para definir al clan: “Son una secta”.
Es que a esta altura, Montaner no es Montaner si no está acompañado de todos ellos, a saber: su mujer Marlene, su hija Eva Luna; el marido de su hija, Camilo; su hijo Mau; la esposa de su hijo, Sara Escobar; su otro hijo Ricky; la novia de su hijo, Stefi Roitman. Y, por supuesto, el perro Mao. Si no, fíjense en la propuesta de casamiento que Ricky le hizo a Stefi, en octubre del año pasado. ¡Estaba toda la familia presente! Ella agarró una galletita de fortuna, la rompió y adentro había un papelito que decía “¿te querés casar conmigo?” La pobre chica no tuvo ni un segundo de intimidad con su novio porque estaba en una larga mesa familiar con todos los integrantes aplaudiendo y gritando, felicitando a la pareja y queriendo saber la fecha de la boda. Y no porque quisieran ir a comer torta o tomar champagne. Para Montaner, nadie es realmente de la familia hasta que no pasa por el registro civil y firma la libreta. Una de las reglas de esta congregación es estar legalmente unido en matrimonio. Nada de convivencia sin papeles. No importa el amor que se tengan. Hay que firmar. Por eso Stefi todavía no integra el grupo de WhatsApp familiar. Recién se unirá cuando haya dicho “sí, quiero”. Sin embargo, a pesar de que aún no tiene la libreta, sí participó de un ritual grupal que la acerca muchísimo a ellos y confirma que el grupete tiene una unión que trasciende lo humano. ¿De qué se trata? De un tatuaje. El mismo, sí. Toda la familia Montaner tiene escrito en alguna parte de su cuerpo la misma palabra, “why”, que en inglés significa “por qué”. Así de unidos llegaron este año a la Argentina. Estaban contentos, iban a trabajar todos juntos en este mega show que es La Voz Argentina. Y ahí están ahora, haciendo de las suyas.
Desde el arranque, papá Ricardo llamó la atención por su look. Esas zapatillas con plataformas, las camisas coloridas, el pelo. Todo era llamativo y pintoresco. Mau y Ricky no se quedaron atrás. Una vez que el público logró diferenciarlos (Ricky es el del pelo bicolor, Mau es el otro), comenzó a quererlos. Stefi, mientras tanto, consiguió trabajo en las redes sociales del programa. Obvio, muy cerca. Y Marlene, la madre, se mantuvo detrás de cámaras, como una presencia omnisciente de todo lo que pasaba. En el hemisferio Norte quedaron Eva Luna y Camilo, que se mantienen, por ahora en contacto online, por supuesto. A ellos no pareció afectarles, pero Montaner sufrió estar lejos de su hija en el día de su cumpleaños. Desde allá, seguro se enteraron que papá Ricardo se peleó por Twitter con Mercedes Morán cuando ella manifestó aburrirse viendo La Voz, con la presencia de “la familia”. También supieron que “papi” protestó en redes sociales contra el Gobierno cuando tuvo que hacer una semana de aislamiento después de volver de viaje. Es que los sentimientos de paz y amor con los que llegó Montaner al país se fueron diluyendo con el correr de los meses. No sólo le respondió ácidamente a una de las más importantes actrices argentinas, también tuvo conflictos con los participantes, poca paciencia para algunas devoluciones y hasta desarrolló estrategias para “robarle” candidatos a los otros jurados. Es cierto que también hubo momentos tiernos, como cuando le dio un abrazo al concursante que resultó ser el nieto de su profesora de piano en Venezuela. Y momentos divertidos cuando reveló que el verdadero verbo de la canción que dice “bésame” era el más subido de tono “mójame”.
Pero lo que más sorprendió de Montaner padre fue esa actitud exigente que nadie vio venir. ¿Quién iba a sospechar que ese líder familiar, ese hombre que juntaba a los suyos en una mesa larga para compartir momentos felices iba a retar a una participante? Porque esa chica de Capitán Sarmiento que probó suerte con una chacarera, no se olvida más de la frase lapidaria de Ricardo: “Volvé cuando estés decidida a ser una verdadera cantante”, le dijo muy serio. Y bueno. Parece que Ricardo es bravo: también se la agarró con sus propios hijos en lo que va del programa. “¿Por qué no se dieron vuelta ustedes?”, los increpó más de una vez cuando ni Mau ni Ricky consideraron necesario apretar el botón rojo para elegir a un participante. Muchas veces dio batalla cuando quiso quedarse con alguno de los concursantes y tuvo que “pelearse” con sus compañeros. Típico boomer, Montaner se enoja como un viejo refunfuñón, pero también se divierte y se emociona. ¿Y la prole? Lo sigue adonde vaya. Llora y se ríe con él. Como buenos acólitos.
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