Ricardo Mollo recordó el día en que encontró muerto a Luca Prodan
El cantante de Divididos reveló que siguió “conectado” con el músico tiempo después en ocasiones en que olía “a jazmines”
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El 22 de diciembre de 1987, el rock argentino despedía a uno de sus más grandes exponentes. Dos días después del último recital al frente de Sumo, el legendario Luca Prodan era hallado muerto en su habitación de la casa ubicada en la calle Alsina 451, en el barrio de San Telmo. Entre los primeros en llegar al lugar estuvo Ricardo Mollo, por entonces integrante de la emblemática banda. Treinta y cinco años después, el líder de Divididos recuerda aquel fatídico día.
El frontman de Sumo había fallecido a causa de un paro cardíaco debido a una grave hemorragia interna causada por una cirrosis hepática. Mollo, Germán Daffunchio y Timmy McKern, el manager de la formación, fueron quienes encontraron al artista tendido en el suelo de su casa, ya sin vida, antes incluso de que llegara la policía.
Invitado al programa radial Perros de la calle, que conduce Andy Kusnetzoff, el guitarrista y cantante relató los hechos: “Llegamos ahí a la casa a San Telmo, creo que llegué con Timmy y con Germán. Yo lo levanté y estaba la mitad del cuerpo en el colchón y la otra mitad en el suelo, él dormía en el piso en un colchón, entonces lo levanté, ya frío, con el cuerpo duro, y lo acomodé arriba del colchón”.
Con la voz entrecortada, el vocalista continuó explicando: “Eso sí que es fuerte. Estaba tan frío que le apoyé mis manos en el pecho para calentarlo. Fue muy fuerte… El muñeco, ¿no? Era lo que había quedado de él, porque ese tipo ya no estaba ahí, no estaba, ‘acá no hay nadie’”, afirmó haber sentido el artista en ese momento.
Para Mollo, aquella despedida fue un momento “fuertísimo, desgarrador”, aseguró. “Creo que fue una de las cosas más dolorosas que me pasaron. No pude decirle al cuerpo ‘quedate tranquilo’. Se precipitó todo muy rápido”, remarcó el creador de éxitos como “Qué vés?” o “Dame un limón”.
“¿Seguiste conectado con él de alguna manera? ¿Lo encontrás en algún lado?”, quiso saber Sofía Martínez Mateos, columnista del ciclo radial. Ante ello, Mollo respondió afirmativamente y compartió algunas experiencias vividas tras la muerte de Luca. “Sí, durante mucho tiempo. Sentía el olor a jazmines, que era el olor que había en la habitación. Cuando yo me iba a un campo y caminaba por ahí solo, de pronto venía ese pensamiento y sentía el olor a jazmines”, contó.
Aquel 22 de diciembre de 1987, Prodan había muerto en los brazos de su novia, Silvia Ceriani, artista plástica que luego también se dedicó a bailar y ser DJ de tango. Ella fue la única testigo de lo que sucedió dentro de esa pieza de la pensión de Monserrat.
La versión que ofrece el periodista Oscar Jalil en el libro Luca Prodan: libertad, divino tesoro es la siguiente: “Silvia siempre contó que Luca murió mientras dormía, por culpa de la cirrosis. Pero sus amigos admitieron otra versión: fue una sobredosis de una mezcla de sustancias entre las cuales la heroína formaba una parte del cóctel”.
Su final sigue marcado por el misterio y las intrigas que nunca fueron resueltas. Desde las causas de su fallecimiento hasta cómo vivió los últimos días. Conocida la noticia de su muerte, todo fue desconcierto entre los amigos del líder de Sumo. No encontraban ni lugar para enterrarlo. Hasta que llegó el abogado Joe Stefanolo y consiguió un espacio en el cementerio de Avellaneda.
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