Ricardo Darín responde a los señalamientos sobre Argentina 1985: “Todo el mundo tiene derecho a criticar: el debate es bueno”
En Hablemos de otra cosa, por LN+, el actor defendió las decisiones de Santiago Mitre y Mariano Llinás acerca de la película sobre el Juicio a las Juntas, afirmando que tenían que “ir por el medio, que es por fuera de la grieta”
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Ricardo Darín, el protagonista principal de Argentina, 1985, salió a responder muchas de las críticas y comentarios que sigue recibiendo el exitoso film, en el que encarna al fiscal Julio César Strassera. “Todo el mundo tiene derecho a criticar y a tener su propia subjetividad y reclamar lo que quiera; el debate es bueno”, dijo anoche, en el programa Hablemos de otra cosa, por LN+. La entrevista se repite hoy a la medianoche.
“Con el diario del lunes -se defiende el actor- es fácil notar, incluso con justicia, qué es lo que falta. No nos olvidemos que esta es una película de ficción apoyada sobre hechos reales. Hay una connivencia entre estos dos universos, que es muy difícil de llevar a cabo en forma respetuosa y amable. Es imaginable que pueda haber algo resentido en el camino. Es cierto que podríamos haber incorporado tal cosa o tal otra, pero eso nos hubiese llevado a contar otro tipo de historia y con una duración mucho más grande.”
-Muchos radicales y parte de la familia de Antonio Tróccoli se sintieron tocados por cómo queda el ministro del Interior de Raúl Alfonsín.
-Y con razón. Tróccoli, además, formó parte activa de la Conadep, con lo cual es absolutamente comprensible y razonable que se encuentren tocados u ofendidos. Me pongo en el lugar de ellos y los entiendo perfectamente. Pero se trata de una película que necesita hacer una fusión entre ficción y realidad y para la cantidad de incertidumbres y dudas que tenía el fiscal a la hora de aceptar semejante titánica tarea, solo una parte de su declaración contribuía y era funcional a alimentar la parte ficcionada de los monstruos que tenía Strassera en ese momento.
-¿Por qué el éxito, que no cesa, de Argentina, 1985?
-La verdad es que no tengo una sola respuesta. El tema central subyacía en el inconsciente colectivo esperando ser estimulado para emerger nuevamente. Lo que produjo en el ánimo de tanta gente, sobre todo joven, lo que me llena de alegría, es ir a revisar el evento central, nutrirse de información, de algo que debería ser un punto muy importante de la historia democrática de nuestro país y que, sin embargo, por algún motivo extraño que uno no logra entender del todo, estaba ahí, no me gusta decir que adormecido, y que ahora está arriba de la mesa.
El encuentro se produce en la sede de Congreso del Museo Isaac Fernández Blanco, en lo que fuera la casa de ese artista plástico y coleccionista, un set muy cinematográfico “y teatral”, acota Darín, en medio de ambientes sugestivos y de vitrinas con instrumentos musicales, muñecas y vestuarios.
“Mi vida es ver películas e intentar hacer otras”, dice el actor mientras recorre las instalaciones del museo. Comenta, al pasar, que sigue de gira con la obra Escenas de la vida conyugal, junto a Andrea Pietra, y que analiza futuros trabajos en películas y miniseries; aparte de pensar en nuevos proyectos para la productora que tiene junto al Chino Darín, su hijo.
Volvemos a hablar del film y su protagonista, y también coproductor, aclara: “En el caso de nuestra película tuvimos que ser muy cuidadosos en muchos sentidos. Probablemente de ahí surjan algunas de las polémicas posteriores que curiosa y paradójicamente vinieron del lugar menos esperado”.
-¿De los radicales?
-Claro. Es muy difícil encarar un punto de nuestra historia reciente tan importante buscando la manera de no aportar de ninguna manera a la famosa grieta, y tratar de no ser tendenciosos en ninguno de los aspectos, porque sabíamos que la historia que queríamos contar, basada en un hecho real, tenía que ser básicamente enfocada desde el punto de vista humano. Lo que nos importaba era contar qué paso con esas personas que tuvieron semejante tarea en un contexto tan complejo. Lo difícil era atravesar esta historia contada sin la tentación de caer en ninguna de las tendencias. Esto es lo que yo creo ha provocado algunos de los reproches y críticas. Pero me llama mucho la atención que sean los que son los que se sienten incómodos frente a la película cuando tendrían que estar aplaudiendo que nuevamente este tema esté arriba de la mesa y hayan resurgido los verdaderos e importantes nombres que conformaron toda esa gran movida de ese momento.
-Los radicales protestan porque no aparece Raúl Alfonsín y solo se escucha su voz. En mi memoria, Alfonsín dio la orden y no apareció más. No estaba “panfleteando” el tema.
-El guion de Santiago Mitre y Mariano Llinás es inteligente por muchos motivos. Uno de ellos es que tiene frases que son como mojones dentro de la historia. En un momento determinado, el personaje que hace Alejandra Flechner [la esposa del fiscal] le pregunta a Strassera, interpretado por mí, qué le dijo el Presidente. “Estoy ansioso por escuchar su alegato”, le responde. “¿Eso te dijo?, dice ella, ¡perfecto!, porque eso es la independencia de poderes”. Si hay algo más importante que esa frase en este momento de la actualidad de la Argentina, que alguien me lo subraye. Lo que pasa es que es muy fácil decir yo quiero que aparezca tal cosa o tal otra. Juguemos la posibilidad de un actor haciendo de Alfonsín. Me muero.
-¿Por eso no aparece Alfonsín?
-Es deliberado, casi es una decisión de estilo y no es escamotearle presencia, sino que esté por encima de todo y que no lo tengamos al alcance de la mano. Nunca nos imaginamos a un actor haciendo de Alfonsín. Creo que no lo hubiéramos podido soportar porque hubiese sido jugar con un límite muy frágil, muy vulnerable. No podríamos haber ido por ese lado. Jamás.
-Es muy distinto cómo impacta la película si uno tiene cierta edad u otra, o si sos politizado o no. Cuanto más grande y politizado, le pedís más cosas. Ahora, si nadie reclamara nada sería porque la película no le importa a nadie y sí importa.
-Exacto. Son todos reclamos válidos y justificables, pero en un momento hay que tomar una decisión de qué tipo de cuento queremos contar y por donde va a caminar. Nosotros queríamos enfocarnos en los aspectos humanos. Con unos pincelazos se pretende contar que ocurría de los dos lados de la balanza. La película tiene un desarrollo clásico, pero creo que reúne todo lo que nosotros queríamos tener para poder contarla de la forma que lo hicimos.
-Además de no mencionar a la Conadep, otra crítica que se le hizo al film es que no toca el papel del peronismo, que quería avalar la Ley de Autoamnistía de los militares, y que no quiso integrar esa comisión.
-Nosotros tratamos de esquivar deliberadamente esta tendencia argentina de que las cosas son de un color o de otro. Sabíamos que teníamos que ir por el medio, que es por fuera de la grieta. No estoy tan seguro que unos salgan damnificados y otros salvados. Me parece que el guion es bastante valiente porque asume las controversias, las pone sobre la mesa y hace jugar a los jugadores en el momento indicado. Puede cometer errores, puede no poner mucho más énfasis en un lado que en otro, pero no es en forma deliberada, para atacar o para salvar a nadie. No era nuestro plan.
-La película llegó justo en un momento en que la Justicia está muy cuestionada por el oficialismo.
-La independencia de poderes. El tema de la Justicia históricamente en la Argentina siempre estuvo en la palestra. Siempre tenemos algún reclamo para hacer y en muchos casos con justicia, valga la redundancia.
-¿Qué pálpito tienen para el Oscar?
-Amazon Prime Video [la plataforma que produjo y donde ya está disponible el film] se enamoró del guion y el entusiasmo con que recibieron la peIícula en Italia, España, Inglaterra y los Estados Unidos, nos hizo dar cuenta que, sepan o no de qué se trató el juicio a las juntas, todo el mundo abraza su épica. La historia tiene elementos que pueden ser atractivos, pero es muy difícil meterse en la cabeza de los votantes. Trato de no hacer futurología porque es piantavotos.
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