Renée Zellweger, sobre su alejamiento de Hollywood: "Necesitaba ser ignorada"
Renée Zellweger acumulaba un éxito detrás de otro. Protagonizar El diario de Bridget Jones (2001) la hizo más conocida en el mundo del cine y le abrió las puertas de cara a otros trabajos. Sin embargo, tuvo que parar. La actriz decidió en 2010 tomarse un descanso de su exitosa carrera, en la que llegaban a acumularse hasta cinco estrenos en un solo año. Su retiro se prolongó hasta seis años. "La agenda me había atrapado y no me estaba cuidando. Estaba realmente exhausta y tomaba decisiones que no eran precisamente saludables. (...) Solo necesitaba apartarme y tener una perspectiva diferente para poder tomar decisiones más saludables", dice ahora la intérprete en una entrevista en el portal Deadline.
Uno de los mayores motivos por los que se alejó un tiempo de las cámaras, "los rodajes, las giras promocionales, los vestidos y los tacones" fue el cansancio. Pero también sus ganas de tener nuevas experiencias: "Necesitaba probar otras cosas, cosas que no cuadraban con el horario con el que trabajaba desde hacía mucho tiempo". Pero dar ese paso decisivo no fue sencillo: "Nunca es un buen momento para alejarse de increíbles oportunidades creativas, pero necesitaba crecer y desafiarme a mí misma de una manera diferente". La intérprete consideraba entonces que no estaba teniendo demasiadas relaciones profundas con las personas y sus experiencias vitales eran escasas, lo que le impedía empatizar lo suficiente para ser "una buena narradora de historias". "Estoy segura de que hay actores que tienen habilidad para imaginar y no les importa, pero yo lo encuentro más gratificante cuando lo aprovecho desde un punto diferente", asegura la actriz sobre sus métodos de trabajo y, riéndose, bromea: "Necesitaba ser ignorada".
En estas últimas declaraciones, Zellweger achaca todos sus males al trabajo. Antes de su impasse, triunfaba en su faceta profesional, pero no tanto en la personal. Ese torbellino que fue interpretar a Bridget Jones hizo que su carrera se disparara: logró una nominación al Oscar por esta comedia en 2002, otra en 2003 por el musical Chicago y otra en 2004, por la que se llevó el galardón gracias al drama Cold Mountain. Algo que dejó ver su versatilidad, pero que la obligó a tener una sobreexposición mediática. Esa locura también llegó al ámbito personal: en junio de 2005 se casó con el cantante country Kenny Chesney y en septiembre se separó. En 2009, que entonces salía con Bradley Cooper, la intérprete pensó la posibilidad de parar laboralmente y, unos meses después, ya en 2010, lo hizo efectivo.
Cuando volvió, a finales de 2016 y de la mano de una más madura Bridget Jones, de nuevo era ella la que estaba en el centro de la polémica por el visible cambio de su rostro. Tanto que tuvo incluso que hablar de ello y constatar que se veía "más sana" y "más feliz que nunca". Ella misma reconoció que ese alejamiento la hizo ponderar lo verdaderamente importante. "Ahora soy mejor cuidándome a mí misma", confesó en mayo en una entrevista con la revista británica Town&Country.
Ahora la actriz, que cumplió 50 años en abril pasado, es más selectiva con los proyectos, aunque en cinco años ha aparecido en seis películas y la serie Dilema. Su último trabajo es el largometraje biográfico sobre Judy Garland. Para prepararse para este papel recibió lecciones de música, estudió coreografía y leyó sobre la actriz y cantante, que saltó a la fama en 1939 cuando interpretó a Dorothy en El mago de Oz. La película se centra en la vida de Garland, sus adicciones y sus fallidos matrimonios. Por su interpretación, Zellweger ha sido nominada al Globo de Oro como mejor actriz dramática, partiendo como favorita en la categoría que comparte con Scarlet Johansson, Saoirse Ronan, Charlize Theron y Cynthia Erivo.
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