La actriz tuvo varias pausas a lo largo de su exitosa carrera cinematográfica
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Rene Russo fue una de las actrices más populares de los ’90. Sus inolvidables actuaciones en Risas y triunfos, Arma mortal 3 y 4, En la línea de fuego y El Caso Thomás Crown, entre otros films, la convirtieron en una de las mujeres más exitosas de Hollywood. Con un film o dos por año (mínimo), la pelirroja -que empezó su carrera como modelo- se posicionó como la favorita de los directores y productores más reconocidos y se dio el lujo de trabajar junto a los galanes más atractivos de la época como Mel Gibson, Kevin Costner, Clint Eastwood, John Malkovich y Pierce Brosnan.
Sin embargo, y a pesar de tenerlo todo, en 2002 la actriz tomó una sorpresiva decisión que la alejó de los sets durante varios años. ¿La razón principal? La misma que la mayoría de los que deciden tomarse un año sabático (aunque en el caso de Russo fueron muchos más): estaba física y emocionalmente agotada. “Trabajé constantemente. En realidad, nunca me tomé un descanso (...) Quería hacer otras cosas, pero no sabía cómo”, comentó tiempo después. Lo que no se sabía por ese entonces era que parte del “agotamiento” de Russo se debía a un trastorno de bipolaridad que padecía desde pequeña. Aunque eso no era todo. Al menos las excusas que dio públicamente en su momento para justificar su alejamiento repentino tenían que ver con la falta de propuestas con cierto atractivo y con la llegada de su hija Rose. “Lo que ocurre es que he estado criando a mi hija. Conozco a algunas personas que pueden hacer ambas cosas. Yo no. Simplemente quiero estar con ella”, confesó ante los cuestionamientos de la prensa.
Fue así como sus vacaciones de la pantalla se volvieron cada vez más frecuentes. Mientras esperaba el proyecto perfecto para volver, Rene se volcó a su familia, a sus hobbies y a su labor como empresaria, ya que creó una empresa de productos de lácteos.
Modelo de actriz
De raíces italianas, Rene Marie Russo nació el 17 de febrero de 1954 en Burbank, California. Hija de una camarera y un escultor y mecánico de automóviles, creció junto a su hermana y su madre, ya que su padre abandonó la familia cuando tenía apenas dos años. Compañera de escuela de Ron Howard, la adolescente abandonó sus estudios (en décimo grado) debido a necesidades económicas y empezó a trabajar en una local de anteojos y como cajera en un cine.
Por entonces, su estilo de vida no daba señales de un futuro prometedor hasta que a sus 17 años fue descubierta en un concierto de los Rolling Stones por el reconocido representante de talentos, John Crosby, y su vida cambió para siempre. En pocos meses, y gracias a su altura y atractivo físico, Russo se instaló en Nueva York, convirtiéndose en una requerida modelo gráfica y publicitaria, llegando a ser varias veces tapa de la revista Vogue y la cara de una reconocida marca de cosméticos (Revlon).
A los 30 años, sus propuestas dentro del mundo del modelaje comenzaron a declinar y Russo decidió probar suerte en otro rubro, el de la actuación, apareciendo en pequeñas obras de teatro de Los Ángeles. “No soy una persona muy segura, pero de alguna manera en mi carrera de actriz siempre fui segura. Me imaginé que me juzgarían como modelo, pero decidí que eso no me afectaría. Pensé que si tenía algún talento, ellos lo valorarían. Entré allí como perdedora, así que si conseguía hacerlo bien todos se asombrarían. Y sabía que lograría hacerlo, porque en cierto modo me había pasado toda la vida actuando”, expresó sobre su decisión de incursionar en las tablas.
Su debut televisivo fue en 1987 con un papel secundario en la serie Sable. Dos años después, saltó a la gran pantalla con el film Risas y triunfos, aunque su gran popularidad llegó de la mano de la detective Lorna Cole en Arma mortal 3, papel que repitió en una nueva entrega de la exitosa saga. Gracias a su talento y versatilidad, Russo demostró que era más que una cara bonita y se convirtió en la favorita de los productores, siendo convocada para películas como En la línea de fuego, Epidemia, El Rescate y El caso Thomas Crown.
A pesar del éxito, a la actriz nunca le gustaron los encasillamientos y decidió probar suerte en otro tipo de películas, donde también se lució como Juegos de pasión, El nombre del juego y Hasta el cuello. Luego de esta seguidilla (en ese momento Russo protagonizaba uno o dos films por año), vino su primer impasse laboral.
¿La razón? Russo estaba un tanto agotada de los horarios de los rodajes y sentía que no le estaba dedicando suficiente tiempo a la crianza de su hija Rose (nacida en 1993), fruto de su matrimonio con el guionista y director Dan Gilroy, a quien conoció en el set de la película Freejack y con quien está casada desde 1992. “Conozco a algunas personas que pueden hacer ambas cosas. Yo no. Simplemente quiero estar con ella”, explicó por aquel entonces sobre su repentina decisión de abandonar las superproducciones.
Sin embargo, su decisión escondía algo más. Cuando la actriz hablaba de agotamiento no sólo se refería al físico sino también al emocional (tiempo después confesó su trastorno de bipolaridad). A eso, se sumó una cierta sensación de estancamiento a nivel laboral, ya que sentía que siempre interpretaba los mismos papeles. “De todas maneras, los papeles que me ofrecían eran tan sólo versiones deslavadas de las cosas que ya había hecho, y eso no me entusiasmaba. Así que no hice nada durante un tiempo y al estar alejada, me volví aún más quisquillosa. No amo tanto la actuación como para estar en un set sin hacer nada. Si no me dan un buen papel, tengo muchas otras cosas que hacer en la vida que me resultan más interesantes”, confesó.
Regreso con fecha de vencimiento
Fue su marido el que la convenció de volver a los sets con su producción Dos por el dinero en 2005. Junto a Al Pacino y Matthew McConaughey, la estrella reapareció en esta comedia dramática que se desarrolla en el mundo de las apuestas del deporte. “Fue el primer papel que apareció del que pude pensar que se trataba de una oportunidad diferente. Es una mujer dura, cosa que me gusta. Filmaríamos en Vancouver y el rodaje no sería largo. Además, la escribió Dan”, recordó sobre las razones de su vuelta.
Aunque, al parecer, este film venía en su mente desde antes y cuando llegó el momento fue la oportunidad perfecta para su regreso triunfal, no sólo como actriz sino también como creadora. “En realidad, nos llevó siete años concretarlo. Hace siete años dije: ‘Sí, hagámosla’. Sabíamos que si conseguíamos a los actores adecuados funcionaría porque los personajes masculinos son muy jugosos. Cuando Al Pacino aceptó, la cosa empezó a encaminarse y cuando Matthew dijo que sí, ya era hora de hacerla”, reveló quien produjo la idea junto a su marido.
“Al tiene una energía realmente intensa. En cierto modo, tenemos espíritus semejantes. Sabía que resultaría una pareja dinámica y que sería muy divertido trabajar con él. Y Matthew es tan intenso como él. Lo respeto por su dedicación; es un verdadero profesional y estuvo a la altura del desafío”, agregó entusiasmada con el resultado que se vio en el cine.
No pasó mucho tiempo para el próximo éxito de Russo titulado Los tuyos, los míos y los nuestros, que protagonizó junto a Dennis Quaid. “Definitivamente fue un trabajo menos intenso que Dos por el dinero, pero 18 chicos pueden ser intensos de manera diferente. En realidad, fue muy divertido porque los chicos eran maravillosos, y Dennis..., adoro a Dennis. Es un verdadero actor, alguien con quien siempre quise trabajar. Además, como estaba llena de chicos, mi hija podía venir al rodaje y también se divirtió”, comentó sobre esta producción que trataba de dos divorciados que se enamoraban e intentaban (aunque sin mucho éxito) ensamblar a sus multitudinarias familias.
Nuevo impasse
Luego de esta exitosa comedia familiar, Russo volvió a desaparecer de la meca del cine, aunque esta vez su descanso no fue como el anterior sino que duró seis años. “Estaba deprimida, no era un buen momento para mí. Quería hacer otras cosas, pero no sabía cómo salir de la cinta de correr”, recordó quien se animó a dejar de lado su exitosa carrera para escucharse a sí misma y enfrentar de lleno su problema de salud mental.
Ahora bien, ¿qué hace una estrella de cine cuando se toma un tiempo libre? Para Russo, ese tiempo de inactividad implicó ver muchos documentales sobre la historia mundial, ya que “por dejar la escuela a una edad tan temprana tenía enormes agujeros en mi educación”. Sin embargo, y debido a su espíritu hiperactivo, la artista no pudo quedarse quieta por mucho tiempo y sorprendió con un nuevo trabajo que nada tenía que ver con las luces de Hollywood.
En un esfuerzo por revitalizar los jardines nativos en medio de una sequía en California, comenzó a trabajar para el Departamento de Agua y Energía de Los Ángeles, rol que desempeñó con muchísimo compromiso. También incursionó como empresaria cuando creó junto a un amigo granjero White Cow Dairy, una empresa láctea. Como le dijo a Buzzfeed News en 2014, en ese momento prefería ordeñar vacas antes que “levantarse y maquillarse a las 4.30 de la mañana”.
Seis años tuvieron que pasar para que Russo volviera a los sets. Fue gracias a la propuesta de Disney para participar del film Thor (2011) que la actriz decidió poner fin a su pausa en el cine y volver a tener contacto con su público. De hecho, sus fans tuvieron mucho que ver en esta decisión, ya que solían manifestarle que la extrañaban demasiado.
Y esta vez, su regreso fue definitivo. Al film de Marvel y su posterior secuela en 2013 le siguió una interesante propuesta de su esposo, escrita especialmente para ella: interpretar a Nina en la película Primicia mortal junto a Jake Gyllenhaal. Un papel con el que obtuvo numerosos reconocimientos. De hecho, el éxito fue tan arrollador que esta misma dupla volvió a repetirse en 2019 en Velvet Buzzsaw, una película que Gilroy escribió para Netflix y que está ambientada en el mundo del arte contemporáneo.
Una confesión inesperada
En 2014, durante la promoción del exitoso film Primicia mortal, la actriz reveló por primera vez una dura enfermedad con la que venía lidiando desde hacía muchos años: la bipolaridad. Durante un programa de Queen Latifah, Russo comentó su problema cuando la presentadora quiso saber sobre aquello con lo que los actores debían lidiar en sus vidas. Ella, inesperadamente, contestó: “La medicación bipolar”. “Mi madre solía decirme que durante toda mi infancia iba y venía”, comentó dando a entender que este trastorno le fue diagnosticado a una edad muy temprana.
Su confesión rápidamente permitió entender el porqué de tantos años de ausencia en la pantalla. “Literalmente me derrumbé, topé con una pared, no podía ni levantarme de la cama. Creí que era depresión, pero si tomás antidepresivos, es aún peor, te acelera más”, dijo abriendo su corazón como nunca antes había hecho.
Y aunque no se considera una valiente por contar su historia, reveló su verdadero interés al hacerlo público: abrir el diálogo sobre la salud mental y ayudar a quienes estén pasando por la misma situación. “Nunca compartí esto. Tengo amigos que no toman la medicación y están sufriendo, quizá puede realmente ayudar a algunas personas (...) Lo que la gente no necesita es sentirse mal consigo misma por tomar medicamentos”, expresó luego en Good Morning America señalando que la medicación realmente la ayudaba a controlar su trastorno.
Sin duda, Russo se ha convertido en un modelo a seguir no sólo para las mujeres de Hollywood sino para todo el público que la admira. Su historia de vida, su lucha contra los demonios de su mente y su permanencia en la industria después de tantos años son un claro ejemplo de superación. Y si bien siempre eligió cuidadosamente sus papeles, la artista disfruta de que la sigan convocando para encarnar personajes sexy a sus 67 años. “Eso es buenísimo, ¿verdad? Es divertido. En esta cultura, a las mujeres no les resulta fácil cumplir 40 o 50. Me encanta ser un ejemplo de sensualidad entre las mujeres de mi edad y hacer que a todas les resulte más fácil”, reflexionó quien suele entrenar a diario, no fuma, no bebe y evita tomar sol como parte de su rutina de cuidado.
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