René Bertrand y Belén Giménez: el día que ella se enteró quién era su suegra y la decisión que tomaron para criar a sus hijos
Se conocieron hace 16 años trabajando y siguen compartiendo escenario; este verano estrenan una comedia en Carlos Paz
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René Bertrand y Belén Giménez se conocieron de gira por la costa atlántica, compartiendo cartel en una comedia, en el verano de 2009. Nunca más se separaron y volvieron a trabajar juntos una decena de veces. Se casaron en 2016, son padres de Sofía (6) y Franco (4) y hoy, a 16 años de esa primera vez que se miraron a los ojos, coinciden en decir que no conciben la vida el uno sin el otro y sin la familia que formaron. En una charla con LA NACIÓN, René y Belén abren la puerta de su intimidad para contar cómo se llevan en casa y sobre el escenario y por qué no dejan a sus hijos con una niñera y si con la abuela María Rosa Fugazot y con amigos.
Acaban de despedirse de Switch, que estuvo dos meses en el Teatro Picadilly y ahora hace los últimos ajustes de una comedia que estrenan el 2 de enero en el Teatro del Sol de Carlos Paz, junto a Beto César y Paula Volpe y con dirección de Bertrand. Se trata de una versión de Caprichos, una obra de Guillermo Camblor reversionada por Bertrand y que tiene un título tentativo: Un poco de amor. No llevan la cuenta de cuántas obras hicieron juntos como compañeros o con ella en actuación y él en la dirección. Pero son más de diez y esperan coincidir en más decenas porque se entienden muy bien. “Nos conocimos de gira por la costa haciendo una obra que se llamaba El referí Cornú y empezamos a salir el 8 de enero de 2009. En el elenco estaban Mariano Iúdica, Rocío Marengo, Victoria Vanucci, mi mamá María Rosa Fugazot”, detalla el actor, hijo del recordado César Bertrand.
–Entonces conociste al novio y a la suegra al mismo tiempo…
Belén Giménez: –Yo no sabía que eran madre e hijo porque además ella le decía ‘sí señor’, porque René también la dirigía. Él le decía ‘María Rosa haga esto o aquello’. Lo supe cuando ya éramos novios.
René Bertrand: –Yo lo voy a contar. Estábamos parando en Villa Gesell, Belu paraba en un departamento y yo en una casa con mi mamá; yo en el primer piso y mi mamá en planta baja. Y un día salimos y la invité a dormir y al día siguiente bajó al baño y cuando volvió estaba pálida y me dijo: “Está María Rosa abajo”. “Claro, es mi mamá”, le respondí (risas).
Giménez: –Así me enteré. Me quería morir porque ella me dijo “buen día nena” y yo tenía una vergüenza. No sabía dónde meterme.
–Y pasaron 16 años...
Bertrand: –Nos casamos en el 19 de mayo de 2019, por civil e iglesia. Nadie daba dos pesos por mí y mírame, soy padre de familia. Cuando la conocí era un orgulloso soltero empedernido. Pero la relación estaba muy asentada, muy bien, hacía ocho años que estábamos juntos y además Belu soñaba con casarse. Ella tuvo una crianza muy conservadora, creció en Jujuy y soñaba con el vestido blanco, la iglesia, la fiesta. Era un deseo y un mandato, me parece.
Giménez: –Si, en Jujuy no estaba bien visto que conviviéramos. Así que un día me propuso casamiento en medio de un boliche lleno de gente, en Carlos Paz, y un 14 de febrero me dio el anillo. Todos los presentes fueron partícipes del pedido de mano.
Bertrand: –Yo no creo mucho en las instituciones y me parece que el amor pasa por otro lado, pero me gustó acompañar el deseo de Belén. Y así lo hicimos y estamos felices.
–Y después llegaron los niños. Todo muy prolijito...
Bertrand: –Yo quería ser papá, pero cuando empezamos a salir ella era muy chica todavía, tenía 21 años y yo 36. Así que esperamos diez años para que ella pudiese asentarse en la carrera, disfrutara el proceso artístico, cumpliera ese sueño que vino a buscar desde tan lejos cuando llegó a Buenos Aires. Y cuando ya ganó sus premios y reconocimientos y tenía seguridad en su trabajo, entonces vino Sofía, y después Franco. Y tenemos un baile en casa (risas). Y además estoy grande, aunque ella nunca me lo hizo notar, claro. Nos llevamos bien, nos divertimos, charlamos mucho. Hoy 15 años no son nada, pero cuando empezamos la diferencia se notaba.
–Debe ser una buena experiencia compartir trabajo y amor porque hicieron muchas obras juntos.
Giménez: –Nos llevamos muy bien. A veces se complica porque la que nos ayuda es mi suegra que se queda con los nenes mientras nosotros ensayamos o tenemos funciones. No tenemos a alguien más que nos ayude porque mi familia está en Jujuy.
Bertrand: –A veces los nenes vienen al ensayo con nosotros también.
–¿Por qué no una niñera?
-Confiamos en amigos, y muchas veces nos ayuda Esther, que es divina. Estuvimos haciendo teatro hasta hace una semana, ella se quedaba con los chicos los viernes y sábados que teníamos función. Porque mi mamá está también trabajando en teatro, con Matar a mamá. Y en Carlos Paz tenemos a Alejandra, que es una persona maravillosa y nos ayuda.
Giménez: –Los chicos la quieren tanto que un día Sofi me preguntó si Ale era su niñera o podía ser su abuela. Y eligió que sea su abuela.
Bertrand: –Por eso en el invierno yo trabajo un poco más que Belu, así se queda en casa, para acompañar a los nenes. Soy bastante reacio a las niñeras, debería hablarlo en terapia; prefiero quedarme yo, dormir menos. Con alguien conocido está bien, pero dejarlos con alguien que no conozco me pesa un montón.
Giménez: – Y Franco todavía no habla y nos da miedo que no nos pueda contar lo que le pasa.
Bertrand: –Franco tiene Síndrome de Down y si bien está mil puntos y hace sus terapias y evoluciona día a día, necesita cierto grado de atención diferente. Y me da vértigo dejarlo con quien no conozco. Porque no habla, pero nosotros lo entendemos y su hermana también. Son súper unidos, amorosos, juegan mucho.
–¿Cómo se reacomodó la familia con la llegada de Franco?
Bertrand: –La familia está bien. Franco acomodó y mejoró todo. Con su llegada me di cuenta qué es la libertad; él no negocia nada, no intenta quedar bien con nadie, no tranza. Si quiere jugar, juega y sino no, y si tiene hambre come. Siempre está feliz, contento, con una sonrisa, alegre. Y como familia aprendimos a no hacernos tantos problemas por cosas que parecían tremendas antes y nos dimos cuenta que no era tan así. La vida es mucho más simple cuando no tenés que aparentar nada. Franco me enseña mucho, aprendí un poco más sobre libertad y está buenísimo porque a veces en la vida tomás posturas o actitudes porque el sistema dice que hay que ser así o asá o hay normativas preestablecidas. Y desde que nació Franco decidí ser como soy, le guste a quien le guste.
Giménez: –Mis hijos me tienen muerta de amor, somos de compartir mucho, de jugar y podemos pasar mucho tiempo juntos.
Bertrand: –Nuestro trabajo nos da cierta libertad. No nos perdemos ni un minuto del día a día de nuestros hijos y eso no se paga con nada porque el tiempo pasa rápido (se emociona). Estoy agradecido de haber podido estar todos los días en cada minuto. Y eso no me lo saca nadie.
Giménez: –Los lunes y martes tengo giras con radioteatro y comparto el elenco con mi suegra. Y cuando René tiene que ir al canal, porque dirigió a Jey Mammon en Net TV todo este año, los llevaba al canal a los dos. Y les gusta la tele y el teatro. Somos un equipo.
Bertrand: –Manejamos perfectamente nuestro búnker aunque para el de afuera puede ser caótico. No concibo la vida sin Belén y nuestros hijos al lado.
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