Reclamos, dinero y enojo: Isabel Pantoja y un enfrentamiento sin fin con su hijo adorado
"Yo me he gastado mi dinero y tú te has gastado el tuyo y el mío", le dijo Kiko Rivera a su madre, Isabel Pantoja, resumiendo en pocas palabras un conflicto que en los últimos días ha logrado separar a la cantante de su adorado hijo.
La semana pasada, el DJ de 36 años se presentó en un programa de televisión sosteniendo entre sus manos una carpeta que contenía papeles que supuestamente demostraban que su madre hizo lo que quiso con la herencia que le dejó su padre, el torero Francisco Rivera, más conocido como Paquirri.
En dichos documentos había pruebas que acreditaban que la cantante utilizó la finca Cantora, que según el testamento le pertenece a Rivera, como garantía de una hipoteca y que mantuvo bajo su posesión algunas pertenencias que el hombre le había dejado a sus hijos mayores, los cuales llevan 36 años reclamándolas y que Pantoja aseguró ante la justicia que habían sido robadas, algo que Kiko desmiente.
"Según estos papeles mi madre no me quiere, si esto es a lo que ella llama querer, no quiero que me quiera", afirmó visiblemente enojado. "Sin saberlo llevo hipotecado desde los 18 años por culpa de ella", agregó sin intención de suavizar el enfrentamiento.
Paquirri falleció el 28 de septiembre de 1984 dejando tres herederos: Kiko, fruto de su matrimonio con Pantoja, y Francisco y Cayetano, que nacieron de su anterior matrimonio con Carmen Ordóñez. Como su hijo tenía tan solo un año cuando falleció el padre, la cantante andaluza se convirtió en la administradora de lo recibido. Años más tarde, la estrella le hizo firmar a Rivera la cesión del 52 por ciento de la finca sin que él fuera consciente realmente de lo que estaba haciendo. Por esto, el DJ pidió a sus abogados que revisen el testamento de su padre, un paso que puede ser letal para su madre.
"Yo lo que quiero es que mi madre, en un futuro, no me deje un marrón y yo a mis hijos. Eso es todo. La herencia me da igual. Llevo 36 años sin heredar nada de mi padre, me da igual, yo lo que quiero es que mi madre no me deje un lío" aseguró el hombre, temoroso de las deudas que podría haber adquirido la cantante en su nombre.
Mientras su "pequeño del alma" se pasea por los canales de televisión contando su versión de los hechos, Pantoja permanece encerrada en la finca Cantora. Desde su entorno surgen varias versiones, ya que algunos dicen que está devastada y otros que está recopilando pruebas para contraatacar. Hasta el momento lo único que ha hecho la artista es emitir un comunicado que envió en exclusiva a la revista ¡Hola!, en donde advertía a través de sus abogados que tomaría "acciones legales contra todas aquellas personas y medios de comunicación que hayan difundido semejantes informaciones en cuanto las mismas afectan a su honor, intimidad personal y familiar, carecen del requisito de veracidad".
En esta disputa también participan los hijos mayores de Paquirri, quienes apoyan a su hermano menor. La disputa contra Pantoja logró unirlos luego de años de distanciamiento, al punto que Kiko recién ahora se está reencontrando con toda su familia paterna. "Yo todo lo que contó él lo sabía, pero he guardado silencio por él. Pero hay muchísimo más. (...) Son muchos sentimientos los que me remueve este tema. Mi madre se fue con una pena muy grande, con esa sensación de no haber recuperado las cosas que nos dejó mi padre. Eso no puedo perdonarlo. (...) Pero lo más importante es que se tiene que saber la verdad, porque hay gente que se ha portado tan mal que se tienen que caer las caretas", afirmó el mayor de los Rivera, Francisco.
Este conflicto entre la familia del torero y Pantoja data desde el momento de la muerte de Paquirri. En 1987, tres años después del fallecimiento, Rivera padre realizó unas declaraciones proféticas. "El día que ese hijo de Paco sea un hombre querrá saber muchas cosas, porque la madre le ha perjudicado mucho, ella ha lanzado mucha tierra a su hijo con lo que ha hecho", afirmo el hombre. "Mi hijo me dijo que la tranquilidad para su futuro está en esa documentación que nunca apareció, ella abrió la caja fuerte con Agustín [su hermano], sabía lo que había allí, por eso se adelantó a los albaceas para abrir la caja".
"No me tiro el día llorando, pero tengo mis momentos. Solo quiero que esta pesadilla pase pronto y eso será cuando mi madre no me deje con el pufo. Esto depende de ella. Si este teléfono suena y me da las explicaciones necesarias, públicamente se frenará, internamente tendremos ese problema para siempre", sentenció Kiko con mucho dolor. "Ya sabemos que mi madre es un poco orgullosa, aunque hay que tragárselo. Por la salud de todos, debería de hacerlo. Debería comportarse como una madre. Para que se frene esto me debe llamar y dar las explicaciones necesarias. Lo puedo llegar a perdonar, pero no olvidar".
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