Real Nini: es argentina, escribe canciones en "coreañol" y representa el K-Pop latino
Nini Fernández Lisazo, más conocida por su nombre artístico, Real Nini, tiene 27 años y la palabra que más la define es "artista". No sólo canta, sino que además baila, compone, produce, y es pionera en el género que eligió: el "K-Pop latino".
Nació en Buenos Aires, pero desde sus 2 años vivió en la ciudad de Cutral Có, ubicada en la provincia argentina de Neuquén. Fue allí, durante su infancia, que comenzó a bailar frente a los árboles y a imaginar que eran un multitudinario público.
Hoy Nini es un crisol de culturas: su madre es uruguaya, amante del candombe y las murgas del país vecino; su padre, oriundo de Chivilcoy, es un enamorado del tango y del folklore. En su casa nunca faltaba la música, siempre sonaba algo diferente, y ella no podía evitar bailar cada vez que escuchaba una canción.
"Estaba influenciada por toda esa conjunción de géneros musicales tan distintos, y a su vez ya desde chica me gustaba el pop; por eso me costaba identificar hacia dónde iría mi camino", relata en diálogo telefónico con LA NACION.
Fue en esa búsqueda que empezó a estudiar ballet a los 6 años. Su espíritu era tan inquieto que con el correr del tiempo también tomó clases de flamenco, jazz, y comedia musical.
De la danza al canto
El baile ya era parte de su vida diaria, y cuando cumplió los 15 surgió su otra faceta: el canto. Una profesora la incentivó a conocer el potencial de su voz, y tímidamente se animó a entonar "Luna tucumana" de Atahualpa Yupanqui. Al poco tiempo ingresó al Coro Inicial Plaza Huincul, donde permaneció como soprano.
"Aprendí a conocer mi voz y descubrí cómo podía usarla. Entendí que el talento muchas veces se construye a base de esfuerzo, y no siempre se nace con el don", reflexiona al recordar sus primeros pasos en el mundo del arte.
A aquella adolescente también le atraían los instrumentos, y aunque una de sus hermanas eligió la batería, su pasión se definió en primer lugar por las cuerdas de la guitarra. Con el tiempo se fueron sumando la flauta traversa, el cajón peruano y el piano.
Nini se volvió multifacética y mientras seguía acumulando conocimientos empezaba a convertirse en una verdadera "artista". Su vida siempre fue muy agitada y llena de contrastes. Por aquel entonces todavía estaba en la secundaria, y mientras la mayoría de las chicas de su edad se decidían por un bachiller comercial o humanístico, ella optó por la escuela industrial; así que a la mañana revocaba paredes y a la tarde se ponía sus zapatillas de ballet y posaba en "palomita".
Volar del nido: de vuelta en la gran ciudad
Después de recibirse de Maestro mayor de obras, -así como se oye- decidió viajar a Buenos Aires para estudiar la Licenciatura en Música en la Universidad de La Plata. La chica que dibujaba planos y cavaba zanjas colgó el guardapolvo y se puso los tacos con la intención de bailar y agarrar un micrófono.
Una vez más, sintió que podía combinar todas sus pasiones y apostó a tener un ingreso económico dando clases de baile: a estas alturas ya no sólo era bailarina de danza clásica, sino también de salsa y bachata.
"El estudio te da herramientas", ese es el lema de Nini. Siempre apostó a seguir formándose y hasta dio clases gratuitas para compartir sus conocimientos. Sin embargo, la vida del artista independiente tiene sus vaivenes, y el dinero no le alcanzaba, así que también se animó a llevar su arte a los subtes, trenes, y algunas reconocidas esquinas porteñas. A sus 19 años andaba de aquí para allá con su guitarra al hombro, cantando esos mismos temas que la enamoraron cuando era pequeña.
"Saber que la persona que se quedó a escucharme, lo hizo por pura elección tiene un significado muy valioso para mí", confiesa. Y agrega: "No hay nada que la obligue a quedarse, no hay una entrada comprada, y es gratificante que alguien se conmueva con tu voz y te ponga unos pesos en la gorra".
De día en la universidad, de tarde en el transporte público, y de noche el regreso a casa. Esa era su rutina, y al analizarlo a la distancia siente que no fue nada sencillo independizarse: "En esta profesión, como en muchas otras, mantener una economía estable no es fácil porque invertimos lo poco que tenemos en cumplir nuestros sueños, y a veces parece que todo estuviera en contra".
Fue justo cuando estaba en tercer año de la carrera que fue diagnosticada como paciente inmunodeprimida. Como si esto fuera poco, también en la misma época supo que era celíaca y tuvo que cambiar su régimen alimenticio por completo.
La dieta libre de gluten no era la primera dificultad que le tocaba afrontar: desde los 11 años padece de "llagas crónicas", y llegó a tener hasta doce úlceras por semana en la boca y en la garganta, lo que le impedía comer por el dolor.
"Todavía no tengo un diagnóstico certero del porqué convivo con estas lesiones en mi día a día. Me hice muchos estudios y aún no saben si tiene que ver con una falla en mi sistema inmunológico o con otro aspecto", revela Nini.
Aunque su salud mejoró gracias al cambio en la alimentación, y se pudo reducir la aparición de aftas a cinco por semana, lo cierto es que las secuelas del dolor siguen presentes:"Fue un arduo proceso de análisis e internaciones, tuve que dejar mis estudios y volverme a Neuquén durante un tiempo para recuperarme".
Conmovida, recuerda lo difícil que fue hacer una pausa y dejar de hacer lo que ama: "No podía cantar por lo dolorosas que eran esas úlceras, una especie de cráteres que me impidieron seguir entonando melodías".
Sin límites, el ansiado primer disco
Nini confiesa que escribir canciones fue su gran terapia para afrontar cada obstáculo, y fue justamente así como nació su primer disco, Sin límites. Volvió a pensar en la pregunta que siempre le hacían y le costaba responder: "¿Vos qué música hacés?".
"Creé las canciones empezando por la letra, y después le agregué la música según como me iba surgiendo. Confié en que primero llegaría la canción y después identificaría el género que le correspondía", cuenta.
Gracias a su persistencia y la ayuda de algunos amigos, cuando recuperó fuerzas finalmente tuvo en sus manos su primer álbum independiente: ocho canciones y cuatro idiomas diferentes representaron el concepto de que en su música no existen barreras de ningún tipo.
Inglés, portugués, español y coreano fueron las lenguas presentes en el disco. También hubo un despliegue de géneros: desde el pop hasta un carnavalito norteño que compuso especialmente para representar el amor hacia su familia.
Para Nini la decisión estaba tomada, pero no siempre se encontró con personas que la apoyaran. "El camino del arte es muy juzgado, porque si estudiás contabilidad o arquitectura, te llevas una materia y todos te apoyan; pero si te decidís por el arte, te hacen sentir que es únicamente tu responsabilidad que te vaya mal", cuestiona.
"¿Por qué haces esto Nini? Esa es una pregunta que me hacen muchas veces, y la verdad yo siento que es como preguntarme por qué tomo mate", bromea, y no puede evitar reírse cuando se da cuenta de lo natural que es para ella elegir la música como parte fundamental de su existencia.
Contra todo prejuicio, persiguió su sueño, y descubrió que el amor por la cultura asiática seguía muy presente en su vida. Empezó escuchando referentes del K-Pop como Super Junior, Girls Generation, 2NE1, Wonder Girls, entre muchos otros, y eso la inspiró a repensar el pop coreano.
Componer en coreano: todo un desafío
En 2018 tuvo otra de sus ideas innovadoras: fusionar el tango con una canción de la reconocida banda surcoreanaBTS. Lo bautizó como "K-Pop en Caminito", y esta vez no prestó su voz, pero sí su faceta de productora y bailarina.
La banda sonora que acompañó los icónicos paisajes de La Boca fue "Airplane Pt.2", y ella se lookeó para la ocasión con un vestido rojo tanguero en la primera parte del videoclip, y en la segunda lució un estilo urbano, donde bailó al ritmo del pop.
Contrario a lo que cualquiera podría sospechar, Nini no tiene ningún familiar asiático. Sí comparte con sus dos hermanas la pasión por la música coreana, y también por los animes, pero su amor por este estilo musical no tiene ningún componente genético.
"Estudio coreano hace cuatro años, y también incursioné en el japonés. Una vez que aprendí más el idioma me sentí mucho más segura para fusionarlo con el español", relata.
EXO, Blackpink, Mamamoo,Chung Ha, son algunos de las bandas surcoreanas que siempre están en la lista de influencias artísticas de Nini. Pero lo curioso es que una vez más fue más allá y decidió no sólo hacer "covers" de canciones, sino también crear las suyas, aportando su toque argentino a cada melodía.
Casi como un pulpo que despliega todos sus talentos a la vez, apostó por una "composición integral": escribió un nuevo single, lo musicalizó, y grabó un videoclip para el que también creó el guión y la coreografía de baile.
"Cumanhe" -que en español significa algo similar a las expresión "Basta", o "No va más"- fue su primera canción en "coreañol", y también su primer contenido representativo del "K-Pop latino".
A pesar del conocimiento avanzado que tiene del idioma coreano, no es sencillo combinarlo con el español, y Nini enfrenta este desafío cada vez que deja fluir su creatividad: "Puedo componer oraciones completas, pero no siempre las palabras van con la melodía, porque tiene que representar la idea general de la canción".
El K-Pop latino, una fusión de culturas
"El K-Pop latino ya existe, y se está expandiendo a nivel mundial, pero a veces pasa inadvertido y darle ese nombre sirve para identificarlo claramente como un género", sostiene.
Incluso revela que lo eligió como objeto de estudio en su tesis de grado, y en eso también fue pionera, porque la temática no había sido explorada hasta el momento en la casa de altos estudios y ni siquiera a nivel académico existe tanta profundización sobre este tipo de fusión de culturas musicales.
"El pop coreano se alió con la música latina y muchas bandas tienen el gesto de incluir palabras en español en sus canciones como un guiño para su público latinoamericano", señala.
Este nuevo "formato" de productos musicales, tal como cuenta Nini, combina varios géneros, y hasta el reggaetón está presente en la vestimenta y los escenarios urbanos de los videos musicales: "Es un fenómeno que involucra a mucha población joven y ya hay concursos internacionales de K-Pop, eventos latinoamericanos que son hits en diferentes países, y hasta radios de pop coreano".
Los logros de Nini en el mundo del K-Pop
Hace ya más de ocho años que lleva como bandera su deseo de difundir el pop coreano fusionado con los ritmos latinos, y en ese tiempo pudo recoger varios frutos de su cosecha artística.
En febrero de 2018 interpretó el himno nacional japonés durante el mundial de boxeo femenino, transmitido en vivo por TyC Sports. Luego, principios de 2019 llegó otra gratificante experiencia: fue la representante argentina en la semifinal del concurso "Stage K" en la Ciudad de México, patrocinado por la cadena de televisión coreana JTBC.
En septiembre del año pasado formó parte del equipo de trabajo de la película coreana New Year Blues, protagonizada por Yoo Yeon Seok y Lee Yoon Hee. En una de las escenas más destacadas del film, grabada en el puerto de Buenos Aires, los actores bailaron al ritmo del "2x4", y fue Nini quien ofició como instructora coreográfica de tango junto a la directora, Hong Jiyoung.
El 2020 tuvo como principal traspié la pandemia de coronavirus, que la limitó a producir contenidos desde su casa, pero antes de la cuarentena obligatoria participó de Todo puede pasar (elnueve), el programa conducido por Nicolás Occhiato, donde se coronó como una de las finalistas, y actualmente sigue a la espera del final del concurso cuando sea posible retomarlo.
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Durante el confinamiento las redes sociales tuvieron un rol clave para Nini, ya que también formó parte del primer festival mundial online "Unidxs por la música", producido por Billboard Argentina.
"Es un evento muy importante con llegada internacional, y que la Argentina haya generado un festival solidario fue un grandioso. Luciano Pereyra y Marcela Morelo fueron algunos de los grandes artistas que también participaron, y poder conectarme con ellos en un mismo espacio era impensado para mí", confiesa emocionada.
Real Nini, un nombre artístico con simbolismo
En febrero último lanzó su nuevo single, "Es mi vida", que también cuenta con un videoclip. El mensaje detrás de esta canción es una metáfora de los obstáculos que atravesó en su carrera artística, y una forma de expresar que sólo ella sabe cuánto le costó dar cada pequeño gran paso.
Así surgió su alterego, "Real Nini", un nuevo nombre artístico que deja atrás a Nini Fernández, como solía llamarse antes. La conexión con la cultura asiática fue notoria una vez más cuando descubrió que ese adjetivo en inglés que tanto le gusta, "real", también lo utiliza otro cantante de K-Pop a quien admira: se trata de Park Chanyeol, integrante de EXO, y conocido en sus redes como Real PCY.
Además siente que existe una vocación de servicio en su interior, y por eso mantiene en su lista de aspiraciones un gran sueño al que ella llamó "K-Project School": "Es un proyecto de escuela. Sería una de las primeras empresas productoras de K-Pop en Argentina porque aunque existen algunas que traen bailarines y cantantes del exterior, yo tengo ganas de ayudar a los artistas de nuestro país".
Su intención es generar exponentes nacionales del K-pop latino, y utilizar su experiencia como productora musical para brindar herramientas. Justamente las posibilidades que desea ofrecer son aquellas que no existían cuando ella se lanzó al mundo artístico.
Los primeros pasos hacia la concreción de este sueño fueron algunas charlas informativas que pudo brindar en Ushuaia, y los encuentros virtuales organizados en colaboración con el Centro Cultural Coreano: "Me gusta la idea de que sea una escuela itinerante, no con una sede fija solamente, sino que se puedan repartir conocimientos en distintos lugares del país".
La historia de Real Nini es la de una mujer valiente, que eligió un género relativamente desconocido para muchos, y lo estudió hasta el punto de convertirse en una experta. Incluso hoy es fuente de consulta recurrente y una gran exponente del género por su calidez a la hora de explicar de qué se trata y la pasión que transmite cuando cuenta el porqué de su amor hacia la cultura asiática.
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Nunca conoció Corea del Sur y es un gran pendiente en su vida. Su mayor anhelo era viajar a finales de este año para el estreno de la película New Year Blues, de la que participó en el equipo de producción, pero la pandemia puso todo en pausa y la incertidumbre acerca de cuándo podrá pisar suelo coreano reina en sus días.
"Lento, pero seguro", repite cuando piensa en los logros que ya tiene en su haber. Firme en sus convicciones, resiliente ante las dificultades y las miradas de incomprensión, Nini deja en claro que cuando se trata del K-Pop, ella es como su primer disco: no tiene límites.
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