El actor se encuentra en Buenos Aires filmando una película; el protagonista de la exitosa serie de Netflix, Machos alfa, cuenta que próximamente se estrenará la segunda temporada de la ficción; sus días en la ciudad y su deseo de trabajar con Juan José Campanella
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Hace años que Raúl Tejón sueña con conocer Buenos Aires, pero no se le dio hasta ahora, que acaba de aterrizar en la ciudad para filmar Astronauta, una comedia romántica que lo tiene como protagonista. Luego de un largo día de rodaje, se acomoda en un sillón y se dispone a tomar unos mates. “Tomo mate hace veinte años porque es un gusto que me contagiaron los muchos amigos argentinos en Madrid”, le explica Tejón a LA NACION. “Me decían que no era posible que nunca haya venido a Buenos Aires, y algunos estaban seguros de que, cuando lo hiciera, iba a querer quedarme. Y algo de eso hay (risas). No lo hago porque mi familia es mi anclaje y ellos están en Getafe, cerca de Madrid, donde crecí y aún vivo”.
El actor de Machos alfa pasará un mes en Buenos Aires y luego volverá a España para el lanzamiento de la segunda temporada de la serie de Netflix que cuenta la historia de cuatro amigos que tienen que aprender mucho sobre deconstrucción. “Es mi primera vez aquí y estoy fascinado. Lo mismo me pasó en Italia, donde fui un mes a estudiar italiano y a probar, y me quedé seis años porque descubrí una ciudad hermosa como Roma que es muy similar a Madrid y a Buenos Aires. Hay algo en el ambiente de las tres ciudades que es parecido”.
-¿Qué te impactó de nuestro país?
-Estoy paseando por Buenos Aires y estoy fascinado con la cantidad de teatro que hay aquí. Voy a ver una obra distinta casi todas las noches. Me gusta porque es una ciudad que no duerme, como Madrid, y amo pasear de noche. No me ha dado tiempo a aburrirme, camino muchísimo. Me siento un niño descubriendo una ciudad que me sorprende. Lo mismo me sucedió en Tokio, por la dimensión de las calles, las avenidas, los parques.
-Adoptaste el mate, ¿qué más?
-Me gustan los asados, el dulce de leche, los alfajores, la chocotorta. Amo la literatura argentina, a Ernesto Sábato. Me siento como en casa. Y me gusta mucho el cine argentino. Uno de mis sueños es trabajar con Juan José Campanella, porque hay algo del alma humana que sabe tocar desde un sitio tan bonito y sencillo. Me formé en la escuela de un argentino que es Juan Carlos Coraza. Hay algo que nosotros admiramos mucho de la forma de hacer aquí, el ritmo, el lenguaje. Creo que hay entendimiento entre los dos países.
-¿De qué se trata la película que estás rodando?
-Astronauta está dirigida por David Matamoros y es una coproducción entre Argentina, España y Uruguay. Se rueda casi toda en Buenos Aires y una pequeña parte en Barcelona, Los Ángeles y Las Vegas. Es una comedia romántica de un tipo que ve que a su alrededor todos se casan y él no, y además su madre le ha dicho toda la vida que el día más importante es el de la boda. Él compra este mandato de que el matrimonio es la meta más que un punto de partida y decide casarse, pero tiene que encontrar a alguien para hacerlo porque no puede casarse con su pareja. Y ya no puedo contar más. Casi todo el elenco es argentino y tres vinieron conmigo de España: Sabrina Praga que es argentina, pero lleva más tiempo en Madrid que aquí y Raúl Fernández. Tenía muchas ganas de hacer una comedia romántica porque siempre me han tocado todos los dramas del mundo y papeles de militares, asesinos, violadores, policías. Y me decía: “¿por qué no me dan comedia si soy un tipo feliz?” (risas).
-Tenes dos licenciaturas y finalmente te decidiste por la actuación. ¿cómo fue?
-Es verdad, tengo dos licenciaturas, en Derecho y Administración y dirección de empresas. De joven sentía que esto de ser actor era para otros, un sueño que no sabía si se podía cumplir. De pequeño hice teatro en el colegio y recuerdo que iba al cine con mucha emoción y mi madre me llevaba a ver obras de teatro a la Casa de Cultura de Getafe, que es donde crecí y aún vivo. Pero imaginaba que mi vida iba por otro lado y en mi familia sentían que la actuación era un mundo extraño, nada seguro, con lo cual fui programado para hacer el colegio y la universidad. Y mientras tanto seguía haciendo teatro como hobbie hasta que empecé a hacer publicidad, luego un casting y mi primer personaje en una serie de televisión. Eso me permitía seguir estudiando y así fue hasta que terminé las dos licenciaturas. Fui un experimento que hubo en la universidad pública española que fue la posibilidad de hacer dos licenciaturas en seis años y nos iban combinando las materias. Y cuando terminé, una amiga que tenía un novio que estaba haciendo Romeo y Julieta en teatro, me dijo que el actor que hacía el personaje de Romeo se iba y no encontraban reemplazo. Entré en lugar de ese chaval y sin ensayar porque no hubo tiempo. Sabía el texto, los movimientos, pero no habíamos ensayado. Desde entonces nunca paré de trabajar, hice muchas series, teatro y algo de cine. A partir de ahí empecé a formarme más seriamente.
-¿Qué proyectos tenés para lo que queda del año?
-En este momento hay varias series y películas en plataformas: Sin límites, que es la primera vuelta al mundo de Magallanes y Elcano y la película Alma en Amazon Prime Video. Y la primera temporada de Machos alfa y la serie Vis a vis, en Netflix. Acabo de terminar la segunda temporada de Machos alfa que calculo que la estrenarán a fin en año. Me quedo acá un mes, luego terminamos el rodaje y hay un proyecto en Italia que no sé si se dará. Y si todo va bien haré teatro en Madrid en enero. Es un monólogo sobre Barrabás que me hace mucha ilusión. En marzo, seguramente, habrá una tercera temporada de Machos alfa. Y me gustaría hacer cine en Argentina.
-¿Y en esta segunda temporada están más deconstruidos los cuatro amigos?
-Si, sí. No justifico a mi personaje, pero sí lo entiendo. Tengo muchos conocidos que gracias a la serie empezaron a hacer esta reflexión. Somos fruto de nuestra educación y de otras generaciones. Incluso el lenguaje es patriarcal y machista y tan metido está eso en nosotros que no nos damos cuenta. Mi personaje también tiene que hacer ese giro. La segunda temporada es una graciosa bajada a los infiernos de la deconstrucción. Como decía mi abuela: “o te aclimatas o te aclijodes” (risas). No hay opción.
-¿Y a vos te costó deconstruirte?
-Soy lo machista que corresponde a mi generación. O lo era. He sido criado por mujeres; mi madre, mi hermana, mi tía, mi abuela. Mi familia es un matriarcado, son todas mujeres de armas tomar. La mujer siempre ha sido fuerte para mí y jamás el sexo débil. En otros tiempos nos hemos reído de cosas que no debíamos y hemos tratado a una compañera de clase como no debíamos. Fui un macho alfa y tuve que deconstruirme. Creo que a todos nos programaron para ser machos alfa y tuvimos que aprender. También es una presión ser un macho alfa, porque tienes que reprimir emociones, pues los hombres no lloran.
-Viviste unos meses en Japón, unos años en Italia, ¿te adaptás fácilmente a los cambios?
-Soy disfrutón, pero siempre mi punto de anclaje es la familia. Y por mucho que me fascine Buenos Aires, no sé si me quedaría a vivir. Tampoco en Tokio. Roma, en cambio, está a dos horas de vuelo de Madrid y la dinámica es diferente. No me quiero perder a mis sobrinos, que son dos tipos estupendos y tengo mucha curiosidad en descubrir en quiénes se van a convertir. No me quiero perder a mi madre ni a mi hermana, ni a mi tía o a mi cuñado. Somos un núcleo potente, aunque discutimos, como en todas las familias. Yo soy de donde están los míos y si estuvieran aquí, viviría en Buenos Aires. Ellos me anclan.
-¿Tenés interés en formar tu propia familia?
-Siempre he tenido la intención de tener hijos, pero nunca se ha dado la oportunidad real y ahora empieza a pesarme la decisión porque ya tengo 47 años. Si soy papá, que quiero serlo, tiene que ser ya y no porque me corra el reloj biológico. Quiero tener energía para disfrutarlo. Tampoco me pesa demasiado. Estoy en una edad en la que acepto las cosas como vienen y no trato de imponer nada porque a veces nos empeñamos en cosas que no son. Y hay muchas maneras de ser padres.
-¿Estás en pareja?
-Estoy en pareja y enamorado (risas). La pareja también es importante y me ancla. Me gusta porque es una manera de no enfrentarnos solos al mundo, lo mismo los amigos.
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