Comprometidos con sus papeles, no han tenido problemas en someterse a profundos cambios físicos y a larguísimas sesiones de maquillaje en pos de lograr la caracterización perfecta
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Hay dos grupos de actores: los que siempre hacen el mismo tipo de papel y aquellos que sobresalen por su habilidad y destreza a la hora de interpretar personajes totalmente disímiles.
Ahora bien, cuando esa versatilidad va acompañada de una gran transformación física, gestual y estética estamos ante un nuevo grupo, capaz de camuflarse a tal punto de volverse irreconocible.
En esta nota, te contamos quiénes son los cinco artistas más camaleónicos de la industria y cuáles fueron sus trabajos más impactantes.
Colin Farrell
Los que vieron The Batman, la nueva apuesta de Matt Reeves, seguramente tuvieron que esperar hasta los créditos finales para ver quién era el talentoso actor que se escondía bajo la piel del Pingüino, el eterno enemigo del superhéroe en el universo de DC Comics.
Y seguramente al ver su nombre, la sorpresa fue grande. Es que, detrás de ese villano con sobrepeso, calvicie y cicatrices en el rostro, está Colin Farrell; un talentoso actor que tiene el don de camuflarse por completo en cada papel que interpreta. Temible, violento y cruel, el Pingüino creado por el irlandés supera con creces cualquier encarnación previa del personaje. No sólo por su actuación sino por la transformación física y estética a la que se ha sometido.
Además de las cinco horas de maquillaje diario (que incluyeron prótesis corporales y faciales), el actor debió engordar varios kilos para lo cual reconoce haber comido “como una bestia”. “Me encanta ser parte de este universo. La creación del personaje fue divertida y realmente estoy muy emocionado”, le confesó el actor a GMA News Online, plenamente satisfecho con el resultado.
Ahora bien, como dijimos anteriormente, no es la primera vez que el artista sorprende con una importante transformación física para un papel. Mientras que para Langosta, el film Yorgos Lanthimos de 2015 también se vio obligado a subir de peso con una dieta a base de “hamburguesas con queso y chocolates”, en 2008 no dudó en adelgazar casi 15 kilos para Testigos de guerra, donde personificó a un fotógrafo de guerra.
Charlize Theron
Es una de las mujeres más bellas y distinguidas de Hollywood sin embargo, es capaz de sacrificarlo todo por sus personajes. Prueba de ello fue su papel en Monster, donde interpretó a Aileen Wuornos; una prostituta devenida en asesina serial que fue ejecutada en 2002.
Su talento para componer física y gestualmente a este personaje verídico no sólo le valió un Oscar en 2003 sino que marcó un antes y un después en su carrera: la sudafricana demostró que era mucho más que una cara bonita. 20 kilos de más, prótesis dentales, lentes de contacto y mucho maquillaje fueron necesarios para que la rubia de rasgos angelicales se convierta en una mujer desalineada y poco agraciada. “Gané cerca de 22 kilos. Comía como una persona que no se movía, y me sentía aletargada y cansada todo el tiempo. Eso fue lo más difícil de superar después porque es más mental que físico”, reconoció en una entrevista con Ellen Degeneres.
Así fue como las donuts, la pizza, las papas fritas y las gaseosas con azúcar se convirtieron en sus aliados a la hora de ganar calorías. El objetivo era claro: sentirse como una mujer que no se había cuidado en la vida. “Aileen no se gustaba, no le gustaba su cuerpo, así que yo también tenía que sentir que no me gustaba mi cuerpo para llegar a ese estado mental. Era una cuestión de dejadez, más que de aumento de peso”, explicó la actriz que tuvo que usar prótesis para que sus dientes se vean desiguales y amarillos y látex en sus párpados para lograr los ojos de una persona que “bebía alcohol todos los días y dormía de día”.
En 2015, Charlize volvió a perder todo su glamour cuando se rapó el pelo para convertirse en Imperator Furiosa en la película de acción Mad Max: Furia en el Camino, junto a Tom Hardy (con quien no se llevó para nada bien durante ese rodaje). Y cuando creíamos que lo habíamos visto todo, la actriz volvió a sorprender con otra caracterización extrema en Tully, donde interpretó a una madre de familia deprimida, para lo cual volvió a subir ,mucho de peso.
Christian Bale
El británico es otro de los actores que gana y pierde peso según las exigencias del guion. “Si sigo haciéndolo moriré”, afirmó hace unos meses el intérprete que se convirtió en un hombre gordo y calvo para encarnar a Dick Cheney en El vicepresidente: Más allá del poder, redujo su grasa corporal a un dígito para interpretar a Patrick Bateman en Psicópata americano y con el tiempo volvió a aumentarla para la trilogía de Batman inicia.
Sin embargo, hay un papel en su carrera que sigue dando que hablar y es el que encarnó en 2005 en el thriller El maquinista. Es que para interpretar al demacrado Trevor Reznik (un trabajador de una fábrica con problemas psicológicos), Bale tuvo que perder alrededor de 28 kilos; algo que rápidamente se notó en su metro ochenta de estatura.
“Se me ocurrió un método absolutamente brillante para adelgazar: morirme de hambre con una dieta a base de café negro, una manzana y una lata de atún al día, además de vitaminas y suplementos minerales”, le reveló el actor a Star2.com. Lo cierto es que su esfuerzo inmediatamente se reflejó en su cara demacrada y su esquelética figura. “Cuando eres tan delgado que apenas puedes subir un tramo de escaleras es como si hubieras abandonado tu cuerpo. Ese es el estado más zen que he tenido en mi vida”, recordó.
Jared Leto
El actor y cantante es otro maestro del disfraz. A lo largo de su carrera, Jared Leto ha dejado bien en claro que siempre se pone al servicio del papel de turno con cuerpo, mente y alma. Mientras que para Réquiem para un sueño tuvo que adelgazar 12 kilos, para dar vida al asesino de John Lennon engordó 30; hecho que lo dejó en silla de ruedas debido a los problemas físicos que le trajo ese aumento repentino de peso. Por no mencionar cuando interpretó a una entrañable mujer transgénero con VIH en Dallas Buyers Club: El club de los desahuciados, rol que le valió el Oscar como Mejor Actor de Reparto en 2014.
En los últimos meses, el pelilargo volvió a sorprender con su tremenda transformación para La casa Gucci, donde interpreta a Paolo Gucci, diseñador y vicepresidente de la firma de moda en los ‘70. Es que para el film -que tiene como protagonistas a Lady Gaga y Adam Driver- el líder de 30 Seconds to Mars no sólo tuvo que volver a aumentar de peso y lucir una calvicie bastante pronunciada sino también aprender a hablar con acento italiano, cambiando su voz por completo.
“Trabajé con los mejores del mundo para tener esa manera de hablar. Estudié mucho y llegué a perfeccionar un dialecto específico. Siempre me ha fascinado esta lengua. El italiano suena romántico, hermoso, lírico y melodioso. Fue un placer interpretar a una persona que hable así”, expresó Leto en una entrevista con Cultura Ocio.
Gary Oldman
Gary Oldman es otro de los actores que ha demostrado incontables veces su poder camaleónico en la pantalla. Su papel como George Smiley en El Topo o Jean-Baptiste Emmanuel Zorg en El quinto elemento son prueba de ello.
Sin embargo, encarnar a Winston Churchill en Las horas más oscuras fue sin dudas uno de sus desafíos más importantes. De hecho, al inglés ya le habían ofrecido interpretar al exprimer ministro del Reino Unido hace años, pero se había negado. “El reto intelectual o psicológico no tuvo nada que ver, sino la mera cuestión física. Basta con ver una foto de Churchill y mirarme a mí”, se justificó por aquel entonces al no aceptar la propuesta.
Sin embargo, el equipo técnico que se encontraba detrás de este film de Joe Wright lo hizo cambiar de idea. Es que, quien se encontraba a cargo del departamento de maquillaje, era nada más y nada menos que el famoso Kazuhiro Tsuji; un experto en maquillaje protésico que ha sido nominado en dos oportunidades al Oscar. “Estaba convencido de que Kazuhiro Tsuji era la persona, la única persona, capaz de llevarme allí. En su profesión, Kazu es el equivalente a Picasso”, confesó el intérprete que se entregó con total confianza en sus manos.
El artista realizó varios moldes de la cara y el cuerpo de Oldman, ya que se enfrentaba a una clara dificultad. “Lo más difícil residía en que las cabezas eran de proporciones y tamaños totalmente diferentes. La cabeza de Gary es ovalada, pero la de Churchill es más aplastada, más redonda. Los ojos de Gary están bastante juntos, los de Churchill, separados”, explicó quien luego de cinco pruebas de maquillaje encontró el diseño que funcionaba mejor. Respecto al físico corpulento, Tsuji diseñó un traje de gomaespuma, algo parecido a un traje de gordo aunque muy ligero. “No solo transformó su silueta, también le ayudó a moverse como Churchill”, sostuvo una colaboradora.
Por último, y como complemento final a esta gran transformación, Oldman se centró en recrear la voz de Churchill en su propio cuerpo. “Me hice con uno de sus discursos y una grabadora, y empecé a experimentar”, reveló quien en el film se encargó de mostrar cómo el mandatario llevó a su país a la Segunda Guerra Mundial. Su extraordinario trabajo ha sido reconocido con un Globo de Oro y un Oscar al mejor actor protagónico en 2018.
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